Esta serie de fotografías que ilustran esta entrada de este Cuaderno de ruta puede verse, comentada desde un punto de vista de la técnica fotográfica, en Carlos en plata. Sesiones de prueba y familiarización con la Fujifilm X100VI.
Siempre he llevado dos cámaras a los viajes. Cuando se usaba exclusivamente la película fotográfica, llevaba una cámara réflex con un par de objetivos y película diapositiva en color, y una cámara compacta, bolsillera, con película para negativos en blanco y negro. Cuando llegó lo digital, una réflex o cámara de sistema sin espejo y una compacta. La compacta con una doble función; tener una cámara a mano en los desplazamientos o cuando la cámara más grande fuera impropia, y un respaldo por si la grande fallaba.






Pero siempre he intentado que la digital compacta fuera de calidad suficiente. Suficiente también como para que fuese la cámara principal en desplazamientos cortos, por motivos distintos del disfrute vacacional, o cuando no quería llevar peso. Recientemente se me puso a tiro una cámara que en los últimos años ha sido difícil de comprar a un precio razonable, cuando razonable no siempre es sinónimo de barato. Y por ser probablemente la mejor opción como cámara de uso polivalente en viajes y otras situaciones de reportaje, en digital, la adquirí. Estas fotos, tomadas a primeras horas de la mañana o últimas de la tarde, por Zaragoza, son las pruebas y familiarización con la cámara.






