[TV] Cosas de series; vinos, divorcios y venganzas… a la japonesa (o así)

Televisión

No todas las series que traigo hoy aquí son de nacionalidad japonesa, pero las tres tienen relación con el País del Sol Naciente. Dos de ellas basadas en manga, no necesariamente todas las de nacionalidad japonesa. Y los resultados son… dispares. Aunque con todas me he entretenido.

En IMDb nos dicen que el título original de la primera de las series es Drops of God. Pero es una producción multinacional de Apple TV, EE.UU. – Francia – Japón, multilingüe, francés – inglés – japonés – italiano, y supongo que los títulos Les gouttes de Dieu o Kami no Shizuku [神の雫], todos ellos significan lo mismo, Las gotas de Dios, pueden ser válidos igualmente. Por supuesto, se ve en Apple TV. Y me decidí por ella porque en algún lugar aseveraban y argumentaban que era una de las mejores adaptaciones de un manga a acción real. Lo cual, por lo que he visto hasta ahora… quizá no sea muy meritorio porque hay pocas buenas. Está basado en un manga japonés, Kami no Shizuku [神の雫], que no he leído, y que por lo visto tuvo bastante éxito en su momento, tiene una trama más larga y compleja, aunque con las mismas premisas o muy parecidas, y que ya había sido adaptada previamente a una serie de acción real en Japón.

El argumento va de que a la muerte de un enólogo francés de enorme prestigio y con una gran fortuna, que residía en Tokio, extrañado de su esposa y su hija francesas, deja establecido en su testamento que su fortuna irá a parar a su hija, francesa (Fleur Geffrier), o a su discípulo más destacado, japonés (Tomohisa Yamashita), hijo de una prestigiosa familia local. Para dilucidar quién se lo lleva se establece una competición con una serie de pruebas. Quien más puntúe, se lleva la herencia. Por supuesto, hay una serie de tramas paralelas que afectan a ambos protagonistas, que se irán desvelando poco a poco. La serie empieza fuerte, y tiene un final relativamente previsible. No está mal. Pero las catas y descripciones de los aromas y sabores de los vinos, y la habilidad casi mágica de los personajes para adivinar los vinos, ponen a prueba duramente mi suspensión temporal de la incredulidad, y de vez en cuando me desconectaron de la serie. Son otros los elementos que dan carácter e interés a la serie, y que quedan desconectados a veces por estas historias de catas y competiciones, que no deberían ser más que el macguffin de la historia y no el elemento central. En fin, que podría ser mejor.

Rikon shiyou yo [離婚しようよ], también conocida en inglés como, Let’s get divorced (Divorciémonos), es una comedia romántica japonesa reciente, de 2023, que me pareció simpática y fui viendo poco a poco. No es de Netflix, pero está disponible en Netflix. La pareja protagonista son un matrimonio joven formado por una actriz popular y prestigiosa (Riisa Naka), y un joven político (Tôri Matsuzaka), parlamentario, que ganó su escaño gracias a la fidelidad del electorado a su padre, que sostuvo el escaño durante años, y a la popularidad de su mujer. Pero todo amenaza con derrumbarse cuando se descubren sus infidelidades con una guapa periodista (Lisa Oda), su mujer le pide el divorcio, y se convocan elecciones anticipadas, en un distrito conservador donde todo esto sienta mal, y encima se presenta como oponente un hábil político de la oposición (Kôji Yamamoto). Tiene su gracia. A veces mucha gracia. Por supuesto, el tipo de campaña electoral que vemos no tiene nada que ver con las de aquí. Y los valores de la sociedad japonesa tampoco son similares. Pero los intérpretes lo hacen bien. No pasará de forma destacada a la historia de la televisión, pero se deja ver. Y tiene un final razonable. Complaciente, pero razonable, sin edulcorantes artificiales innecesarios.

Y finalmente tenemos Mitarai-ke, Enjō Suru [御手洗家、炎上する; La casa Miratai se incendia], internacionalmente Burn the house down, localmente Cenizas del pasado. Serie producida por Netflix y estrenada recientemente, está basada en un manga del mismo título. Un manga orientado a un público más adulto de lo habitual. Una joven, Anzu (Mei Nagano), se emplea como asistenta del hogar en una casa acomodada, pero con un nombre prestado por una amiga. Su objetivo es investigar a su antagonista principal, la actual esposa de su padre (Ren Hanami). Sospecha que fue la causante del incendio de su casa trece años antes, aunque las sospechas del público recayeron sobre su madre amnésica. Busca restitución y venganza. Y entra en un juego del gato y el ratón, donde el papel de gato y de ratón va variando con la acción. Y donde además está implicados su hermana, los hijos de la mujer de un anterior matrimonio, y su pusilánime padre. Las historias de venganzas, especialmente con mujeres despechadas por uno u otro motivo, suelen ser interesantes, si bien suelen estar llenas de tópicos y tender al guilty pleasure. En este caso, la serie es irregular. Tiene serios altibajos, es demasiado larga, se repite a sí misma, y se va haciendo progresivamente más previsible. El reparto es irregular y, si bien las dos protagonistas tienen buen nivel, otros personajes son considerablemente más flojos. En su conjunto, entretiene bastante. Parece que está teniendo cierto éxito dentro de la plataforma, pero hasta cierto punto es un quiero y no puedo.

Y esto es todo por hoy.