[Viajes] Resumen del viaje a Turín y otras ciudades del Piamonte

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Sinceramente, este año nos costó mucho decidirnos dónde íbamos en estas fechas de principios de otoño. Un principio de otoño con excesivo sabor a verano, por las temperaturas, y por otras cosas. En realidad, estamos echando en falta los viajes al Asia más oriental. Pero la crisis bélica de Ucrania, con el cierre del espacio aéreo ruso por unas razones u otras a la mayor parte de las compañías aéreas que viajan de Europa al extremo oriente asiático, ha encarecido mucho los billetes, o hace que los viajes sean con escalas incómodas en China… que con los coletazos de la pandemia es un lugar que si podemos vamos a evitar. En fin, ya veremos al año que viene. Así que al final, a lo seguro. A Italia, a Turín y el Piamonte, una región que no conocíamos, y que es accesible desde Bérgamo, donde llegan los vuelos que salen desde Zaragoza.

El plan de llegada a Turín es sencillo. Llegados a Bérgamos, un autobús urbano del aeropuerto a la estación de tren, línea 1, y después tren a Milano Centrale, y de aquí a Torino Porta Nuova. O Porta Susa, según donde esté el alojamiento. La aplicación de Trenitalia para el móvil es ideal para comprar los billetes de tren sobre la marcha, y la venimos usando desde hace varios años. Y hemos conocido la aplicación MooneyGo que permite comprar los billetes de autobús de un montón de ciudades italianas, tanto urbanos como extraurbanos. No obstante, también nos bajamos la aplicación GTT para los transportes públicos de Turín y área metropolitana, que va muy bien. Y el día que visitamos a los amigos de Milán… pues se puede pagar directamente con la tarjeta de crédito o débito, sin necesidad de otro tipo de tarjetas o aplicaciones. Esto ya lo vi en Estocolmo hace unas semanas.

Turín nos ha sorprendido gratamente. Fuera de las rutas turísticas más habituales, la densidad de visitantes es infinitamente inferior a otras ciudades, como Milán, que es la más próxima y que está hasta las trancas de gente, estando a pesar de eso muy animada. El centro histórico tiene cosas muy interesantes, tiene algunos museos, como el Egipcio que son estupendo. Y tiene como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco el conjunto de residencias reales de la casa de Saboya, un buen puñado de palacios muy bien conservados. La casa de Saboya fue la que impulsó la unificación de Italia a mediados del XIX y reinó hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, cuando Italia se convirtió en república. Pero la genealogía de la casa se remonta al siglo X cuando se creó el condado de Saboya, luego ducado, a caballo de los Alpes entre Francia e Italia.

A unos 100 kilómetros de Turín, otro lugar declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, el Santuario de la Madonna Nera di Oropa, en un valle alpino próximo a Biella. Este lugar nos dejó bastante más fríos. De hecho, donde mejor nos lo pasamos fue en el coqueto pero aseado jardín botánico que hay tras el santuario, junto al final de la línea de autobús que lleva al mismo desde Biella. Aquí fue donde descubrimos las bondades del MooneyGo, aunque el conductor te vende el billete. Pero no tienes que estar pendiente de los cambios y esas cosas. En cualquier caso, por la tarde disfrutamos de un paseo por el Ricettto de Candole, recinto amurallado medieval, muy bien conservado, aunque muy bullicioso por celebrar una feria de friquis diversos (anime, cosplay, juegos de rol, y tal y tal).

El domingo nos fuimos a pasarlo con nuestros amigos milaneses, que no nos han podido acompañar como en otras ocasiones por cuestiones de trabajo. Y eso que en Turín sí que pudimos contar con la compañía a la hora de cenar de su encantadora sobrina, que ha prosperado mucho profesionalmente, y ahora vienen las risas habituales, a costa de cambiar Milán por Turín… ciudades en eterna rivalidad. Conocíamos ya Milán. Ni siquiera me llevé la cámara de fotos principal, sólo una compacta para ir ligero. Y básicamente lo que hicimos fue pasear, comer y conversar. Pero fue muy agradable. Porque lo de tomarse en serio el turismo en Milán es de locos por la enorme cantidad de gente que hay. Si comparo con cuando conocí la ciudad en 2006, en unas fechas similares, probablemente hay que multiplicar por seis o por siete la gente haciendo turismo. Por decir algo que de una idea de la evolución.

Los últimos días los hemos dedicados a la comarca de Langhe y adyacentes, a unos cincuenta kilómetros al sur de Turín, zona vitivinícola, que nos habían recomendado. Visitamos poblaciones como Neive, Alba y Bra, que tienen sus cascos antiguos o históricos interesantes, pero sobretodo nos gusto Saluzzo, que es el que lo tiene mejor conservado y con más sabor. Sin embargo, por el tiempo que hizo de sol con brumas y calimas, no disfrutamos del todo de los paisajes de viñedos. Quizá en otra ocasión. Ya veremos.