[Cine] Pacifiction (2022)

Cine

Pacifiction (2022; 44/20220904)

El excéntrico director catalán Albert Serra nunca nos ha atraído… y de hecho es la primera película suya que veo en las salas de cine. O en cualquier otro lugar. Es eso que cuando estrenan una película y lees sobre ella… nunca nos hemos planteado eso de «vamos a ver esta de Serra». Pero bueno, supongo que en algún momento había de suceder. Y encontrar la versión original subtitulada en castellano de este su último estreno en una matinal dominical fue el desencadenante. Un película que roza el adjetivo de «inclasificable».

Qué más quisiera yo que disponer en mi fototeca de paisajes de la Polinesia francesa. Tal vez algún día. Nos es barato llegar hasta allí. En cualquier caso, siendo la amenaza de los ensayos nucleares el «macguffin» de la película, he optado por poner fotos de Hiroshima, una de las ciudades que ha sufrido la consecuencia del salvajismo nuclear.

La película comienza en algún lugar de la Polinesia Francesa, donde una lancha rápida que transporta a varios militares, incluido un almirante (Marc Susini), llega a puerto en el desembarcan sus ocupantes. A partir de ahí, la preocupación cunde entre los habitantes del lugar. Tras veinte años o más de tranquilidad, surge el rumor de que las fuerzas armadas francesas van a reanudar los ensayos nucleares en los atolones del archipiélago. Ante esta situación, el Alto Comisionado en las islas (Benoît Magimel) comienza a indagar quiénes son estos militares y otros extranjeros que han recalado recientemente en el lugar, cuales son sus intenciones y qué se puede hacer para evitar unas pruebas nucleares que en el pasado dejaron problemas en la economía y en la salud de esta colectividad de ultramar francesa, antaño conocidos como territorios de ultramar. Al final de la película veremos partir la lancha con sus ocupantes, que…

Con una esmerada, y personal, realización, muy cuidada en lo visual y en lo sonoro, con el privilegiado paisaje de las islas de la Polinesia de fondo, Serra realiza una reflexión sobre lo que algunos han venido a denominar el neocolonialismo, aunque no tengo tan claro que lo de Francia y sus «colectividades» del Pacífico sea una nueva forma de colonialismo o, más bien, el colonialismo de siempre disfrazado de «democracia». El trasfondo en el que el peculiar Alto Comisionado resulta incómodo también para los estándares actuales de convivencia y tolerancia. La mayor parte de los personajes protagonistas son europeos, quedando en la mayoría de los casos los nativos como un elemento pasivo, con más o menos quejas, o folclórico. También las mujeres adquieren una lugar secundario, destinadas a ser meros auxiliares, u objetos del deseo o del uso de los hombres. Es curioso que el único personaje femenino trascendente, no europeo, en la historia sea una persona trans (Pahoa Mahagafanau). Por lo tanto, Serra provoca, o intenta provocar, mostrando un escenario sociopolítico rancio en un hermoso paisaje geográfico.

Con un trabajo bastante notable de su elenco, y el ya mencionado buen hacer técnico del director y su equipo, el mensaje que creo que quiere transmitir Serra resulta a veces confuso, a veces simplón, para tan elaborado envoltorio. Y más teniendo en cuenta que la duración de la película ronda las dos horas y tres cuartos. Sí queda claro que la reflexión es pesimista. Las comunidades, las poblaciones, las personas en definitiva, no son dueñas de su propio destino, mientras que iluminados rancios, con intereses militares y económicos de los de toda la vida, juegan a una grandeza que… a la vista de lo que sucede en Ucrania, cada vez resulta más casposa a la vez que preocupante. No obstante, por virtudes cinematográficas que tenga el filme, falla en varias ocasiones a la horade engancharnos emocional o intelectualmente, motivo por el cual mi nota subjetiva se queda en un mero aprobado. Creo que es un producto demasiado pretencioso para lo que al final acaba contando, que siendo cierto desde mi punto de vista, queda simple. O a lo mejor esa era la intención del director, despojar de complejidad a unas gentes a las que desprecia, y que sin embargo se creen importantes o trascendentes. No lo sé.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ***

[Libro] El maestro de almas – Irène Némirovski

Literatura

El año 2011 fue un año… relativamente malo para mí. Lo empecé con mucha ilusión, haciendo planes… pero casi todos se fueron torciendo por el camino. Y una de las cuestiones que más influyó fue que mi padre empezó a acusar deterioros en su salud, e ingresó en el hospital varias veces. Y en estas estancias hospitalarias siempre aprovechaba para leer. Siempre con algún libro de bolsillo a mano. Editorial Salamandra había cumplido años recientemente. Si no recuerdo mal, 20 años. Y había sacado un serie especial de libros de bolsillo conmemorativos, de los que leí casi todos. Y entre ellos, la Suite Francesa de Irène Némirovsky, obra inacabada de una inmigrante rusa judía a Francia, y que tras desarrollar una interesante carrera literaria en el idioma de Molière, fue traicionada por su patria de adopción, y acabó sus vidas en un campo de exterminio nazi. Los franceses siempre cuentan más sobre la resistencia al nazismo, que sobre el abundante colaboracionismo que existió en el país durante la ocupación y el infame régimen del mariscal Petain. La Suite francesa permaneció inédita hasta 2004 cuando se publicó y hubo un redescubrimiento de la obra de una escritora que había permanecido ignorada desde su muerte.

Me gustó mucho aquella obra inacabada, por lo que en los años siguientes volví a la autora, leyendo varias de sus obras, todas publicadas por Salamandra. Esta fue una editorial muy interesante, pequeña en comparación con otras, de carácter independiente, de las que descubría escritores de calidad, ignorados por las grandes, más preocupadas por la cuenta de resultados que por la cultura o la literatura. En 2019, con 30 años de recorrido fue comprada por una multinacional,… así que… se acabó la independencia, y [mode ironic/on]»bienvenidos»[mode ironic/off] los oligopolios justo donde más hace falta la diversidad, en el mundo de la cultura y las ideas. En cualquier caso, esto ha sido una pequeña disgresión que espero disculpéis, desde el año 2016 no había vuelto a la autora rusofrancesa. Hasta que una oferta flash en Amazon me llevó a esta interesante novela.

Publicada originalmente en 1939 por capítulos en una revista con el título Les échelles du Levant (Las escalas del Levante). Ya no pudo editarse en forma de libro por la guerra y la muerte de Némirovsky. Cuando se reeditó en forma de libro en 2005, ese título se asociaba a una novela de Amin Maalouf, y por ello se publicó como Le maître des âmes (El maestro de almas), expresión que aparecen en el relato para referirse a su protagonista. Este es un médico levantino, joven cuando comienza el libro. Se dice en él que es un meteco con ancestros griegos e italianos, que procede de algún lugar de Crimea o Ucrania. Probablemente judío, lo cual no se establece expresamente en ningún momento, que yo recuerde. Podría estar equivocado. Que malvive en Niza en los años 20 del siglo XX con su esposa embarazada, y que no consigue salir adelante puesto que los franceses no confían en él por su carácter extranjero. Pero por una suerte de carambolas, y plagiando con ciertas modificaciones los métodos del recientemente puesto moda psicoanálisis de Freud, al que hipócritamente critica, se hace un nombre y una fortuna, aunque siempre pendiente del dinero y de las apariencias, en una sociedad en la que nunca se sentirá integrado.

Este es un libro duro. Siendo Némirovsky una exiliada de la Europa oriental, siendo de origen judío, se muestra implacable con el protagonista de su relato. Aunque pueda sentir compasión de él y su familia cuando sufren, no deja de ironizar e incluso satirizar sus actitudes cuando le llega el éxito, así como todos sus intentos por huir hacia adelante cuando se tuercen las cosas. Llegando a la absoluta falta de ética profesional y al crimen. Las ironías de la esposa fiel y enferma que le perdona sus constantes infidelidades, y la ironía de la hija que le repudia al integrarse entre las familias de bien francesas que le desprecian y a las que desprecia, salvo justamente la de la mujer a la que amó, y que representa la Francia en la que le gustaría integrarse pero que le rechaza, y que justamente en la que integra su hija. Representante de la figura del judío errante en la conflictuada sociedad francesa de entreguerras.

Por esta novela, y otros escritos, se ha acusado en ocasiones a Némirovsky de ser una judía renegada y antisemita. Se convirtió al catolicismo, creo que en torno a 1938, aunque eso no le sirvió para evitar las leyes antisemitas de la Francia de Vichy y formar parte del enorme listado de víctimas del racismo de la Alemania nazi. Pero no son pocos, y así lo entiendo yo también tras leer el libro, que Némirovsky lo que hace es repartir estopa a todos los palos. Tanto critica la hipocresía de la sociedad francesa, el racismo y xenofobia de la clase media, como el ansia del dinero del levantino y su pérdida de valores. Valores que existían pero a los que renuncia, puesto que también desea renunciar a su herencia. No obstante, como he leído en algún sitio, el conocimiento de la historia posterior, el propio genocidio en el que pereció la escritora pero que no formó parte de su bagaje literario, hace que la lectura de su obra sea difícil para algunos desde la perspectiva moderna. Némirovsky no se andaba con contemplaciones para los protagonistas de sus propias creaciones, y era muy consciente de los problemas de la sociedad en la que vivía.

Esta novela, que leí ya de regreso de mi viaje de vacaciones, es compleja. Pero apasionante. Bien escrita. Y muy recomendable. Pero conviene centrarse en su lectura, libre de prejuicios y evitar juzgar a sus protagonistas con la misma dureza que ejerce la propia escritora, para mantener una adecuada distancia y perspectiva sobre la hipócrita sociedad que se critica.

[Libro] Pachinko – Min Jin Lee

Literatura

Hace dos días comentaba la buenísima impresión que me ha dejado la primera temporada de la adaptación televisiva del libro que nos ocupa hoy. Lo cierto es que tan interesante me pareció la historia y el enfoque de la situación de los coreanos en la diáspora, especialmente en Japón, que busqué el libro en formato electrónico. Faltaban pocos días para mis vacaciones, y son en estos periodos de reposo mental cuando consigo centrarme en la lectura, algo en lo que fallo mucho últimamente. Y ciertamente tengo varios libros pendientes que comentar. Y este no es el primero de los que leí. O terminé de leer. Pero me ha parecido adecuado comentarlo ahora, próximo al comentario que hice sobre la primera temporada de la serie de televisión que lo adapta.

Buena parte de la vida de Sunja transcurre en Osaka. Y por allí daremos un paseo fotográfico para ilustrar la entrada.

Escrito por Min Jin Lee [enlace en Wikipedia en inglés, porque el artículo en castellano es excesivamente escueto], escritora coreana nacida en Seúl, pero que se estableció en Nueva York y tiene también la nacionalidad estadounidense, nos cuenta la historia de una familia coreana trasplantada a Japón a lo largo de buena parte del siglo XX y durante cuatro generaciones. El personaje central, el pivote alrededor del que gira la historia, es Sunja. Una mujer a la que seguimos en sus vivencia y las de su familia y otras personas que le rodean, desde su nacimiento hasta que ya es una anciana. Durante la mayor parte de su vida vivirá en Japón, como consecuencia de un embarazo no deseado de un yakuza coreano, del que sale adelante gracias a un pastor protestante que se dirige hacia Osaka. Y allí, y otras ciudades niponas, vivirá durante el régimen militarista de los años 30, la guerra y sus terribles consecuencia, la pobreza de posguerra, y la salida adelante y a la prosperidad de la familia, aunque marcada por la discriminación a la que siempre será sometida por los japoneses étnicos por su origen. Incluso si buena parte de esa familia es nacida en el propio Japón.

Sunja es el personaje central. Pero no necesariamente protagonista. La historia, dividida en tres libros, en tres partes, que comprenden los periodos 1910-1933 [colonización japonesa de Corea y régimen militarista en el país nipón], 1939-1962 [represión, guerra y posguerra] y 1962-1989 [prosperidad y crecimiento de Japón como potencia económica]. Está escrita desde el punto de vista de un narrador omnisciente, y en cada capítulo el protagonista es un miembro de la familia, no necesariamente Sunja. Y en ocasiones relaciones colaterales, de gente que se cruza en las vidas de la familia. Conforme avanza el tiempo, Sunja, protagonista principal en el primero de los libros, cede el paso a sus hijos y su nieto, quedando como un personaje de fondo, el nexo de unión a todos los personajes del libro.

El libro trata de la discriminación, los estereotipos y la xenofobia que los coreanos que emigraron a Japón y sus descendientes sufrieron, y sufren aun hoy en día, a los que se tolera legalmente en el País del Sol Naciente, pero a los que se les suelen negar derechos ciudadanos y políticos. Debemos contemplar el cúmulo de eventos que sufre la familia como un resumen de lo que el conjunto de los zainichi, como se les llama en Japón, han venido sufriendo a lo largo del siglo XX. Una nota informativa. En relación a la nacionalidad de las personas, distintos países y culturas tienen distintas visiones. Desde el ius solis, el derecho del suelo, donde una persona tiene derecho a la nacionalidad en el país por haber nacido en ese país, independientemente de su origen, por ejemplo Estados Unidos, al ius sanguis, donde una persona tiene derecho a la nacionalidad por ser descendiente de personas de ese país, cosa que sucede en Corea del Sur y Japón, donde es difícil que alguien de ascendencia no coreana o japonesa, respectivamente, pueda conseguir la nacionalidad. España por ejemplo es una mezcla. En principio, prima el ius sanguis, lo que se pone de manifiesto en que los descendientes de españoles que viven en cualquier país del mundo pueden adquirir o mantener la nacionalidad española. Pero un extranjero puede adquirir la nacionalidad con relativa facilidad una vez que lleva 10 años arraigado y residiendo legalmente en el país (ius solis). Periodo que se acorta a sólo dos años para las antiguas colonias españolas en ultramar, Andorra, Portugal o judíos sefardíes.

En general, la visión que el libro da de los propios coreanos es diversa, ya que abarca todo el espectro de situaciones. Desde quienes no consiguen salir de la pobreza, los que entran en la delincuencia, los que se establecen como trabajadores, unos más, y los que consiguen prosperar. Pasa un poco de puntillas por las reacciones adversas a los emigrados en su propio país de origen, aunque no dejan de ser mencionadas, así como la complejidad de la existencia de dos Coreas. La visión de los japoneses es casi siempre negativa, quedando como un pueblo egoísta, que no reconoce sus errores, y que persiste en su marginalización de los coreanos. Sólo surgen algunos personajes japoneses que se relacionan bien con los coreanos. Pero muchas veces son también marginados por sus propios compatriotas; burakumin, delincuentes o presuntos delincuentes, mujeres rechazadas por su comportamiento familiar o sexual poco conservador, homosexuales, «delincuentes» políticos,… Quizá Lee, en su condena de los estereotipos… estereotipa a los japoneses. Aunque seguro que no le falta su falta de razón en su crítica. El libro da la sensación de estar muy bien documentado.

El libro ha sido un éxito de ventas en su país de origen… que es Estados Unidos. El idioma original del libro es el inglés. Y es la versión que yo he leído [a día de hoy son 3,79 euros en Amazon.es, frente a 13,29 euros la versión traducida al español], y se lee bien. Está bastante bien y es recomendable en general. Aunque tengo la sensación de que en esta ocasión la serie televisiva, con su historia no lineal y sus flashbacks es más interesante y bien planteada. Aunque también es cierto que la primera temporada ha adaptado el primer libro, que es el más fácil de adaptar. Las elipsis temporales son constantes y a veces da sensación de narración entrecortada. Pero bueno… está bastante bien.

[Cine] Passing (2021)

Cine

Passing (2021; 70/20211125)

Ya os comentaba hace unos días que ha llegado la época del año en la que Netflix estrena aquellas películas producidas por la plataforma que quieren tener opciones en la temporada de premios cinematográficos. Las películas de prestigio. Y aquí tenemos una que es, al mismo tiempo, el debut de la actriz Rebecca Hall como directora. Una actriz que siempre me ha parecido mejor que lo que su filmografía parece indicar. Mi primer recuerdo de ella es… en la peor película de Woody Allen… aunque era de lo más salvable. Y llega a las tareas de dirección con ambiciones, en una adaptación de una novela que no he leído de Nella Larsen, pero que evidentemente tiene no pocas capas de significado y reflexión. Veamos cómo le ha quedado.

Passing (el título original de la película, que en España se ha estrenado de forma limitada en cines como Claroscuro) es el término que usan los anglófonos para referirse al acto y la capacidad de una persona para hacerse pasar por miembro de un grupo social al que no pertenece; en el caso de la raza, en Estados Unidos, cuando una persona habitualmente «clasificada» como negra, pasa por blanca. Y las dos protagonistas de la película, Irene (Tessa Thompson) y Clare (Ruth Negga), ambas amigas de la infancia, separadas por la vida tiempo atrás, y en entornos diferentes, «pasan» por blancas. Irene, que vive en Harlem, casada con un médico (André Holland), en una vida razonablemente acomodada, lo hace ocasionalmente, cuando quiere disfrutar de tiendas, restaurantes u otros servicios reservados a los blancos. Clare, continuamente, desde hace años, vive como blanca, e incluso está casada con un hombre (Alexander Skarsgård) que no esconde sus prejuicios raciales. Y tras años viviendo así… se reencuentran en una exclusiva cafería de Manhattan.

Rodada en blanco y negro, digital, en aspecto de imagen 1,33:1, próximo al estándar de la Academia, que se estableció en el periodo de entreguerras, cuando sucede la acción, la película es estéticamente muy atractiva, jugando con el uso de las texturas, las sombras y las luces, con el equívoco en el que de forma circunstancial o total viven las dos mujeres. Hall hace una realización extremadamente eficaz, depositando su confianza en un reparto en estado de gracia. El peso de la película lo lleva Thompson, que es la mujer que vive de forma más intensa las consecuencias del passsing, negando en la educación de sus hijos las consecuencias negativas de pertenecer a su grupo étnico, viviendo acomodada en un entorno de pobreza habitual, con una criada, negra por supuesto, con quien mantiene una relación que vive de forma compleja, y que tiene un marido que es mucho más consciente del problema racial, más claro, y con una amiga reencontrada que viviendo una mentira más profunda, es capaz de disfrutar mucho más de lo que es ser negro en Harlem. Y que además es atractiva. Y por la que los celos surgen. Pero cada aparición de Negga en pantalla supone una revolución de la acción en la pantalla. Y todo en, oficialmente, 98 minutos, que si descuentas los créditos… pues eso. Que Hall consigue empaquetar con diligencia, eficacia y belleza todo el complejo mensaje de la historia en 90 minutos. Meritorio, muy meritorio.

Esta es una película muy muy recomendable, que, pese a su trágico y ambiguo final, te deja con un excelente sabor de boca, y que crece con el tiempo. Para ver en silencio, con atención, sin despistes, incluso si lo haces en tu domicilio, en el salón de casa. Para no perder ninguno de los matices de tan excelente historia y trabajos interpretativos. Dicho queda.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: *****
  • Valoración subjetiva: ****

[Cine] Shorta (2020)

Cine

Shorta (2020; 38/20210608)

El cine danés nos ofrece con cierta frecuencia buenas producciones, muy interesantes y muy bien realizadas. Tiene una cantera de directores competentes, innovadores y que trata los temas con profundidad, sin perder de vista que el cine también que ser atrayente para el público. Hace unos días leí un par de buenas críticas de esta película que he visto recientemente, dirigida por Frederik Louis HviidAnders Ølholm, dos cineastas que se habían movido hasta ahora en el ámbito de los cortometrajes, de la televisión y de la escritura de guiones. Pero inmediatamente me sentí interesado, especialmente con una cartelera que no se ha recuperado todavía de los efectos de la pandemia.

Cuando uno visita Dinamarca, Copenhague en concreto, no ve, salvo de lejos cuando se desplaza en los trenes de cercanías, los barrios de inmigrantes. Siempre vemos la cara amable de las zonas animadas, o de los festivales de jazz con los que me encontré yo en 2014.

Estamos en Dinamarca, tal vez Copenhague u otra ciudad importante, y tras una introducción en la que presenciamos la violenta detención de joven inmigrante africano por la policía, nos metemos en la rutina de un día de trabajo de dos policías que son emparejados para las patrullas de ese día. Ambos han tenido relación, aunque sea indirecta, con la detención del inmigrante, que se encuentra hospitalizado en estado grave, lo cual da lugar a una situación de malestar social en los barrios de inmigrantes, hasta el punto que los agentes reciben la recomendación de no entrar en uno de ellos, Svalegården. Mike Andersen (Jacob Lohmann) y Jens Høyer (Simon Sears) nunca han trabajado juntos. El primero tiene fama de irascible y violento. El segundo es tranquilo y callado. Pero las vicisitudes de la patrulla les llevará a estar en Svalegården, con un joven musulmán, Amos (Tarek Zayat), detenido en el coche de patrulla, cuando salta la noticia de que el hospitalizado ha fallecido, y se desatan violentos disturbios en el barrio, por no llamarlo gueto. Y van a tener difícil salir de allí.

Esta producción es una película incómoda. No hay blancos y negros, no hay maniqueísmos, no hay buenos y malos, incluso si a priori lo parece. Nadie está a salvo del reproche ético. Nadie carece de valores positivos. El problema es que no hay concesiones al distinto. Es una dura reflexión, por la fuerte violencia, a las intolerancias sociales. A los racismos. A los integrismos. Y la violencia incomoda. Pero la película está fenomenalmente realizada. Jugando con el primer plano y con la acción fuera de foco, vemos y no vemos. Sabemos qué pasa, o lo intuimos, pero como si no lo quisiéramos o como si no quisiéramos ser totalmente conscientes. La película va al grano. Con poco más de hora y media de duración, condensa lo que sucede en casi 24 horas, y suceden muchas cosas. Deteniéndose en momentos concretos, unos que invitan a la reflexión, otros a la esperanza, otros a la desesperación y otros al horror. Sin saber muy bien con qué quedarte. Porque no se proponen soluciones ni salidas fáciles.

Esta camiseta no es del Real Madrid… lo que no tengo ni idea es si podría ser del Arsenal… ni idea de fútbol. El niño no parece inmigrante… aunque vete tú a saber, que del este de Europa vienen unos inmigrantes muy rubitos.

Además hemos de señalar la más que notable interpretación de ambos protagonistas, muy bien acompañados de los secundarios, en una interpretación muy física, con un trabajo que debió ser realmente duro. Aunque con diálogos notables, que elevan el problema, desde lo local, en uno de los que se presume como uno de los países más felices y prósperos del mundo, al ámbito europeo, con ese diálogo notable de que «los inmigrantes son del Arsenal y los policías del Real Madrid». Menuda carga de profundidad y cuánto hay para reflexionar en ese diálogo aparentemente tan banal.

Película de gran nivel, pero muy incómoda. No se ofrecen seguridades de ningún tipo. Nos quedamos al final con la misma sensación de inseguridad con la que hemos empezado. Un final áspero y sin concesiones. Yo la recomendaría sin duda, porque tiene muchos valores cinematográficos y sociales importantes. Pero eso no quiere decir que guste universalmente. Por cierto, shorta [شرطة] es policía en árabe.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ****
No deja de ser irónico que el jazz fuera una evolución de la música de esclavos africanos en sus descendientes, «libres» pero segregados, y ahora sea abrazada con entusiasmo por la blanca y culta Europa nórdica.

[Cine] Nueva sesión doble: Druk (2020) – Ma Rainey’s Black Bottom (2020)

Cine

Nueva entrada con doble sesión de cine… para dejar pendiente lo menos posible de comentar para el año que viene. Aunque no me va a dar para todo en este 2020. Especialmente porque, a partir de mañana, comienzo con los artículos nostálgicos del 2020 en fotos. En fin. Que si la sesión doble del otro día era de circunstancias, esta es seria. De películas buenas. Incluso muy muy muy buenas.

Druk (2020; 65/20201217)

Sinceramente. Si de repente me llega un mensaje de la empresa de salas de cine más céntricas de Zaragoza y me dice que hace un pase especial, cuatro o cinco meses antes de su estreno oficial, de la última película firmada por Thomas Vinterberg, y con Mads Mikkelsen como protagonista… lo que hago de inmediato es investigar si alguien me quiere o me puede acompañar y sacar las entradas. Así de claro. Vinterberg me gusta y Mikkelsen es uno de los grandes de la interpretación.

Vintenberg se asoma a las consecuencias del alcoholismo de una forma muy peculiar. Mikkelsen interpreta a Martin, un profesor de instituto, que vive una vida aburrida en la que todo empieza a hacer aguas de forma muy notable. En una celebración con tres de sus compañeros de trabajo, el profesor de psicología del instituto sale con una peculiar teoría. El cuerpo y la mente humana, según algunas observaciones, está preparado para funcionar mejor con una ligera concentración de alcohol en la sangre. Lo suficiente para no caer en el alcoholismo, dice. Y así deciden comenzar un peculiar experimento en carne propia. Con consecuencias… en fin… Por si alguien no lo tiene claro. El alcohol etílico es un tóxico a cualquier dosis.

Nos vamos a algunas de las localizaciones identificables en el film de Vintenberg en Copenhague.

A partir de ahí, Vintenberg, Mikkelsen y los otros tres compañeros de «experimento (Thomas Bo Larsen, Magnus Millang y Lars Ranthe) nos llevan en su camino hacia la excelencia narrativa e interpretativa cinematográficas, en una profunda exploración de un problema social y de salud pública que cuesta vidas y problemas sociales profundos en nuestras complacientes sociedades con el consumo de ciertos tóxicos, pero con un sorprendente y absolutamente genial final, que cada cual interpretará como mejor entienda, pero que eleva a Mikkelsen y a Vintenberg al Olimpo de la cinefilia.

Quizá no sea perfecta del todo, pero casi. Y en cualquier caso, qué importa, si tiene la virtud de dejarnos pegados a nuestras butacas y sin saber qué decir al final de la sesión. El mejor dinero pagado en una entrada de cine desde principios de año. Sólo lo proyectaron un jueves. Ahora, para verla de nuevo en la gran pantalla, creo que hay que esperar a abril de 2021. Busquen la fecha y apúntenla.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: *****
  • Valoración subjetiva: *****

Ma Rainey’s Black Bottom (2020; 66/20201220)

Una de las apuestas de Netflix para la extraña temporada de premios de este año. Y es que en estos momentos la presencia de Viola Davis en el reparto es garantía de que algo importante va a pasar en la pantalla. Y si además se ve acompañada del fallecido y muy querido Chadwick Boseman, en la triste oportunidad de llevarse un Oscar póstumo, mejor. Todo ello bajo la dirección de un George C. Wolfe, que no tiene una filmografía muy amplia ni llamativa, pero que por lo menos ha demostrado tener oficio.

Aunque nadie nos lo dijera, es obvio que la película se basa en una obra teatral. Los diálogos, los limitados escenarios, la dinámica del relato, su clara división en actos… Así pues, basada en la obra del mismo título de August Wilson, nos encontramos ante lo que acontece en la grabación de un disco de una de las grandes del blues de principios del siglo XX, Ma Rainey (Davis). Pero aunque se nos presente a Rainey como protagonista, lo cual es dudoso, aunque sea un personaje trascendente en la historia, los auténticos protagonistas son los cuatro músicos de acompañamiento que dialogan en la claustrofóbica sala de ensayos de la discográfica, interpretados por Boseman, Colman Domingo, Glynn Turman y Michael Potts (sublime este último también).

Wilson fue un autor teatral y poeta plenamente comprometido con la causa con la discriminación de las personas afroamericanas en los Estados Unidos. Y obviamente los temas relacionados con esta discriminación permean y dan consistencia y coherencia a toda la película. No siempre la estructura teatral sienta bien a las películas, y más como en ocasiones como esta en las que hay una gran fidelidad a la misma. Es complejo filmar en localizaciones fijas y tan claustrofóbicas como las de esta película durante buena parte del metraje. Pero la cosa funciona, gracias en especial al excelente trabajo actoral. Además, con acierto, la película va creciendo lentamente, va acumulando carga intelectual y emocional para llevarnos a un final trágico y relativamente desesperanzador.

Totalmente recomendable. De verdad. Con una dirección funcional, pero con muy buenas maneras, nos encontramos ante un ejercicio de maravillosas interpretaciones, cargadas de emoción. Y de razón. Lo curioso es que Davis se llevó el Oscar a la mejor interpretación de reparto por una película en la que era claramente protagonista, y se puede llevar la estatuilla a la mejor interpretación protagonista por una película en la que se puede dudar de ese protagonismo.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: *****
  • Valoración subjetiva: ****

[Cine] Knives Out (2019)

Cine

Knives Out (2019; 62/20191204)

Si algo hecho en falta en la época actual en el cine es la producción de película entretenidas y bien hechas, con cierta originalidad, aunque no sean extraordinariamente profundas ni pensadas para ganar premios. Hecho de menos el buen cine de entretenimiento. Porque el cine de entretenimiento de hoy en día está hecho de unos mimbres, sean comedias románticas o sean películas de acción, que no me suelen atraer. Productos prefabricados que basan más su tirón en su espectacularidad que en la calidad de sus argumentos y sus historias. Que una película sea un mero entretenimiento no quiere decir que tenga que asumir que sus espectadores sean tontos y no puedan apreciar un guion de calidad y una forma de contar las historias sutil y no como elefante por cacharrería.

Usualmente, las «whodunit» transcurrían, o bien en mansiones rurales de Inglaterra, o en escenarios exóticos, y no en el medio oeste americano. Pero bueno… nos iremos a la Inglaterra rural para celebrar el género. A Wells.

Y aquí entra Rian Johnson. Un director que ha realizado algunos productos notables, que se atrevió a darle un giro a la saga Star Wars, aunque buena parte del público, probablemente adocenado por la comida basura cinematográfica, no lo supiera valorar, y que creo que funciona mejor como guionista como director. No es que sea mal director… pero es más funcional que brillante. Lo cual no es necesariamente malo. Cuando próximamente hablemos de Scorsese, si me acuerdo de esta referencia comentaré lo contrario.

La película, en clave de comedia un tanto ácida, es una parodia de las whodunit que tanto se popularizaron en un momento dado en la novela y el cine, y que todavía atraen a muchos lectores o espectadores. Y al mismo tiempo contiene su propio misterio que, aunque aparentemente revelado a mitad de metraje, obviamente contiene otro misterio más que se ha de desvelar. El agujero dentro del donut que nos dice el Benoit Blanc (Daniel Craig), ese detective de acento sureño (imprescindible la versión original para apreciar esto, supongo), que nunca sabemos si es el más listo o el más tonto de la función, y que con su nombre de resonancias francesas no deja de ser un homenaje a los detectives privados belgas o franceses que pueblan algunas de las mencionadas whodunits.

Junto al detective, la chica. En este caso, la enfermera ecuatoriana, Marta Barrera (Ana de Armas), que cumple a la vez el papel de representar a la persona común, aunque no deje de tener su importante rol en la trama del crimen. En su presentación como protagonista en una película americana, ha hechos otras películas en Hollywood pero creo que este es su primer protagonista, introduce además una dimensión extra a la película, de carácter social, al ser el contraste al racismo y sentimiento de superioridad de la familia de origen anglosajón, los Thrombey y Drysdale, que son los «sospechosos» de la trama. Mezcla de falsos liberales, en el sentido americano de la palabra, y auténticos reaccionarios, la hipocresía es la característica que los define como familia. Con un coral reparto de lujo, eso sí; Jamie Lee Curtis, Michael Shannon, Don Johnson, Toni Collette, Christopher Plummer, Katherine Langford, Chris Evans, Riki Lindhome,… entre otros. Porque este es el gran activo de la película además de su excelente guion; su excelente reparto. Si a mí me iban a decir que un chica que era tan malísima actriz en sus orígenes como de Armas iba a sostener con naturalidad y competencia una comedia de este tipo, no me lo hubiera creído. Me alegro, por supuesto, de la evolución de la actriz.

Un divertimento de primera categoría, quizá con una duración un pelo más larga de lo que debería, cosa que tampoco importa mucho en este caso. Muy recomendable. Y que, para quienes cometan el error de ver las películas dobladas, se puede encontrar en la cartelera española como Puñales en la espalda.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ****

[TV] Cosas de seres; despedida al hombre en el castillo

Televisión

Paso por delante de otras temporadas, de otras series que terminé antes que la cuarta y última temporada de The Man in the High Castle. Creo que la calidad, los temas y la trascendencia de esta serie, incluso si no ha tenido la repercusión que merecía por no ser emitida en una de las plataformas de vídeo bajo demanda más potentes, hace de ella un acontecimiento en la ficción televisiva. O por lo menos así lo he vivido yo. Creo que no tenía esta sensación desde Battlestar Galactica, que también rompió moldes, aunque hasta ahí voy a plantear los paralelismos.

Tokio, Berlín y Nueva York representan a los tres imperios globales que, en un universo u otro, encontramos a lo largo de la serie. Takeshita-dori y la puerta Kaminarimon representan al imperio del Sol Naciente… aunque muy civilizado y más agradable que en su versiones más bélicas y antipáticas.

La serie parte de una idea, de una adaptación parcial o muy libre en su primera temporada de la novela del mismo título, de 1962, de Philip K. Dick. No son pocas las adaptaciones que han sufrido las obras de Dick, un escritor complejo, pero que ha atraído a los guionistas, directores y productores de cine y televisión. Precisamente por su complejidad, por las características de su literatura, las adaptaciones de sus obras son muy libres, respetando unas veces más y otras veces menos el espíritu de las mismas. Y otras conocidas producciones audiovisuales han sido fuertemente influidas por sus obras, de forma reconocida o no. Dick es, por lo tanto, una figura clave, fundamental, en el desarrollo de la anticipación en literatura, en televisión y en el cine entre las últimas décadas del siglo XX y las primeras del XXI.

La serie que nos ocupa hoy guarda cierta fidelidad a la novela de Philip K. Dick en su primera temporada, siendo en esos momentos Juliana Crain (Alexa Davalos) la protagonista de la acción, cuando su mundo se derrumba a su alrededor en los ficticios Estados Japoneses del Pacifico, al morir su hermana a manos de la Kenpetai, la policía política japonesa. Esto va a poner en marcha una serie de acontecimientos que pondrán cabeza abajo la ucronía, la historia alternaitiva, en la que nos encontramos en 1962, en unos Estados Unidos desaparecidos y divididos entre la zona oriental perteneciente al reich nazi alemán, los estados del pacífico bajo el dominio del Imperio del Sol Naciente, y una zona neutral central en las rocosas, donde mal vive una pretendida resistencia a la ocupación. Crain es la protagonista absoluta de las dos primeras temporadas, puesto que sus movimientos son los que desencadenan las reacciones de otros personajes con mayor o menor protagonismo e importancia en la serie.

La mansión de Wansee donde se decidió el criminal destino de los judíos de Europa…

Sin embargo, poco a poco, otros personajes van creciendo en importancia conforme la serie avanza y diverge de la novela original. El ministro de comercio Tagomi (Cary-Hiroyuki Tagawa), uno de los personajes que tiene su origen en la novela original, el general John Smith (Rufus Sewell), capitoste de las SS americanas, el coronel Kido (Joel de la Fuente), de la Kenpetai japonesa, Helen Smith (Chelah Horsdal), la esposa de John Smith,… todos ellos acabarán siendo protagonistas fundamentales, especialmente en las temporadas tercera y cuarta, donde llegarán a superar en importancia argumental a Juliana Crain, aunque este personaje siempre tendrá un papel fundamental en el desarrollo de los hechos.

La historia tiene un carácter ético. También político, y supone una reflexión, por su carácter de espejo distorsionado, de nuestra propia historia. Pero ante todo, tiene un carácter ético. Juliana Crain nos representa a nosotros, lectores de la novela o espectadores de la serie televisiva; es la mujer común alejada de los centros del poder, preocupada por lo cotidiano, un poder que, desde luego, no ambiciona. En el resto de los personajes encontraremos versiones racionales, pero más frecuentemente distorsionadas, del honor, de la ambición, de la lealtad a las ideas o a los caudillos, sean el führer, el tennō [天皇] o el jefe de una resistencia, y sobre todo, conforme un personaje de anodino nombre, John Smith, va adquiriendo protagonismo, es una reflexión sobre el poder y la naturaleza del mismo. John Smith es finalmente el personaje clave de la historia, incluso si no aparecía en la novela de Philip K. Dick.

… y el monumento a estos judíos asesinados en Europa, ambos en Berlín, representan al lamentable III Reich alemán.

La serie sufre un cambio de dirección y planteamiento entre el final de la temporada segunda y la tercera. Si las dos primeras eran el camino del héroe, la heroína en este caso, Juliana Crane, siendo el resto de los protagonistas los obstáculos o las ayudas para este recorrido personal, a partir de la tercera es como si en The Lord of the Rings, a partir de un determinado momento Frodo hubiese sido un personaje de apoyo y la novela se hubiese centrado en los pensamientos y acciones de Sauron. Cosa que no hubiese tenido mucho sentido en aquel contexto. Pero sí en el que nos ocupa, puesto que John Smith es un personaje que, lo sabemos desde un principio, está sometido a tensiones interiores que poco a poco vamos conociendo. Y son fundamentalmente dos mujeres, Juliana Crane, y su propia esposa, Helen Smith, las que van a contrastar y poner a prueba estas tensiones. Siendo dos mujeres con dos recorridos muy distintos.

La serie es buena, muy buena, y cuenta con un reparto en estado de gracia. Cualquiera de los mencionados hasta ahora debería haber sido acreedor de ser premiado en alguno de los festivales o entregas de galardones habituales. Independientemente del rumbo que toma su temporada final. Cualquiera que la haya visto se quedará con la impresión de que en la mente de sus creadores, al menos había una temporada más.

Y Nueva York, bien sea en Washington Square, con el Empire State Building al fondo de la Quinta avenida,…

Es la conclusión lógica viendo la evolución de uno de los personajes, John Smith, que acaba siendo el protagonista absoluto de la serie. Pero supongo que la cadena, en un momento dado, le echó el cierre. Y por lo menos lo hizo con tiempo para darle un cierre a la historia, aunque fuera apresurado. No le falta su emoción,… pero también es en los últimos episodios de la cuarta temporada, de la serie, donde esta muestra sus costuras menos resueltas. He de comentar que no estoy hablando nada de la parte más ciencioficcionesca de la historia,… pero es que me parece poco importante, aunque tenga algún impacto en el devenir de algunos personajes, que se podría haber resuelto con facilidad por otras vías. En cualquier caso, hace tiempo que no juzgo el conjunto de la serie por un final más o menos afortunado. Aunque dentro de unos días estableceré una excepción a este principio, de algo que terminé de ver ayer mismo.

Mi conclusión es que la serie es de lo mejor y extraordinariamente recomendable. Probablemente, su emisión en una plataforma menos popular que otras, aunque más asequible, y su contenido intelectualmente más exigente, aunque no carezca de acción y emoción, hayan hecho que sea menos popular. Pero haya vosotros si os la perdéis. Y yo siempre quedaré enamorado de Juliana Crain. Forever.

… o el animado puente de Brooklyn, representan el alma del imperio americano, es que es en nuestro universo, o el que puede ser, distinto, en universos alternativos.

[Cine] Green Book (2018)

Cine

Green Book (2018; 09/201900204)

Película oscarizable, que venía precedida de excelentes críticas, algunas tan entusiastas como para considerarla una de la «tapadas» para recibir la famosa estatuilla. Candidata a mejor película, a mejor actor principal y de reparto, sorprendente que alguien considere que hay diferencia de importancia entre los dos en el argumento, al guion original y al montaje, ya comentaré mi impresión al respecto al final. Lo que más sorprende es esta película está dirigida por Peter Farrelly, uno de los hermanos que en su momento dirigieron algunas de las más infames comedias de los últimos decenios.

Los protagonistas de la película de hoy viven, salen y regresan a Nueva York en su viaje. Así que nos daremos un paseo fotográfico por la Gran Manzana. En concreto por la entretenida High Line, en el West Side de Manhattan.

Pero vamos a lo que importa, que es decir que nos cuenta una historieta basada, no sé si con precisión o más bien con relajo hacia la verdad, en la relación entre el pianista clásico y de jazz Don Shirley (Mahershala Ali) y el que fue su chófer y guardaspaldas, más tarde actor de reparto en distintas producciones de cine y televisión, curiosamente haciendo de mafioso, Tony «Lip» Vallelonga (Viggo Mortensen). Hay que decir que la historia está basada en lo que ha escrito uno de los hijos de este último personaje. Pero básicamente es una reconstrucción de uno de los viajes que realizaron por el profundo sur de los Estados Unidos en una época de fuerte discriminación racial. Suponiendo que haya dejado de existir.

Con una realización muy académica, muy correcta en los aspectos técnicos y visuales, y un buen diseño de producción con una excelente ambientación de la época, el director confía el éxito de la función en un guion con unos muy buenos diálogos, y en la excelente química entre los dos protagonistas, también excelentes profesionales de la interpretación. El resto del reparto tiene escasa importancia. Aparece de vez en cuando por ahí, desaprovechada, Linda Cardellini. Una actriz poco reconocida, quizá por su trayectoria fundamentalmente televisiva. Pero que creo que tiene madera para haber hecho o hacer en un futuro mejores trabajos. Y que además es de las que, con la edad, cada vez resultan más atractivas.

Película amable, buenrollista, sobre dos personajes con mucha menos importancia histórica de la que se nos presenta (Shirley fue un pianista virtuoso técnicamente pero que tampoco aportó grandes cosas ni a la música clásica ni al jazz), y que se ve con mucho agrado. Yo no la he visto tan oscarizable. Y aunque se anuncia la estatuilla a Ali como actor de reparto, será injusto porque es claramente tan protagonista como Mortensen, y es en esa categoría donde tendría que estar compitiendo.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ****

[Cine] Entrada «coche escoba»: Woody Allen, Mudbound y otros estrenos de Netflix

Cine

Mis tradiciones me indican que mañana 2 de enero tengo que hacer el resumen de mi año cinéfilo. Pero todavía no he revisado todas las películas que entran en el mismo, porque la última semana del año ha estado muy entretenida desde el punto de vista cinematográfico. No sólo por la visita de rigor a las salas de cine para ver la última de Woody Allen, sino porque este año entran también los estrenos directos en las plataformas de vídeo bajo demanda, y he visto en estos días de fiesta la friolera de tres. Vamos con ella. Acompaño la entrada con algunas fotografías procedentes de los últimos carretes en blanco y negro del años. La Yashica Mat 124G con un Lomography 100 Earl Grey que me quedaba suelto por ahí, las cuadradas, y la Agfa Billy con un Fujifilm Neopan 10 Acros, las rectangulares.

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Wonder Wheel (2017)

Wonder Wheel (2017; 542017-2712)

Las dosis anual de Woody Allen nos ha llegado con el final de año, cuando últimamente solía llegarnos a final del verano. Quizá tenían más esperanzas de que este año alcanzase más reconocimiento de cara a la temporada de premios.

Con un buen reparto, nos cuenta cómo, en los años 40, una joven Carolina (Juno Temple), huyendo de su marido mafioso a quien ha delatado al FBI, se refugia en Connie Island con su padre (Jim Belushi) y su madrastra (Kate Winslet). Todo irá bien, hasta que la presencia de un fornido y cultivado salvavidas playero (Justin Timberlake) inicie un peligroso triángulo con las dos mujeres.

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Película poco valorada por crítica y público, con sabor a tragedia griega, que cuenta una historia sencilla y previsible, pero desde mi punto de vista bien contada. Lejos de la originalidad de antiguas propuestas del director, está bien hecha, destacando especialmente la fotografía Vittorio Storaro, una banda sonora jazzistica, y unas excelentes interpretaciones. Muy buenos Belushi y Winslet, Temple nos sabe a poco, sabemos que se le puede sacar más partido, y Timberlake que cumple.

A mí me produjo un rato agradable, y es más recomendable de lo que parece.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ***

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Mudbound (2017)

Mudbound (2017; 532017-2512)

Notable propuesta que nos llega de la mano de Netflix. Aunque se estrenó principalmente en vídeo bajo demanda, han realizado un estreno limitado en salas de cine en EE.UU. para poder optar a la temporada de premios.

Dirigida por Dee Rees, la directora insiste en recuperar la historia no contada de la discriminación de la raza negra en Estados Unidos, contando las historias paralelas de dos familias, una blanca y otra negra, que se ven obligadas a convivir en una región rural del delta del Misisipí, y que comparte que uno de sus miembros está en la guerra mundial en Europa. El blanco es un capitán que pilota bombarderos y el negro un sargento que comanda un carro de combate.

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Con un reparto también de bastante nivel, aunque el nombre más conocido sea el de Carey Mulligan, seguido de Jason Clarke, aunque no sean los personajes clave de la historia que hemos de situar en los personajes interpretados por Garrett Hedlund y Jason Mitchell, es una película dura con pocas concesiones al buenismo de los espectadores, aunque algunos aspectos del final introducen un tono de happy end que nos parece muy forzado.

Está muy bien en líneas generales, y me quedé con la sensación de que se vería mejor en en sala de cine en pantalla grande. También comprendí el interés de Netflix por promocionarla en la temporada de premios. Aunque tengo la sensación de que no se comerá una rosca. Muy recomendable.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ***

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Bright (2017)

Bright (2017; 552017-2812)

Cuentan de esta película dirigida por David Ayer y realizada a mayor gloria de Will Smith que es el intento de Netflix por crear una de estas lucrativas franquicias donde se suceden las precuelas y las secuelas, y las productoras se hacen de oro vendiendo figuritas y otras mercaderías. Es un pastiche que toma elementos del Señor de los Anillos, de cualquier distopía con Los Ángeles como escenerario y del Quinto Elemento, para hacer un correveidile de peleas y balaceras con más bien poco sentido.

El primer día que intenté verla me quedé dormido. En una segunda intención la vi entera, aunque me costó seguirle la pista. No por compleja, sino por complicada. Para mí tiene poco sentido. Se da por sentado una segunda película. Se da por sentado que no la escribirá el mismo guionista por que parece que está implicado en el enésimo caso de denuncias de abusos sexuales en el cine americano. A Ayer también se le acusa con frecuencia de machista. Pues vale. No es una catástrofe. Pero casi. Quedaros con lo que queráis.

Valoración

  • Dirección: **
  • Interpretación: **
  • Valoración subjetiva: **

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Megen no jūnin (2017)

Mugen no jūnin (2017; 562017-3012)

Samuráis, damas en apuros, muchas espadas y muchos desmembramientos con abundancia de salsa de tomate para esta película de espadachines japoneses que, habiéndose estrenado en cines originalmente en su Japón de origen, han decidido exhibir en el mundo entero a través de Netflix. Te tienen que gustar estas películas, y os puedo asegurar que no es Yōjinbō (Yojimbo también), o Sichinin no samurai (Los siete samuráis)… El machote, Takuya Kimura, pero la chica, muy mona y con las orejas desabrochadas, Hana Sugisaki, más bien no.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: **

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[Cine] Detroit (2017)

Cine

Detroit (2017; 372017-1909)

No pensaba que esta entrada pudiese salir hasta el lunes o el martes de la semana que viene. Este sábado lo tenía/tengo con un programa muy apretado, en el que sorprendentemente ha surgido un hueco de aproximadamente sesenta minutos, que he decidido aprovechar.

Conocíamos de antemano el tema de esta película de Kathryn Bigelow, directora que tiene una cierta capacidad de hacer muy bien películas que me interesan regular. O sea, al estilo de Scorsese, aunque se parezcan como un huevo a una castaña, que es un director magistral de películas que me aburren. Y espero que esto no me merezca una condena a la hoguera por hereje. En el caso de ambos directores hay ejemplos de películas que me gustan mucho, por cierto. Siempre recordaré cierta película de la directora de ambiente un poco distópico que vi en los años noventa, que siempre me ha parecido que estaba un poco infravalorada. Pero bueno, vamos a la película actual, que he estoy desbarrando.

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No he visitado Detroit. De hecho, no parece que sea en estos momentos un destino turístico muy apetecido, tras la decadencia por los ajustes de la industria del automóvil. Así que tiraré de las calles de Nueva York para ilustrar la entrada, donde en la época también se produjeron disturbios raciales, y en la que durante años después el ambiente fue cargadito… por decir algo.

Decía que sabíamos el tema del film, habíamos visto el avance, y las críticas eran unánimes. Una película muy muy bien hecha, pero saliendo del cine con una sensación de cabreo supina. La acción se sitúa en los disturbios de Detroit en 1967, cuando los problemas de discriminación racial saltaron de los estados sureños y su falta de respeto por los derechos civiles de los afroamericanos, a la discriminación en las empresas y los barrios obreros en los estados industrializados del norte, a los que muchas familias habían emigrado en décadas anteriores con el fin de alcanzar un futuro mejor. Una buena parte del principio de la película no deja de ser un docudrama de cómo se gestaron estos disturbios y como se desarrollaron hasta que llegamos al plato fuerte. Este se centra sobre la muerte de tres personas de raza negra en el Motel Algiers en un episodio de violencia policial. A falta de un conocimiento preciso de lo acontecido en el mismo, ya que los hechos no quedaron claros en el juicio penal posterior que absolvió a los policías, el guion se ha confeccionado con los testimonios de aquella noche, y con el relleno de lagunas mediante deducciones o ficción plausible.

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Decir que esta película tiene un carácter histórico sería una simpleza absoluta. Ya sabemos que está contando cosas que sucedieron y que las cinco décadas que han transcurrido las dejan instaladas en el juicio histórico. Pero así como al principio de M*A*S*H se nos recordaba que «aquello era Corea», aunque todo el mundo llevase en mente por la época y las circunstancias sociopolíticas que se estaba hablando de la sinrazón militar de Vietnam, en esta película que nos ocupa hoy se está aprovechando un hecho histórico para dar un repaso al presente de los Estados Unidos, donde todavía surgen brotes de violencia racial debida al acoso y arbitrariedad de los cuerpos policiales hacia los afroamericanos. Agravado por el hecho de que el gobierno actual del país tiene un carácter marcadamente racista. Por lo tanto, lejos de un recordatorio histórico, la película funciona como una denuncia de un problema crónico y enquistado en la presunta democracia más importante del mundo.

Hablar a estas alturas de las habilidades narrativas de Bigelow sería un ejercicio banal por conocidas y demostradas. Tiene mucho oficio y voz propia la ya veterana directora. Porque hay un estilo definido en su puesta en escena que tiene una continuidad y una evolución a lo largo de su carrera. Probablemente sea una de las candidatas más serias, tanto en la dirección como en la producción, en la temporada de premios, aunque tal vez su temprano estreno, casi veraniego, le puede restar oportunidades.

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El reparto está a buen nivel, siendo bastante coral. Es cierto que hay dos personajes que merecen algo más de atención que el resto, el bueno interpretado por John Boyega, y el malo a quien encarna de forma muy inquietante Will Poulter. Este último compone un personaje tremendamente inquietante en una interpretación que también merecerá probablemente figurar en las candidaturas de la temporada de premios. Si se dice que cualquier película con acción está siempre a la altura del malo del relato, hemos de decir que Poulter consigue que la producción quede a gran nivel.

Dicho todo lo cual, eran tales las expectativas que se habían generado sobre lo que íbamos a ver, que el resultado fue casi anticlimático. O con el tiempo te acostumbras a digerir sin necesidad de antiácidos las barbaridades que la historia te ofrece, por crudamente que te las narren. Salimos razonablemente impresionados, pero no shockados como nos habían vaticinado los críticos. Aun con la crudeza de lo narrado, Bigelow no se recrea en los aspectos potencialmente más gores, sin ahorrar detalles por eso. La película merece la pena su visionado. No creo que llegue a la categoría de obra maestra como en la han calificado en algún lugar, pero creo que está realmente muy interesante. Por fin parece que hemos salido de la inanidad del verano.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ****

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