Es un día triste para los aficionados a las cámaras Leica, en el que la marca alemana ha anunciado públicamente la realidad del producto más aburrido que tal vez haya lanzado alguna vez al mercado, descontando algunas de sus compactas en colaboración con Panasonic. Pero no es la primera vez que hace un movimiento similar. A principios de los años 2000, puso en el mercado una compacta para película tradicional muy interesante, con un objetivo fijo Summarit 40/2,4, la Leica CM, y un poco después sacó una Leica CM Zoom con un zoom poco luminoso de escaso interés. Me recuerdan rápidamente, que previamente habían hecho lo mismo con la pareja Minilux y Minilux Zoom. Pues lo mismo, pero con la gama X y en digital. El problema es que levantó muchas expectativas. Y a muchos les hubiera gustado ver una Leica CL de la época digital, que hubiera merecido el apelativo de Mini M.
Visto pues, que no hay nada interesante que comentar pues por la banda fototecnológica, os pongo unas cuantas fotos del viaje que estoy digitalizando en estos momentos. En 1998, con la excusa de la Exposición Internacional Lisboa 1998, hicimos un viaje por el país vecino empezando por el norte y llegando hasta Lisboa a visitar dicha Expo. De esto ya hablaré otro día. De momento hoy haré un recorrido desde el norte portugués hasta el monasterio de Alcobaça.

En Braga estuvimos alojados en un hotelito muy mono en lo alto de Bom Jesus do Monte, donde hay un interesante funicular hidráulico.

Cuando recorrimos Peneda-Gerês, pasamos brevemente por el sur de la provincia de Orense donde visitamos algunos bonitos hórreos.

Nos acercamos de vez en cuando a la orilla del mar, como por ejemplo en Viana do Castelo, que tiene alguna cosa más de interés que las playas.

En un momento dado comenzamos a viajar hacia el sur, hacia el valle del Duero, hacia zonas vitivinícolas.