El mes de septiembre y los principios de octubre han sido muy entretenidos en lo que se refiere a las comedias/dramas románticas coreanas que he podido ver en Netflix. Ese vicio que me consume desde que me suscribí a la plataforma, y al que me entrego en las sobremesas y tiempos muertos de los fines de semana.

Dalliwa Gamjatang [달리와 감자탕, Dali y estofado de cerdo con patatas], en inglés, Dali and Cocky prince (Dali y el príncipe chulito). Dali es un chica muy mona (Park Gyuyoung) y muy maja y educada, hija (adoptada) de un millonario que posee un museo de arte moderno, y que a la muerte de su padre se encuentra con un montón de problemas para mantener el museo, y con una conspiración para un pelotazo inmobiliario a costa del museo. Y en un momento dado se cruza con un empresario de éxito (Min-Jae Kim), cuya familia se ha hecho rica a base de ofrecer en sus restaurantes platos de gamjatang, que es una especie de estofado de carne de cerdo con patatas y verduras. Y el mozo es una patán poco educado y chulito, preocupado por el dinero… aunque buena persona. Obviamente, tras numerosos equívocos y chascarrillos, habrá romance, y lucharán contra la conspiración. La virtud de la serie, que tiene los elementos tópicos de estas series surcoreanas, es que los personajes generan una razonable dosis de empatía y simpatía, y acabas pasándolo bien. Sin más. Es una de esas series que están en Netflix, pero que no las encuentras si dejas la aplicación en castellano. Si la configuras en inglés, entonces sí que aparece.

Lo mismo pasa con Hotel del Luna [호텔 델루나, tal cual en castellano en el original con una contracción que no toca, porque debería ser Hotel de Luna u Hotel de la Luna], sólo la encontraréis con la aplicación configurada en inglés por defecto. A pesar de que es una serie que parece ser consiguió un gran éxito en su país. Y no es de extrañar, porque al igual que la anterior, y en mayor medida, los protagonistas generan grandes dosis de empatía/simpatía en el espectador. La chica protagonista (Lee Ji-eun, también conocida como IU en su faceta de cantante), muy mona y con un enooooorme vestuario a lo largo de la serie, es un alma en pena «condenada» por sus «pecados» a regentar la posada/hostal/hotel (según los tiempos) donde permanecen los fantasmas de los fallecidos con temas pendientes antes de trascender al más allá. Y siempre tiene un gerente o encargado humano para las cosas terrenales del sobrenatural establecimiento hotelero. Y el nuevo (Yeo Jin-gu), va a dar nuevas esperanzas de redención a esta alma en pena. Que por otra parte tiene una colección de coches de lujo y se pone ciega de caviar y champaña. Así también me gustaría ser un alma en pena. En paralelo se nos van contando las peripecias de la chica 1000 años atrás, en vida. Muy divertida. Buena parte del mérito es de la chica protagonista.

Y luego, disponible para todos, esta Minamdang [미남당, hombre guapo], Café Minamdang internacionalmente. Un expolicía exconvicto (Seo In-Guk), injustamente condenado por un crimen que no cometió, busca desenmascarar al asesino de su amigo fiscal. Y para ello se hace pasar por un chamán con poderes videntes, junto con sus hermanos y un amigo. Pero se cruzarán con una policía (Oh Yeon-Seo), la hermana pequeña del fiscal asesinado, a quien inspiró de adolescente para seguir su carrera. Por supuesto, habrá romance, con bastantes dosis de comedia, y su punto de drama. Volvemos a las mismas virtudes de las anteriores; el buen trabajo de sus intérpretes y unos personajes muy querible. Así pues, un conjunto de series entretenidas. Y ya está.
