[Televisión] Cosas de series; asesinos en serie, ucronías con asesinos de masas, y las pequeñas cosas que asesinan lo cotidiano

Televisión

En primer lugar, un listado de bajas que ya podría haberos contado la semana pasada, pero que se me olvidaron. Tras uno, dos o cuatro episodios vistos, decido que no merece la pena tener en mi cartelera ni The Frankenstein Chronicles, ni Into the Badlands, ni Agent X. Realmente mala la última, floja la segunda (aunque parece que gusta mucho al público votante en IMDb ¿¿¿???), y sin que llegase a interesarme realmente la primera, aunque no parece mal hecha.

Pero tengo tres finales de temporada para comentar, tres finales de algunas de las mejores series que se pueden ver actualmente, con estilos muy distintos unas de otras.

Empezaremos por lo más amable. Catastrophe. Aquí, el público votante en IMDb y yo estamos bastante más de acuerdo. Nuevamente, los seis episodios por temporada de las series británicas muchas veces saben a poco. Y desde luego, las aventuras de esta pareja que deciden casarse y ser padres ya talluditos, con episodios de apenas media hora de duración, aun saben a menos. Humor británico, humor fino, humor con intención para una afilada disección del matrimonio y las relaciones de pareja actuales. Donde hasta los dramas nos provocan una sonrisa sin dejar de reconocerlos como drama. Excelentes protagonistas. Grandes ideas.

Mucho japonés en la serie que me parece más interesante de las que traigo esta semana.

Mucho japonés en la serie que me parece más interesante de las que traigo esta semana.

Descubrir a estas alturas, su tercera temporada, que Bron/Broen es una grandísima serie policiaca no tiene gran mérito. La serie suecodanesa se enfrentaba de todos modos a la prueba del cambio de protagonista. La policía sueca Saga Noren (Sofia Helin) se ha de enfrentar a un nuevo caso transfronterizo, a ambos lados del Öresund/Øresund, con un nuevo asesino en serie, pero acompañada de un nuevo compañero danés. Este es Henrik Sabroe (Thure Lindhardt), policía sobrio y muy dedicado que lleva sus espaldas el aparente abandono de su esposa y sus dos hijas, desaparecidas de su vida desde hace unos años. Pero Saga además tendrá complicaciones por el lado familiar. Se mantiene el nivel de la serie desde mi punto de vista, que es imprescindible para los amantes del «noir» escandinavo, y muy recomendable para los aficionados al policiaco en general.

Y la tercera serie que comento es a la vez novedad y fin de temporada. Se trata de una de estas series que se estrenan ahora para su visualización en línea, en la que aparecen disponibles todos los episodios de la temporada al mismo tiempo. En esta ocasión se trata de The Man in the High Castle, serie basada en una novela del mismo título de Philip K. Dick. Durante diez capítulos que no he podido dejar de ver de tirón a lo largo de una semana, porque es que me ha enganchado muchísimo, nos hemos encontrado con una ucronía, una historia alternativa, en un 1962, quince años tras el final de la Segunda Guerra Mundial, una guerra mundial ganada por las potencias del Eje. Y con los Estados Unidos divididos en tres. Una gran porción oriental integrada en el Reich alemán bajo el régimen nazi, una franja de estados del Pacífico convertidos en un país títere del Imperio del Japón, los Estados del Pacífico de América, y una franja de estados neutrales en las Montañas Rocosas y el oeste de las grandes llanuras.

Así que nos iremos a pasear, la noche ya caída, por el populoso distrito de Shinjuku en Tokio.

Así que nos iremos a pasear, la noche ya caída, por el populoso distrito de Shinjuku en Tokio.

La historia es coral. Es cierto que hay un cierto protagonismo de la guapa Juliana Crain (Alexa Davalos), una joven cuya hermanastra muere a manos de los kempeitai japoneses, y que antes de morir deja a Juliana una cinta cinematográfica que debe llevar a un lugar del territorio neutral. Esta cinta y otras, bajo la forma de noticiario cinematográfico, cuenta la historia como si la hubiesen ganados los aliados (vemos imágenes de la historia real tal y como la conocemos). En cualquier caso, estas cintas son el macguffin que pone en marcha a los personajes y los interrelaciona. Juliana, su novia, el comandante de los kempeitai, el ministro japonés de comercio del gobierno títere en San Francisco, un comerciante de antigüedades americanas, un presunto miembro de la resistencia que también lleva una cinta cinematográfica similar, un oficial de alto rango de las SS de origen norteamericano, un comerciante sueco que tal vez no sea ni comerciante, ni sueco,…

La historia tiene suspense, tiene acción, tiene emoción,… y consigue generar problemas en el espectador debido a la translación de los ejes morales habituales. ¿Quién es el bueno y quién es el malo en una historia en la que muchos de los protagonistas, que se suelen enfrentar entre sí, pertenecen a ideologías o grupos que se consideran históricamente criminales? ¿Qué ha de pasar para que al final de la serie queramos que salga airoso de sus problemas un espantoso oficial de las SS que al principio pensábamos que iba a ser el malo?

Aunque derrotados militarmente durante la guerra mundial, dado su poderío industrial y económico, muchos han considerado a Japón y Alemania como los vencedores reales del conflicto.

Aunque derrotados militarmente durante la guerra mundial, dado su poderío industrial y económico, muchos han considerado a Japón y Alemania como los vencedores reales del conflicto.

La serie es por lo menos notable en toda su extensión, con algunos capítulos realmente sobresalientes tanto en su concepción como en su factura, especialmente los centrales. A caballo entre la ucronía y la ciencia ficción (esta en dosis muy ligeras) no deja de ofrecer homenajes a la cultura popular del siglo XX. Así, preguntada Juliana por el lugar donde ha estado en los últimos días, contesta toda seria que de vacaciones en Twin Peaks. O no deja de ser gracioso escuchar a un nazi decir el lema de los revolucionarios libertarios contrarios a cualquier intervencionismo estatal en los asuntos privados de The Moon is a Harsh Mistress (La Luna es una cruel amante), There Ain’t No Such Thing As A Free Lunch! (¡Las comidas gratis no existen!). No hace mucho que comenté este novela de Robert A. Henlein.

Los diez capítulos de esta temporada resuelven la mayor parte de sus tramas, aunque dejan suficiente margen para futuras continuaciones durante bastante tiempo. Aunque las conocidas cintas cinemtográficas actúan como macguffin, al final tienen su importancia en la trama. Porque al final nos conducen hasta el hombre en el castillo en lo alto que da título a la serie. Y supongo que a la novela original, que estoy leyendo pero no he terminado, donde no son cintas de cine sino una novela. Y esa es una de las sorpresas añadidas de la serie.

No ha sido anunciada su renovación todavía según creo. Pero sinceramente, espero ver más de este universo alternativo.

Todavía gallean de vez en cuando hoy en día, especialmente los germanos, pero pueden verse disminuidos por las potencias emergentes, especialmente las asiáticas.

Todavía gallean de vez en cuando hoy en día, especialmente los germanos, pero pueden verse disminuidos por las potencias emergentes, especialmente las asiáticas. Aquellos que una vez consideraron razas inferiores…

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