[Cine] Roma (2018) y una apostilla [Too All Boys I’ve Loved Before (2018)]

Cine

Roma (2018; 59/20181221)

La última película del mejicano Alfonso Cuarón, un gran director, uno de los mejores de nuestros tiempos, eso ya no cabe duda, está en boca de todos. Por diversos motivos. He dicho, y lo digo convencido, uno de los mejores directores contemporáneos, incluso si no siempre me gustan sus películas. Pero así son las cosas. En esta ocasión había dos cuestiones a priori que condicionaban la visualización de esta película, en la que vuelve a sus raíces mejicanas. La crítica se ha rendido a la película de forma incondicional, con unos niveles de aplauso por aclamación casi desusados. Lo cual eleva mucho las expectativas del espectador. La segunda es la polémica de los estrenos directos en la plataformas de vídeo bajo demanda. En esta ocasión, hubo una disposición de los responsables de la película para estrenar en cines, pero con la negativa de Netflix de retrasar su estreno en su plataforma televisiva. La película ha conseguido un estreno limitado en salas, lo que le permitirá optar a determinados premios cinematográficos, pero en muchas ciudades no la hemos podido ver en pantalla grande.

Ante esto tengo que decir dos cosas. Los distribuidores y exhibidores de cine, al menos los españoles, hace tiempo que hacen cosas que no sé si realmente les permiten atraer espectadores al cine, pero que realmente molestan a los amantes del cine. Que no son los mismos que la mayoría de los espectadores. No voy a desgranar ahora esta cuestión… pero cada vez me molestan más las políticas de distribución y exhibición del cine en España, con numerosos atentados hacia el producto artístico, cuando merece este nombre. Pero parecen estar más interesados en atiborrar al público de palomitas grasientas y con toneladas de sal a precio de oro, que en fomentar el amor por el séptimo arte.

La segunda cosa es que es una pena no poder ver esta película en una sala con pantalla grande y en buenas condiciones. Es una película de cine, no de televisión. Su imagen, un blanco y negro de alto nivel iluminado por el propio Cuarón, y su sonido, son matizados, sutiles, y especialmente este último es más difícil de apreciarlo en el ambiente más ruidoso de un domicilio particular. Yo hubiera pagado, sin dudarlo, una entrada por ver esta película a pesar de disponer de ella gracias a la suscripción a Netflix.

En cuanto a la película… no apta para quienes consideran las películas de la Marvel el no va más del séptimo arte. Está en las antípodas. Estamos en una película del tipo, «un año en la vida de…». Un corte en la realidad. No hay propiamente planteamiento, nudo y desenlace, el esquema tradicional del canon narrativo occidental, aunque cada vez encontramos más excepciones. Y la posibilidad de asomarnos a otras culturas para experimentar otras opciones. En esta ocasión, seguimos a una familia de clase media mejicana entre el verano de 1970 y el de 1971. Centrado el foco sobre una criada indígena, mixteca, de veintipocos años. Que lleva su drama particular cuando queda embaraza de un tipo que no quiere saber nada de ella ni del bebé. Pero de fondo tenemos también las vicisitudes de una familia «ideal» que quizá no sea tan ideal.

Película de reivindicación de las personas de raíces indígenas, pero también una película de reivindicación de las mujeres de toda clase social en el profundo y arraigado machismo de la sociedad mejicana. Todo ello aderezado por una realización primorosa, con planos y movimientos de cámara tranquilos pero de elevado contenido artístico y conceptual, y por la interpretación más que notable de la novata Yalitza Aparicio y en la que hay que destacar también el papel, secundario en teoría, pero fundamental, de Marina de Tavira como señora de la casa. Por la edad de Cuarón, funcionará también como ejercicio de nostalgia, ya que estaría en su niñez en la época en la que transcurren los hechos, con toda la agitación social y política del país en aquella época.

La recomendación es simple. Si tienes Netflix, no sé, no entiendo, no comprendo por qué no la has visto todavía. Y si no lo tienes, y no te interesa, cógete el mes de prueba gratis para verla. Y luego haz lo que te convenga con la suscripción. ¿Está claro?

Valoración

  • Dirección: *****
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: *****

Apostilla: To All Boys I’ve Loved Before (2018)

To All Boys I’ve Loved Before (2018; 60/20180826)

Leo el otro día que esta película se ha convertido en uno de los grandes éxitos de Netflix. Es de las más vistas, y de las más revisionadas. Es decir, que además de ser vista por mucha gente, hay mucha de esta gente que la vuelve a ver. Hay que decir que yo la vi en agosto. Pero luego no encontré momento para comentarla. Es un producto claramente dirigido al público juvenil, relaizado por Susan Johnson, y protagonizado por una dinámica y simpática Lana Condor. Fue más noticia en su momento por el protagonismo de una chica norteamericana de origen asiático y no europeo, que por otras cualidades. Es una comedia romántica que se deja ver bastante bien. Pero esta sí que es un producto que se puede disfrutar tranquilamente en casa, no la hubiera visto en una sala de cine. No me hubiese molestado. Aunque ambas películas que comento hoy comparte su estreno en una plataforma de vídeo bajo demanda, son dos productos claramente distintos. No obstante, la voy a incluir entre mis estrenos del año para el resumen que haga dentro de unos días.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: ***

[Cine] Museo (2018)

Cine

Museo (2018; 54/20181128)

En 1985, se produjo uno de los robos más sorprendentes de la historia y, probablemente, el robo más importante realizado en un museo. Fue asaltado por la noche el Museo Nacional de Antropología de Méjico y fueron robadas un cierto número de piezas, que no sé muy bien si situar en las 140 o las 170, o algo entre medias, porque ambos valores he visto reflejados por ahí. El valor de las piezas robadas es absolutamente incalculable, aunque la mayoría fueron recuperadas con el tiempo. Y no está clara la intención de los ladrones para robar estas obras. Luego no las vendieron. O no las consiguieron vender. Sorprende también que en 1985 un museo de esta trascendencia careciera de sistemas de alarmas y basase su seguridad en las rondas de los vigilantes.

Como todavía no he tenido la oportunidad de visitar Méjico y sus maravillas artísticas, me conformaré con un museo igualmente o más interesante que he visitado este años, el Museo del Palacio Nacional en Taipéi, donde no faltan tampoco piezas de valor absolutamente incalculable.

El caso es que el director mejicano Alonso Ruiz Palacios (habitualmente «estila» sus apellidos como Ruizpalacios, pero parece que en esta ocasión aparecen separados en los títulos de crédito; realmente no sé muy bien cómo son) aprovecha el caso para hacer una recreación no necesariamente basada en la realidad, en la que sigue a Juan (Gael García Bernal) y Wilson (Leonardo Ortizgris), dos estudiantes de veterinaria, el primero de familia bien, que andan bastante desorientados por el mundo, y que deciden dar el golpe para «ganarse el respeto» de aquellos que no los valoran adecuadamente. A partir de ahí, seguiremos sus peripecias hasta la devolución de las obras robadas, en una road movie que se mueve entre el humor, el drama y la tragedia; entre el patetismo y el absurdo. Siempre señalando la falta de objetivos reales de estos chicos, más allá de su necesidad de reconocimiento y respeto por los demás.

Todo ello montado en una película, que sin ser redonda del todo, tiene sus altibajos en el ritmo, tiene también momentos sublimes. Filmada con el aspecto sucio, más granuloso de las películas de la época o incluso de algunos años antes, con un estilo de cámara en mano que señala el buen hacer del director de fotografía Damián García, las secuencias del atraco al museo son una maravilla. También lo son la recuperación de las obras, y otros momentos de la películo. Que además se apoya en un trabajo actoral absolutamente sobresaliente.

Una película que corre el peligro de pasar por la cartelera, muy competitiva en estas fechas, con poco impacto, cuando probablemente es mejor que la inmensa mayoría de los productos más comerciales que llegan de sus vecinos gringos. No se la pierdan. Es de la que ganan en la memoria conforme pasan los días.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: *****
  • Valoración subjetiva: ****

[Cine] Sicario (2015)

Cine

Sicario (2015); vista el 17 de noviembre de 2015.

Vemos esta película con título en castellano, aunque en versión original en inglés. Los responsables de la película nos dicen que «sicario» es una palabra que usan en Méjico para denominar a los asesinos a sueldo ¿?… ¿?… Toma, y en todo lugar donde se hable el castellano o español, «sicario» significa a sueldo. Incluso «sicàrio» es una palabra italiana que significa lo mismo. En francés, sería «sicaire»…  Incluso en portugués parece que existe «sicário»… Qué tontadas tienen estos yanquis a veces. Lo que yo no sé es el grado de popularidad de la palabra, latina de origen, que se usaba para denominar de los asesinos que mataban cortando («secare») con un cuchillo en cada uno de estos idiomas.

Pero vamos a lo que vamos, inculturas norteamericanas aparte. Nos llega está película dirigida por el canadiense Denis Villeneuve, que últimamente viene haciendo unas películas interesantísimas, y al que nada más y nada menos han encargado la secuela de Blade Runner. Toma ya… Dudando como dudo de la necesidad de segundas partes de aquella emblemática película, por lo menos no se lo han dado al primer memo especializado en fuegos artificiales y películas palomiteras que ha pasado por la productora… Ya he divagado otra vez. Como digo, película, la que nos ocupa hoy, con buen director y un interesante reparto.

Las fotografías que acompañan hoy, de un pasaje relativamente árido a pesar de los pinos, como el de la frontera de los EE.UU. y Méjico, son también procedentes de carretes de película tradicional.

Las fotografías que acompañan hoy, de un pasaje relativamente árido a pesar de los pinos, como el de la frontera de los EE.UU. y Méjico, son también procedentes de carretes de película tradicional.

Kate Macer (Emily Blunt, lo que yo decía del interesante reparto) es una agente del FBI destinada en Arizona, un poco quemada, literal y figuradamente como veréis, de las barbaridades de los cárteles de la droga que pasan la mercancía en la frontera mejicana. Se le ofrece después de una dura operación la posibilidad de formar parte de un grupo operativo compuesto por varias agencias federales, bajo el auspicio del Departamento de Defensa norteamericano, en la escalada de la guerra contra el narcotráfico. Al frente de la operación está el misterioso Matt Graver (Josh Brolin), y en ella colabora un tal Alejandro (Benicio Del Toro, veis lo que decía del reparto). Pero a Kate pronto le entrarán dudas sobre el respeto por la legalidad que este grupo tiene en sus operaciones. Y además hay peligros insospechados en la operación.

Villeneuve nos ofrece una serie de reflexiones de carácter ético y político sobre la lucha contra el tráfico de drogas estupefacientes. Básicamente, el punto de partida, la tesis inicial la plantea el cínico personaje Matt Graver… cada vez hay más detenciones y más éxitos policiales, pero el consumo de drogas y sus consecuencias sociales permanecen igual. O peor. ¿Es esto una excusa para cambiar los modos de actuar de los estados? Como dicen en la película, ¿para desplazar a conveniencia los límites en los que actúa la legalidad o los límites de la propia legalidad? Creo que la respuesta que nos da Villeneuve a través de un magnífico espectáculo cinematográfico, con magnífica fotografía y montaje es claramente crítica a estas posiciones. Y todo ello en una película cuyas dos horas de duración se pasan en un vuelo, dinámica. Fiel a aquella filosofía del cine que dice que al espectador, en las primeras escenas hay que asombrarlo, anonadarlo y fijarlo a la butaca. Y luego, le cuentas tu historia. Y así funciona. Como un reloj.

No es fácil fotografiar paisaje en las horas centrales del día, y quise hacer algunas pruebas.

No es fácil fotografiar paisaje en las horas centrales del día, y quise hacer algunas pruebas.

Como he venido diciendo, uno de los aspectos más atractivos de la película es su reparto. Emily Blunt es una actriz claramente en alza. La británica es camaleónica y la empezamos a ver en todo tipo de papeles, no desdeñando para nada, luciéndose incluso, en aquellos en los que el desgaste físico es notable. Como este. Benicio del Toro también es un valor seguro. Es el auténtico protagonista del filme, de hecho. Su personaje es el eje que nos habrá de mostrar las caras ocultas del ¿bien o del mal? Tiene sus oportunidades para dejarnos en la butaca casi sin respiración, con notables escenas en las que su presencia se impone física y piscológicamente. Y el tercero en discordia, el cínico Brolin, no desmerece en absoluto, y si bien progresivamente su personaje va perdiendo importancia en la película, su punto de vista no deja de ser el eje central del dilema ético del filme.

Yo creo que es una película que no hay que perderse. Muy buena. Dura. Con pocas concesiones. Directa. Con una realización impecable. Quizá por su arduo tema no consiga hacerse paso en la temporada de premios cinematográficos que se viene encima. Pero no porque carezca de merecimientos.

Valoración

  • Dirección: *****
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ****

A ver si en los próximos días me da tiempo a comentar en mis páginas dedicadas a la fotografías las cuestiones técnicas relacionadas.

A ver si en los próximos días me da tiempo a comentar en mis páginas dedicadas a la fotografías las cuestiones técnicas relacionadas.

[Libro] Ya no hay trenes

Literatura

La verdad es que cuando compré este libro, no tenía ni idea de lo que me iba a encontrar. Como ya he comentado alguna vez, una vez a la semana o cada dos semanas me paso por la librería Cálamo, en la cual es más frecuente encontrar ediciones de editoriales independientes, con autores pocos conocidos, y con formatos o estilos de publicar distintos. Y ahí vi una serie de libros, con un diseño de portada característico, de la editorial mejicana Ficticia. Y con un título y una fotografía de portada muy ferroviarías, lo compré. A ver que salía de esta obra firmada por Rosario Ramos Salas.

Ya no hay trenes
Rosario Ramos Salas
Ficticia; Méjico, 2007
ISBN: 9789685382472

Esta no es una obra de ficción. Es una obra autobiográfica, en la que la autora nos cuenta mediante pequeños relatos, pequeños cuadros costumbristas, pequeñas escenas, que muchas veces no van más allá de una o dos páginas, aquellas vivencias que le marcaron en su infancia en la ciudad de Torreón. Procedente de una familia mejicana que vivía al norte del Río Grande, la crisis económica hizo que se trasladasen a esta ciudad, de la que eran originarios. Nudo ferroviario, y de ahí un poco su título, donde pasó su infancia hasta principios de la adolescencia, con sus abuelos, tías, tíos, y otros amigos y parientes. Así, irán desfilando tanto las escenas de la vida cotidiana, como los acontecimientos especiales: la primera comunión, las primeras vacaciones a orillas del mar, etc.

El tono de la escrituro es claramente nostálgico. A los ojos de la niña, protegida por sus mayores, el hogar de la infancia es una especie de paraíso, donde conviven con personas que le quieren y le son queridas. Donde hay solidaridad, y se ignoran o se perdonan rápidamente las pequeñas traiciones, muchas veces poco más que travesuras. Es también un canto a la figura protectora de la madre, presente en muchos de los pequeños episodios que componen el relato. Pero también hay un cambio de visión en los últimos relatos, aquellos en los que la protagonista va entrando en la adolescencia, sus relaciones con el mundo cambian, y de repente nada es tan perfecto, sumándose la separación de los padres para que todo ese idílico mundo salte por los aires, hasta el momento de tener que afrontar la vida por sí misma.

Aunque con un tono un poco ñoño en ocasiones, el libro tiene la virtud de describir la sociedad y la historia mejicana de buena parte del siglo XX, quizá no en su conjunto, pero sí un rincón de la misma, que sin duda fue real, pero que no tiene que ver con las malas noticias que actualmente nos llegan del país norteamericano, relacionadas con el crimen y los cárteles de la droga. Un tiempo en el que Méjico era una tierra de promisión, mientras que España se consideraba como un país pobre con poco futuro, como dicen «el señor Manolo y la señora Aurora», catalanes que abandonaron su patria para hacer algo de fortuna en la ciudad de Torreón en Méjico.

Recomendación musical

Hace unos años me llamó la atención una cantante mejicana que allá por el año 2000 conocía más bien poca gente en España. Me refiero a Julieta Venegas, que posteriormente alcanzaría fama. Pero conforme la fama fue llegando, sus canciones se hicieron menos personales, más como todas, más pop que podría haber compuesto o cantado cualquiera. Una pena. Se despersonalizado. Así que puestos a recomendar, sus dos primeros álbumes, Aquí, o Bueninvento.

Pareja con paraguas

Supongo que para sacudirme la sequedad y el polvo de las tolvaneras de Torreón, hoy prefiero poneros esta bonita escultura/fuente de una pareja bajo la lluvia en el paseo de la Constitución de Zaragoza, una de mis esculturas favoritas en la ciudad - Canon EOS 5D Mk.II, EF 85/1,8 USM

La ficción y la realidad, ¿quién supera a quién?

Política y sociedad, Televisión

Le en ElPaís.com una noticia sobre un tunel que servía para pasar droga a traves de la frontera, o mejor dicho por debajo de la frontera, que separa los Estados Unidos Mexicanos de los Estados Unidos de América. 140 metros de largo, bien iluminado, incluso con aire acondicionado.

Desde hace unas semanas vengo siguiendo la cuarta temporada de Weeds, en la que ha dejado la urbanización de Agrestic, trasladándose al sur de California junto a la frontera con Méjico. Y. ¿a que no sabéis que acaba habiendo entre una presunta tienda de ropa premamá en el lado gringo y un almacén clandestino en el lado mejicano? Lo habéis adivinado. Un túnel de las mismas características y aspecto que el que describe la noticia. Y por el que pasan unas aventuras realmente divertidas… y algún que otro drama. No os perdáis esta serie cuando la televisen. Es buena. Muy buena.

En la fotografía de hoy, una propuesta civilizada. No utilicéis túneles subterráneos, por acondicionados que estén, para viajar de un país a otro. Utilizad el tren. Mucho mejor. Y legal.

Depósito de mercancias (Orna)

(Canon EOS 40D; Tokina AT-X Pro 12-24/4)