Victoria (2015); vista el 26 de octubre de 2015.
Aunque este viernes voy a estar muy liado como para subir ninguna entrada elaborada en este Cuaderno de ruta, voy a dejar programada esta reseña cinematográfica, porque no quiero dejar colgado el comentario de esta película que realmente me parece algo de lo más interesante de lo que llevamos de año. No es perfecta, pero es distinta. Y se agradece.
En Zaragoza sólo está estrenada en versión original subtitulada. Muy bien. Hubiera sido absurdo el doblaje. El idioma en que hablan los personajes en cada momento es trascendente, mucho. Y se perdería sentido de la trama y las situaciones con una película doblada, o mal doblada. Que es lo habitual, por mucho que presuma la industria del doblaje en España.

Las fotografías de hoy, claro está, son instantáneas recogidas en la capital alemana.
La película dirigida por Sebastian Schipper nos cuenta en tiempo real lo que sucede a una joven española, de unos veinte años, emigrada a Berlín, Victoria (Laia Costa) durante las últimas horas de la noche, un día en que se va a un club berlinés a bailar. Al salir del club, conoce a Sonne (Frederick Lau) y tres de sus amigos que celebran un cumpleaños, con quien empieza un flirteo que parece que no va a ir mucho más allá. Son más de las cuatro de la mañana, y ella tiene que abrir a las siete la cafetería donde trabaja, y pretende dormir un par de horas. Tras un poco de ese flirteo y alguna gamberradilla sin trascendencia aparente, tienen un momento de intimidad, no física, en la cafetería donde trabaja la chica, y parece que se van a despedir. Quien sabe si para siempre. Pero en ese momento, algo cambia, y se meterán en una frenética aventura que cambiará para siempre sus vidas.
Quienes se hayan informado de la película a priori, conocerá su logro. Está rodada en un único plano-secuencia. En una única toma de casi 140 minutos de duración. La película, tras una cuidadosa planificación, se rodó tres veces, con un esfuerzo físico e intelectual notable para todo el equipo, especialmente los intérpretes y el director de fotografía y cámara, el noruego Sturla Brandth Grøvlen, quien, en un reconocimiento de su mérito, ocupa el lugar de honor en los créditos de la película, el que habitualmente se reserva al director, que se sitúa en segundo lugar. Filmada con una ligera Canon EOS C300, aunque no con la montura EF propia de la marca, sino con la PL más estándar en el sector cinematográfico. Me gustaría saber el objetivo utilizado. No lo he encontrado. El formato de la película es 2,35:1, así que tal vez sea un objetivo anamórfico. No me pensé en fijarme en ese detalle. Es realmente una virguería.

No nos muestran el Berlín más turístico, sino las calles más normalitas… aunque algún paisaje urbano sí que reconozco en el filme.
Pero de nada serviría el virtuosismo técnico si no hubiese una historia que contar detrás. Es cierto que el planteamiento de la película tiene algunas flojeras. Es difícil entender porque una chica pija de Madrid, desencantada con la vida por una profesora de música borde, acaba juntándose con cuatro notas de este tipo a las cuatro de la madrugada en Berlín. La química con el chico protagonista cuesta en aparecer… y yo me lo creí a ratos. Incluso la escena en la que ella toca el Mephisto-Walz de Liszt, por estupenda que parezca en el momento, tiene algo de raro. Pero es justamente es a partir de ese momento, cuando la película se vuelve incluso más demencial e inverosímil, cuando te enganchas a ella, y al frenesí de película de acción que ya habíamos sentido en alguna otra película alemana rodada en Berlín previamente. Sin duda, hay un parentesco entre esta película de Schipper, y aquella estupenda de Tom Tykwer, que además sirvió para que conociésemos a la estupenda Franka Potente.
Y es que en Victoria tenemos también que reconocer la importancia de la protagonista, esta catalana de treinta años haciendo de madrileña de veinte, sola en Berlín. Laia Costa está realmente convincente, se echa a sus espaldas la película, sale adelante de forma estupenda con sus diálogos en parte improvisados, con su inglés imperfecto (es cierto que se le nota un tanto el acento catalán… le podría haber conservado la «barcelonesidad» en lugar de hacerla madrileña) y su desconocimiento del alemán. Factores importantes en el desarrollo de la película y en la difícil verosimilitud de su personaje. Perfectamente acompañada por los actores locales, y sería injusto reconocer sólo el mérito del personaje masculino protagonista, ya que el resto de aventureros de la noche están también muy bien.
Aunque como ya he dicho, contemplé… contemplamos con escepticismo la parte de la película que juega a drama romántico, en el momento en que se convierte en un drama de acción desenfrenada nos engancha totalmente, y pasamos, sufriendo, uno de los momentos más estupendos cinematográficamente hablando de los últimos tiempos. No es una película perfecta, pero merece mucho reconocimiento por lo arriesgado, por su dinamismo, por la ilusión que esta gente a puesto al hacerla, dando un formidable sopapo en los morros al conformismo del cine comercial.
Valoración
- Dirección: ****
- Interpretación: ****
- Valoración subjetiva: ****

Especialmente al final de la película, cuando se rueda en el interior del Westin Grand Hotel… donde me alojé la primera vez que visité Berlín.