[Recomendaciones fotográficas] Reporteros, adolescentes, un poco de alegría y garzas

Fotografía

Esta serie de fotografías que ilustran esta entrada de este Cuaderno de ruta puede verse, comentada desde un punto de vista de la técnica fotográfica, en Carlos en plata.

Hace casi un mes que no publico una entrada de recomendaciones fotográficas. Ya dije que por diversos motivos últimamente no me centro en estas cosas. Principalmente porque estoy cansado del trabajo y no me apetece ponerme ratos y ratos delante del ordenador explorando páginas webs. Prefiero hacer otras cosas. Entre ellas, salir a la calle o al campo con una cámara fotográfica. En estos momentos, eso me aporta mucho más. Pero en cuatro semanas, tiempo he tenido de seleccionar algunas páginas que me han llamado la atención.

Weegee. Reportero gráfico estadounidense que, en los años 40 y 50 del siglo XX, dejó un impresionante archivo de la crónica de sucesos y la vida nocturna neoyorquina. Yo lo descubrí a partir de una película que se inspiraba en su vida, aunque no era biográfica. No está muy valorada en IMDb,… pero a mí me gustó mucho. En fin. Weegee, que en realidad se llamaba Arthur Fellig, nació en un lugar que hoy en día es Ucrania, pero entonces era el Imperio Austro-Húngaro. Pero, como tantos, emigró a EE. UU. buscando la prosperidad… y se encontró con una cámara de fotos, un flash, y una furgoneta con un laboratorio fotográfico incorporado. Se le atribuye la famosa receta para una buena fotografía, «f8 and be there» (f8 y estar allí). Pero no todo el mundo la entiende bien. Supongo que porque es un dicho propio de un lugar y una época. Aunque para mí sigue siendo válido. Hay que conocerlo porque es una figura de referencia en la historia de la fotografía. Me lo sugirió Aesthetica Magazine.

Veía hace unos días el vídeo en Youtube dentro del canal Frames dedicado a Mark Edward Harris. Os lo dejo puesto aquí.

En el vídeo, Harris comenta en diálogo con Tomasz Trzebiatowski cinco de sus fotografías; dos realizadas en Corea del Norte, una realizada en un onsen japonés, un retrato de un orangután en una reserva natural y un paisaje de los Juegos Olímpicos de París. Es interesante conocer el proceso creativo de primera mano. Las más llamativas, por la aventura que supone obtenerlas, especialmente la de la guardia de tráfico, son las de Corea de Norte. Pero la más hermosa con diferencia es la fotografía de la que se convertiría en su esposa en el onsen. Muy hermosa; un verdadero compendio de estética fotográfica, femineidad y cultura japonesa.

Me sigo quedando en Japón. Y en una figura femenina japonesa. En el Tumblr de Photopraxis vuelvo a ver una fotografía que siempre me pone de buen huphilmor. Del japonés Kōji Takashima, nos muestra a una mujer joven, en Kobe, 1951, esparciendo el agua de un cubo ante la mirada del fotógrafo, con una cara de felicidad, por la parte de juego que hay en el acto. Al mismo tiempo, la composición es prácticamente perfecta. No he podido averiguar mucho más del autor de la fotografía. Pero todo indica que era un aficionado cuyas fotografías se reprodujeron en varias revistas de la época. Debió trabajar en las oficinas de una constructora de material rodante ferroviario.

Hace unos años las adolescentes y, en menor grado, los adolescentes como sujeto de interés fotográfico. Casi siempre con similares narrativas y formas fotográficas. Hasta tal punto se hizo frecuente que fue un tema que acabó por cansarme un poco… bastante. Lamentablemente, sepultando aquellos trabajos que realmente fueron originales y significativo, como el de la neerlandesa Rineke Dijstra. De todos modos, hace unos días, en Lens Culture, me llamó el trabajo de la británica Philippa James. Y creo que tenía su cosa, tanto formal como conceptualmente. Por eso… me llamó la atención y lo rescaté.

Y termino con algo que no es fotografía. La presencia de un ave, la garza, en el arte oriental. Viene de parte de Historia del arte con Kenza, un podcast que escucho de vez en cuando. Me gustan mucho determinadas formas de arte del Asia oriental. Y me gustan las garzas. Aunque algunas veces, lo que aparecen en esas obras son grullas. No confundirlas. Si las garzas, especialmente las especies de color blanco, representan la pureza, las grullas, representan la longevidad. En las pinturas asiáticas, la garza suele tener la coronilla de la cabeza de color rojo como es propio de Grus japonensis, una grulla muy bella.