[Libro] Seis cuatro – Hideo Yokohama

Literatura

En la portada de la edición en castellano de esta novela policiaca de Hideo Yokoyama aparece un gran número 64, o un 6 y un 4 juntos. Diremos que el título de la novela es Seis cuatro y no Sesenta y cuatro, porque el original japonés se titula Rokuyon 64 y no Rokujūshi 64. Pero en realidad, el número hace referencia al año 64 de la era Shōwa, que comenzó con el acceso al trono del emperador Shōwa (diciembre de 1926), más habitualmente conocido en los países occidentales como Hirohito, y finalizó con el fallecimiento de este (enero de 1989).

Las eras en Japón son la forma tradicional de contar los años en el País del Sol Naciente. Tradicionalmente, una era comenzaba con el acceso al trono de un emperador y terminaba cuando accedía el siguiente, bien por fallecimiento, renuncia o destronamiento del reinante. Pero en ocasiones, había un cambio de era cuando sucedían hechos significativos, como guerras, catástrofes u otros eventos históricos, aunque el emperador siguiera en el trono. Por lo tanto, los japoneses contaban, y cuentan todavía, sus años con el nombre de la era y el año dentro de la misma. En 2022 estamos en el año 4 de la era Reiwa. Desde la restauración Meiji, sólo hay cambio de era con el cambio de emperador, independientemente de otros acontecimientos históricos. Y el nombre de la era coincide con el nombre póstumo del emperador, que es anunciado al principio de su reinado, y tiene un significado simbólico. Irónicamente, el emperador Hirohito, es conocido en Japón como emperador Shōwa, y reinó durante la era Shōwa (昭和時代, Shōwa jidai), que significa paz ilustrada… cuando sus primeros 20 años fueron de gobiernos militaristas y guerras atroces e inhumanas. Hay que saber que el primer año de una era es también el último año de la era anterior. El año 1 de la era Shōwa, 1926, fue también el año 15 de la era Taishō; el año 64 de la era Shōwa, 1989, fue el año 1 de la era Heisei. Pero el año 64 de la era Shōwa duró 8 días. El año 1 de la era Heisei duró los 357 restantes.

La novela comienza cuando un matrimonio de unos cuarenta años, Mikami, el marido, un policía de aspecto tosco, Minako, la esposa, una antigua policía de considerable belleza, se presentan en la morgue de una ciudad lejos de su domicilio para identificar el cadáver de una adolescente, que podría ser su hija Ayumi, fugada desde hace varios meses y de la que no saben nada. No es. Y es el punto de partida para una novela que se mueve en tres frentes. El primero es la desgracia familiar de desconocer el paradero de la hija fugada, de dieciséis años. El segundo es el provocado por las intrigas del entorno laboral de Mikami, responsable de prensa y comunicación en la jefatura de policía de su prefectura, después de haber sido investigador criminal durante años. El tercero es el derivado de un antiguo caso, el secuestro y asesinato de una niña que sucedió catorce años atrás, el seis de enero del año 64 de la era Shōwa, el último gran crimen de esa era en la prefectura, que sigue sin resolver, y al que queda un año para que prescriba el delito y el secuestrador asesino quede impune para siempre. Nos encontramos por lo tanto en el invierno del año 2002-2003.

No se nos informa de cuál es la ciudad y la prefectura en la que transcurre la acción de la novela. Quizá un lector japonés lo pueda deducir del contexto. Pero yo no. En cualquier caso, para ilustrar la entrada he buscado fotografías que no correspondan a ninguna de las grandes ciudades japonesas. El entorno del bello castillo, original, de Himeji, en la prefectura de Hyōgo, en Kansai.

No es propio de mí leer dos novelas policiacas seguidas. No es un género en el que me mueva a gusto, aunque cuando una de estas novelas me engancha, me suele entusiasmar. Siendo autores del mismo país y de la misma cultura, es muy distinta de la que comenté hace unos días de Seichō Matsumoto. Aunque siendo dos autores de estilos muy distintos, algunos temas son comunes, ya que más allá de la trama policial, ambos muestran una preocupación por el entorno sociopolítico del país y la época en la que transcurren los hechos. En cualquier caso, Yokoyama construye un relato de difícil trenzado por las interrelaciones entre las tres líneas argumentales que he mencionado; la familiar, la laboral y la criminal. Por lo tanto empieza cociéndose a fuego lento, pero sin perder tensión en ningún momento. La tensión que permanentemente siente sobre su espalda el protagonista, Mikami. Tensión que va en alza hasta que llega el clímax para las tres situaciones, que tienen soluciones muy distintas. Un clímax, el tramo final de la novela que me parece digno de figurar en una antología de la literatura policiaca, de suspense e incluso de acción. Muy bueno. Y con un cierre lleno de humanidad.

El relato no está escrito en primera persona, pero se centra en la vivencia, el punto de vista, los pensamientos y sentimientos del protagonista. Y como si estuviera escrito en primera persona, estos no son fiables. Engañan al protagonista y nos hacen navegar por el relato siempre con una sensación de inseguridad ante lo que realmente sucede. Más cuando poco a poco te das cuenta que muchos de los personajes secundarios que giran a su alrededor son trascendentes, tienen una historia, tienen un pensamiento y un fondo más complejos que lo se nos ofrece. La esposa, la chica policía, los antiguos compañeros, el arrogante joven periodista, el padre desolado por el crimen no resuelto sobre su hija… todos son personajes más ricos de lo que parecen desde el punto de vista del policía. Un recurso del que se vale el escritor para dar profundidad al relato. El cierre de este tiene no pocos puntos de amargura, especialmente en lo que se refiere a la situación familiar, aunque se nos quiera mostrar una luz de esperanza… que no podemos dar por cierta. Las reflexiones finales del protagonista sobre el destino de su hija, entre lo que dice y lo que sugiere, no dejan indiferentes. Al fin y al cabo… Mikami, honrado como pocos, se engaña a sí mismo con frecuencia como ninguno. Muy muy recomendable.

[Libro] El expreso de Tokio – Seichō Matsumoto

Literatura

Comencé a leer esta novela de crimen y policías cuando terminaba mis minivacaciones de Pascua. Pero por culpa de mi bloqueo lector de los últimos tiempos, no la terminé hasta que, de nuevo de vacaciones y relajado, en un par de trayectos de tren la terminé. No es la primera novela que leo de Seichō Matsumoto. Y al igual que la anterior, esta también me ha gustado. Y comparte algunas características que, deduzco, se deben encontrar presentes en toda la literatura de Matsumoto, popular escritor de género policial y novela negra japonés del siglo XX.

Algún tren nocturno queda por Japón… pero pocos. Sustituidos por los «shinkansen»… pero yo aquí traeré tres más modestos, regionales y locales, y algún diurno que realiza conexiones algo más prolongadas.

El original japonés se titula Ten to sen (点と線), puntos y líneas, haciendo referencia a los mapas de trayectos de las guías ferroviarias del país nipón. Un país en el que el ferrocarril es fundamental para la vertebración de la sociedad y el territorio desde que entro en la industrialización y modernización en el siglo XIX. Y es que el análisis de los horarios de los ferrocarriles y los ferris que recorren el país será clave para que los inspectores de policía que investigan el presunto suicidio conjunto de un funcionario estatal y una joven camarera, residentes en Tokio, supuestamente amantes, resuelvan lo que finalmente es un asesinato premeditado, en la costa cerca de Hakata, un distrito de la ciudad de Fukuoka en la isla de Kyūshū. Detrás del asesinato una trama de corrupción gubernamental en la que el funcionario podría ser un testigo clave.

La historia se plantea como una whodunit, de estructura… podríamos decir «clásica»… Agatha Christie podría haber escrito algo parecido, pero no igual. Todo indica a un suicidio pasional… salvo porque a un veterano, y un poco de vuelta de todo, policía de provincias no le cuadran algunos detalles. Lo mismo le pasa a un joven y dinámico inspector de Tokio. Y paso a paso, van desentrañando el misterio de cómo aquellos más interesados en el asesinato, pero con coartadas aparentemente sólidas, pudieron estar en el lugar de los hechos y no donde dijeron estar. Hay que decir que toda la trama de viajes en tren, avión y ferri por la geografía japonesa está basada en la realidad de lo que serían los años cincuenta. El «expreso de Tokio» del título en castellano sería el Asakaze [朝風, viento o brisa de la mañana] un tren nocturno rápido que unió durante un tiempo Tokio con Hakata, aunque posteriormente se limitó el viaje hasta Shimonoseki, al sur de la isla de Honshu. Con la entrada en servicio de los shinkansen o líneas de alta velocidad, desapareció, por la mayor comodidad y rapidez de estos nuevos trenes. El inspector tokiota ha de ir desentrañando las posibilidades, remotas, de los horarios de los transportes públicos (los puntos y líneas del título original) para destripar el misterio.

Pero más allá del entretenimiento asociado a la trama policial, escrita con ritmo e interés, al igual que sucedía con la novela anterior que leí de Matsumoto, existe un punto, bastante amargo en su resolución final, de crítica social para el Japón de posguerra, ya en pleno desarrollismo en la segunda mitad de la década de los cincuenta del siglo XX, con corrupción y abundante cinismo en las esferas políticas y administrativas, que a veces, demasiadas veces, resuenan también en nuestras realidades actuales, hoy en día y en estas latitudes del globo terrestre. Y donde descubrir la verdad de los crímenes o de las conductas impropias no siempre viene acompañado del ejercicio de la justicia en el recuerdo de las víctimas y en el castigo de los beneficiarios de los crímenes. Una crítica social que Agatha Christie no se permitiría. Y por eso no me interesa, mientras que he disfrutado de esta novela de Matsumoto, perfectamente recomendable.

[Cine en TV] Yeoldu Beonjjae Yonguija 열두 번째 용의자 (2019)

Cine

Yeoldu Beonjjae Yonguija 열두 번째 용의자 (2019; 57/20210912)

Se dice que la cartelera de cine va a salir de su apatía próximamente. A la espera de un estreno que me tiene picada la curiosidad este viernes y para el que ya tengo entradas, esta semana hemos resuelto la papeleta de los estrenos cinematográficos con un estreno directo en plataforma de vídeo bajo demanda y una animación japonesa en salas de cine. Vamos con la primera, estrenada recientemente en Filmin, una película disfrazada de un género, la whodunit al estilo Agatha Christie, pero con el corazón en otro, la denuncia política. Dirigida por Ko Myoung-Sung, nos llega desde Corea del Sur, país que cada vez más se confirma como fuente de cine muy interesante.

En un café de Seúl, recién firmado el armisticio de la guerra de Corea, una guerra que formalmente no ha terminado todavía, se reúnen una serie de personas, en su mayoría intelectuales escritores y profesores de universidad, que junto con la pareja que regenta el café, discuten la reciente muerte de un poeta de un disparo en el monte Namsan (dónde ahora se encuentra el «pirulí» de telecomunicaciones de la capital surcoreana) y de una alumna de la universidad, recién llegada de estudiar en París. Al debate se une un investigador de la policía militar que está investigando el crimen.

He de decir que no sé a ciencia cierta cual es el título original de la película en coreano, porque he encontrado dos. Por un lado, el que he incluido en el título de la entrada, y que significa los mismo que el título en castellano para España. Por otro lado, Namsan siin sal-insageon 남산 시인 살인사건, y que significa «el caso del poeta muerto en Namsan». Namsan 남산 significa la montaña o el monte del sur. Aunque hoy en día, con lo crecida que está la capital coreana está en centro de la ciudad. En cualquier caso, como decía al principio, las formas son de un caso detectivesco en el que el detective se reúne en una habitación con todos los sospechosos. Con un localización prácticamente única, sólo algunos breves flashbacks nos llevan ocasionalmente a otras localizaciones, es prácticamente un pieza teatral. Sin embargo, la película va creciendo conforme avanza la trama y los diálogos van destapando la realidad, para convertirse en una denuncia del ambiente de represión que generó la dictadura militar que los norteamericanos instalaron en Corea del Sur para contrarrestar la dictadura del norte de inspiración comunista, que todavía perdura. Dos enemigos mortales no son necesariamente cosas distintas, a veces son variantes de un mismo mal; afortunadamente para los surcoreanos, evolucionaron a una democracia desde finales de los años 80 o principios de los 90 del siglo XX, mientras que los norcoreanos siguen oprimidos por la primera y única monarquía absoluta de inspiración comunista de la historia.

La película esta realizada con oficio, y razonablemente bien interpretada, y crece conforme avanza el metraje y aparece su verdadera naturaleza, hasta llegar a un final bastante estremecedor en su denuncia del régimen militar que durante varias décadas, con distintas intensidad, oprimió y reprimió la mitad sur de la península coreana con la aquiescencia de los Estados Unidos y otros países occidentales. Me ha parecido muy interesante, pero conviene ser vista en un momento de tranquilidad que permita concentrarse en la película. Con las películas que se ven en televisión se corre el peligro de las distracciones frecuentes del entorno doméstico, que pueden perjudicar a una película de este tipo.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: ***

[Libro] La mirada de piedra – Jorge Magano

Literatura

Ufff… además del de hoy tengo tres libros más para comentar… se me han acumulado. Voy a tener que hacer más de dos a la semana. En cualquier caso, el de hoy… será breve.

Lo mejor del libro es que, en un momento dado, me ha trasladado a Verona, ciudad de la que atesoro unos recuerdos como en pocas ciudades.

De vez en cuando me da por experimentar. Elijo un libro de estos que son poco menos que autopublicados y que se venden muy baratos en Amazon, especialmente si son una oferta flash. Siempre aparecen como muy vendidos… son tan baratos. Pero conozco a alguna gente que insiste que hay que dar una oportunidad a estos escritores, que las grandes editoriales se mueven por intereses económicos (como todas las empresas, no te jode), que hacen un gran esfuerzo… Así que de vez en cuando, pico. Y encima, con una pseudopolicíaca. Y claro,… luego pasa lo que pasa. Que la novela de este Jorge Magano, que es historiador del arte y que ganas concursos literarios de escritores indies, está sólo un poco por encima del concepto de bodrio. No es catastrófico… pero si mediocre… salvo…

Como digo, es una novela pseudopolicíaca. Porque el protagonista es como un Indiana Jones cañí, que no sabe disparar con pistolas. Es una trama de robos de obras de arte, mezclada con leyendas sobre maldiciones de alguna de estas obras de arte, y con un romance entre dos que se quisieron, se dejaron de querer, y a partir de ahora… ya veremos que dijo un ciego a otro ciego. Mézclese con malos malísimos que ríete tú del Falconetti aquel de Hombre rico, hombre pobre, y femme fatales que quieres ser amas de casa normales pero su padre no les deja… y muchos lugares comunes del género, muchos, y tenemos una novela.

El caso es que me falto un pelo para abandonar esta novela tras algunos capítulos, porque me resultaba algo indigesta, hasta que de repente… poco a poco… se fue convirtiendo en un guilty pleasure. Por algún motivo, te empiezas a enganchar. De repente la trama empieza a avanzar por elevación al exceso. Saltando de sucesos inverosímiles a otros. Te planteas si realmente el autor lo que quería no era hacer una policiaca al uso con el mundo del arte de fondo sino una parodia, cañí como ya he dicho, de Indiana Jones. Y acabas pasándotelo razonablemente bien. Y luego repaso el historial de compras, porque no recuerdo cuándo y cómo lo compré. Y me remonto a julio de 2015, momento en el que, de algún modo, lo regalaron. Porque parece que pagué… 0,00 euros. Y luego lo olvidé. Si lo miramos así la relación calidad precio de esta novela es infinita. Pues bien oye.

En fin. No nos engañemos. Terminándola de leer en mi viaje de ida a Oporto, me lo pasé bien. Pero es mala.

[Cine] Knives Out (2019)

Cine

Knives Out (2019; 62/20191204)

Si algo hecho en falta en la época actual en el cine es la producción de película entretenidas y bien hechas, con cierta originalidad, aunque no sean extraordinariamente profundas ni pensadas para ganar premios. Hecho de menos el buen cine de entretenimiento. Porque el cine de entretenimiento de hoy en día está hecho de unos mimbres, sean comedias románticas o sean películas de acción, que no me suelen atraer. Productos prefabricados que basan más su tirón en su espectacularidad que en la calidad de sus argumentos y sus historias. Que una película sea un mero entretenimiento no quiere decir que tenga que asumir que sus espectadores sean tontos y no puedan apreciar un guion de calidad y una forma de contar las historias sutil y no como elefante por cacharrería.

Usualmente, las «whodunit» transcurrían, o bien en mansiones rurales de Inglaterra, o en escenarios exóticos, y no en el medio oeste americano. Pero bueno… nos iremos a la Inglaterra rural para celebrar el género. A Wells.

Y aquí entra Rian Johnson. Un director que ha realizado algunos productos notables, que se atrevió a darle un giro a la saga Star Wars, aunque buena parte del público, probablemente adocenado por la comida basura cinematográfica, no lo supiera valorar, y que creo que funciona mejor como guionista como director. No es que sea mal director… pero es más funcional que brillante. Lo cual no es necesariamente malo. Cuando próximamente hablemos de Scorsese, si me acuerdo de esta referencia comentaré lo contrario.

La película, en clave de comedia un tanto ácida, es una parodia de las whodunit que tanto se popularizaron en un momento dado en la novela y el cine, y que todavía atraen a muchos lectores o espectadores. Y al mismo tiempo contiene su propio misterio que, aunque aparentemente revelado a mitad de metraje, obviamente contiene otro misterio más que se ha de desvelar. El agujero dentro del donut que nos dice el Benoit Blanc (Daniel Craig), ese detective de acento sureño (imprescindible la versión original para apreciar esto, supongo), que nunca sabemos si es el más listo o el más tonto de la función, y que con su nombre de resonancias francesas no deja de ser un homenaje a los detectives privados belgas o franceses que pueblan algunas de las mencionadas whodunits.

Junto al detective, la chica. En este caso, la enfermera ecuatoriana, Marta Barrera (Ana de Armas), que cumple a la vez el papel de representar a la persona común, aunque no deje de tener su importante rol en la trama del crimen. En su presentación como protagonista en una película americana, ha hechos otras películas en Hollywood pero creo que este es su primer protagonista, introduce además una dimensión extra a la película, de carácter social, al ser el contraste al racismo y sentimiento de superioridad de la familia de origen anglosajón, los Thrombey y Drysdale, que son los «sospechosos» de la trama. Mezcla de falsos liberales, en el sentido americano de la palabra, y auténticos reaccionarios, la hipocresía es la característica que los define como familia. Con un coral reparto de lujo, eso sí; Jamie Lee Curtis, Michael Shannon, Don Johnson, Toni Collette, Christopher Plummer, Katherine Langford, Chris Evans, Riki Lindhome,… entre otros. Porque este es el gran activo de la película además de su excelente guion; su excelente reparto. Si a mí me iban a decir que un chica que era tan malísima actriz en sus orígenes como de Armas iba a sostener con naturalidad y competencia una comedia de este tipo, no me lo hubiera creído. Me alegro, por supuesto, de la evolución de la actriz.

Un divertimento de primera categoría, quizá con una duración un pelo más larga de lo que debería, cosa que tampoco importa mucho en este caso. Muy recomendable. Y que, para quienes cometan el error de ver las películas dobladas, se puede encontrar en la cartelera española como Puñales en la espalda.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ****

[Cine en TV] Earthquake Bird (2019)

Cine

Earthquake Bird (2019; 58/20191116)

Cuando llegó esta película recientemente al catálogo de Netflix me llevé dos impresiones; una positiva y otra negativa. La impresión positiva venía del hecho de que su director, Wash Westmoreland, nos hubiera ofrecido recientemente un par de películas que tuvieron su interés, aquí y aquí. No fueron dos películas perfectas, pero en ambas ofreció amplia posibilidad de disfrute de las interpretaciones del elenco, especialmente de sus protagonistas femeninas. Y los temas tenían su interés. También porque la protagonista femenina de la película que nos ocupa, y que podía coger el testigo de las anteriores, es la sueca Alicia Vikander, una actriz que ya nos ha ofrecido varias muestras de talento, tanto en su carrera inicial en los países escandinavos de donde procede, como cuando dio el salto a un cine más internacional en inglés.

Las fotografías acompañantes hoy, obviamente, corresponden a mi estancia reciente en Tokio. En lugares diversos… Ueno, Ginza, Shibuya, Roppongi,…

Pero estaba la impresión negativa. ¿Por qué llegaba esta película al catálogo de Netflix de forma tan callada y sin apenas repercusión previa en los medios, ni anuncios del canal de vídeo bajo demanda? La película se ha estrenado en salas, desconozco en que cuantía, en el Reino Unido y Estados Unidos, pero ha llegado directa al vídeo bajo demanda en España. Y nos cuenta una intriga psicológica en la que una traductora sueca Lucy Fly (Vikander) que vive plenamente integrada socialmente en Tokio es acusada del asesinato de su amiga Lily Bridges (Riley Keough, qué mayor se nos ha vuelto la nieta de Elvis), con quien parece haber tenido problemas relacionados con su novio nipón, Teiji Matsuda (Naoki Kobayashi), un fotógrafo aficionado que se pasea por la ciudad con una Olympus OM-1 y un Zuiko 50/1,4.

El problema es que no me creo nada de esta película. Basada en la narración en retrospectiva, sobre los recuerdos y el relato de los hechos de la protagonista a la policía que la interroga, en seguida nos damos cuenta que es un testigo no fiable, que no podemos asegurar nunca qué elementos del relato son ciertos y falsos. Pero la cuestión está en que la fría realización de la película y la desgana de los intérpretes de los que sólo Keough parece que le pone un poco de ganas, hace que todo nos dé igual. Y que los traumas que se van descubriendo en todos los personajes lleguen a ser extremos, ridículos o simplemente absurdos… o te dan igual.

Suma a esto una ambientación mejorable. Se supone que estamos en el Tokio de finales de los 80. Pero yo acabo de volver de Tokio hace apenas mes y medio, y lo que veo en pantalla se diferencia poco de la ciudad que acabo de visitar. Sólo los peinados y el autuendo de Riley Keough me parecen propios de la época. Y encima, hay momentos que parece que estamos ante un reportaje publicitario turístico, como en el fin de semana que pasan los protagonistas en la isla de Sado. No sé… algo se rompe por todas las costuras de esta película que hace que te desligues fácilmente de ella y te cueste llegar al final, importándote un rábano lo que haya pasado.

No me parece especialmente recomendable. Especialmente, por que con los antecedentes, tenía unas ciertas expectativas que no se han cumplido. Una pena.

Valoración

  • Dirección: **
  • Interpretación: **
  • Valoración subjetiva: **

[Cine] The Juniper Tree (1990)

Cine

The Juniper Tree (2019; 57/20191112)

Esta semana ha sido rara en cuanto a actividad cinematográfica. Si el fin de semana acaba viendo una película que no me atraía en exceso, durante la semana no terminamos de ponernos de acuerdo para ir a ver la que queríamos, y acabé escapándome a ver esta película de hace treinta años, cuyo estreno actual supongo que se debe a eso,… a que cumple treinta años.

Titulada en castellano Cuando fuimos brujas, es una adaptación de uno de los cuentos recopilados por los hermanos Grimm, El enebro, que no es de los más populares, quizá porque es de los más oscuros y dramáticos. Película procedente de Islandia, donde se hizo, dirigida por Nietzchka Keene, se rodó en inglés para aumentar su impacto internacional. Y se ha hecho relativamente popular porque fue la primera película en la que aparecía la cantante Björk, en aquel entonces vocalista de veintiún años de The Sugarcubes,… y lo hizo muy bien.

Las fotografías que hice en Islandia con la Olympus mju-II y película Kodak Tri-X 400 me vienen de maravilla para reflejar el ambiente de la película.

Nos narra la película la historia de dos hermanas que huyen de su lugar de origen tras la quema en la hoguera de su madre por bruja, hasta que encuentran a un joven viudo con su hijo. La mayor de las hermanas enamora al viudo con artimañas de hechicera, mientras que la joven se hace amiga del niño. Pero este desconfiará siempre de su nueva madrastra, mientras permanece fiel a la memoria de su madre. Y la madrastra comprenderá que el niño es un obstáculo para su objetivo de vivir tranquila lejos del peligro de ser acusada de bruja.

Con una realización sobria, en blanco y negro, donde tan importante como los personajes es el desolado paisaje de la volcánica Islandia y la dura vida del campesino, que sin embargo puede ser feliz con su gente y sus quehaceres. La historia mantiene el tono oscuro del cuento recopilado por los Grimm, con el añadido de la naturaleza brujeril de las dos mujeres. Pero en el se pone encontraste la frialdad de la mayor de las hermanas, frente a la calidez y bondad de la más joven.

Buenas interpretaciones, sobrias y contenidas, muy nórdicas, de su elenco, en el que destaca una menuda y angelical Björk, que pasa perfectamente por una joven adolescente con una imagen muy distinta a las que nos tiene acostumbrados y a la que desplegaba en su carrera musical ya por aquel entonces.

No sé si es para todo el mundo. Pero satisfará a los más cinéfilos que encontrarán en esta película muchas de las mejores cualidades del cine nórdico, con claras influencias de alguna de las películas de Ingmar Bergman.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ****

[Cine] The forest of love (2019)

Cine

The forest of love (2019; 54/20191103)

Netflix está muy activo en las últimas semanas en el ámbito de los largometrajes. Se acerca el final de año y la temporada de premios cinematográficos, y como ya venía sucediendo en los últimos años, reserva sus estrenos más destacados para esta temporada. Pero de todos modos, la película que os traigo hoy se caracteriza por salirse de las pautas habituales. Al fin y al cabo, está dirigida por el ínclito, extravagante y transgresor director japonés Sono Sion.

Para ilustrar la entrada, un paseo por Dotombori en Osaka, uno de esos lugares donde se mezclan cosas de lo mejor y de lo peor del País del Sol Naciente. Y como nunca falta gente para alimentarlas…

Rodada en Japón y hablada en japonés, Netflix ha presentado la película con un título oficial en inglés, aunque en Japón puede que se conozca con el título de Ai-naki mori de sakebe [愛なき森で叫べ], que vendría a significar algo así como Gritando en un bosque sin amor. Mmmmm… algo se ha perdido en la traducción. Desde luego, poco amor real y positivo hay en esta última propuesta de Sono, que sigue su camino habitual de transgredir con una mezcla de cinismo, sangre y sexo. Sexo desesperanzado, las más de las veces.

Dos jóvenes se mezcladas con unos tipos que quieren rodar una película, al mismo tiempo que un estafador reaparece en sus vidas. Pero las dos jóvenes tienen una historia trágica en su adolescencia, en el que la muerte accidental de una compañera de las que ambas estaban enamoradas, llevó a un suicidio colectivo en el que murieron otras tres compañera, una de las supervivientes quedó con secuelas, y la otra se arrepintió antes de saltar. Todo este grupo de personajes entrará en la senda de la destrucción mutua, en un relato que dice estar basado en hechos reales.

Es la segunda incursión de Sono en las plataformas de pago por visión, después de la vampírica transgresión que presentó en Amazon Prime Video. El problema es que la fórmula de Sono, por lo menos la que aplica de forma más o menos sistemática en los últimos años, de chicas jóvenes con problemas que acaban pasándose una buena parte de la película en ropa interior o desnudas, mientras la sangre y otros fluidos corporales acaba pringando a todos los que por allí aparecen, empieza a ser más cansina que transgresora. No voy a negar que detrás de la película haya alguna idea interesante, críticas a las instituciones establecidas en cualquier sociedad conservadora, como son las de Asia oriental. Y entre los intérpretes, no falta algún valor reconocible. Pero globalmente, la película acaba siendo larga y prolija para lo que cuenta, deteniéndose más en escandalizar que en contar.

Así que,… aunque Sono Sion ha sido un director que me ha llamado la atención durante un tiempo, he de reconocer que ese tiempo está pasando, y que difícilmente considero esta película recomendable. Aunque si tienes una suscripción a Netflix, poco cuesta probar y ver por tí mismo… lo único que tienes que perder es el tiempo.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: **

[Libro] El hombre inquieto

Literatura

Oferta de Amazon Flash que me llevó a uno de los policías más afamados del llamado nordic noir, Kurt Wallander del sueco Henning Mankell. Tenía la sensación de que no era la primera novela que leía de esta saga detectivesca,… pero no es así. Vi la serie que la BBC dedicó al personaje, encarnado por Kenneth Brannagh, pero no había leído todavía ninguno de los libros. Asumiendo que la serie fuese fiel al espíritu de la obra literaria, estaba ya familiarizado por lo tanto con el personaje y sus características.

Empecemos por Ystad, donde vive Wallander, el protagonista del libro de hoy. Pero recorreremos otras partes de Suecia, como hace en esta historia. Malmö en el encabezado.

Me confieso poco aficionado al género negro al estilo escandinavo. Bueno… soy muy selectivo en lo que se refiere al género detectivesco/policíaco/negro. Es un género que ha producido novelas excelentes, pero también una cantidad inmensa de furrufalla. Perdón por el aragonesismo,… una cantidad inmensa de material literario de poco valor. Que al parecer entusiasma a no pocos lectores, pero no a mí.

Así pues he encarado desde poco antes de mis vacaciones de Pascua hasta el tren de regreso a casa, cuando lo terminé, pensando que era una lectura razonable para un momento de poca concentración y de relajo general. Según he podido comprobar, se le considera el 12º libro y último de la serie sobre el inspector de policía Wallander. Serie que incluye también alguno dedicado a su hija Linda, también policía. En este libro tiene un papel secundario, aunque trascendente, ya que el caso se desarrolla alrededor de los «suegros» de esta.

Un playa junto al Báltico, en Falsterbo.

Es una novela de carácter crepuscular, con el inspector de policía cumpliendo sesenta años, debutando como abuelo, y aquejando diversos problemas de salud, algunos más normales y otros más preocupantes. También cumple con la función de ir cerrando determinados episodios de la vida del inspector, faceta del libro que aprovecharán más, supongo, los fieles a la saga. Pero el caso es que en este libro Mankell aprovecha para hacer una reflexión sobre el mundo de la guerra fría, el espionaje, la posición política de Suecia en el mundo, su pretendida neutralidad, y cosas similares. El principal personaje «invitado» al mundo de Wallander es el «suegro» de Linda, un oficial de la armada sueca de cierto nivel, que durante un tiempo fue comandante de submarinos, y su implicación en el mundo del espionaje durante los años de la guerra fría.

Un ambiente marinero en Estocolmo, crepuscular, como la historia del libro.

Como me ha pasado con otros escritores nórdicos, suecos específicamente, dedicados al género detectivesco, tiene un estilo muy prolijo, con muy poca economía de medios, lo que me da la sensación de que hay muchos párrafos de sobra, que no aportan nada al desarrollo de la historia y que causan una sensación de repetición constante de conceptos. La trama de misterio policíaco que plantea es relativamente previsible, incluso cuando el escritor pone trampas para despistar. Lo que cuenta, se puede contar en menos páginas. Y probablemente, mejor.

¿Qué es lo mejor de este libro? Aparte de que se deje leer, que me lleva de nuevo a las agradables tierras de Escania, el sur de Suecia, dónde he pasado buenos momentos, y alguno de cierta tensión también. Pero no me deja con muchas ganas de seguir profundizando en el personaje. Me contento con la serie británica sobre el mismo, que no estaba nada mal.

Y de vuelta a Malmö, al mercado de pescado.

[Libro] Un libro de mártires americanos

Literatura

No es fácil comentar un libro con tantos temas como esta última novela de la ya octogenaria, pero extremadamente lúcida, Joyce Carol Oates. No hace muchos años que conocí a esta prolífica autora norteamericana, pero desde entonces he intentado ponerme, en la medida de lo posible, al día. Desde que en 2015 leí A Fair Maiden, he leído cuatro novelas y un interesantísimo libro de relatos de esta autora.

Aunque es un pequeña parte de una obra de sus casi 60 novelas, y un par de decenas de libros de relatos y otras obras, considero suficiente para hacerme una idea de cual es la línea de esta escritora. Progresista en sus ideas, situada en la izquierda del espectro político norteamericano, de por sí bastante escorado a la derecha comparado con el tradicional europeo, se puede considerar una escritora feminista, pero al mismo tiempo muy crítica y no complaciente. Señalando, poniendo el dedo en la llaga de los problemas derivados del sexismo, no deja de hablar en sus relatos de en qué medida las mujeres contribuyen también a mantener la ideología patriarcal tradicional.

Algunas de las partes del libro transcurre en Nueva York, y a esta ciudad nortemericana nos dirigimos fotográficamente, intentando poner algún tipo de escenario a la historia de «mártires» americano que comentamos hoy.

El libro que traigo hoy corre el riesgo de ser tratado superficialmente por su tema más llamativo, más noticiable, más controvertido. Pero lo cierto es que es un gran fresco sobre los problemas actuales de la sociedad norteamericana, especialmente los derivados de la progresiva radicalización de las ideologías y de las posturas políticas. Unos problemas que poco a poco van permeando también las sociedades de otros países, especialmente del llamado mundo occidental, por lo que es un fenómeno que debería preocuparnos a todos. Si una de las bases de la convivencia en las democracias es la tolerancia y el respeto hacia quienes no piensan como nosotros, siempre que no busquen destruir el propio sistema de convivencia, siempre que promuevan el odio, en la actualidad contemplamos cómo justamente es el odio hacia quien piensa distinto el argumento de muchos partidos político. Estamos en la época de la posverdad, eufemismo para los que usan con descaro la mentira, y de los populismos descarados.

La trama de la novela parte de un hecho brutal. Un fanático religioso, cristiano, asesina a sangre fría con su arma a un médico que dirige una clínica de planificación familiar y a su conductor y escolta. En la clínica se practican, entre otras actividades, interrupciones voluntarias del embarazo. A partir de ahí, hay un desarrollo sobre los tiempos anteriores a los asesinatos, centrado sobre los dos hombres. El del asesino, directamente sobre él. El del médico asesinado, a través de su familia. Y hay otro desarrollo sobre lo tiempos posteriores, enfocado en las familias de ambos hombres, especialmente en las dos hijas adolescentes, de la misma edad, y que van a llevar dos vidas muy diferentes, con valores personales contrapuestos, pero muy marcadas por el acontecimiento horrible que sucedió cuando tenían 13 años.

Aunque el estilo de escritura de Oates no es complejo, la densidad de los temas, los matices, la intensidad de los sentimientos desplegados, el análisis de consecuencias que va desgranando, es difícil. Exige cierta parsimonia en el desarrollo de la lectura para digerir adecuadamente lo que se nos expone. Y sobretodo, para no caer en un maniqueísmo fácil. Estos son buenos, estos son malos. Y recordemos que según quien lo lea, en estos tiempos de polarización ideológica, los buenos y los malos serán distintos. Tan peligroso sería que quien se sienta afín a los postulados de la autora, se posicionase de forma acrítica a favor o en contra de determinadas posiciones, como quien no sienta dicha afinidad muestre un rechazo exagerado. Oates intenta siempre en sus obras evitar la ausencia de sentido crítico por su parte y por parte del lector. Eso sí, teniendo en cuenta que la escritora es claramente progresista y defiende un claro sistema de valores.

La historia que se nos narra podría conducirnos a un sentimiento pesimista de la sociedad actual. Pero la autora intenta abrir resquicios a la esperanza. Tanto cuando surgen ocasiones para que quienes se siente solos o desamparados, encuentre relaciones que les abren nuevos horizontes o posibilidades. Como cuando sugiere la posible, aunque difícil, reconciliación de posturas actualmente muy radicalizadas. En cualquier caso, una lectura altamente recomendable.

[Cine] La niebla y la doncella (2017)

Cine

La niebla y la doncella (2017; 352017-0109)

Como se podría deducir de los artículos de este Cuaderno de Ruta que hablan de las novelas del escritor Lorenzo Silva que he ido leyendo a lo largo de los años, mantengo una relación de amor-odio con la serie de los guardia civiles Bevilaqua y Chamorro de este escritor español. Me aficioné a las novelas de Silva entre el año 2002 y 2003 durante la enfermedad de mi madre antes de que falleciese. Solía llevar encima, en edición de bolsillo, algún ejemplar de las mismas. Tanto de esta serie policiaca como otras novelas anteriores a esa fecha que me parecieron muy interesantes. En cualquier caso, los casos de estos peculiares guardia civiles me parecieron bastante entretenidos y bien escritos. Y sobretodo, conseguía empatizar con los protagonistas de estas novelas, y me gustaban las interacciones entre ellos. Curiosamente, ninguna de las novelas de esta serie posteriores a 2003 me ha parecido especialmente interesante. Algunas, incluso aburridas. Como bromeo a veces, da la sensación de que estamos ante publirreportajes literarios de la dirección general de la benemérita. No voy a entrar ahora en los porqués. Aquí estamos hablando ahora de cine.

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A estas alturas de mi vida, no he visitado todavía las Canarias. Pero bueno, la primera novela de Bevilaqua y Chamorro también transcurría en una isla, en Mallorca. Así que nos daremos un paseo por el Cabo Formentor.

 

Previamente, había visto la adaptación de una película con las aventuras de esta pareja. La desde mi punto de vista apreciable, aunque en general no demasiado apreciada, El alquimista impaciente de Patricia Ferreira. Es cierto que fue una película un poco fría, pero aparecían unos cuantos secundarios interesantes, y se deja ver. Fue la que me impulsó a leer las novelas. Parece que hay un par de telefilms sobre la pareja que no he visto. Que ni siquiera sabía que existían hasta hace un par de días. Y que parece que pasaron muy desapercibidas.

En cualquier caso, de las tres novelas iniciales de la saga, la que siempre me gustó más fue justamente la que ahora se ha adaptado en la ópera prima como largometraje del director Andrés M. Koppel. Si la primera novela era interesante por la interacción inicial de la pareja de guardias, y la segunda por la trama en sí misms, en esta tercera novela hacía su aparición, por fin, una peculiar femme fatale y la tensión sexual que conlleva, y que daba un poco de picante a la trama policial. Reconozcámoslo, una novela policiaca sin femme fatale… como que le falta algo.

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En esta historia, el sargento Bevilaqua «Vila» (Quim Gutiérrez) y la cabo Chamorro (Aura Garrido) tienen que partir hacia las Canarias, para intentar resolver un homicidio que se produjo en La Gomera y que lleva casi tres años pendiente, tras una primera investigación que terminó con la absolución del principal sospechoso. El teniente al mando, Nava (Roberto Álamo), y sobretodo la cabo Ruth Anglada (Verónica Echegui), tendrán que tragarse el orgullo y ayudar a los que vienen de fuera a resolver el caso. Aunque no será fácil encontrar sentido a los hechos que se presentan a los protagonistas. Especialmente, cuando Vila empieza a sentir por la vistosa cabo Anglada algo más que respeto profesional…

Sinceramente, esta película no funciona. Para empezar, el protagonismo femenino se carga tanto sobre la presunta artista invitada, Anglada, que la cabo Chamorro se convierte en un personaje absolutamente prescindible. Sobra por completo. No hace nada que no sea prescindible. Seguiremos por el hecho de que los diálogos están llevados de pena. En algún caso, da la sensación de que los cortan por donde les viene bien, sin que estén terminado. El montaje, salvo las escenas de acción iniciales, también tiene sus problemas. La fotografía y los paisajes de la isla podrían ayudar, si no fuera porque da la sensación de que se prescinde del hecho insular, que es un hecho importante a la hora de transmitir un poco de ahogo y falta de espacio a la historia. Nada. Tras un principio entretenido, entra la película en una zona central donde la investigación se convierte en una serie de conversaciones más o menos rutinarias, algún registo sin emoción, conversaciones entre los protagonistas con más pomposidad que contenido. De repente se genera una tensión sexual entre el sargento y la cabo que no sabemos muy bien de dónde viene ni a donde va… Todo para llegar a una recta final apresurada y un tanto liada, con una resolución que casi parece sacada de la manga, salvo que conozcas la historia original en la que se basa. Y a la que sorprendentemente es bastante fiel,… salvo en la ejecución.

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En cuanto a las intepretaciones… Quim Gutierrez es un Bevilaqua improbable. Demasiado «mono» para lo que debería ser un señor con una aspecto normalito, que si algún atractivo tiene viene de su socarrón escepticismo, que por la película no aparece por ningún lado. Echegui tiene el físico para una Anglada convincente, aunque yo siempre la imaginé rubia. No recuerdo si es algo que aparezca en el libro. Y más alegre, menos intensita. Un poco acartonada la interpretación de la actriz; como poco convencida con lo que hace. Y Aura Garrido como Chamorro… Garrido es una actriz limitada, un poquito sobrevalorada por el éxito de cierta serie de televisión, donde muestra algunas de estas limitaciones sin embargo. Pero es que aquí le dan un papel envenenado, porque es absolutamente prescindible. Pero es que además, en ninguna de las dos películas que he visto sobre el personaje de Virginia Chamorro, esta ha sido interpretada por una actriz que me convenciese según las descripciones de los libros. Citaré algunos párrafos.

«Chamorro era una cría de veinticuatro años que había intentado entrar en todas las academias militares para seguir la tradición familiar y que habiendo fracasado en el empeño se había conformado a regañadientes con ser guardia. No era del todo mal parecida, alta y medio rubia, pero la aridez de su trato le había granjeado como apodo una reordenación de las letras de su apellido que, en honor a la verdad, estaba más justificado por el truco fácil que por su nada ostensible orientación sexual. Más que masculina era un poco seca y bastante tímida.»

«…sería por el alcohol, pero Chamorro estaba tan guapa como Verónica Lake en la escena de la piscina de Los viajes de Sullivan.»

«Las mujeres de voz grave me recuerdan a Lauren Bacall en El sueño eterno. Lo que más me admira del Marlowe que en esa película compone Humphey Bogart, algo deficitario en ciertos aspectos, es que sea capaz de aguantarle la mirada y el pulso a una hembra de tal calibre.»

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A ver si en un futuro, posible adaptaciones de novelas de la pareja toman en consideración estas cuestiones. Aunque también es cierto que sólo se pueden aplicar a las de los primeros tiempos, justamente las tres que prefiero, en las que Chamorro es todavía una agente joven. Pero vamos, ni Garrido, ni en su momento Ingrid Rubio, dan el tipo. Las cosas, como son. Si no fuera por es imagen de sensualidad reprimida tras la fachada de guardia civil disciplinada y eficiente, de qué me va a interesar a mí esta pareja de policías.

En fin. Película fallida. Que no me siento con ganas de recomendar ni a los fan de la pareja de guardias. Lo siento. De verdad.

Valoración

  • Dirección: **
  • Interpretación: **
  • Valoración subjetiva: **

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[Cine] Jackie (2016)

Cine

Jackie (2016; 112017-2002)

No perderé mucho tiempo comentando esta película, que había que ver por las posibilidades de su protagonista de conseguir un oscar, pero cuyo tema no me atraía mucho.

Dirigida por el chileno Pablo Larraín, nos habla de las vivencias de Jacqueline Kennedy (Natalie Portman) días siguientes al asesinato en Dallas de su marido, el presidente John F. Kennedy (Caspar Phillipson). Al parecer, está basada en una entrevista que concedió a la revista Life unos días del ajetreo de los funerales de estado, y trata de poner sobre la mesa las características, aparentemente contradictorias, de una mujer que llegó a ser la primera dama de su país con sólo 30 años de edad, y que además de la traumática pérdida de su marido, a los treinta y tres años había sufrido también la pérdida de dos hijos y había estado sometida al escrutinio de la opinión pública de forma intensiva.

Buena parte de la acción de la película se rueda en un cementerio o en torno a un funeral; la muerte esta presente constantemente en este filme. Así que lo ilustraré con unas fotografías que tomé en el cementerio de Torrero en Zaragoza hace unas semanas, bajando de un velatorio.

Buena parte de la acción de la película se rueda en un cementerio o en torno a un funeral; la muerte esta presente constantemente en este filme. Así que lo ilustraré con unas fotografías que tomé con mi pequeña Olympus Pen EE3 en el cementerio de Torrero en Zaragoza hace unas semanas, bajando de un velatorio.

No obstante, la película, formalmente correcta, me resulta fría. No empatizo con nada ni con nadie. Conocía de forma general los hechos por los libros de historia, pero más allá de las erráticas decisiones de una mujer más o menos traumatizada, y un tanto histriónica tal y como la muestran, la película no siento que me aportara nada nuevo. Jackie Kennedy, la mujer florero por excelencia, no me parece un personaje especialmente atractivo, ni creo que aporte especiales valores a la humanidad. En el fondo, la impresión que tenemos mucho es que en realidad fracasó en muchas cosas, a pesar de haber sido una privilegiada. La apariencia idílica de su matrimonio con JFK ha sido puesto en solfa en muchas ocasiones, y su posterior aventura matrimonial griega tampoco fue un éxito que digamos. Aunque la considero digna de respeto como a cualquier otro ser humano.

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Portman hace un esfuerzo por mimetizarse con el personaje real, pero yo a lo largo de la película no llegué a acostumbrarme o a aceptar el tono impostado de voz que supongo viene dado por la intención de imitar la de la mujer real. El caso es que no veo a Jackie Kennedy por ningún lado, y no me engancha al personaje. De la misma forma, el otro posible personaje atractivo del sarao, el hermano del fallecido, Robert F. Kennedy (Peter Sarsgaard), no acaba de tener la trascendencia que podría haber tenido. Ni ninguno de los otros personajes reales, aunque me hace gracia ver a Greta Gerwig en un país muy distinto de los que nos tiene acostumbrados, y podemos destacar también la presencia de John Hurt en uno de sus últimos papeles antes de su fallecimiento hace unas semanas.

Por lo tanto, esta película no ha logrado despertar mi interés. Y me resulta difícil aconsejarla a nadie. Y no, no le daría el oscar a Natalie Portman. Ni de coña.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: **

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