Las series de fotografías que ilustran las entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie.
Para esta semana, una ronda de series surcoreanas. Una de ellas es bastante recomendable. Las otras, sólo aptas para aficionados al género o como guilty pleasures. Quedáis advertidos.

Decidí ver Haereul Pum-eun Dal [해를 품은 달, algo así como el sol iluminando a la luna] titulada en inglés como Moon embracing the sun, no me consta el título en castellano. Está en Netflix. Pero os recuerdo que yo tengo ajustada la interfaz de usuario de la aplicación en inglés, lo que hace que tenga una oferta más amplia de series, no dobladas al castellano y con subtítulos en inglés, que no aparecen cuando la interfaz está en castellano. No sé si es el caso de esta serie. El caso es que es una serie que me aparecía mucho en comentarios, de 2012, aparentemente una de las series de más éxito en la historia de las series surcoreanas. Es un culebrón en 20 episodios de época, de los que se sitúan en algún momento de la monarquía Joseon, con amores imposibles e intrigas políticas. Un príncipe heredero que se enamora de una joven, pero los rivales políticos intentan matarla utilizando a una shamán… que la enferma pero no la mata. La salva, aunque la joven pierde la memoria y se convierte en shamán a su vez, volviendo a la vida del príncipe heredero, convertido en rey, años más tarde. La serie me resultó excesiva en sus intrigas, demasiado larga, y a veces ridícula en sus aspectos fantásticos, lo sobrenatural de las cosas. Pero entretiene. No entiendo muy bien por qué les gustó tanto, los intérpretes no están especialmente brillantes, y la química entre los enamorados es regular. Y al principio es un poco rijosa, porque la joven en su primera etapa es una niña de 13 años a la que pretenden varios tipos, jóvenes, pero ya adultos.
La protagonista de Robosi Aniya [로봇이 아니야, no soy un robot], apropiadamente titulada en inglés/castellano como I’m not a robot/No soy un robot, es una actriz (Chae Soo-bin) que, aparte de ser mona, me parece que lo hace bien, especialmente en el ámbito de la comedia. En el drama,… quizá un poco menos. El exnovio de la protagonista, que no superó la ruptura, porque no entendió porqué la chica lo dejó, utiliza su imagen para un robot antropomorfo, que prueban con el mandamás de la empresa, que tiene «alergia» a los seres humanos. Pero por unos problemas, no pueden hacer la prueba con el robot real, y le piden a la chica que se haga pasar por el robot. Y a partir de ahí, enredos y romances. El de la chica con el millonario. El ingeniero robótico se tiene que buscar otro ligue. Entretenida, pero irregular. Se confirma que la actriz funciona bien en la comedia, pero quizá el flojo guion de la serie no le permite mostrar todo su potencial. Es de 2017 y está en Netflix.

Y la que serie que está teniendo mucho éxito, un estreno actual, en Netflix es Jungjeungoesangsenteo [중증외상센터, Centro de emergencias sanitarias] conocida en inglés/castellano como The trauma code: Heroes on call/Héroes de guardia. Primero, una aclaración. En castellano, cuando se habla de un centro de traumatología, se suele referir a la especialidad que trata con los efectos de los traumatismos sobre el sistema osteomuscular. Aunque los efectos de un traumatismo, los daños que se producen sobre el organismo humano como resultado de una causa externa, como accidentes, incendios, agresiones y demás, puedan ser abordados por diversos especialistas (cirujanos generales, traumatólogos, neurocirujanos, cirujanos plásticos, maxilofaciales, cardiotorácicos, oftalmólogos, etc) según la localización de los daños. Los centros que tratan estas situaciones son centros de urgencias y emergencias, que lo que hacen es estabilizar la situación del paciente hasta que el especialista adecuado puede resolver las consecuencias del traumatismo. En inglés, los centros de urgencias y emergencias son Trauma centers, y a esto se refiere la serie cuando habla de estos centros. Pero no son traumatólogos… son centros destinados a tratar a víctimas de graves accidentes o agresiones, fundamentalmente, que ponen en riesgo grave su vida.
Pero como suele suceder en estas series, los protagonistas saben hacer de todo. Y en un quirófano de urgencias, lo mismo te hacen una operación de neurocirugía, que de cirugía cardiaca, que te hacen un trasplante. Lo cual es pura fantasía. Dicho lo cual, la serie es muy entretenida. Sobre la base de que en Corea del Sur hay escasez de buenos centros de emergencias, en un determinado hospital quieren deshacerse del que tienen porque no da beneficios. Pero la ministra de Sanidad (Kim Sun-young) les impone un nuevo responsable (Ju Ji-hoon), un tipo que ha sido médico en zonas de conflicto bélico y con algunos aspectos oscuros en su pasado. Junto con un joven pringado que quería ser cirujano colorrectal (Choo Young-woo), esto está buscado con intención de hacer gracia, y con una enfermera muy animosa y con carácter (Shin Ha-young), se lanzan a crear un centro de emergencias eficaz y puntero. Y a partir de ahí una sucesión de excesos sin mucho sentido en la vida real, pero que son muy muy entretenidos. Será fantasiosa, pero divierte. Con sólo ocho episodios de menos de una hora, es de la que te las ves enseguida. Y además tiene bastante comedia, lo que hace que se perdonen los excesos. Pero que a todo el mundo le conste que en la vida real las cosas no funcionan como en la serie. Afortunadamente.

