[TV] Cosas de series; las series coreanas van llegando a otras plataformas

Televisión

Uno de mis placeres inconfesables, uno de mis vicios, los/as dramas/comedias surcoreanos/as televisivos/as, se va extendiendo. Y ya es posible encontrar en la plataforma de contenidos Disney+, bajo la etiqueta de uno de sus canales, Star, varias series con esta etiqueta. Y por lo tanto, he probado a ver que tal con una de ella. Aunque ya adelanto una cosa, es más de lo mismo que viene ofreciendo Netflix desde hace años.

Algunas fotografías tomadas en Seúl para ilustrar la entrada de hoy.

La serie con la que he probado los contenidos del país asiático en la plataforma de las «princesas» de cuento es Neowa na-ui gyeongchalsueop [너와 나의 경찰수업, Tú y mi clase de policía], conocida internacionalmente como Rookie Cops (Policías novatos). Me atrajo porque su protagonista, Chae Soo-bin, me llamó a su vez la atención en una serie que vi no hace mucho en Netflix. Serie mejorable, pero en la que la actriz dejaba una buena impresión. En esta ocasión protagoniza a una chica que, atraída por un estudiante de una institución educativa de nivel universitario de la policía surcoreana, decide ingresar en la misma para ser policía. Y a partir de ahí… pues líos amorosos, rivalidades entre estudiantes, politiqueos, y algún misterio criminal que otro. Con una mezcla de comedia romántica, historia de compañerismo y amistad y drama policiaco. Predomina lo primero. Para ponerse en contexto, comparemos cómo se accede a la policía en España… para entender que es eso de una «universidad de la policía». En el Cuerpo Nacional de Policía hay dos tipos de oposiciones. A la escala básica, donde tienes que tener un título de bachiller, equivalente o superior, y donde entrarás de agente de base, de los que patrullan de uniforme, hacen guardias, vigilan las manifestaciones y esas cosas. Podrás ascender hasta subinspector, creo. A la escala ejecutiva, donde tienes que tener un título de grado universitario o equivalente, y donde entrarás de inspector. Lo que en las series extranjeras llaman «detective». Y puedes llegar a comisario y mandamás. Pues bien, entiendo que los de la «universidad de la policía» surcoreana, que existe realmente, es para entrar en la policía directamente con el equivalente a inspector, sin pasar por los oficios de agente de base. Hay subtramas por las tensiones entre la gente que entra de una u otra forma a la policía, en la serie. La serie es entretenida, realmente esta chica protagonista es majeta y luce bien en pantalla, pero por lo demás, es una serie intrascendente. No es ningún pecado, pero tampoco deja un poso especialmente trascendente.

También me he visto dos series de reciente estreno en Netflix. Yeon-aedaejeon [연애대전, Guerra de amor] conocida internacionalmente como Love to hate you, es una comedia romántica en la que ella (Kim Ok-bin) es una abogada muy heterodoxa, y con una vida de relaciones muy desenfadada, que acaba empezando a trabajar en un bufete muy machista que representa a gentes del espectáculo y la farándula por necesidades económicas. Y él (Teo Yoo) es uno de los actores a los que representa el bufete, y que tiene algunos problemas para relacionarse y entrar en contacto con las muejres. Al principio se odiarán y se harán la puñeta bastante. Pero obviamente pasará lo que pasa en las comedias románticas. Entretenida, sin más. Lo que más vale es la empatía que transmiten los protagonistas, que tienen buena química entre sí. Algunas de las situaciones resultan absurdas, salvo que las sitúes en un contexto de moral excesivamente conservadora.

La segunda es Sarang-ui Ihae [사랑의 이해, Comprensión de amor], conocida internacionalmente como The Interest of Love, El interés del amor, juego de palabras debido a que la acción transcurre en el ámbito laboral de una sucursal bancaria. Es una drama romántico que involucra a un triángulo de cuatro lados, con dos catetos y dos hipotenusas. Las chicas son muy monas, pero una (Moon Ga-young) es pobretona, con bajo nivel educativo, introvertida, aunque muy trabajadora y dedicada. La otra (Keum Sae-Rok) es ricachona, universitaria, simpática, extrovertida, y quiere ser valorada por su trabajo y no por el dinero de su familia. En cuanto a los chicos, también muy guapos, el uno (Yoo Yeon-Seok) es universitario de familia trabajadora, pero no pobretona, huérfano de padre, y compañero de universidad de la ricachona. El otro (Jung Ga-ram) es el más pobretón, de origen provinciano, sin estudios, y quiere ser policía, pero no consigue aprobar las oposiciones. Los personajes centrales son la chica mona, muy trabajadora, de origen humilde y el chico guapo universitario, que se atraen, pero que constantemente encuentran trabas para la relación. Los otros son parte de las trabas que surgen en la relación. La serie tiene intención de tener un componente social en su trama, por las injusticias que sufren los de origen más modesto, y las facilidades de los ricachones. Y por el injusto trato y diferencia de oportunidades que sufren unos y otros. La serie prometía más en su inicio que lo que luego ofrece. Creo que hasta cierto punto es una serie fallida, que pincha en su guion y diálogos, y en la que los intérpretes están demasiado empastados y fríos en sus papeles. A punto estuve de abandonarla, pero llevaba ya demasiados episodios a cuestas para no enterarme de como acababa… aunque era un final previsible si uno a visto suficientes k-dramas.

[TV] Cosas de series; éxitos surcoreanos de hace unos años

Televisión

Vengo comentando desde hace unos meses el hecho de que el catálogo disponible para Netflix en España es más amplio de lo que parece. Simplemente configurando la pantalla de usuario en idioma inglés en lugar de castellano, ya aparece una oferta más amplia. Generalmente de series o largometrajes que no están doblados al español y que no disponen de subtítulos en este idioma. Aunque no he comprobado de forma exhaustiva si este es el caso siempre. Paralelamente, hace un tiempo leí un artículo en internet con recomendaciones sobre las series surcoreanas más valoradas en los últimos 10 o 15 años, bastantes de las cuales está disponibles en esta plataforma. Y me confeccioné una lista para ir viendo algunas. Especialmente aquellas más intrascendentes, que suelen ser las comedias románticas, siempre con su toquecito de drama. Y además permiten conocer la evolución de algunas caras que ya son conocidas para los adictos a este placer inconfesable.

Una de las series tiene unas cuantas escenas en la bonita e histórica ciudad de Gyeongju. Una ciudad a la que debí dedicar al menos un día más. Si algún día vuelvo a Corea del Sur le dedicaré el tiempo que se merece.

Por ejemplo, fue muy celebrada en 2021 una serie muy divertida sobre un mafioso italiano de origen coreano que vuelve a su país de origen por un alijo de oro. Pues bien, su protagonista masculino, Song Joong-ki, lo fue también de Taeyang-ui Huye [태양의 후예, Descendientes del sol], un drama de aventuras románticas de 2016 en la que encarnaba a un oficial de las fuerzas de operaciones especiales del ejército coreano, que acaba enredado con una guapa médica, Song Hye-Kyo, y ambos acaban coincidiendo en una misión humanitaria en un extraño país europeo. La trama de la serie es marciana a mucho niveles… pero muchos. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Pero los personajes son muy atractivos, caen muy bien, y acaba siendo muy divertida. Fue un gran éxito en su país, e incluso se adaptó a otros países asiáticos, como Filipinas.

Pinocchio es un drama romántico de 2014 protagonizado en el lado femenino por la guapa Park Shin-Hye, a quien conocí tocando la guitarra en Granada, hablando por teléfono con el pasado, o viajando en el tiempo. Es una aspirante a periodista que tiene el síndrome de Pinocho, que le provoca hipo cuando miente, por lo que no puede mentir, motivo que hace que nadie crea que puede ser periodista. Pero su madre que si lo es, es una bruja que provocó la desgracia de una familia, de cuyo hijo menor acabará… bueno… es un lío muy complicado de explicar. No tan marciana como la anterior, pero el enredo de su trama es tal, que sólo el contarlo a los amigos mientras te tomas unas cervezas ya hace que te rías un rato. Pero es también muy divertida, y los personajes, majos. Ese síndrome de Pinocho no existe. O se ha aplicado en ocasiones a los mentirosos compulsivos… todo lo contrario.

The Beauty Inside es una dramacomedia romántica de 2018 protagonizada por una también guapa actriz, Seo Hyeon-jin a quien conocí en una comedia romántica de Netflix del año 2021, y en una de médicos. Y nos habla del romance entre dos personas con dos «enfermedades». La de él es algo real. En determinados daños cerebrales, como por ejemplo un traumatismo craneoencefálico, puede resultar en una prosopagnosia, la incapacidad de reconocer visualmente los rostros de otras personas. Ves un rostro, pero no diferencias unos de otros, y no identificas a la persona. La de ella, totalmente ficticia. Una vez al mes, y durante una semana, su físico se transforma en el de una persona totalmente distinta, de cualquier edad, sexo o raza. Y encima es actriz famosa, por lo que se tiene que esconder y se montan pollos gordos. No es tan marciana, porque de entrada no pretende ser real, no deja de ser un cuento romántico. Pero su protagonista femenina no sólo es guapa, también es buena actriz. El masculino, como en muchas de estas producciones, resulta un sieso… pero parece que es lo que les gusta. También tuvo mucho éxito en su país. Es muy entretenida. Como a muchas de estas series, les suele sobra uno o dos episodios al final.

Tanto me gustó esta actriz, que decidí ver también Tto! O Hae-yeong [또! 오해영, Another Miss Oh, literalmente La otra O Hae-yeong]. Una chica a la que planta el día antes de su boda, y que lleva toda la vida amargada porque se llama igual que la chica popular y guapa de su clase en el instituto, lo que le ha procurado todo tipo de desgracias. Cosa irónica, porque esta actriz también es bastante mona. Incluso para algunos, para mí,… más. Pero bueno, todo es cuestión de cómo se arreglen en pantalla. Todo tipo de enredos, con algún componente sobrenatural, para un enredo romántico, con bastante dosis de drama entre las situaciones de comedia, y que probablemente es lo más flojo de este conjunto de series. Aunque también está muy valorada en su país de origen.

Y finalmente, recientemente terminé de ver Byeoreseo On Geudae [별에서 온 그대, habitualmente conocida como My love from the Star, o sea mi amor de la estrella o de otra estrella]. Comedia romántica también en la que una actriz muy valorada, pero muy conflictiva en los medios, acaba enredándose con un extraterrestre que lleva 400 años atrapado en la Tierra, y que es su vecino. Un presunto suicidio de otra actriz hace que la chica caiga en desgracia y se vea metida en una intriga de un tipo muy malo, muy malo. A la protagonista, Jun Ji-hyun, la conocí en un drama sobrenatural en un parque natural montañoso coreano.

En común tienen estas series lo dicho, que tuvieron mucho éxito en su país. Y que sus protagonistas, especialmente las femeninas, son de las más cotizadas en Corea del Sur. Los masculinos, salvo el capitán de las fuerzas especiales, son todos unos siesos de mucho cuidado. Estas series las he visto durante mucho tiempo, pero las he reservado para comentarlas juntas. Están escondidas para quienes no tengan configurado Netflix en inglés. Creo. He visto una serie surcoreana más recientemente, pero no tiene nada que ver con estas, y hablaré de ella otro día.

[TV] Cosas de series; las series surcoreanas se extienden y los confusos destinatarios de la animación japonesa

Televisión

Esta semana traigo dos series muy distintas, procedentes de extremo oriente.

Empezaré por Dr. Brain 브레인, la primera serie surcoreana que se ofrece en Apple TV+. Y es que parece que las plataformas de contenidos en línea se están dando cuenta que la jugada de Netflix de apostar por las producciones del país asiático les está saliendo muy bien. Bien con producciones propias, bien como distribuidores mundiales de series producidas inicialmente para consumo local. Y que progresivamente han aumentado de calidad, pasando poco a poco de estar incluidas en la categoría de placeres inconfensables, a las de series interesante por sí mismas capaces de competir ventajosamente con las de otras nacionalidades. Poco a poco hemos ido descubriendo que el pequeño pero abundantemente poblado país del Asia oriental tiene una fenomenal cantera de intérpretes, y que cuando trasladan su buen hacer cinematográfico a la pequeña pantalla, alejándose de los clichés habituales de los k-dramas, nos ofrecen historias muy interesantes. Sin embargo, el drama con tonos de ciencia ficción en seis episodios de Apple TV+ se queda un poco a mitad de camino de ser reconocido como una buena serie de televisión. Adaptación de un webtoon, género muy popular en Corea del Sur.

El personaje principal es un científico investigador del cerebro (Sun-kyun Lee), que fue un niño especial, en el espectro de los trastornos autistas, con dificultad para expresar emociones, cuyo hijo murió y cuya esposa (Yoo-Young Lee) está en coma por un presunto intento de suicidio por la depresión consiguiente. Pero en sus investigaciones, que implican entrar en la mente de otras personas, descubre que quizá el niño no murió y que su esposa no intentó suicidarse, comenzando una investigación que a veces choca con las de la policía. La parte de ciencia ficción roza más bien la fantasía pseudocientífica. Hay una forma de identificar rápidamente a estas últimas; cuando se aplica el adjetivo «cuántico» indiscriminadamente a cualquier cosa… ahí estamos. Y llega un momento que la suspensión voluntaria de la incredulidad no funciona, combinado con unas interpretaciones que no carecen de calidad, pero que resultan frías en su conjunto. No me ha terminado de convencer. Pero sólo son seis episodios de una hora. Y aunque me muestre un tanto escéptico hacia el resultado final, la serie tiene críticas bastante favorables. Vosotros veréis. Apple TV+ tiene un catálogo relativamente reducido comparado con otras plataformas, pero para quienes nos manejamos en el ecosistema de servicios de la manzana, podemos encontrar su coste combinado con otros servicios muy razonable o prácticamente insignificante en aumento de gasto. Así que…

Habitualmente, siempre tengo alguna serie de animación japonesa que voy viendo poco a poco, sin prisas, en ratos muertos, bien de Netflix, bien de Amazon Prime Video, que son las plataformas con mejores oferta al respecto. Y la última que he visto es Edens Zero, una serie de la que estuve a punto de no pasar del primer episodio, pero ciertos desconciertos y elementos más o menos incomprensibles para mi, llevaron a que siguiera con ella. Me pasa con frecuencia, ver el primer episodio de una serie de animación y decidir que no es para mí y no seguir. Pero de vez en cuando cuela alguna que veo más por curiosidad que por interés real o por su grandes cualidades. Y esto me ha pasado en esta ocasión. Como la mayoría de estas series, es adaptación de una serie de historietas.

A primera vista, en el primer episodio, el encuentro entre una aspirante a estrella de las redes sociales en un universo alternativo con viajes espaciales y un huérfano criado por robots en un mundo deshabitado por los humanos me pareció que contenía mucho de infantilismo, y que parecía destinado más a la chavalada más pequeña que a otros grupos demográficos. Pero me sorprendía que la recomendaciones de edades fuera 16+ y no apareciera en el catálogo de Netflix Infantil. Así que seguí haber… y efectivamente, con una estética de aventura espacial fantástica o fantasía espacial, con los típicos personajes aniñados, pero con chicas de enormes glándulas mamarias, había temas relacionados con la violencia, el sexo, la esclavitud y otros más propios de adultos. La serie, en su conjunto, es entretenida. Pero todavía le doy vueltas a la cabeza a esos aspectos propios de la cultura japonesa en los que no tengo claros que carencias o cosas raras pasan por la cabeza de los nipones en cuestiones sexuales. Apostaría sin miedo a perder que a la mayor parte del femismo no le gustan estas series, con abundancia de fan service, por mucho que algunos hablen del empoderamiento de sus personajes femeninos. Me entra cierta perplejidad, eventualmente con algún elemento de rechazo. Obviamente, tras los primeros 25 episodios emitidos en dos tandas de 12 y 13 episodios cada una, se espera una nueva temporada para resolver la línea argumental primaria o principal. Ya veremos si la vemos.

[TV] Cosas de series; calidad coreana más allá de los «calamares»

Televisión

Como ya comenté hace unas semanas, una de los recientes estrenos de Netflix entre los k-dramas, o sea, las series surcoreanas, se ha convertido en un fenómeno mundial, y una de las razones, hay otras, es que tiene una notable calidad, nada que envidiar a producciones de otras latitudes del mundo con más prestigio. Pero no es la única. Hoy voy a comentar tres series, de peor a mejor, siendo una de ellas muy notable y otra, muy sobresaliente. Desde mi punto de vista, con una calidad similar a la de los «calamares». Pero vamos en progresión ascendente.

Uno de los episodios más entretenidos y divertidos de la serie sobre desertores del ejército transcurre en Busán,… así que fotos de esta ciudad.

Algoitjiman [알고있지만, literalmente, ya lo sé pero…], titulada en España Aun así, en inglés Nevertheless (Sin embargo), es un drama romántico entre estudiantes universitarios de una facultad de bellas artes. La protagonista (Han So-hee) acaba de sufrir un ruptura con un novio de más edad, un artista consagrado, está algo quemada. Y entra en contacto con un cínico de las relaciones (Song Kang), un joven atractivo, monógamo secuencial, con un nivel bajo de compromiso con sus novias. Y aun así, comienzan una relación mal definida en su nivel de compromiso por ambas partes. La serie… no es un placer inconfesable como tantos dramas/comedias romanticos coreanos. Es un poco más actual. Se tratan las relaciones con algo más de normalidad que en otros. Incluso se plantea con cierta normalidad, entre los personajes secundarios, una relación homosexual. Y el sexo entre novios o amigos con derecho a roce se asume con más normalidad. Se aleja del conservadurismo en el fondo y en las formas, risible en muchos casos, que plantean estas series del país asiático. A pesar de todo, peca de un exceso de esteticismo y de reflexión, de hacerlo todo bonito, incluso cuando hay conflicto… que resulta un poquito irreal. La chica protagonista es mona y se defiende interpretativamente, aunque sin más. El chico protagonista es un poco limitado, y se limita a poner todo el rato cara de guapo e interesante. Una serie que se sale de lo más habitual entre las series románticas surcoreanas, pero que no termina de convencer. Pero son sólo 12 episodios de 70 minutos y no los 16 episodios de 80-90 minutos que constituyen otras series románticas de este país.

Con esos antecedentes, con cierta reluctancia me asomé a My Name [마이 네임, transcripción en coreano del título en inglés, mai neim, o sea, mi nombre], porque la chica protagonista es la misma que en la anterior, Han So-hee. Su papel es una joven que presencia el asesinato de su padre, presuntamente un mafioso, aunque no sabe por quien, supone que por la policía. Quedando huérfana todavía cuando está en el instituto, pasa a ser protegida del jefe mafioso, se integra en la organización criminal y, con el tiempo, entra en la policía para encontrar al asesino de su padre. Pero las cosas son más complejas de lo que imaginaba, y no todo es lo que parece. El único problema que le he encontrado a esta serie es la inverosimilitud de algunas peleas, en la que una joven de 1,65 de estatura es capaz de derribar a una docena de hombres que le pasan por lo menos 10 cm en estatura y no digamos en corpulencia, a pesar de recibir numerosos golpes. Por lo demás, aunque relativamente previsible, bastante en realidad, es muy entretenida,… y aquí resulta que la actriz protagonista, y en general todo el elenco, muestran un mayor nivel interpretativo. Lejos de entrar en la categoría de placer inconfesable como tantas series surcoreanas, casi me atrevería a decir que es relativamente recomendable si te interesa el género.

Y así llegamos a D.P., acrónimo de deserter pursuit, persecución de desertores; en castellano se la ha titulado D.P.: el cazadesertores. En Corea del Sur, como consecuencia de las tensiones constantes con sus vecinos del norte, hay un servicio militar obligatorio, muy duro, que obliga a todos los jóvenes varones. Sin tener reconocido el derecho a la objeción de conciencia, por lo que hay presos de conciencia en el país asiático. No olvidemos que nunca se firmó un tratado de paz después de la guerra de Corea, sólo un acuerdo de armisticio que se mantiene en nuestros días, 68 años después del final de las hostilidades. Esta serie está basada en un webtoon, género muy popular en ese país, más que en cualquier otro del mundo, y que está sirviendo de material para series televisivas, lo mismo que el manga en Japón. Nos cuenta la historia de un soldado de conscripción obligatoria (Jung Hae-in), muy disciplinado, que no busca meterse en problemas, y quizá por ello acaba siendo destinado a la policía militar. Y junto con un compañero, a buscar y detener desertores de su área de responsabilidad. Desde este punto de vista, la podemos considerar una serie de acción, pero donde nadie tiene habilidades especialidad de lucha, donde todo tiende a ser más chapucero, más realista. Y por otro lado está el verdadero objetivo de la serie, que no es otro que un crítica feroz al sistema de conscripción militar, a la corrupción sea pequeña o grande dentro de las escalas y los rangos del ejército, del problema de las novatadas y de abusos sobre los más débiles, de todos los problemas, vamos, que se han asociado de siempre a estos sistemas de organización de un ejército. Con el agravante de que la tensión política, obliga a un servicio militar más duro que en otros países. La serie no tiene desperdicio. Es concisa, seis episodios de 50 minutos, aunque se esperan más temporadas, tiene ritmo, excelentes guiones, y magníficas interpretaciones; fenomenal el protagonista, pero no es el único. Más en la tradición del buen cine coreano que de las series de televisión habituales. Excelente y muy recomendable. Desde mi punto de vista, tan buena o mejor que los «calamares», pero con un contenido menos popular y no tan vistoso. Me dejó encantado.

[TV] Cosas de series; dos cosas muy distintas desde el Asia más oriental

Televisión

En las últimas semanas he procurado agrupar las series que comentaba bajo algún criterio más o menos coherente. Saltándome para ello en alguna ocasión el orden en las que las había visto o terminado de ver. En esta ocasión me ceñiré al orden cronológico. De las que tengo pendientes de comentar, estas son las series que antes finalicé de ver. Una me llevo mi tiempo, la otra fue cosa de un fin de semana. Me explicaré enseguida. Vayamos con lo más sencillo de comentar.

Recientemente se estrenó en Netflix la segunda temporada de la surcoreana Joahamyeon Ullineun [좋아하면 울리는, avisa si a alguien le gusto o algo así], popularmente conocida en el resto del mundo como Love Alarm. La primera temporada, que nos hablaba de los amoríos de instituto que desembocaron en que un joven desarrollara una applicación para los móviles que avisa de que a alguien en un radio de 10 m le gusta el portador/a del móvil, y a los problemas que esto trajo para la protagonista, Kim Jojo, interpretada por Kim So-Hyun, una estrella joven en ascenso dentro de la televisión y el cine coreanos. Terminaba en un notable cliffhanger, que demostraba que en el más puro triángulo rectángulo, la joven hipotenusa era pretendida por dos apuestos catetos, uno de ellos con novia oficial, mientras que una modificación en su móvil impedía que nadie pudiera hacer saltar la alarma en el mismo. Habían sido ocho episodios con una historia, aunque serias deficiencias en la interpretación. No entiendo porqué la actriz esta, más allá de que sea más o menos monilla, sea un valor en alza en la interpretación. Porque lo que en la primera temporada era un razonable acierto de reparto, que prometía a pesar de sus limitaciones, en la segunda se ha convertido en un lastre de inexpresividad, empeorado por el hecho de que los giros argumentales debidos a las innovaciones en la trama, se habían convertido en la mínima tensión de un triángulo amoroso, tópico, mal desarrollado y mal interpretado, también por las limitaciones de los dos catetos. Supongo que estaba prevista otra tanda de ocho episodios para completar los 16 tradicionales de las series surcoreanas. Pero imagino que la pandemia a impuesto restricciones en los rodajes, y se han quedado en seis. Que como son de poco más de 40 minutos en lugar de los 60 a 80 tradicionales de las series coreanas,… sirvió para liquidarla en un fin de semana. Una serie que va a la baja, y cuya valoración final, para mí… es que no vale mucho la pena.

Hoy, Tokio,… claro.

Pero mucho más interés despertó para mí Paranoia Agent, título internacional, o sea, en inglés, de la serie de animación Mōsō Dairinin [妄想代理人, agente delirante]. Es razonable, la traducción del título, en esta ocasión. Lo que me atrajo de esta serie de 13 episodios de media hora de duración que se puede ver en Filmin es que es la única serie que salió de la privilegiada creatividad del director japonés Kon Satoshi, prematuramente fallecido a los 46 años, tras una larga enfermedad (eufemismo tradicional para (no) decir cáncer), que en realidad no duro mucho. La cosa fue rápida. Kon es considerado uno de los genios de la animación mundial. Pero no dejó una obra extensa, además de participar como director en algunos episodios de series creadas por otros, y algunos cortos, rodó cuatro largometrajes y creó una serie, la que hoy nos ocupa. Hasta hace unas semanas, yo sólo había visto tres de sus películas en televisión, una de ellas también en la gran pantalla, hace poco más de un año en un evento especial. Con la visualización de esta serie, y la de la película que me faltaba en otro evento especial, la semana pasada, ya he visto todo lo que define a Kon como autor. Y realmente, sí, opino que es uno de los grandes, de la animación, y del cine en general. De la película que vi la semana pasada hablaré pronto.

En cuanto a la serie que nos ocupa, se nota por su factura, sus temas y su argumento que ha salido de la cabeza de Kon. Especialmente, por la mezcla del mundo real y mundos que pueden estar en la fantasía, en lo onírico o en la mente de las personas. Qué vamos a decir si en el título de la serie, tanto en el internacional como en el japonés, aparecen conceptos como paranoia o delirio. La trama circula alrededor de unos ataques que se producen en el distrito de Mushashino en Tokio, en los que un joven que se mueve sobre patines en línea a gran velocidad, agrede con un bate de beisbol doblado a personas que quedan gravemente heridas. Y todas estas personas, antes de la agresión, se encuentran en una situación altamente estresante y con sensación de estar en su vida en un callejón sin salida. La primera de las agredidas es una diseñadora gráfica joven, que tras conseguir el éxito con un personaje con forma de perrito, se encuentra presionada para repetir este éxito con otras creaciones. Pronto comprobaremos que es un personaje central y no meramente la primera de la lista entre los agredidos. Y también tienen un papel central los dos policías que se encargan en principio de caso, sin éxito.

La serie no es sencilla. Está llena de simbología diversa, y a partir del episodio 5 empieza a incluir elementos procedentes de los distintos puntos de vista de los implicados, entrando en el mundo de la fantasía… o de las ideas delirantes. Por lo tanto, quedan como dominantes tres grandes temas. El sentido de culpa que puede surgir cuando alguien mete la pata hasta dentro hasta dentro; la sociedad actual que arrincona a las personas, las estresa y las lleva al extremo con grandes dosis de despersonalización; y el trastorno mental delirante. No me atrevo a decir que sea una serie para todos los públicos, porque no lo es, desde luego no para un público infantil, pero creo que es obligada para los amantes de la animación y del cine/audiovisual en general.