Durante unas cuantas semanas estuve viendo la segunda temporada de Konosuba. O mejor dicho, su precuela, Kono subarashii sekai ni bakuen wo! (この 素晴らしい 世界 に 爆炎 を!, Una explosión en un mundo maravilloso). Esta temporada nos retrotrae al final del largometraje que se hizo tras la serie original, un año antes de los sucesos que se narran en esta, y tiene como protagonista a Megumin, la adolescente, una demonio carmesí, que inicia su camino para dominar el más poderoso hechizo de los demonios carmesí, ¡Explosion!, que como bien saben los que vieron la primera serie, permite generar unas explosiones de carácter cataclísmico, tras las que Megumin pierde su capacidad de moverse y hacer nada durante un buen rato. La serie está marcada por su rivalidad con la que es su (no) mejor amiga Yunyun. Aunque los primeros episodios son un poco rollo y da la impresión de que la serie se dirige una público más jovencito, pronto cambia la cosa y empieza a tener el tono de la serie original, llena de picardías, ironías y parodias. En sus seis o siete últimos episodios probablemente es más dinámica y divertida que la serie original. No deja de ser un guilty pleasure muy bien hecho y muy entretenido, ya que su púbico objetivo es el adolescente.

Hemos podido ver la cuarta temporada de Star Trek: Lower decks. Como ya he indicado en alguna ocasión, esta serie de animación que desde mi punto de vista ha ido de menos a más de forma más o menos consistente, es una de las series más divertidas que conozco de la franquicia. Aunque se integra de pleno en la tradición de les universo trekie, lo cierto es que es muy entretenida, con bastante acción, y con sus dosis de ironía y parodia que la hacen más divertida que la mayor parte de las series de acción real de la franquicia, que con demasiado frecuencia se toman demasiado en serio a sí mismas. Desde mi punto de vista, en contraste (negativo) con la serie original, en la que el humor y la ironía no faltaban. No voy a decir que sea mi serie de animación favorita, pero me entretiene mucho, ideal para rellenar un rato tonto mientras cenas o haces tiempo para otra cosa.
Finalmente, una curiosidad que surgió cuando se estrenó el último largometraje de Hayao Miyazaki. Yuki no taiyou (雪 の 太陽, El sol de Yuki) fue lo primero que rodó Miyazaki como director tras haber trabajado previamente en el equipo de animadores de distintas series para televisión. En muchos sitios se dice que es un cortometraje. En otros, que es un episodio piloto de una serie que no se llegó a emitir. En realidad, ni uno ni otro. Es una muestra de concepto y presentación de un proyecto de serie en torno a una huérfana de algún lugar del norte de Japón, Yuki 雪 significa nieve, que es adoptada por una familia y tras un tiempo se lanza a buscar sus orígenes. No es un piloto en el sentido de que no es un episodio completo de presentación de una historia a desarrollar. Tampoco es un cortometraje, puesto que son una serie de escenas que resumirían el conjunto de la serie que habría que desarrollar. Es un esquema, un resumen audiovisual, que muestra cual sería el concepto de la historia y el aspecto visual de la animación. Es una curiosidad de lo que podría haber sido el primer trabajo como director principal de Miyazaki, que por aquel entonces dirigió algunos episodios de Lupin III y unos años más tarde fue el director principal de Mirai shōnen Konan (未来少年コナン, Conan el chico del futuro). En los años 70 participó en algunos proyectos más de series de animación, y en 1984 se lanzó al largometraje con la precursora de las películas de Studio Ghibli, Kaze no tani no Naushika (風の谷のナウシカ, Nausicaä del Valle del Viento), una maravilla, una de mis preferidas de este director, una de mis películas preferidas en general.

