[Cine] Shorta (2020)

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Shorta (2020; 38/20210608)

El cine danés nos ofrece con cierta frecuencia buenas producciones, muy interesantes y muy bien realizadas. Tiene una cantera de directores competentes, innovadores y que trata los temas con profundidad, sin perder de vista que el cine también que ser atrayente para el público. Hace unos días leí un par de buenas críticas de esta película que he visto recientemente, dirigida por Frederik Louis HviidAnders Ølholm, dos cineastas que se habían movido hasta ahora en el ámbito de los cortometrajes, de la televisión y de la escritura de guiones. Pero inmediatamente me sentí interesado, especialmente con una cartelera que no se ha recuperado todavía de los efectos de la pandemia.

Cuando uno visita Dinamarca, Copenhague en concreto, no ve, salvo de lejos cuando se desplaza en los trenes de cercanías, los barrios de inmigrantes. Siempre vemos la cara amable de las zonas animadas, o de los festivales de jazz con los que me encontré yo en 2014.

Estamos en Dinamarca, tal vez Copenhague u otra ciudad importante, y tras una introducción en la que presenciamos la violenta detención de joven inmigrante africano por la policía, nos metemos en la rutina de un día de trabajo de dos policías que son emparejados para las patrullas de ese día. Ambos han tenido relación, aunque sea indirecta, con la detención del inmigrante, que se encuentra hospitalizado en estado grave, lo cual da lugar a una situación de malestar social en los barrios de inmigrantes, hasta el punto que los agentes reciben la recomendación de no entrar en uno de ellos, Svalegården. Mike Andersen (Jacob Lohmann) y Jens Høyer (Simon Sears) nunca han trabajado juntos. El primero tiene fama de irascible y violento. El segundo es tranquilo y callado. Pero las vicisitudes de la patrulla les llevará a estar en Svalegården, con un joven musulmán, Amos (Tarek Zayat), detenido en el coche de patrulla, cuando salta la noticia de que el hospitalizado ha fallecido, y se desatan violentos disturbios en el barrio, por no llamarlo gueto. Y van a tener difícil salir de allí.

Esta producción es una película incómoda. No hay blancos y negros, no hay maniqueísmos, no hay buenos y malos, incluso si a priori lo parece. Nadie está a salvo del reproche ético. Nadie carece de valores positivos. El problema es que no hay concesiones al distinto. Es una dura reflexión, por la fuerte violencia, a las intolerancias sociales. A los racismos. A los integrismos. Y la violencia incomoda. Pero la película está fenomenalmente realizada. Jugando con el primer plano y con la acción fuera de foco, vemos y no vemos. Sabemos qué pasa, o lo intuimos, pero como si no lo quisiéramos o como si no quisiéramos ser totalmente conscientes. La película va al grano. Con poco más de hora y media de duración, condensa lo que sucede en casi 24 horas, y suceden muchas cosas. Deteniéndose en momentos concretos, unos que invitan a la reflexión, otros a la esperanza, otros a la desesperación y otros al horror. Sin saber muy bien con qué quedarte. Porque no se proponen soluciones ni salidas fáciles.

Esta camiseta no es del Real Madrid… lo que no tengo ni idea es si podría ser del Arsenal… ni idea de fútbol. El niño no parece inmigrante… aunque vete tú a saber, que del este de Europa vienen unos inmigrantes muy rubitos.

Además hemos de señalar la más que notable interpretación de ambos protagonistas, muy bien acompañados de los secundarios, en una interpretación muy física, con un trabajo que debió ser realmente duro. Aunque con diálogos notables, que elevan el problema, desde lo local, en uno de los que se presume como uno de los países más felices y prósperos del mundo, al ámbito europeo, con ese diálogo notable de que «los inmigrantes son del Arsenal y los policías del Real Madrid». Menuda carga de profundidad y cuánto hay para reflexionar en ese diálogo aparentemente tan banal.

Película de gran nivel, pero muy incómoda. No se ofrecen seguridades de ningún tipo. Nos quedamos al final con la misma sensación de inseguridad con la que hemos empezado. Un final áspero y sin concesiones. Yo la recomendaría sin duda, porque tiene muchos valores cinematográficos y sociales importantes. Pero eso no quiere decir que guste universalmente. Por cierto, shorta [شرطة] es policía en árabe.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ****
No deja de ser irónico que el jazz fuera una evolución de la música de esclavos africanos en sus descendientes, «libres» pero segregados, y ahora sea abrazada con entusiasmo por la blanca y culta Europa nórdica.

[Cine] The trial of the Chicago 7 (2020)

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The trial of the Chicago 7 (2020; 58/20201108)

En un año en el que «gracias» a nuestro «amigo» el nuevo coronavirus que acaba de cumplir un añito, aunque no fue presentado en sociedad hasta que no cumplió los dos mesecitos, no tenemos grandes taquillazos de cine, ni temporada de películas que aspiran a premios, en el que la taquilla languidece con sólo algún que otro título llamativo de vez en cuando, para bien o para mal, tenemos que mirar a las plataformas de cine en internet para encontrar… de todo. Pero esta vez… de lo mejor. Porque aunque las películas de juicios no es un género que me entusiasme, a pesar de algunos peliculones que se pueden ver sobre el tema, lo último de Aaron Sorkin realmente merece la pena.

Los disturbios de Chicago surgieron en los parques de dicha ciudad norteamericana. Pero como no he tenido ocasión de visitarla, habrá que contentarse con el parque neoyorquino por excelencia, Central Park.

Con un reparto coral y variado en el que no me voy a detener por no cometer la injusticia de dejarme a nadie, ni aburriros nombrando a todos, Sorkin recrea la histórica triste parodia de juicio que siguió a los graves altercados que acompañaron la convención demócrata de 1968, previa a la elección en la que los norteamericanos, en medio de lo peor de la guerra del Vietnam, tuvieron la ocurrencia de elegir al infame Richard Nixon. ¿De verdad alguien se cree que lo de Trump es una casualidad única? Porque un repaso a la historia de los Estados Unidos en los últimos 60 años muestra que la posibilidad de elegir a un indeseable como presidente es relativamente alta. No me voy a detener. Tampoco voy a comentar el mencionado juicio. Ved la película.

Con un guion en el que las narraciones de los testigos son la excusa para los flashbacks que no cuentan la historia de los tumultos violentos, a veces de forma coincidente, a veces de forma nada coincidente, tenemos un ejercicio de reflexión política en el cine brillante, acompañado de una serie de interpretaciones en estado de gracia. Venga, voy a mencionar a algunos. Frank Langella, por encima de todos, con el personaje más infame del tinglado. Sacha Baron Cohen, habitualmente demasiado histrión para mi gusto, en su punto. Michael Keaton, en una intervención breve, pero significativa. Hasta el soso de Eddie Redmayne nos ofrece momentos estupendos. Todos.

Esta película es una de las películas que hay que ver en este 2020. Hay que hacerlo en Netflix. Pero es de esas películas que aunque hubiese sido indudablemente mejor en el cine, se puede ver si menoscabo en la pantalla pequeña. A por ella.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ****