Las series de fotografías que ilustran esta entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie. Si algo se hace en las series coreanas es comer. Y beber. Sobretodo beber. El alcoholismo debe ser un problema terrible en el país. En las fotos, el mercado del pescado de Noryangjin en Seul.
Voy a cambiar el formato de las entradas televisivas. Y en lugar de hacer un comentario, una breve reseña de cada serie que veo, y decir qué me gusta o no me gusta de la serie, voy a hablar de temas relacionados con lo que aparece en las series. Para bien o para mal. Me he cansado de cómo lo estaba haciendo. Me estaba aburriendo. Así que a ver si esto resulta más entretenido. Y quizá, ilustrativo. Ya veremos.

Ya he comentado muchas veces la condición de placeres inconfensables de las series surcoreanas que veo. Sí. Me entretienen. Me permiten pasar el rato, los fines de semana, sin pensar mucho. Relajado. Muchas veces me río. Las chicas son guapas. Pero tiene cosas que, normalmente, en otras cuestiones, me resultarían infumables. Guilty pleasures que dicen los anglófonos. Y uno de los tópicos sobre el que los creadores y guionistas de las series surcoreanas no sólo usan sino que abusan es el de las condiciones de salud raras. Enfermedades, discapacidades, raras per se… y que además sacan de quicio y de tiesto sin rigor científico o médico alguno. Lo de los asesores médicos se lo deben pasar por el arco del triunfo. Veamos tres ejemplos recientes.
Chomyeon-e Saranghamnida [초면에 사랑합니다, te quise desde el principio], titulada en inglés/español The secret life of my secretary/La vida secreta de mi secretaria. Un directivo de una empresa que tiraniza a sus secretarias, pero que, como consecuencia de una agresión, sufre prosopagnosia. También llamada ceguera para los rostros. Básicamente, una situación en la que la persona, aunque ve sin problemas, no puede reconocer los rostros habituales. No sabe a quien pertenecen. No percibe sus diferencias, y por lo tanto no puede identificar a las personas por sus caracteres faciales. Ni siquiera los suyos cuando se mira al espejo. Por supuesto, esto puede dar lugar a una serie de confusiones. Y es aprovechado especialmente en ficción criminal, cuando el testigo no reconoce al malo. En este caso, por supuesto, es capaz de reconocer a su secretaria, con quien acabará romanceando, claro, porque siempre viste con una chaqueta de punto roja.

Uisayohan [의사요한, Doctor John, que es título internacional], en la que un médico anestesista sufre una insensibilidad congénita al dolor con anhidrosis. Drama médico con mucho melodrama. Porque además el protagonista fue condenado por practicar una eutanasia. Sobre eso se podría hacer otra entrada. Tal vez, la haga. La haré. El caso es que la gente con este problema suele tener un pronóstico malísimo, muchos fallecen en la infancia, y no suelen pasar de los veintitantos. Mucho menos llegar a médicos hasta los cuarenta y tantos. Muchas veces cursa con retraso en el desarrollo cognitivo.
Menos grave es el cuadro que se plantea en Naemsaereul Boneun Sonyeo [냄새를 보는 소녀, el amor es lo que importa], conocida internacionalmente como The girl who sees smells. Romance mezclado con drama policial y asesino en serie, en el que una adolescente es atropellada cuando huía el asesino de sus padres, cae en coma y cuando despierta tiene una sinestesia, por la que percibe los olores visualmente. Y acaba investigando con un policía que se ha metido a policía porque quiere encontrar al asesino de su hermana… que se llama como la chica, y a la que asesinaron porque creyeron que era la chica. Melodramón. Os puedo asegurar que las sinestesias no «funcionan» como se describe en la serie.
Que se utilicen determinadas situaciones más o menos patológicas para dar tensión, suspense, a una ficción audiovisual, es tan viejo como el cine. La típica situación de la mujer ciega o muda, siempre son mujeres, que es acechada por el malvado a quien no ve, o que no puede gritar para defenderse. La prosopagnosia se ha utilizado previamente en el cine… pero que ¡en pocos años haya visto por lo menos tres series en las que el protagonista padece prosopagnosia!… pues llega a ser absurdo. Y además, como ya he comentado, sin ningún respeto por la realidad científica o médica. Lo adaptan como les conviene. Como la «alergia a los seres humanos» de una serie que comentaba no hace mucho. La mayor parte de estas situaciones son ridículas o absurdas,… para alguien como yo que tiene formación médica. Son series que veo convertidas en comedia, incluso cuando no lo son. Y muestra además en qué consiste el concepto creativo de las series surcoreanas. Es ir combinando los tópicos muchas veces usados para repetir constantemente situaciones similares, pero con ciertas variaciones. Uno no ve estas series por su originalidad, desde luego. Lo que puede atraer es la dinámica entre los personajes, o la gracia que sean capaces de imprimir a los diálogos. Pero en sí mismo, las tramas son total y absolutamente absurdas. Por no decir ridículas.

