Supongo que escogí este librito de relatos por dos motivos. Primero porque era breve, y tenía ganas de desbloquear mi sequía lectora. Como me pasa en otras ocasiones, no es que no lea. Es que leo cosas muy diversas, pero no me engancho a libros enteros, de ficción o ensayo. Y eso me sabe malo. Segundo, porque es lo primero que leo que yo recuerde que transcurre en Milán, una ciudad a la que tengo mucho cariño, por motivos que no vienen aquí a cuento. Bueno. El caso es que aquí va lo que me ha parecido.
Silencio en Milán
Anna Maria Ortese (traducción de César Palma)
Editorial Minúscula, colección Paisajes Narrados; Barcelona, 2012
ISBN: 9788495587879
Este es un libro de relatos. Siete relatos. Estamos en la Milán de los años 50. Los años del neorrealismo italiano, que de alguna forma se transmite a la forma literaria del libro. Y estamos, de acuerdo con el nombre de la colección a la que pertenece, ante una serie de paisajes narrados. La estación de noche, un internado para adolescentes, los clubes nocturnos, los barrios de la ciudad, una mudanza,… Paisajes y ambientes de la ciudad, pero sobre todo paisajes humanos. Casi, un estado de ánimo. La visión de la ciudad es básicamente pesimista. Es una ciudad que abruma a quien la vive, a quien la recorre. Es una ciudad gris. Es una ciudad desesperanzada. Es una ciudad que vive de recuerdos de un pasado mejor.
Y aquí viene mi problema con este libro. La Milán que yo he vivido y que tengo en mi memoria, la de la primera década del siglo XXI, la de mis vivencias, es una ciudad divertida, luminosa, con alegres tranvías, bulliciosa, con animación, con encuentros y con calor humano. Por lo que me ha costado mucho entrar en estos relatos que reconozco que están bien escritos, y que tienen profundidad en el análisis de unos ambientes y unas situaciones. Pero no me ha resultado cómoda su lectura. No he conseguido obviar mis recuerdos y mis sensaciones de las que nos quiere transmitir Ortese, y ha sido una lectura forzada continuamente. Dijéramos que me he obligado a terminar un libro, que normalmente me lo tendría que haber merendado en un par de días y me ha costado dos semanas. Pero que mi subjetividad no tire hacia atrás a nadie, tal vez a otros puede interesar. No me cabe la menor duda.



