[Viajes] Ya de regreso de mi escapada a Oporto

Viajes

Como digo en el encabezado, en mi segunda mitad de vacaciones, he hecho una escapada a la bonita ciudad portuguesa de Oporto. Ya la había visitado hace 22 años, en un viaje más largo que nos llevó desde Valença do Minho en la frontera con Galicia hasta la Lisboa de la Exposición Internacional de 1998. Un viaje que recuerdo con cariño, pero del que conservo una memoria muy selectiva. Hay cosas de aquel viaje de las que me acuerdo mucho y con detalle y de otras que apenas recuerdo. No sé muy bien cómo me funciona la memoria.

Estación de São Bento, Oporto.

En esta ocasión, aunque la posibilidad de volver a la ciudad de la desembocadura del Duero la llevaba en mente desde hace tiempo, la decisión la tomé sobre la marcha, tres días antes de salir de viaje. Estamos en lo que estamos. Y nos dejan entrar en pocos países con facilidad a los españoles en estos momentos. En muy pocos. En la mayor parte de Europa, o hay que autoaislarse unos días al llegar, o llevar certificados con PCR negativas u otros incordios. Así que la cosa era entre Francia, Portugal… o España. Pero sinceramente, después de vivir todo el año en este país,… me cansa. Y mientras pueda… me voy de vacaciones a otro.

No es que crea que otros países sean mejores o peores. Como decía un amigo, viajando se curan dos graves enfermedades; el nacionalismo y los complejos de inferioridad. Siempre y cuando viajes con los ojos y los oídos abiertos y dispuestos, claro. Otro problema con el turista español por el mundo, y en este viaje me he encontrado con algún ejemplo, es cuando se empeña en que el resto del mundo funcione como está acostumbrado en su pueblo. Y como no es así,… va y se enfada. En fin… Que cansadico estoy de la idiosincrasia nacional…

Plaza de Almeida Garrett, Oporto.

El viaje ha ido bien. El tiempo ha sido bastante más que razonablemente bueno. En los primeros días del otoño siempre es de esperar en esas latitudes de la Península Ibérica algo de lluvia. Bueno… pues tan apenas. No he llegado a abrir el paraguas. Y sólo el último día, en el que se levantó el viento, hube de poner una chaqueta cortavientos. Temperaturas máximas entre 18 y 22 ºC son muy agradables para viajar. El 80 % del tiempo con sol o nubes y claros.

Fachadas pintadas en Costa Nova, ría de Aveiro.

La nota negativa la puso mi afición a la fotografía. El jueves, dos días antes de volver, extravié mi cámara digital, prácticamente nueva, en Aveiro. Me lie con las cosas que llevaba encima, creía que la llevaba dentro de la mochila, y me la dejé en un banco en una parada de autobús. Así que perdí las fotos de cuatro días de viaje. Me quedan los seis rollos de película en blanco y negro que he ido haciendo y que ya he empezado a revelar, y las fotos que hice ese día y al siguiente con el teléfono móvil. Y las dos docenas que subí a redes sociales en los días anteriores. Si lo siento es por las fotos y por el objetivo que llevaba la cámara en ese momento. Un recuerdo que me traje de Tokio en 2014 y que iba muy bien. Ya veremos cómo lo suplo, si lo suplo. Igual que la cámara… que a lo mejor no me molesto en sustituirla… Aunque tenía sus ventajas para estas escapadas urbanitas, por su poco volumen y peso.

Praia da Barra, ría de Aveiro.

Decir que además de Oporto he visitado Guimaraes y Aveiro con alguna localidad en el entorno de la ría del mismo nombre. Todo muy tranquilo. Sin prisas, sin agobios. Sin batir records de visitar atracciones turísticas. Además ya había estado por allí. Comer y cenar bien, pasear, ver alguna cosa nueva y relajarse. He dormido como un tronco todos estos días… ya veremos ahora a la vuelta.

Canal São Roque, Aveiro.