Variopinta selección de series que se me han ido acumulando en el último mes, más o menos. Alguna puede que esté esperando desde septiembre. Pero bueno, poco a poco iré sacando lo visto en los últimos meses, y que no he podido comentar por vacaciones y otras cuestiones.

Dentro del universo Star Wars, había curiosidad por ver Ahsoka, incluso si es un personaje que no me decía nada a priori, por haber surgido en las series de animación que no he visto. De hecho, para ponerme al día, me vi algunos episodios de la series de animación Star Wars: Rebels, para conocer los antecedentes de lo que nos narra la serie actual. Establecer una continuidad en mi imaginario. No es absolutamente necesario, pero no viene mal. Las ganas venían dadas del buen trabajo realizado con Andor, una serie con la que, teóricamente, tarde o temprano se cruzarán de alguna forma. El personaje principal, Ahsoka (Rosario Dawson), es una jedi que sobrevivió a la persecución lanzada por Palpatine contra la orden, y que fue aprendiz de Anakin Skywalker. En esta serie se lanzan a la búsqueda de otro proto-jedi perdido y abren un gran arco argumental con el Gran Almirante Thrawn (Lars Mikkelsen) como oponente, un personaje que conocí en una novela, secuela de la primera trilogía de películas, hace 30 años o así. Se ha conservado el personaje, pero no el hilo argumental. Y por supuesto, hay una aprendiza, Sabine Wren (Natasha Liu Bordizzo), cuya misión es… bueno… cagarla. Pero con mucha seriedad. No está mal, pero no ha acabado de engancharme. Es una de estas series de la franquicia que se toman demasiado en serio a sí mismas, y que han olvidado que el espíritu inicial de la saga era una sabia mezcla de aventura, drama y comedia.

Hemos podido ver la tercera temporada de Only murders in the building. La serie que, al igual que la anterior, se puede ver en España en Disney+, sigue la estela de las anteriores temporadas. Quizá un poquito más seria, con la parte de comedia más matizada, algo más amarga. Pero en el mismo tono. Esta whodunit de corte clásico, pero con un tono de humor, un género que se ha puesto de moda últimamente, es de lo mejor que se hace al respecto, y seguiré siendo fiel a futuras temporadas. Si siguen emitiéndose, que creo que sí.
One Piece es uno de los estrenos más publicitados, esperados y celebrados en Netflix en los últimos tiempos. Adaptación en acción real de un manga que lleva publicándose desde hace más de 25 años, desde 1997. También fue adaptada a una serie de animación que lleva emitiéndose desde hace 20 años, desde 2003, en Japón. Así pues, las aventuras de Monkey D. Luffy (Iñaki Godoy) y su tripulación son muy populares y la serie se esperaba con expectación, pero también con miedo. Especialmente después del fiasco de alguna otra adaptación de series de animación muy queridas por el público. Así pues… ¿qué puedo opinar después de los muy trabajados y costosos ocho episodios de la primera temporada? Pues no está mal. Es entretenida. Pero está muy lejos de ser una serie que enganche totalmente y que te sumerja totalmente en el universo de este particular mundo de piratas. Y, especialmente, creo que tengo un problema con el protagonista,… que me parece un poco cargante. No sé si es cosa del actor que lo encarna, del tono que le han dado a la serie o del personaje original. Pero no empatizo, ni simpatizo, con él. Probablemente siga viendo temporadas futuras, ya digo que entretiene. Pero también puede que no, si hay cosas más interesantes que ver o que hacer.

Finalmente, El cuerpo en llamas. Serie española con un reparto a priori interesante, que lleva a la pequeña pantalla una reconstrucción del crimen de la guardia urbana de Barcelona de 2017, en el que, según el criterio del jurado y el tribunal que juzgo los hechos, los agentes de la guardia urbana de la capital condal Rosa Peral (Úrsula Corberó) y Albert López (Quim Gutiérrez), asesinaron a la pareja de aquella, también policía local, Pedro Rodríguez (José Manuel Poga), y quemaron su cuerpo y su coche en el pantano de Foix. La serie, que fundamentalmente se centra en la mujer, narra además las vicisitudes de su matrimonio anterior y otros eventos de la atribulada vida que llevaba todo este grupo de gente. El principal atractivo de la serie es el trabajo de su reparto, que en líneas generales es entre muy bueno y correcto. No todos los intérpretes están al mismo nivel, pero al menos los principales, especialmente Corberó y Gutierrez, están a buena altura. Pero el conjunto de la serie… no sé… no acaba de alcanzar el ritmo y la tensión que merece la trama. Una trama en sí misma que en la vida suena a gente cutre, primaria, muy básica; que necesita más fango y menos distancia aséptica. A la serie le falta la sordidez propia del género negro. Quizá venga penalizada por ser una historia real, aunque sobre la base de las reconstrucciones de los hechos, ya que probablemente nunca conoceremos como sucedieron muchas cosas. Se deja ver. Pero podría ser mejor.

