[TV] Cosas de series; como protagonista,… Park Bo-young o similar

Televisión

Vamos con una dosis periódicas de drama surcoreano. Mi «droga» audiovisual para evadirme en los fines de semana cuando no salgo a ver algo de cine, a tomar unos chismes con las amistades, o a realizar paseos fotográficos, solo o acompañado. Las tres tienen que ver en mayor o menor medida con la actriz Park Bo-young, protagonista de dos de ellas, y con un cameo en la otra, por ser una secuela de una serie que protagonizó. Las tres se pueden ver en Netflix. Dos de ellas son estrenos relativamente recientes.

La primera vez que vi una serie de Park Bo-young fue allá por 2017 cuando empezaba a engancharme con las series del país asiático. Una serie simpática sobre una chica con una fuerza sobrenatural, que hacía de la serie un curioso híbrido entre superheroína vestida de chica normal y comedia romántica. Por aquel entonces vi otra de esta actriz, que me gustó menos, y un tiempo después otra comedia romántica con intriga sobrenatural, que tampoco me convenció mucho. La actriz es muy popular en su país, al parecer, y tiene un físico menudo y simpático, el típico de la «vecinita de enfrente», más o menos dicharachera. La primera serie de la que hablo hoy, Himssenyeoja gang nam-sun [힘쎈여자 강남순, Strong girl Gang Nam-soon] es una derivada, una especie de secuela, de la primera de ellas. Otra chica superfuerte, de forma natural. En ambos casos, el nombre de la protagonista está relacionado con el distrito de Seúl donde vive la protaginista. Bongsoon en la primera, un distrito obrero, Gangnam en la segunda, un distrito pijo y de moda. La protagonista de la secuela es Lee Yoo-mi, que se ganó el corazoncito de los espectaculares en la afamada serie del calamar. La serie es más de lo mismo con respecto a la que protagonizo Park Bo-young, que hace un cameo. Aquí es la hija menor de una familia richacho, en la que las mujeres son superfuertes, muy ricas, pero muy honradas, y luchan con el crimen. Se pierde en un viaje a Mongolia, donde es criada por una familia del país, pero vuelve a Corea para localizar a su familia, lo hace, se enamora de un policía y lucha contra una organización criminal que distribuye una droga peligrosa. Es… peor que la anterior. Claramente. Un intento de explotar una idea,… pero floja. Y la chica, a la que he visto actuar con dignidad en otras ocasiones, está muy cargante.

Eoneu Nal Uri Jip Hyeon-gwaneuro Myeolmang-i Deureowatda [어느 날 우리 집 현관으로 멸망이 들어왔다, Un día la destrucción entró por la puerta principal de mi casa, vaya título] se conoce en inglés como Doom at your service. Es una serie que no está entre los «originales» de Netflix, pero que rescaté en esta plataforma. En esta ocasión Park Bo-young es una chica que recibe la noticia de que tiene un tumor cerebral y que le quedan 100 días de vida. Pero también conoce a una deidad, Destrucción que tiene la misión de poner fin a su debido tiempo a las personas o las cosas. Y hace un pacto con ella, en la que puede salvarse a costa de perder a quien más quiera. Lo que pasa es que Destrucción tiene la pinta de un señor alto y muy guapo, y ya os podéis imaginar. Es una serie que funciona a ratos, que se lía en ocasiones y que no acaba de explotar del todo la premisa inicial, que tenía sus posibilidades. Y es una serie que me empieza a demostrar que su protagonista funciona mucho mejor en la comedia que en el drama.

Desgraciadamente, la tercera de las series, un estreno reciente con Park Bo-young como protagonista, es fundamentalmente dramática. Jungsinbyeongdong-edo achim-i wayo [정신병동에도 아침이 와요, Las mañanas llegan a la planta de psiquiatría], traducida al castellano/inglés como Una dosis diaria de sol/Daily dose of sunshine, nos habla de la peripecia de una enfermera en un gran hospital. Aunque buena profesional, no es enfermera vocacional, lo es por la necesidad de asegurar unos buenos ingresos para mantenerse a sí misma y a su hermano menor, y no acaba de llevar bien el ritmo de la planta de medicina interna, por lo que es transferida a psiquiatría. Donde sí que acabará por encontrar su sitio por su buena actitud profesional y por su capacidad para conectar y comunicarse con los pacientes. La serie tiene un buen comienzo, y los primeros seis episodios de los doce que consta la serie se plantean como un procedimental en los que se combinan los casos de los enfermos ingresados con el progreso de la protagonista como enfermera de psiquiatría. Pero a partir de ahí, convierten a la chica en paciente, y entramos en un melodramón que no siempre me convence. En paralelo hay otros dramas personales con otras enfermeras de la planta, y un par de romances, uno de el de la propia chica protagonista. La serie está muy bien valorada por muchos espectadores, pero a mí no me acaba de convencer. En un momento dado pierde el norte, y con ello además el rigor sobre como ver o tratar el trastorno mental. La serie busca educar al espectador en una mayor tolerancia y comprensión hacia la salud mental, lo cual es loable. Pero acaba cambiando falsas creencias por otras. En fin… hasta cierto punto un esfuerzo fallido, diga lo que diga la mayoría.