¿Nuevos ídolos, nuevas sectas? Macworld Conference & Expo

informática, sociedad
Castillo de Loarre, Huesca

Desde que a finales de agosto me agencié un portatil de Apple (un iBook de 12″), he ido siguiendo algunas páginas y algunos blogs sobre estos ordenadores y sobre el sistema operativo que los acompaña, Mac OS X, con el fin de familiarizarme con algunos aspectos para un usuario de PCs compatibles de toda la vida. Se me pasará; llegará un momento en que mi curiosidad se harte, pero de momento a eso dedico un ratico de vez en cuando.

El tema es que el 75% de las cosas que leo (por decir una proporción que signifique algo elevado) no son de real utilidad. Parece que los así llamados mac-eros (pronúnciese makeros y no mazeros, por favor) se dedican la mayor parte de su tiempo en la telaraña mundial a hacerse pajicas mentales sobre las bondades de su sistema operativo y ordenadores favoritos, sobre por qué son mejores que cualquier otro sistema informático, y en especial, a seguir las enseñanzas y las palabras del tipo que manda en Apple, un tal Steve Jobs. Es este individuo una especie de nuevo gurú, profeta o semidiós, cuyas palabras llevan al cielo informático a sus seguidores y al infierno tecnológico a sus detractores. En estos días, con el fin de publicitar nuevos productos, se han montado unas jornadas en San Francisco (EE.UU.), y durante semanas la proporción de contenidos en las mencionadas páginas que no tienen un real interés salvo para quien guste de las mencionadas pajicas mentales ha aumentado todavía mucho más.

Mi reflexión es… ¿Es que la gente no tiene criterio propio? ¿Es que necesitamos siempre profetas, mesías, dioses que en éste o en otro aspecto de nuestra vida que nos digan por dónde tenemos que dirigir nuestros pasos? Al fin y al cabo, lo único que hace este señor es fabricar y vender chismes electrónicos que, a veces, son útiles, y otras, entretenidos. En el mejor de los casos. Pero que desde luego no son la base de nuestra felicidad. En el campo «contrario» es sabido que los muchísimo más numerosos usuarios del sistema operativo de Microsoft también tienen sus más y sus menos con el «dios» de turno, el inefable Bill Gates. Aquí lo curioso es que para muchos de ellos, aquellos que pierden su tiempo en pensar en ello, este es el diablo. Aunque curiosamente la proporción de sistemas informáticos personales que dependen de él son una estruendosa mayoría.

¿Hay quien entienda todo esto? Y menos mal que esto sólo pasa con la informática… ¿Se imaginan que tuviésemos que estar al tanto de las idas y venidas, los dimes y diretes de los capitostes de las fábricas de lavadoras y lavavajillas?

Nunca he entendido porqué hay quien dice que Homo sapiens se define como un animal racional ¿racio-qué?

Don Quijote en mp3 – Leer o no leer, he ahí la cuestión

arte música y literatura, sociedad
Antiguo Casino Mercantil, Zaragoza

En el portal dedicado a la educación del Gobierno de Aragón,

descubro una iniciativa a priori loable. Esta institución pone a nuestra disposición, sin más coste que el de la conexión a internet necesaria, el Quijote en formato mp3 por capítulos a modo de audio-libro. Estupendo. Cualquier cosa que se haga por fomentar la cultura y dar a conocer a nuestro particular héroe/antihéroe está bien. ¿O no?

Veamos. Dejando aparte la crítica al oportunismo derivado de los aniversarios (quiero decir que cuando no se celebra un aniversario, de este tipo de acciones, poco o nada), hace tiempo que me vengo preguntando si realmente es algo tan positivo el tema de los audio-libros. Estamos en una sociedad en la que parece que todo tiene que entrar suavemente. Sin esfuerzo. Nos entretenemos viendo la televisión, medio de entretenimiento pasivo donde los haya. Escuchamos las noticias en la radio, medio del que te desconectas fácilmente cuando tus pensamientos se distraen con otras preocupaciones, mientras suena de fondo aumentando la contaminación decibélica. Escuchamos música cada vez más simplona, que entre fácil, con argumentos en las letras canciones sin complicaciones. Y ahora… ¿para qué queremos leer? Enchufamos el loro, y una melosa y agradable voz nos sustituye/se prostituye a la hora de afrontar la lectura, no siempre fácil, de nuestros más preciados clásicos.

Pero claro. Algo nos perdemos. Y es que la lectura directa de un libro, invita a pararse en la reflexión. De lo leído. De lo aprendido. Fija en nosostros los conceptos, los reelemos cuando no los hemos comprendido bien, nos enseñas nuevas palabras y, por lo tanto, aumenta nuestra autonomía personal a la hora de pensar y expresarnos. Nos hace más libres. ¿Se consigue esto también con el audio-libro? Me temo que no. Bien está como actividad de divulgación. Pero mal estaría que se plantease como un sutituto/sucedáneo de la auténtica lectura.

Digo yo.

Where have all the flowers gone… ?

ciudad, sociedad
Parque Grande, Zaragoza


¿Dónde han ido las flores?
es lo que cantaban hace mucho, mucho, mucho tiempo Peter, Paul and Mary (desconozco quién es el autor original de la canción), en un alegato contra las guerras, basado en la desaparación de aquello que nos es cotidiano y querido.

En esta ocasión no hablaré expresamente contra las guerras que se desarrollan por medios militares, sino contra la guerra cotidiana que parece que los responsables municipales de las ciudades han declarado a los ciudadanos. Tal como parece ser, cuando atentan de forma tan clamorosa contra los logros relacionados con el bienestar, con la salud, con la humanización de las ciudades.

En la hermosa avenida de la foto superior de este artículo, la avenida de San Sebastian, ha decidido el alcalde de Zaragoza que es donde conviene colocar un inmenso mercadillo ambulante que un par de días a la semana se instala en otro lugar de la ciudad. Siendo uno de esos días el domingo. Este mercadillo suele ocasionar un inmenso trasiego de personas y vehículos, y acaba ocasionando kilos y kilos de basura. Muchos nos preguntamos quién podrá disfrutar del Parque Grande de Zaragoza en esos días. Hacer deporte. Pasear. Salir a tomar el sol con los más pequeños. Realizar pequeñas excursiones con los colegios o los grupos de tiempo libre. Y claro. Llegará un día que, como en la canción, nos preguntaremos ¿dónde han ido a parar las flores?

Parque Grande, Zaragoza

Feliz 2006… que los que fumáis… por favor, lo dejéis

sociedad
Calle de Cádiz, Zaragoza

Circula una «rimilla» con bastante mala baba por los correos que se difunden en la telaraña mundial sobre los fumadores, el 2006 que nos viene encima y un presentador de la «caja tonta» bastante petardo. Y todo a cuenta de una ley que pretende mejorar dos cosas en este país. A saber,

  • la salud del público en general, evitando los efectos nocivos del consumo de tabaco.
  • el derecho de quienes no fuman a no sufrir las consecuencias negativas de ese consumo.

Creo que los objetivos son buenos. Si la ley los va a conseguir, ya veremos… que dijo un ciego a otro ciego.

En cualquier caso, si queremos empezar el año con buen rollo… no es buena idea hacer escarnio, mofa y befa de quienes van a sufrir algunas de las consecuencias de la ley, aunque sea por una buena causa.

Ale, Feliz Año 2006. Como decía E.T. «Seeeeed bueeeeenos» (pero no demasiado que es aburrido).

¡¡¡Terribles mutilaciones en el Castillo de Loarre!!!

sociedad
Castillo de Loarre (Huesca)

Hoy 28 de diciembre de 2005, y aunque no es oficial la noticia todavía, se ha sabido que el Gobierno de Aragón tiene la intención de convertir el Castillo de Loarre en sede eventual de los Consejos de Gobierno de esta institución. Para ello, deberán efectuarse grandes reformas internas, para adaptarse a las necesidades de las reuniones, así como la demolición de parte de la muralla exterior, con el fin de preparar un helipuerto. La prensa, curiosamente, no ha dicho nada, temerosa de las reacciones que se pudieran producir. Algunos colectivos de la zona han empezado a organizarse para llevar a cabo una campaña para impedir semejante barbaridad histórica.

¡Lo qué hay que oir en días como éste!

Zaragoza se hiela por Navidad

ciudad, Fotografía personal, sociedad
Ribera del Canal Imperial de Aragón, Zaragoza


Zaragoza
lleva tres días bajo una intensa niebla con temperaturas extremadamente bajas. La boira, que es la denominación tradicional de la niebla en Aragón, se instala con frecuencia en el Valle del Ebro cuando llegan los fríos anticiclones invernales. Lo que no es tan frecuente es que se acompañen de temperaturas bajo cero durante prácticamente todas las horas del día. Y cuando esto sucede, en ocasiones la boira se hiela. Incluso en algunas zonas es posible sentir como pequeños copos se forman a nuestro alrededor y caen dando la sensación de que nieva. Pero es un fenómeno distinto de la nieve, ya que ésta aparece en situación de bajas presiones, justo al contrario que el meteoro que hoy nos ocupa.

El caso es que para muchos maños es como si hubiese nevado. Y a pesar de lo poco frecuente que es la nieve en esta ciudad, vamos a tener una blanca navidad, como cantaba Bing Crosby con la célebre canción de Irving Berlin. No será la en otras latitudes tradicional nieve, pero bueno,… a falta de pan, buenas son tortas. Pero vamos… que no dure mucho… que hace frío… brrrrr.

Yo no soy especialmente creyente en esto de la Navidad, pero para aquellos que lo son, Feliz Navidad, y para los que no lo son, Felices Fiestas. Y ya sabéis… si un tipo viejo, gordo, con barbas, y vestido con un horrible traje colorado ronda por vuestra casa… no llaméis a la policía… que igual os trae algo.

Paseo de la Independencia, Zaragoza

Marionetas en la cuerda

arte música y literatura, sociedad
Mercadillo de la Plaza de San Bruno, Zaragoza

El hecho está ahí. Son días en los que la gente se deja invadir por un extraño estado de ánimo, que los cursis denominan el espíritu navideño. Y entonces, si han alcanzado una cierta edad… pues les da por recordar lo que pasaba en aquellos tiempos… en la infancia y en la adolescencia. Por mucho trabajo que haya, siempre se encuentra un rato en el «curro» para charrar un ratito de aquellos recuerdos divertidos, tengan o no tengan que ver con la Navidad.

Y esta mañana a tocado la infame Eurovisión. Al festival me refiero. Lo curioso es que de los que estábamos casi nadie se acordaba de nada de lo sucedido una vez llegada la adolescencia más avanzada. Pero de los festivales de la infancia, todo el mundo se acuerda. Incluso cuando no es posible acordarse como me pasa a mi con la canción de la descalza británica Sandie Shaw, Marionetas en la cuerda. Yo era demasiado pequeño para acordarme de aquel evento… pero la canción la tengo metida a fuego en mis recuerdos; así que he buscado la letra en la telaraña mundial. Y la he encontrado claro. En el enlace del título.

Ay… si tú me quisieras lo mismo que yo…

(mmmm… que empiezo a sospechar por qué la tengo tan marcada)

El contraste del "arte" callejero

ciudad, sociedad

Como un españolito más, aprovecho la estúpida forma de planificar los días festivos de este país, que lleva a que la jornada laboral de esta semana parece que tenga hipo, para coger unos días de fiesta que me quedan y evitar caer en una neurosis profunda al no saber nunca si me toca trabajar o no. Y aunque en esta ocasión «no me toca» salir de Zaragoza, sí que quiero aprovechar para salir a pasear con mi flamante nueva cámara de segunda mano.

Recorriendo el Casco Viejo, en la Calle Estébanes, alrededores del Tubo, encuentro algunas muestras de «arte» callejero. Entrecomillo lo de «arte». A no todo el mundo le gusta que haya gente que pille la brocha o el aerosol* de pintura y «adorne» la ciudad. Pero yo pienso que como todo,… depende de cómo y dónde.

En este caso, creo que no vienen mal estas muestras de arte efímero. En las paredes que rodean un solar, encontramos varios murales pintados. Y en ellos sorprendentes contrastes entre lo que unos y otros buscan representar. Y así, un San Jorge lleno de colorido, armado de un rodillo de pintar con mango largo, patea al dragón que supongo representará a quienes no guste estas maifestaciones. Justa a su lado, el artista nos ofrece una visión llena de desesperación y de tonos apagados.

Curioso. Creo que de vez en cuando merece la pena fijarse en estas formas de arte ciudadano**.

PS: * Nota lingüística: Casi todo el mundo llama sprays a los botes de pintura de los que esta sale a presión impulsada por un gas que ejerce como propelente. Y así iba a denominarlos yo. Normalmente lo hubiese hecho así, y ya está. Pero de repente he sentido como si algún demonio lingüístico me pinchara en el culo con su tridente afilado, y me ha entrado la duda sobre si esta palabrita estaba en nuestro diccionario. Pues no. Hay que poner aerosol. Así que ante la duda… todos a mirar al diccionario de la RAE. ** Por si alguien se enfada, no estoy de acuerdo en que se pinte indiscriminadamente la ciudad por cualquiera con un aerosol de pintura. Pero, aprovechemos las situaciones transitorias para dar un poco de color a nuestras calles. O encaucemos las ganas creativas de la gente de algún modo… No sé… No manchar, pero no coartar.

Naturaleza ciudadana… y maltratada

ciudad, sociedad

Paseando por la ciudad es posible encontrar elementos de la naturaleza que se infiltran en el artificio urbano. Entre la vida que se empeña encontrar su camino a orillas del Canal Imperial de Aragón en Zaragoza, encontramos suficientes motivos que pueden llamar la atención del fotógrafo que pasea por sus orillas.

Sin embargo, los ciudadanos no siempre valoran las bondades de tener un medio natural al alcance de la mano, sin salir de la ciudad. Y uno se pregunta de qué serán las ruedas herrumbrosas que asuman en el agua ante la indiferencia de los patos que nadan a su alrededor.

Pandemias, Manhattan y mi resfriado

sociedad

Hoy me siento absolutamente patológico. Mañana tengo que hacer una breve presentación sobre las pandemias de la gripe. Está de moda esto. El domingo pasado, el suplemento dominical del Heraldo de Aragón ofrecía un artículo sobre el tema. Nada sensacionalista claro. Todo muy mesurado… Entre el texto aparecían destacadas y con un tipo de letra enorme y de llamativos colores cosas como…

…el 25 por ciento de la población enfermará y un millón de españoles fallecerá. Ese es el cálculo más pesimista.

Y en realidad, ni siquiera nadie puede asegurar cuándo puede venir la próxima pandemia de gripe… ni si tendrá que ver con la actual epizootia de gripe aviar… pero claro,… entonces no se venden periódicos.

De todas formas una cosa es cierta. Tarde o temprano volveremos a sufrir una pandemia de gripe. De la que no podemos prever ni su extensión ni su gravedad.

Mientras tal cosa ocurre, heme aquí con una infección viral de vías respiratorias altas. Lo que vulgarmente se llama un resfriado. Un catarro. Que en mi caso se suele acompañar de enormes cefaleas (por su intensidad; no por el tamaño de mi cabeza, también respetable).

Así que toda la tarde en casa. Entre las pandemias de gripe, terribles pero hipotéticas, y mi catarro, banal pero tristemente real. Por lo menos me consuelo con la televisión. Sí, sí. No estoy delirando por alguna misteriosa y extraña fiebre. Con la televisión. Es que en un canal de pago echan Manhattan. Y desde que vi el domingo Match Point, esta semana estoy francamente favorable a Woody Allen. Bueno. Y aunque no hubiera visto Match Point. Siempre me ha gustado mucho Manhattan.

Esto no es Manhattan. Ni el Londres de Match Point. Es Barcelona. El puerto. Y también está muy bien; qué queréis que os diga.

La OCU, su publicidad y sus ofertas

sociedad

Esta mañana he comprado una revista de informática. Da igual cual de la pléyade de ellas me pueda interesar. Entre la multitud de pingos que venían con la revista, un encarte de la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios). La publicidad, la de costumbre. Una suscripición o abono como socios, con derecho a recibir algunas revistas y algunos regalos.

La defensa de los derechos como consumidor no deben ser suficientes para atraer a los ciudadanos de esta excesivamente desvertebrada sociedad. Y hay que ofrecer regalos. Agendas electrónicas, auriculares y, en el caso que nos ocupa, una magnífica cámara de fotos digital.

Esta última, un prodigio de la técnica. 1,3 Megapixeles. Atardeceres de ensueño. Fotos increibles de sus hijos. Tódo eso prometen. Un mínimo análisis de las características del aparato, cuyo fabricante es desconocido, indica que apenas se puede considerar algo más que un juguete fotográfico, con una utilidad limitada en las imágenes que pueda obtener. No digo que no tenga ninguna utilidad, pero sí que ésta será necesariamente limitada, y que difícilmente se podrán obtener imágenes «de ensueño».

Creo que aquí hay algunas cuestiones éticas a comentar. Cada cual es libre de ofrecer los regalos que quiera para incentivar una respuesta de un potencial consumidor de un servicio. Pero está claro que en el comportamiento de una organización como la que nos ocupa, se espera precisamente una publicidad más ajustada. Menos sensacionalista. Se podría argumentar: «Al fin y al cabo es un regalo. ¡Qué más quieres!» Vale. Pero aun así hay que dejar claro qué es lo que se regala. Que nadie se lleve a engaño. El auge de la imagen digital hace que esta sea un reclamo de actualidad para muchas personas. Pero convendrá que alguien, de vez en cuando, diga la verdad sobre la calidad que se puede esperar de cada uno de estos chismes. Y por qué no, para empezar, quienes dicen defender a los consumidores.

La imagen de hoy, una de las estatuas vivientes que pueblan las Ramblas barcelonesas. Quizá se ha quedado de piedra ante la oferta de la OCU.

La "Oktoberfest" o de las cutrefiestas populares

ciudad, sociedad

Una de las penas que hemos de sufrir en este valle de lágrimas son las fiestas populares. Entendámonos. No es que esté en contra de que la gente (el pueblo, de ahí lo de «populares») se divierta. Lo que me carga un poco es la oferta de diversiones que se pone a disposición de la gente.

Primera quincena de octubre. Esto es Zaragoza. Luego llegan las Fiestas del Pilar. Gente por todos lados. Montones de gente. De hecho la publicidad del Ayuntamiento se basa en eso. «Todos a la calle». Con tal de que haya mogollón, todo va bien. Los políticos la llamarán «un éxito de la participación ciudadana». En fin…

Las suelo evitar. Pero de vez en cuando uno sale un rato. Una buena gente te llama… Y si salimos… Y si tomamos un chisme… Y si nos vamos… ¡¡¡a la Oktoberfest!!!, remedo nimiocutre de la fiestas de la cerveza bávaras.

La caspa. Una carpa con varias decenas de mesas y bancos dispuestos cual comedor colectivo de un «Stalag» (campo de prisioneros alemán), que es lo propio. Para beber, cerveza en jarras de litro… ¡¡¡de plástico!!! Y unos tipos con pantalones cortos cantando marchas teutonas. Para comer, salchicas de plástico con puré de patatas frío.

Menos mal que uno no depende del ambiente para pasarlo bien. Que para eso está la compañía. Y aunque el día no acompaña (fuera la sequía llega a su fin, y hasta este lejano lugar llegan los ecos de las tormentas tropicales del Atlántico), hacemos unas risas.

Eso sí. A la salida una advertencia. No llevarse la jarra… ¡¡¡de plástico!!! Vaya. Yo que me iba a preparar el ajuar.