The Lost King (2022; 31/20230510)
Dicen que estos días es la fiesta del cine. Es decir, durante tres días, en temporada baja de películas interesantes, bajan los precios para intentar animar la recaudación en un mes tradicionalmente flojo. Y para ello, diminuyen a un mínimo la oferta de películas sin adulterar, en versión original, por lo que por barato que esté, deja de ser interesante para los más fieles y que más amamos al cine como arte y cultura el acercarnos a las salas de cines. Pero oye… es el capitalismo, ¿no? En cualquier caso, estoy a punto de salir de viaje y estoy liado con los preparativos. Pero la semana pasada sí que nos acercamos a ver esta película dirigida por Stephen Frears, un director muy interesante, y a la que la crítica había puesto por las nubes en cuanto a la interpretación y otras cosas.

La película nos habla de hechos reales acontecidos en la última década. Una mujer, Philippa Langley (Sally Hawkins), lleva una vida marcada por dos cosas; su familia, es decir, sus dos hijos, con su relación, buena, con su exmarido (Steve Coogan), y su padecimiento de un síndrome de fatiga crónica (o encefalitis miálgica como se le llama en la película en versión original), una enfermedad de cuyo origen sabemos poco, y todavía menos de cómo tratarla. La denominada «covid crónica» es una variante especialmente difícil de esta enfermedad, desencadenada por la infección viral, por ponernos en un cierto contexto. También está relacionada con otros padecimientos como la fibromialgia. El caso es que, para lidiar con sus problemas, tras una representación del Ricardo III, una de las obras más famosas de Shakespeare, decide convertirse en historiadora aficionada con el fin de reivindicar la figura de este rey, convertido en villano por el bardo y por los historiadores afines a los Tudor, vencedores en la Guerra de las Dos Rosas, que terminó con la muerte en batalla de este rey de la casa de York, último de los Plantagenet. Y eventualmente encontrar los restos mortales, desaparecidos, del rey.
Para mí, la película tiene dos partes. La primera parte me interesó bastante, puesto que lo que nos estaba mostrando, creo que con bastante fidelidad, y al mismo tiempo con interés y buenas interpretaciones, los esfuerzos de la protagonista para pelear con su enfermedad, sus repercusiones en la vida diaria, en la vida familiar, en la vida laboral, y que podrían reivindicar los padecimientos de estos padecimientos, muy incomprendidos, y no siempre bien tratados en las consultas de los profesionales sanitarios. Por muchos motivos. Poco a poco la película deriva a la peripecia de la búsqueda de los restos mortales de Ricardo III. Y con ello, desde mi punto de vista, la historia pierde interés poco a poco. Hasta llegar a un punto en que empieza a resonar como terreno mil veces pisados, de la aficionada que se impone a los expertos, y que al final es tratada injustamente. Bueno. La señora real fue distinguida como miembro de la MBE, la orden del Imperio Británico, esa que sirve para que a un señor le llamen sir o a una señora dame. O sea… que algo de reconocimiento sí que ha tenido.

Con una excelente interpretación, no solo de Hawkins, que ya ha demostrado en muchas ocasiones su calidad como actriz, sino también en sus secundarios, siempre solventes los británicos, salimos del cine con la sensación de que la película podría haber sido algo más. Eso de ir de más a menos es catastrófico para la sensación con la que sales del cine. Se deja ver. Es una película más que razonable… pero que podría haber sido muy buena. Sin más. En cuanto a la figura de Ricardo III… eso daría para hablar mucho… porque realmente es un caso histórico muy interesante. No me he puesto a investigar si la película es fiel a como sucedieron los hechos, más allá de llamarme la atención que una señora a la que reconocieron con lo del dame, aparezca como la marginada final de la historia hasta cierto punto. Ya digo que, hacia el final, la película se vuelve tópica y previsible.
Valoración
- Dirección: ***
- Interpretación: ****
- Valoración subjetiva: ***
