[Libro] The Kaiju Preservation Society – John Scalzi

Literatura

Supe de este libro en algún tuit de Twitter una semanas antes de comenzar mis vacaciones de mayo. Era a propósito de la publicación en español de esta novela de ciencia ficción de John Scalzi que, por lo que he podido comprobar, está obteniendo un notable éxito tanto en su país de origen, como en el mundo anglófono en general, y con las traducciones a otros idiomas… pues parece que también. No había leído hasta ahora nada de Scalzi. Me gusta la ciencia ficción… y tal… especialmente las aventuras espaciales… que esta no es… aunque se parece. Pero cada vez me cansan más y más las sagas.¿De verdad es necesario que todo tenga secuelas y las «trilogías» sean de cuatro, cinco o seis libros? ¿Hasta tal punto predomina el deseo de monetizar una idea por encima de la creatividad y la necesidad de contar cosas? En fin…

La base en «el Mundo Perdido»… ejem… sí la alusión a la novela de Wells es perfectamente válida, pero si lo preferís… la base en el universo alternativo está en lo que vendría a ser Canadá, por lo que hoy toca fotografías del estuario del San Lorenzo, en Tadoussac, donde confluye el Saguenay. Queríamos ver ballenas, kujira en japonés, parecido al gojira, pero estuvieron esquivas. Alguna cosa se vio… pero poco.

No he leído la novela en castellano, aprovechando su lanzamiento. A ver… hagamos cuentas,… una vez más… sobre esto del negocio editorial y lo de atraer clientes evitando la piratería y esas cosas. Precio de lanzamiento de la novela en castellano en papel… 17,95 aurelios. Ahí es na… para no llega a trescientas páginas. Si eres un hereje que te has apuntado con entusiasmo a libro electrónico… 8,64 aurelios. Un poquito menos de la mitad. Mucho mejor. Aunque te acusen de hereje por no considerar que el libro es una cosa de papel y no las ideas ordenadas con excelente uso de un idioma por parte de un autor, dando igual, salvo en libros que son arte o artesanía en sí mismos, si está escrito a mano, con máquina de escribir, con ordenador, o tallado en piedra. Y finalmente, la versión original en inglés en formato de libro electrónico… 5,99 aurelios. No me digáis que saber idiomas no sale a cuenta. Y encima, es el original, que siempre es un plus, por bueno que sea el trabajo del traductor, de los que hay como autores; excelentes, muy buenos, buenos y «todos los demás». Y muchas veces tengo la sensación que en los libros de ciencia ficción, las editoriales no disponen de mucho presupuesto y tiran de «todos los demás». Pero bueno, tal y como está el «pavorama» electoral, vete tú a saber lo que es de mí en un futuro por mi flojo españolismo.

En fin. A la tarea. Lo primero, ¿qué es un kaiju 怪獣? Sí, con caracteres chinos aunque la palabra es japonesa. Pues literalmente… una bestia extraña. Pero bueno, a efectos prácticos, y en lo que toca, el kaiju por excelencia es Godzilla. Aunque esta es la grafía que le dieron para el mundo occidental, porque supusieron que era más atractiva. En el original en japonés es Gojiraゴジラ. Un portmanteau de las palabras japonesas gorira ゴリラ (gorila) y kujira 鯨 (ballena), aunque luego el bicho no se pareciera a ninguno de los dos. Los kaiju de antes de la Segunda Guerra Mundial serían criaturas legendarias. Pero con la cosa de la bomba atómica y la guerra fría se generalizó el concepto de bestia de un tamaño descomunal, con frecuencia radioactiva o asociada con la radioactividad, y que procede de una dimensión desconocida, entrando en nuestro mundo y dimensión por culpa de las actividades bélicas nucleares de los seres humanos. Y esta es la idea básica que toma Scalzi con mucho ingenio para construir su relato.

En el año de la pandemia, el director de marketing de una start-up dedicada a la cosa del reparto de comida a domicilio se ve en la calle y sobreviviendo como repartidor de pizzas. Entonces, un cliente le propone entrar a trabajar para la Sociedad para la preservación de los kaiju. En una realidad con universos paralelos, las pruebas atómicas de los humanos generan debilidades en las interfases entre distintos universos, y los kaiju que son normales, resultado de la evolución, y radioactivos, de una Tierra alternativa, cruzan a nuestra realidad. Esta sociedad se cuida de que no causen problemas, de devolverlos a su realidad y, principalmente, de evitar que crucen los límites entre realidades. Por lo que nuestro protagonistas se apunta a una misión bien pagada, en la que tendrá que viajar al mundo alternativo de los kaiju. Pero las cosas se complicarán porque, por supuesto, hay malos malísimos malos que quieren aprovecharse de la cosa de los kaiju para sus fechorías. Que fundamentalmente consisten en hacer lo que haga falta, sin escrúpulo alguno, para ser rico.

La novela es extremadamente divertida y adictiva. Esta escrita con agilidad, con importantes dosis de buen humor, y no poca mala baba. Porque no por nada sitúa la acción el autor en el malhadado 2020. Y es que la novela combina con ingenio la aventura de ciencia ficción con una crítica feroz a lo peor del capitalismo y de la política, con especiales dedicatorias a los nefastos representantes de eso que los yanquis llaman «neoliberalismo libertario» y que no es otra cosa que el capitalismo feroz de siempre. La empecé cuando llevábamos un rato volando entre Múnich y San Francisco, y para cuando llegamos a la populosa ciudad californiana ya estaba concluida.

No es la novela a encontrar más profunda y filosófica que vais a encontrar en el mundo de la ciencia ficción. Pero su mensaje es claro y contundente, con muchas dosis de ironía y buen humor, y con aventuras muy disfrutables, al mismo que tiempo que genera un universo improbable, pero bastante coherente dentro de las reglas internas de su universo literario. Muy recomendable. Y, si existiera, yo me apuntaría a hacer unas rondas para la Sociedad para la preservación de los kaiju, que a mí me caen mucho mejor que la inmensa mayoría de de los políticos y empresarios de esta versión del planeta Tierra en la que nos toca vivir.

[Libro] Seven of infinities – Aliette de Bodard

Literatura

Hace menos de un año, en mis vacaciones de principios de otoño, leí un primer libro de Aliette de Bodard, una novela corta, una aventura espacial mezclada con trama detectivesca, que se sitúa el universo de Xuya, común a una serie de obras de la autora norteamericana de origen francovietnamita. Este universo se caracteriza por una civilización humana con una cultura de inspiración vietnamita. O en general con elementos culturales propios del Asia oriental, y su triada de sistemas de creencias y/o filosóficos más importantes, confucianismo, budismo y taoísmo, más o menos sincretizados entre sí y con las creencias o religiones tradicionales o populares de los países de lo que viene siendo llamada últimamente la esfera cultural del Asía oriental (por favor, no confundir con la Esfera de coprosperidad del Gran Asia Oriental, concepto de propaganda del régimen autoritario militarista japonés de la primera mitad del siglo XX que pretendía justificar la política expansionista e imperialista del País del Sol Naciente) La novela me entretuvo… pero sin excesivos entusiasmos.

Sigo usando mis viajes por China, en concreto la isla de Lantau en Hong Kong, para ilustrar las entradas sobre las novelas del universo de Xuya.

A pesar de que no consiguió entusiasmarme, ya comenté en su momento que el universo en el que se desarrollaba me intrigaba. y que pensaba darle una segunda oportunidad, lo que ha sucedido en este libro que comento hoy. Volvemos a movernos en el mismo universo. Volvemos a una historia detectivesca. Volvemos a una protagonista que es este particular híbrido de inteligencia humana y nave espacial que se da en este universo. Volvemos a esa sociedad más bien poco o nada democrática, con un sistema de castas basados en el concepto del confucianismo de sociedad jerárquica dominada por los eruditos, por los instruidos, por los académicos, que acceden a los puestos del funcionariado y del poder. En este entorno, una erudita modificada artificialmente con los recuerdos de una figura de relieve en la cultura y el conocimiento se encarga de formar a una discípula, hija de una heroína del imperio muerta en su desempeño del deber durante una guerra. Cuando aparece muerta otra persona, una ladrona, vinculada al pasado de la maestra. Y al mismo tiempo entra en juego una de las naves sintientes, que pretende resolver los problemas, cuando más bien los complica [me cuesta pensar como traducir mindship, mente-nave; parece que en las recientes traducciones de estas obras al castellano se ha optado por naves mentales]

Leo recientemente que la primera novela que leí del universo de Xuya estaría inspirada por Sherlock Holmes… no caí en ello cuando la leí,… y la segunda estaría inspirada por Arsène Lupin, el ladrón de guante blanco que ha renunciado a la violencia, pero nunca a la galantería y a la conquista amorosa. Tampoco me cosqué de ello hasta que no lo leí en un artículo. Pues vale. Lo que si es cierto es que entre Seven of infinities y The tea master and the detective hay un importante salto en mi grado de diversión y entretenimiento. Aprecio mucho más la novela que nos ocupa que la anterior. La primera me pareció entretenida y con posibilidades, pero en esta se desarrollan esas posibilidades, al mismo tiempo que resulta mucho más fácil empatizar con sus protagonistas. Y su trama, donde se mezcla la intriga con el romance galante, es mucho más amena, sin que sea superficial, ya que obviamente de Bodard adopta una postura feminista construyendo personajes femeninos fuertes, aunque no perfectos.

Como vemos, las novelas cortas se desarrollan en el mismo universo, sobre cuya concepción la propia escritora ha escrito en abundancia; una ucronía sobre lo que hubiera sucedido si el imperio chino no se hubiera retraído sobre sí mismo en el siglo XV y se hubiera lanzado a la exploración, llegando a los que hoy llamamos América antes que los europeos con Colón. Lo cierto es que esa forma de imaginar el universo de ficción puede ser interesante… pero no es necesaria para imaginar y disfrutar de la novela. Muy recomendable.

[Cine] 65 (2023)

Cine

65 (2023; 26/20230413)

Los responsables de esta película de dinosaurios… es una película que sigue más los tópicos del género dinosáurico que el de las aventuras espaciales… que aparenta inicialmente,… no se han enterado que las estimaciones más precisas y recientes para la extinción masiva del Cretácico-Paleógeno es de 66 millones de años. O si se han enterado, les habrá parecido que el número 65 es más conveniente que el número 66 para la mercadotecnia de la película. No sé. Es el menor de los problemas de esta película, que ha necesitado dos directores (y guionistas), Scott Beck y Bryan Woods, para perpetrar un producto cinematográfico inane por completo. Y no es que yo quisiera ir a ver esta película, pero fui invitado, me pareció mal no aceptar la invitación… y todo pecado lleva consigo su penitencia, dicen.

El más famoso asteroide de la historia natural de la Tierra marca el final del periodo Cretácico y de la era Mesozoica. Pero «gracias» a Spielberg, casi todo el mundo asocia los dinosaurios al periodo Jurásico, anterior al Cretácico, cuyo nombre deriva del Jura, región geográfica repartida entre Francia y Suiza, de donde proceden las fotos de hoy. Quizá debiera haber usado las fotografías de los acantilados de creta del canal de la Mancha para ilustrar la entrada, más «cretácicas». Pero tengo pocas, y no muy buenas.

Sorprendentemente, hace 66 millones de años, 65 millones según la película, en la galaxia existía una especie que, por una casualidad de una improbabilidad extrema, con p(X) muy próxima muy próxima muy próxima a 0, donde X es la existencia de dicha especie, es virtualmente idéntica al ser humano, en una situación de evolución biológica sorprendente que ya es el primer motivo de sonrojo en lo que se refieren a la pseudociencia ficción de la película. La otra casualidad de improbabilidad extrema es que una nave espacial pilotada por un tipo (Adam Driver) que tiene una hija muy enferma, sufre un accidente al entrar en otros extremadamente improbable «campo de meteoritos» y acaba estrellándose en el planeta Tierra… 24 horas antes del impacto del asteroide que se supone desencadenó la extinción de los dinosaurios no aviares y otras muchas especies. Y mira tú por donde, de los viajeros hibernados de la nave… se salva una niña (Ariana Greenblatt)… que… bueno… ya podréis suponer.

Podréis suponerlo todo. Porque la película no es que sea previsible. Es que dada la premisa inicial, cualquiera que haya ido al cine con cierta frecuencia es capaz de escribir el argumento de la película sin verla. Y además es un pastiche que acumula todos los tópicos propios del género de dinosaurios. Incluyendo el enfrentamiento final con el T. rex, claro. No hay nada que se pueda destacar diciendo… hay algo original, se aporta algo nuevo por pequeño que sea. En algunos momentos, llega a ser hasta chusco, de tan previsible es, de cómo se fuerzan las casualidades para presentar la situación que parecía que tocaba en ese momento. Los intérpretes, dos son los que importan, hay otros dos de aparición mínima, hacen lo que pueden dada la naturaleza del problema. Pero asumiremos que es un trabajo meramente alimenticio sin más.

La película no es recomendable, ni siquiera como entretenimiento. Su única gran virtud es su duración de sólo hora y media. Casi demasiado para lo que hay que contar, pero teniendo en cuenta la moda actual de películas de acción que sobrepasan las dos horas de forma habitual, casi sistemática,… pues ya se sabe, lo bueno, si breve, dos veces bueno, y en lo que se aplica aquí, lo malo, si breve, menos malo. No paguen por verla en el cine. Si en un futuro la tienen en una plataforma de contenidos y la pueden ver sin pagar extra… pues tampoco será una ofensa tremenda. Pero, sencillamente, una película que podría no existir y no pasaría nada. La falta de imaginación y creatividad al poder.

Valoración

  • Dirección: **
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: **

[Cine] JUNG_E (2023)

Cine

JUNG_E (2023; 06/20230122)

Una entrada rápida para el primer estreno del año en Netflix procedente de Corea del Sur. Mi intención para este año es ser mucho más cauto con lo que ven en Netflix en cuestión de largometrajes,… porque tienen muchas pifias. Pero claro, si estamos hablando de una película dirigida por Yeon Sang-ho, responsable de la entretenida Busanhaeng (Tren a Busán), había que darle una oportunidad. Así que vamos allá con este drama de ciencia ficción procedente del país asiático.

Unos paisajes de Seúl nos servirán para ilustrar la entrada; aunque son mucho más luminosos que los oscuros y «bladerunnerianos» ambientes de la película.

En un futuro, en una guerra que no acaba entre algunas colonias espaciales díscolas y una Tierra cuasi postapocalíptica por catástrofes diversas, una empresa cibernética trabaja en un androide soldado, JUNG_E, basado en una célebre capitana, Yun Jung-yi (Kim Hyun-joo), cuyo cerebro y personalidad fueron conservados tras ser herida mortalmente en su última misión (Nota: JUNG_E, el nombre del proyecto, y Jung-yi, el nombre de la capitana, serían homófonos, por lo menos desde el punto de vista del coreaninglés). En el equipo investigador está la hija de la soldado (Kang Soo-youn), pero no consiguen avanzar. En las simulaciones, la androide tiene un gran rendimiento, pero falla siempre en la misma misión. Y además, la situación de la guerra está por cambiar, afectando al proyecto de forma radical.

A pesar de la buena referencia de su director y que su reparto, por lo que he podido comprobar, tiene solidez interpretativa, la película peca de lo que pecan muchas películas de este tipo en el país asiático. Es un pastiche. Mezcla cosas y conceptos que pueden proceder de Blade Runner, Ex-Machina, The Expanse u otras producciones similares. Pero no se centra en nada. Parece que va a haber una tensión geopolítica como en The Expanse… pero eso es un macguffin sin más trascendencia. Podría haber una reflexión sobre la humanidad de la persona artificial, pero se queda a un nivel artificial. Y de los parecidos con Blade Runner… pues como tantas películas que copian ambientes o ideas de la genial película, porque ni reflexión sobre el ser artificial ni crítica profunda real a la gran empresa. Al final, lo que hay es un melodrama mal encajado y mal desarrollado por la peculiar relación madre-hija.

Ni siquiera podemos apreciar unas interpretaciones realmente mencionables, más bien nos movemos en los mediocre, en salvar los muebles como se pueda. Y sólo se salva un diseño de producción que sí que salva los muebles, siempre desde el punto de vista de que la película habrá costado su dinero, pero no habrá gastado lo que gasta Hollywood en producciones similares. En general, lo que decía… hay que ser muy selectivos a la hora de ver largometrajes de Netflix. Pero ya no sé que criterios usar para evitar los fiascos. Porque hasta las producciones con nombres de prestigio detrás son flojas. Y todo en medio de la gran crisis de las plataformas de contenidos bajo demanda, que van a tener que tomar medidas, empezar a generar fusiones, desaparecer algunas, porque no hay mercado ni dinero para compensar todo lo que se están gastando en producciones que atraigan suscriptores. Parece que pronto se hablará de burbuja que revienta, si no se está hablando ya.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: **
  • Valoración subjetiva: **

[Libro] The Tea Master and the Detective – Aliette de Bodard

Literatura

Aliette de Bodard es una escritora de ascendencia francesa y vietnamita, que nació en Nueva York, que creció en París, que tiene el francés como lengua materna, pero que desarrolla su carrera literaria en el ámbito de la ciencia ficción en lengua inglesa. Y poco o nada sabía de esta escritora hasta hace un par de meses, cuando en una cuenta de Twitter sobre literatura fantástica y de ciencia ficción [nunca me ha convencido la mezcla de ambos géneros] comentaron con alegría la publicación en castellano y en un mismo volumen de un par de sus novelas cortas con premios prestigiosos. Y me pico el gusanillo e investigué. Y descubrí que se podría adquirir dicho volumen a partir de una determinada fecha del mes de octubre pasado y sin opción a formato electrónico por casi 20 euros. Mientras que la versión original en inglés de cada una de estas novelas cortas en formato electrónico cuesta menos de cuatro euros y tres euros y medio cada una.

Algún día dispondré de fotografías de ambiente vietnamita. Hasta que llegue ese día… bueno, usaré para ilustrar esta entrada algunas fotos realizadas a orillas del Lago del Oeste en la animada y agradable ciudad china de Huangzhou.

Aprendan ustedes idiomas. A la larga sale rentable. Habrá quienes me acusen de falta de apoyo y solidaridad con la industria editorial española. Especialmente con las editoriales pequeñas, independientes o monográficas. Aunque se podría hablar de la falta de apoyo y solidaridad de esta industria con los lectores y con el fomento de la lectura. De la falta de adaptación a los tiempos modernos… ¿de verdad que no hay edición en formato electrónico? Y otras consideraciones. En cualquier caso, me puse a la tarea de comprobar los motivos del entusiasmo sobre la obra de esta escritora tan internacional.

La primera de las dos novelas cortas, la otra la tengo en espera, pertenece al género aventura espacial hibridada con el género detectivesco. En un universo con una cultura derivada del Asia oriental, con grandes desigualdades en el que domina una clase pudiente de eruditos y académicos, todo muy confucionista, que viaja por el espacio o transporta sus mercancías usando unas naves espaciales sintientes. Y, a modo de extraño Holmes y Watson, una detective que se dedica a preparar y vender tés e infusiones especiales cuando no tiene casos, se alía con una de estas naves para investigar un asesinato en una nave perdida en el espacio profundo.

He de decir que me costó entrar en la historia. Algunas de las referencias culturales en las que se mueve ese ficticio universo interplanetario o interestelar, proceden de la cultura vietnamita, con la que no estoy familiarizado. Y a pesar de su corta duración, la novela se toma su tiempo en plantear en toda su profundidad el misterio que acompaña a la muerte y el asesinato y sus consecuencias. Pero indudablemente es una historia que combina la presunta «ligereza» de una whodunit con otros temas con mayor profundidad y complejidad en su desarrollo. De momento, esta escritora y este universo están pendientes de una calificación definitiva sobre mi afinidad hacia ellos, aunque la impresión general es favorable. Cuando consiga volver a engancharme a la lectura y leer la segunda de las novelas cortas, ya os contaré. Porque por lo que sé, se desarrolla en el mismo universo. Pero no tengo claro que sean los mismos protagonistas. Veremos, que dijo un ciego a otro ciego.

[Cine] After Yang (2022)

Cine

After Yang (2022; 53/20221101)

Normalmente, siendo domingo, tendría que estar hablando de fotógrafos y sus fotografías. Pero se me han acumulado comentarios sobre cine, televisión y libros en abundancia que, al ritmo habitual, no me da tiempo a sacar adelante. Por ello, he decidido ir hoy con una de las dos películas de esta semana. En concreto, una película que en España ha sido un estreno directo en plataforma en línea, en Amazon Prime Video, y sobre la que llevaba varias semanas leyendo cosas buenas. Se estrenó en la plataforma hace casi un mes ya. Así que nos introduciremos en el terreno de la anticipación y la especulación futurística de la mano del coreano Kogonada, que tan buen sabor de boca nos dejó con una serie de televisión de la que tengo muchas ganas que llegue su segunda temporada.

Aunque la acción transcurre en Norteamérica, hay diversas referencias a la cultura de origen de la niña, China. Por ello, he optado por ilustrar la entrada con algunas fotos realizadas en Hong Kong, a orillas de Victoria Harbour, desde Tsim Sha Tsui Propende.

En un futuro, aparentemente no muy lejano, una familia formada por un padre de origen europeo (Colin Farrell), una madre de origen africano (Jodie Turner-Smith) y su niña adoptada de origen chino (Malea Emma Tjandrawidjaja), conviven en armonía con la ayuda de Yang (Justin H. Min), un androide, «inteligencia artificial» le llaman en la película, que fue adquirido para ayudar a la niña a integrarse en la familia al mismo tiempo que para ayudare a permanecer conectada con la cultura de su país de origen. Pero un día, Yang se estropea, aparentemente de forma irreparable, y la niña entra en un duelo que lleva al padre a buscar desesperadamente la posibilidad de reparar, de «devolver a la vida» a Yang. Porque para el resto, los talleres de reparación, la empresa fabricante, los comercios que lo venden, la sociedad en general, no es más que un objeto con una obsolescencia programada, destinado a ser sustituido con el tiempo.

Esta película parte de un material literario que parece interesante, no lo he leído, y que contienes muy buenas ideas. Por supuesto, siempre que en ciencia ficción aparecen androides/robots/inteligencias artificiales de aspecto humano, o como se les quiera llamar en cada momento, estamos ante un debate sobre lo que significa ser «humano». Aunque a mí ese enfoque lingüístico no me gusta y preferiría que fuera un debate sobre lo que significa ser «persona». También tenemos la cuestión de cómo se vive el duelo, tanto por los adultos como por los niños. O sobre lo que es una estructura familiar y qué es ser miembro de una familia. Como digo, posibilidades,… muchas. Sin embargo, siento que la película es hasta cierto punto fallida, aunque en mi valoración subjetiva haya optado por darle un aprobado.

Heredera, pero sin acritudes, de la tendencia marcada por Black Mirror, aunque dicha tendencia venía de antes, en la que se reflexiona sobre el impacto de las nuevas tecnologías en las sociedades humanas venideras. Pero en su forma tiene más que ver con un cine intimista, reflexivo, introvertido, del estilo de Terrence Malik entre otros, que no siempre es fácil de digerir. En ocasiones entras en este tipo de cine, en otras cuesta más. Y en esta ocasión, quizá por estar obligado a verla en la pantalla pequeña, me ha costado bastante. Y por otro lado, el protagonista absoluto es el padre. Y Colin Farrell es un actor que necesita de una dirección muy precisa y firme para que pueda dar de sí. Y compañeros de reparto con los que entre en sinergia. Porque si no, desde mi punto de vista, es un intérprete con limitaciones, y problemas de expresividad. Que creo que en esta película se manifiestan.

A mí me ha entrado a medias. Me sentí conflictuado entre las posibilidades de la historia y el interés que suscitan los temas planteados, y los aspectos formales y estéticos del filme. Como digo, he acabado dándole un aprobado. Pero allá cada cual. La anticipación futurista siempre es un deporte de riesgo.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: ***

[TV] Cosas de series; una miscelánea porque ya tocaba

Televisión

Con lo que tengo a la espera, y con un ritmo de una entrada televisiva a la semana, tengo garantizado rellenar todo el mes de noviembre con cosas vistas hasta finales de octubre. Es decir… llevo mucho acumulado. El caso es que también tenía una miscelánea de cosas que quería comentar, algunas se remontan a hace casi cinco semanas, y es hora de que las ponga por escrito. Aquí van.

Me llamó la atención que en Netflix añadiesen a su oferta durante el mes de septiembre un documental sobre ciencia que nos hablase del concepto de infinito. Con una hora y veinte minutos de duración aproximadamente, A trip to infinity (Un viaje al infinito) puede dar mucho de ser o quedarse muy corto, porque el tema da para mucho; aunque sólo el situar a los profanos en el concepto de infinito ya puede ocupar ese tiempo. Y eso es lo que yo imaginaba yo; que sería un documental para profanos. El concepto de infinito siempre me ha parecido apasionante. No sólo en el ámbito de las ciencias, donde curiosamente, una vez que alcanzas unos conocimientos mínimos es donde más fácil es de asumir y manejar, sino en el de la filosofía y otras áreas del conocimiento, donde es más complejo de encajar. La negación del infinito, la incapacidad del ser humano en sus estados más básicos de evolución y cultura, especialmente el miedo a no ser para siempre, durante un tiempo infinitamente largo, es decir, a morir, está detrás del origen de no pocas religiones. Generando una pasmosa ironía; por miedo a unos infinitos, crean los dioses también infinitos de por sí, salvo aquellas religiones con götterdämmerungs diversos. Aunque incluso estas suelen tener ciclos infinitos de regeneración del mundo divino y humano. La cuestión es que el documental, que vi en un viaje en tren durante mis vacaciones por el sur de Francia, me dejó un tanto frío. No me aportó nada nuevo, y hubo demasiadas cabezas parlantes hablando «muy emocionadas» sobre «lo guay que es todo esto del infinito», mientras desgranaban los contenidos más habituales de los vídeos que sobre el tema se encuentran en Youtube, sin especial profundidad ni aplicación a la vida y al pensamiento cotidiano de las personas. Hay mejores sitios donde comprender el concepto. Pero puede venir bien a mucha gente.

Es raro que cuando se habla de infinitos, no aparezca aquello de lo de las líneas paralelas que se cruzan en el infinito… o cosas así. Y el mejor ejemplo de líneas paralelas son las vías del ferrocarril. Ayer estuve de viaje en el día a Haro, en la Rioja, mañana os cuento más, y tuve mucha dosis de ferrocarril.

Me lo he pasado bien con una serie documental-musical, también de Netflix, realizada en Corea del Sur y con músicos surcoreanos. Se trata de Take1, en el que se narra el como se hicieron cinco actuaciones que se grabaron en un vídeo, con cinco músicos o grupos musicales del país asiático, pero que tenían una serie de condiciones. Tenían que elegir una canción que fuese la que elegirían como la última y más especial de su vida, y la actuación con la grabación habría de hacerse en una sola toma. Me divirtió bastante, aunque en general el interés fue diverso. Los artistas iban de la música clásica hasta el K-pop más total y absolutamente comercial, desde gente en activo en las listas de éxitos a gente retirada, desde veinteañeros a sesentones. Pero, ¿por qué me dio por ver esto? Durante los meses de enclaustramiento covidiano, los fines de semana y la semana santa en las que tuve que pasar mucho tiempo en casa, yo no estuve confinado en días laborales por ser profesional sanitario y tener que ir a trabajar, tiré mucho de Youtube. Ahora paso mucho menos tiempo, por el abuso con la publicidad que está tirando a la basura la plataforma. Y allí encontré un canal de música japonesa actual, J-pop, The F1rst Take, en el que diversos cantantes graban una actuación en estudio en una sola toma, sobre un fondo en blanco, y muchas veces, los de más nivel, con unos arreglos musicales distintos de sus grabaciones comerciales, más sencillos o acústicos. Un directo en condiciones. Durante unos meses en la pandemia se convirtió en The Home Take, porque grababan desde sus casas en confinamiento. Entendámonos, es un tema de promoción comercial de una discográfica perteneciente a un conglomerado empresarial muy conocido. No hay más que fijarse en la marca de los auriculares, que siempre se ve muy clara. Pero está hecho con gracia. Y me ha permitido conocer a algunos músicos de pop japonés que realmente lo hacen muy bien. Luego he visto otros canales similares. Por lo que es un tipo de iniciativa de moda. Y Netflix ha buscado explotar la fórmula, incluyendo también un largo make-off, antes de reproducir al final de cada episodio la actuación de turno. Curioso, me he divertido.

Y finalmente, durante el mes de octubre, hemos podido ver un especial de Doctor Who, The Power of the Doctor, un especial de hora y media que ha servido de despedida, ya anunciada, a la primera reencarnación femenina, de la mano de Jodie Whittaker, en la historia del estrafalario héroe espaciotemporal de modales tan británicos. Se les ha olvidado a sus productores que el Reino Unido tiende en la actualidad a aislarse del espacio-tiempo convencional para encerrarse en una desenfrenada actividad de mirarse al ombligo, soñar con glorias pasadas, e imaginar que regresan en el futuro, sin hacer nada para ello, y eligiendo una serie de ineptos y desafortunados primeros ministros, a cual peor. A pesar de que los contrincantes de la enésima vez en que la Doctora y sus compañeros salvan el mundo son los más tradicionales, es decir, los que menos me gustan, el episodio es entretenido. Esta etapa de la serie ha gustado menos. Y a mí también. Pero no por el motivo por el que a muchos cerriles les ha gustado menos, a saber, que el Doctor sea Doctora. Creo que Whittake podría haber sido una excelente protagonista, incluso de las mejores o la mejor… siempre que hubiera habido unos guionistas del nivel del de tiempos pasados. Y eso no ha sucedido. Desde que la era actual de la serie volviese en 2005, ha pasado mucho tiempo y eso conlleva un desgaste evidente. Necesita cambios más profundos que los más recientes, muy cosméticos, basados en lo políticamente correcto. Pero no sé que me dice que van a seguir con lo mismo. Y no digo que proponer una integración y una presencia de las minorías esté mal. Me parece perfecto y necesario, pero hay que hacerlo con un cuidado a la escritura del guion y sin que convierta el entretenimiento que una serie de este tipo debe proporcionar en algo secundario. Para el año que viene se anuncia un especial 60 º aniversario, ya adelantado por algunas de las cosas que han aparecido en este último episodio. En fin… ya veremos, que dijo un ciego a otro ciego.

[Libro] Tau Zero – Poul Anderson

Literatura

Este es uno de esos clásicos de la ciencia ficción llamada «dura» que debería haber leído en su momento, cuando yo estaba en mi veintena, y no ahora. Un libro de uno de los autores del género con más prestigio, Poul Anderson, escrito en 1970, que en los años ochenta del siglo XX todavía hubiera estado de actualidad. Quizá llega un poco tarde, cuando los estilos en el género han evolucionado. Y cuando la astrofísica y las cosmología también han evolucionado y las perspectivas de cómo funciona el Universo también. Por ejemplo, el «Big bounce» o «Big crunch«, según el cual el Universo se expandiría hasta que la gravedad lo obligase a volver a comprimirse en un opuesto final al «Big bang«, hoy en día gozan de poco prestigio. Y sin embargo forman parte esencial de la trama de este libro.

Ilustro la entrada con un atardecer en Estocolmo, capital de Suecia, porque en el mundo de esta novela el país nórdico es un lider global, ilustrado y pacífico, tras catástrofes bélicas debidas a las grandes superpotencias. Vete tu a saber si… tal y como está el patio… De todos formas, la nave, «Leonora Christine», está dedicada a una escritora danesa, no sueca.

«Tau Zero», en realidad en castellano es Tau Cero, he leído el libro en inglés, más barato y por eso los del «zero», hace referencia al valor del factor de contracción del tiempo, un fenómeno que se produce cuando un móvil se desplaza a una velocidad enorme, próxima a la velocidad de la luz, y por lo tanto el tiempo «a bordo» del móvil, supongamos una nave espacial interestelar, discurre mucho más despacio que en el espacio que le rodea, fijo o muchísimo más lento que el móvil. La nave que protagoniza esta novela, la Leonora Christine, y su internacional tripulación de científicos e ingenieros que van a probar suerte en la colonización de un planeta extrasolar, se moverán a velocidades relativistas. Y por lo tanto, lo que son meses para ellos son decenas de años en la Tierra. Es ciencia ficción dura porque no hay viaje a mayor velocidad de la luz, y los motores de la nave, aunque especulativos, se basan en la ciencia conocida en el momento. Así como las experiencias a bordo de la nave. Una nave que sufrirá un accidente y se verá incapacitada para frenar, por lo que irá aumentando su velocidad y adquiriendo una tau que tiende a cero, aunque es imposible que llegue a ese valor.

Desde el punto de lo que es especulación científica, la constante huída hacia adelante ante los desafíos que se presentan a los cincuenta tripulantes de la nave es muy divertida y entretenida. Es cierto que, no conociéndose en 1970 conceptos como la materia oscura o la energía oscura, aunque había quien los había intuido, la visión cosmológica del Universo es distinta de la actual. Pero no importa mucho. Está bien.

Otra cosa es la dinámica de la microsociedad de la nave. Como especulación sociológica, los planteamientos y los conflictos que surgen ante los problemas de la nave me parecen un poco ingenuos. O muy ingenuos. Pero reconozco que este tipo de escritura, en mi adolescencia tardía y en mi juventud temprana me hubiera encantado. Luego… bueno,… me volví más escéptico y un poco más conocedor de la sociedad humana. Un poco. Pero bueno, consideremos que se escribió cuando se escribió, y la obra de arte hay que valorarla teniendo en cuenta el dónde y cuándo se crea. Merece la pena si te gusta el género. Yo me lo pasé bien.

[Cine] NOPE (2022)

Cine

NOPE (2022; 43/20220821)

El director afroamericano Jordan Peele está de moda desde hace unos años, con su propuestas que mezclan la denuncia social, especialmente en cuestiones raciales, y el cine de terror. De sus dos largometrajes anteriores sólo he visto uno, pero en televisión, me perdí el estreno en salas. Y es que no soy muy aficionado al género de terror, psicológico o no, con mensaje social o sin él. Y quizá por este motivo, hasta el momento no había sido un director que me entusiasmase, a pesar de las buenas críticas hacia sus películas. No obstante, me dejé convencer para asistir a una sesión matinal dominical, rara avis que hay que aprovechar cuando surge, si la cinta lo merece o al menos invita al riesgo.

No sé porqué, pero me ha dado por pensar que el paisaje estepario monegrino de las Saladas de Sástago-Bujaraloz podría venir bien para representar el paisaje estepario seco y caluroso del interior de California, en el que se desarrolla la acción de la película.

La acción sucede en la hacienda de los Haywood, una familia afroamericana que cría y entrena caballos para el cine, los anuncios, espectáculos diversos o estudios técnicos o científicos, y se dicen descendientes del jinete de algunas de las series del fotógrafo Eadweard Mybridge. Tras la muerte accidental del padre cuando un objeto metálico le cae del cielo, los hermanos OJ (Daniel Kaluuya) y Emerald (Keke Palmer), se hacen cargo, con poco éxito, del ya decadente negocio. Y en ese momento empiezan a sospechar que algo extraño está sucediendo en su rancho, que hay fenómenos extraños en el entorno, y que algo o alguien puede ser el causante de la muerte del padre y de esos fenómenos.

En Wikipedia la describen como un neowestern de ciencia ficción terrorífica. Lo de western será porque están en California, en un rancho con caballos, y montan de vez en cuando a caballo. Los del terror… pues yo creo que es otra cosa, que yo no denominaría terror, aunque podríamos considerar al antagonista de los Haywood como un descendiente espiritual, aunque no formal, del terror cósmico, de los monstruos de Lovecraft. Lo de la ciencia ficción quizá porque durante buena parte de la película este antagonista es percibido como un objeto volante no identificado, o fenómeno aéreo no identificado en un designación más actualizada y amplia,… incluso se plantea el origen del ente como alienígena, aunque no recuerdo que eso quede establecido de forma conclusiva en ningún momento. En cualquier caso, es un ejercicio de estilo en el ámbito del suspense que no carece en absoluto de virtudes. Es más tiene muchas; la puesta en escena, un diseño de producción sencillo pero elegante, en el ámbito de soluciones de aspecto poco tecnológico, una muy buena fotografía y sonido, e interpretaciones, tanto de sus protagonistas como de sus excelentes secundarios, aunque poco conocidos, muy muy competentes.

No obstante, para nosotros no pasó de eso. De ser un ejercicio de estilo interesante y muy entretenido. No trascendió más allá, aunque haya dejar un buen sabor de boca, un buen recuerdo, y haya demostrado las excelentes maneras del director como narrador y realizador. Dicen que en los relatos de Peele siempre hay un contenido social, una crítica social,… pero, quizá porque no estoy en los detalles de los debates raciales nortamericanos, se me han escapado los que transmite la película más allá de algunas cosas evidentes. El monstruo de Peele no nos genera ese terror cósmico lovecraftiano que algunos claman, aunque reconozcamos su ascendencia. Más lo vemos como un macguffin, muy en el estilo de Hitchcock, para generar el suspense, la inquietud y la puesta en acción de sus protagonistas, obligados a despertar de su apatía para sacarse a sí mismos las castañas del fuego. En cuanto a su estupendo final… somos de los pesimistas a la hora de interpretar el Out Yonder y la figura del jinete, en la más clara referencia al western que encontramos en la película.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ***

[Cine] The Adam Project (2022)

Cine

The Adam Project (2022; 42/20220818)

Tenía esta película en mi lista de estrenos en plataforma pendientes de ver desde el mes de marzo. Y «curiosamente», no había encontrado el momento para verla. Es como si no me acabase de fiar que esta película de Shawn Levy con un reparto muy prometedor, realmente pudiera ser lo que pretendían. Y mira que yo las de viajes en el tiempo no me las suelo perder. Pero bueno… después de la ronda de aventuras en el tiempo con las repartidoras de periódicos de Cleveland… ya no había excusas. Había que darle una oportunidad.

Viajes en el tiempo y en el espacio… en Disneylandia París… tan «serios» como los de la película de hoy.

La cosa va de un viajero en el tiempo, un piloto (Ryan Reynolds), que aterriza en el 2022 procedente del 2050 o así, buscando a su novia (Zoe Saldaña), que fue atacada por unos malos (Catherine Keener) cuando se dirigía al 2018. Y en el 2022 se encontrará con su joven yo de 12 años (Walker Scobell), que vive con su madre (Jennifer Garner), tras haber perdido a su padre (Mark Ruffalo) en un accidente. Y juntos… tendrán que salvar a la sociedad de un horrible futuro.

Si uno se fija bien en el argumento… quitando que el protagonista es humano y no un robot, no hay robots por ningún lado, el argumento no se diferencia mucho de alguna de las películas de Terminator. Pero con un tono más familiar, menos bruto, aunque no faltan disparos y muertos… pero todos de los malos. A pesar del vistoso reparto, la película es muy elemental en su planteamientos, más propios de un telefilme de sobremesa que de una película de ciencia ficción con ciertas pretensiones.

Como ya me intuía… motivo por el que nunca encontraba tiempo para ver esta película, es otro pinchazo de Netflix a la hora de procurar entretenimiento de aventuras y acción de cierta calidad. Realmente decepcionante. Y los intérpretes hacen lo que pueden… pero encasillados en las actitudes de otros personajes que han interpretado en otras películas. Producto prefabricado, por lo tanto, pastiche de otras películas, con poca originalidad. Aunque pueda entretener si no te pones muy exigente.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: **

[TV] Cosas de series; viajes espaciales, viajes en el tiempo y problemas reales

Televisión

La entrada de hoy me pone de especial buen humor. Porque me lo he pasado muy bien con estas dos series. Una de ellas en su tercera temporada, vista en Disney+, y la otra en su primera temporada, vista en Amazon Prime Video. Las dos nos llevan a universos de ciencia ficción, las dos son muy entretenidas, pero las dos nos hablan de problemas reales.

Sigo utilizando la sección dedicada al diseño en el Museum der Moderne de Múnich para ilustrar estas aventuras futuristas. Aunque los objetos de hoy no sean tan futuristas como los de hace un par de días.

The Orville comenzó como una parodia, y al mismo tiempo homenaje, a Star Trek. Creada y protagonizada por Seth MacFarlane, cuenta con un reparto que sin ser de enorme calidad interpretativa, tiene buen oficio, y compone personajes con los que puedes empatizar. Fundamentalmente porque en cada capítulo se ponen encima cuestiones éticas, sociales y políticas que invitan a la reflexión, siempre desde el punto de vista de fomento de la libertad personal, la solidaridad entre las personas y un entorno de máxima tolerancia ante la diversidad. Tocan temas como el racismo, el sexismo, la violencia, los populismos políticos, pero integrados en una aventura espacial divertida y con corazón. En su tercera temporada, se ha vuelto algo más seria y reflexiva, manteniendo el tono, menos frívola, menos paródica, pero lo he visto como una evolución de la serie, con el fin de refrescar sus contenidos. Ha habido un cambio de cadena televisiva original, y creo que ahora es algo más libre todavía. Según leo en TV Calendar, su estado actual es que se espera su retorno en el futuro, aunque su último episodio no dejaba tramas pendientes, y tenía un cierto sabor a cierre. Supongo que cuando lo rodaron no estaba clara su continuidad. A mí no me ha cansado todavía. Cosa que no me sucede con las series de la franquicia a la que parodia/homenajea,… que sí me suelen cansar pronto.

Y de la aventura gráfica en la que se basa la otra serie de esta semana, Paper Girls, ya os hablé hace un par de días. Y quedó claro que era una historieta que me gustaba y mucho. La serie también parece dirigida al público juvenil, pero los temas de fondo y la trama son perfectamente asumibles para un adulto. El punto de partida es el mismo, la cuatro jóvenes repartidoras de periódicos de 12 años de edad que el 1 de noviembre de 1988 tras una disputa con unos adolescentes mayores, se ven envueltas en un conflicto intertemporal entre dos facciones en guerra de viajeros en el tiempo. Pero pronto la serie empieza a divergir del argumento de la aventura gráfica. Puede que por motivos de presupuesto, puede que por necesidad de adaptar la acción al medio televisivo, probablemente por una mezcla de ambos. Es algo más oscura que la aventura gráfica. Con más muertes, y conflictos más profundos para las cuatro chicas, cuando viajando por el tiempo se van encontrando con sus versiones adultas o con sus familias adultas. Temas de identidad personal y sexual, temas de racismo, temas de expectativas de futuro, temas de conflictos familiares. Pero sin que falte la aventura y la acción. Sobre una misma base, va a ser claramente una historia diferente. Aunque de momento con el mismo espíritu. No es una serie redonda. Las cuatro chicas protagonistas tienen momentos muy buenos, pero todavía muestran algo de inmadurez como intérpretes, lo cual es normal dadas sus edades. Y no tiene la vistosidad visual, el diseño de la historieta. Pero tiene momentos muy logrados. Y cada una de las chicas tiene también su momento para el lucimiento. Particularmente la joven de origen asiático que encarna a Erin Tieng, Riley Lai Nelet, y que de alguna forma tanto en la historieta como en la serie tiene un punto más de protagonismo que las otras tres. Que también tienen sus momentos. Esperemos que en el futuro se vaya viniendo arriba, porque lo merece.

[Libro – historieta] Paper girls – Brian K. Vaughan y Cliff Chiang

Literatura

Recientemente se ha emitido, y está disponible, en Amazon Prime Video la adaptación televisiva en acción real de la aventura gráfica que presentamos hoy. Y muchos enterados, muchas «plumas ilustradas» de la red de redes, hablan del «intento de Amazon para emular Stranger things» o cosas por el estilo. Vamos a ver. Aclarémonos. El primer cuadernillo de los treinta que consta esta aventura se publicó en Estados Unidos en octubre de 2015, en España lo pude leer en abril o principios de mayo de 2016, y la serie de terror fantástico, pseudociencia ficción de Netflix, se estrenó en julio de 2016. Y la obra de Vaughan y Chiang es ciencia ficción pura y dura, mientras que los strangers es terror disfrazado de ciencia ficción. Sin hablar de los temas que tratan ambas obras. Ya he visto la primera temporada de las chicas repartidoras de periódicos en Prime Video, pero de eso hablaré otro día. Primero, mi relación con la obra original, la aventura gráfica.

Las fotografías tomadas en la sección de diseño y en la exposición dedicada al 50º aniversario de los juegos olímpicos de 1972 en la Pinakothek der Moderne de Munich, con esos diseños tan futuristas, me han parecido apropiados para ilustrar esta entrada. Especialmente porque las chicas protagonistas hacen su trabajo de repartidoras de periódicos montadas en sus bicicletas.

En mayo de 2016 yo estaba familiarizado con la obra de Vaughan a través de su colaboración Fiona Staples en la estupenda y fenomenal Saga, una de las mejores aventuras espaciales a las que he accedido en mi vida. Teníamos planeado visitar a unos amigos cuya hija menor, entonces de 13 años, había sido intervenida de una pequeña tontería sin importancia. Pero entramos en una librería de cómics y vimos el primer cuadernillo de Paper girls, y se lo llevamos como pequeño detalle. Aunque como la visita fue al siguiente día, me lo leí en casa. Un grupo de cuatro chicas de 12 años que en la madrugada del 1 de noviembre de 1988, tras la resaca de la noche de Halloween, salen a repartir periódicos y ganarse unos dinerillos. Es el primer día en esta actividad para Erin Tieng, una chica de origen chino. Y tendrá que enfrentarse a unos adolescentes bastante macarras y… a un conflicto, una guerra en el tiempo, entre unas gentes venidas del futuro partidarias de la liberalización del viaje en el tiempo y de cambiar la historia cuando es mala, frente a los que quieren controlar los viajes en el tiempo, y dejar la historia como está. Me recordó bastante, aunque la historia es distinta a una novela de Asimov que siempre me gustó, The End of Eternity (El fin de la eternidad), aunque luego la cosa sea muy distinta. Siempre me han gustado los viajes en el tiempo.

A partir de ahí… como la madre de la chica formaba parte de nuestro «club de ir al cine», todos los meses le comprábamos otro cuadernillo, me encargaba yo, y me lo iba leyendo antes de pasárselo a la madre en la siguiente visita a las salas de cine. Y así me fui leyendo la historieta. Y me estaba gustando mucho, mucho, a pesar de estar destinada francamente a un público más juvenil frente a la historia más madura de Saga, u otra que leí de Vaughan, We stand on guard, en colaboración con Steve Skroce, que también me gustó mucho. Hasta que llegó la pandemia. Y a falta de cinco o seis cuadernillos para terminar la aventura gráfica… interrumpimos la agradable dinámica. Finalmente, los padres de la chica le compraron los números que le faltaban cuando se empezó a normalizar la situación, y yo me quedé sin saber como terminaba. Cuando hace unas semanas me enteré de la adaptación televisiva, me busqué una versión en formato electrónico y la terminé, empezándola desde el principio. Y si por episodios me estaba gustando bastante, leída de tirón, resultó ser absorbente, de las que no puedes dejar de leer y acabas apagando tarde por la noche la luz. Es muy divertida.

Con personajes con los que empatizas y te encariñas, la serie trata temas más reales que la serie de Netflix con la que se le compara, que es mucho más anecdótica en el fondo, sin dejar de ser una serie pensada para el público juvenil. Pero cualquier adulto sin prejuicios y con imaginación la puede disfrutar mucho. La escritura de Vaughan es fenomenal,… he de decir que la versión en libro electrónico fue el original en inglés, que es más barato, y la historia en su conjunto deliciosamente variada, llena de acción, y entretenida. Pero además, la ilustración de Chiang es también estupenda, mereciendo la pena destacar la importante labor del colorista Matt Wilson, y del rotulista y diseñador Jared K. Fletcher. Vamos. Que me lo pasé pipa. Una de las lecturas de ciencia ficción más divertidas que he leído y disfrutado en mucho mucho tiempo. Total y absolutamente recomendable. Y su valoración crece en el tiempo en mi memoria.