[TV] Cosas de series; el amor, el tiempo y el bien contra el mal

Televisión

Esta semana voy con tres series en lugar de la dos habituales. Por un momento pensé en dedicarle una entrada exclusiva a la única española… pero creo que tampoco hay que darle tanta importancia. En el fondo, la única de animación que presento, con sus notables defectos, me parece mucho más interesante. Aunque probablemente, dada una muestra suficiente amplia de televidentes, me encontraría en abrumadura minoría. Pero es que soy así de raro.

Love life es un intento amable de hablar de forma realista de la vida de relación de una joven neoyorquina mediante una serie a caballo entre la comedia y el drama. Visible en HBO y realizada aparentemente para mayor gloria de su protagonista, Anna Kendrick, que también es productora ejecutiva, nos cuenta durante 10 episodios la vida de Darby, la joven a quien encarna, desde que está recién salida de la universidad hasta que es una profesional establecida en Nueva York. Durante este tiempo, mantendrá relaciones con una serie de hombres, al mismo tiempo que tendrá su relación con sus amistades. La temporada termina cuando encuentra al definitivo. Paradojicamente, es la relación contada con menos detalle. Sería como algo a caballo entre Girls y Sex and the city, pero sin las extravagancias o excesos de las protagonistas de estas dos últimas en unos u otros sentidos. La serie es amable, buen rollista, no hace sangre con nadie, políticamente correcta… y quizá por eso, aunque se deja ver bien, en episodios de 30 minutos, tampoco genera excesivos entusiasmos. Entiendo que seguirá en el futuro, pero con nuevas protagonistas en cada temporada. Kendrick lo hace razonablemente bien, pero siempre te queda la sensación de que te interesa más la vida de la gente que le rodea que la de su personaje. Se puede ver.

Uno de los temas más divertidos para mí del Ministerio del Tiempo es que tuviera una prisión en el castillo de Loarre… veamos unas vistas de tan bella construcción románica.

Cuando vimos la primera temporada del Ministerio del Tiempo, muchos tuvimos la sensación de que se abría una amplia oportunidad para el géneros cifi-fantástico en la televisión española, aunque también algunos reconocimos que no dejaba de arrastrar algunos de los lastres que afectan a la producciones nacionales en general. Algunos ejemplos. Interpretaciones no siempre a la altura de las circunstancias, donde valían más los secundarios que los protagonistas. Toques aquí y allá de la casposidad propia de la españolada, más propia de cierto landismo-ozorismo, más que de la más interesante escuela del dúo Berlanga-Azcona. Excesiva duración de los episodios; los malditos 70 minutos. No abrazar con suficiente interés los mecanismos del género del viaje en el tiempo, para pararse en una anecdótica y poco profunda visión de la historia de nuestro país. La consecuencia es que tuvimos una serie que durante tres temporadas daba constantemente alguna de cal y muchas de arena. La cuarta temporada ha mejorado algo. Ha abrazado mejor las consecuencias del género al que presuntamente pertenece; aunque demasiado tímidamente, ha buceado más en las paradojas y consecuencias del viaje en el tiempo. Ha disminuido algo la duración de los episodios, no mucho, pero mejorando la agilidad del relato. Y quizá el nivel interpretativo ha sido algo superior. Por lo menos a ratos. Todavía sobra anecdotario histórico que sigue siendo más superficial que las ínfulas que se dan sus creadores,… pero está ¿en el buen camino? Nunca se sabe. Cuatro temporadas son muchas para una serie de este tipo, y no creo que aguante muchas más. A lo que alcancen el tono,… terminará. Una serie sobrevalorada por muchos, que tiene buenas ideas y una ejecución francamente mejorable.

Terminamos con una serie de animación japonesa. En esa búsqueda de animación recomendable para preadolescentes y adolescentes de la que ya os he hablado, me encuentro con una serie con un tono realmente adulto. Muy adulto. Con algún episodio que resulta incluso estremecedor por la violencia real e implícita y por los conceptos que maneja. Se puede ver en Amazon Prime Video y se trata de Babylon [バビロン]. Adaptación de tres novelas de un autor japonés llamado Mado Nozaki, nos lleva a un Tokio alternativo a cuyo costado crece una nueva ciudad que sirve para experimentar novedades legislativas y organizativas de la sociedad japonesa. Y en ese entorno, un fiscal, de nombre Seisaki Zen [正崎善] empieza a investigar unos asesinatos en el entorno de una industria farmacéutica, en una trama que irá creciendo hasta convertirse en una reflexión sobre el suicidio y sobre la naturaleza del bien y del mal. El nombre del fiscal, Zen [善], se escribe con el carácter que significa bondad. La serie dista mucho de ser perfecta. De hecho tiene ciertos problemas de ritmo. Los tres libros están muy marcados en los 12 episodios, episodios 1-3, episodios 4-7, episodios 8-12. El arco central es el más notable y culmina con un episodio, el séptimo que es antológico y estremecedor. Desgraciadamente, la continuación es morosa y un poco desentonada. Así como en occidente hay problemas para interpretar y representar correctamente las sociedades orientales, en la viceversa sucede lo mismo. Y eso hace que la trama de esa tercera parte chirríe hasta llegar a sus dos últimos episodios, donde se entona para tener un final realmente brillante. Los conceptos filosóficos y éticos que maneja y cómo los maneja son discutibles, desconozco el material original literario, pero confunde el suicidio en general, con los distintos tipos de suicidio y los marcos legales en los que se manejan. Pero en general, tiene momentos suficientemente buenos, incluso alguno brillante, como para que merezca la pena. Te quedas con ganas de ver más y saber más de la principal antagonista del héroe, Magase Ai (曲世愛), que representa la maldad por excelencia. Paradójicamente, su nombre, Ai [愛], significa amor. Pero reconozco que responde a necesidades del relato la dosificación de sus apariciones.