Dos series de animación japonesa en el que el terror y la fantasía tienen mucho que decir. Series que, a pesar del tradicional aspecto aniñado de los caracteres del manga en el que se basan y que se traslada a la animación, entran dentro del ámbito de la animación para adultos. O por lo menos para espectadores adolescentes, pero mayorcicos. Generalmente el anime se dirige a un público joven, pero no necesariamente infantil o adolescente. A pesar de lo que parezca.

Junji Itō es un clásico en activo dentro del ámbito del manga japonés. Extremadamente prolífico, su especialidad es el horror y la fantasía terrorífica. A veces con saludables notas de humor. Humor negro, por supuesto. He leído alguna cosa de él y he dejado pendiente alguna otra. Pero he de reconocer el horror no es un género que me atraiga mucho, y me cuesta leerlo. Recientemente, hace unos meses ya, llegó a Netflix la antología Itō Junji Maniac [伊藤潤二『マニアック』], que en la versión en castellano alarga su título como Junji Ito Maniac: Relatos japoneses de lo macabro. Como digo es una antología. Cada episodio, hasta un total de 12, contiene una o dos historias independientes y autocontenidas, todas en el ámbito del género fantástico, pero siempre orientado al horror. Incluye fragmentos o interpretaciones de algunas de las obras más características y conocidas del mangaka. A mí me ha resultado irregular y con una animación no especialmente inspirada. He aguantado hasta el final, pero, ante una posible segunda temporada, no tengo claro que repita. Quizá… lo dicho. El horror no es lo mío.

Como ya comenté la semana pasada a propósito de los dramas coreanos, Disney Plus a través de Star, va incluyendo en su catálogo series de otros países y otros géneros, también anime. Y leí recientemente críticas muy elogiosas de Summer time rendering [サマータイムレンダ, Samā Taimu Renda en japonés], que es muy valorada en diversas plataformas. El promedio de los votantes de IMDb se sitúa en 8,2/10 por ejemplo, que no está nada mal. Basada también en un manga de éxito, se mueve en el género del suspense sobrenatural. Combina en una misma aventura la existencia de monstruos bastante aterradores, por sus efectos más que por su aspecto, bucles en el tiempo, mucha acción y un entorno global que camina por el límite entre el fantástico de inspiración en la mitología nipona y la ciencia ficción. En la historia, un joven universitario huérfano que abandonó su pequeña localidad natalidad en una isla del mar interior de Seto para irse a estudiar a Tokio, vuelve a la isla para el funeral de la hija mayor de la familia que lo acogió como un hijo más tras la muerte de sus padres. La chica, de su edad, ha muerto ahogada. Pero al llegar a la isla, empezará a notar cosas raras. Y pronto, junto con sus antiguos amigos de la isla, mas una escritora de éxito que también abandonó el lugar tiempo atrás, se verá luchando en una aventura desesperada contra unas misteriosas sombras que quieren acabar con todos los habitantes de la isla en el festival anual del templo sintoísta del lugar. En lo positivo, la animación es de gran calidad, de lo mejor que he visto en la animación televisiva, que suele estar siempre un paso por debajo de la animación cinematográfica. También la concepción general de la aventura… que nadie olvide que a mí me suelen gustar los viajes o los bucles en el tiempo. En lo negativo, las «reglas» del universo en el que transcurre la acción están un poco embrolladas y a veces parece que se van inventando sobre la marcha, lo cual siempre me resulta tramposo. Esto lleva a que, tras unos primeros episodios muy divertidos, la serie tiene una sección central embrollada, con poca progresión real en la acción, hasta que esta vuelve a coger carrerilla de nuevo, con unos cinco o seis episodios finales también muy entretenidos. Está bien, en general. Pero sobra en la práctica algún bucle en el tiempo, y se podría haber contado la misma historia en la mitad de extensión.
