[Libro – historieta] Corto Maltés: Nocturno Berlinés – Juan Díaz Canales y Rubén Pellejero

Literatura

Comentaba hace unas semanas cómo acabé trayéndome de Toulouse un cómic que me atrajo en una de las diversas librerías dedicadas a esta forma de literatura ilustrada. Pero a punto estuve de traerme dos. Allí me encontré también con un nuevo tomo de las aventuras de Corto Maltés, recientemente publicado. Y con un entorno a priori muy atractivo, el Berlín de la República de Weimar, ese malhadado régimen, que ahogaron entre todos, y que tan fértil resultó sin embargo para el mundo de las ideas, la cultura y las artes, a pesar de la sinrazón de los populismos e ideologías totalitarias que arrasaron en los años 30 y 40, y que todavía colean con excesiva fuerza. Pero no lo compré… entendí que era tontería.

El conocedor del personaje sabrá que su creador original, Hugo Pratt, nos abandonó, demasiado pronto, en 1995 con 68 años. Y que las nuevas aventuras que han comenzado a aparecer en 2015 están escritas por Juan Díaz Canales e ilustradas por Rubén Pellejero. Por lo tanto, el idioma original de las aventuras actuales del hijo de la La Niña de Gibraltar y de un marinero de Cornualles no es el italiano de Pratt, sino el castellano de Canales. Por lo tanto, poco sentido tenía comprar su traducción al francés, incluso si esta estaba ya disponible en el mercado, mientras que la versión en castellano no llegó hasta finales de octubre de este 2022. Es decir, cuando volví de vacaciones y fui a comprarlo me encontré que tuve que esperar casi un mes para tenerlo disponible, mientras que sus traducciones se vendían ya en diversos países europeos ¡¡¡???

Situada la acción entre Berlín y Praga en 1924, estamos en tiempos convulsos en los que las tensiones entre los revolucionarios comunistas y los ultraconservadores prusianos, con la amenaza de fondo del nazismo de Hitler, amenazan constantemente a la débil República de Weimar, así como las vidas de distintas figuras destacadas. Algunos de ellos buenos amigos de Corto, que acabará involucrándose en la búsqueda de los asesinos de uno de ellos. Por el medio, escritores como Joseph Roth, artistas de cabaret, rubias y guapas berlinesas,… en fin, todo lo necesario para gustar.

Sin embargo no he acabado de entrar del todo en la historia. Al Corto Maltés de Canales y Pellejero, por lo que he experimentado hasta ahora le falta algo de la chispa que le infundía Pratt. Y la historia es demasiado evidente, excesivamente maniquea. Cuando hay nazis por enmedio, es difícil establecer sutilezas; la perversión de las formas extremas de los totalitarismos arrasa como elefante por cristalería, sin dar lugar a los matices, al conflicto ético. Corto es un escéptico; pero no hay escepticismo que valga frente a los fascismos esenciales. Y luego, a pesar de las loas, muchas, que he visto hacia el tratamiento de la ilustración y del color que Pellejero otorga al álbum, constantemente he sentido que me equivoqué. Que fiel al expresionismo alemán de la época, debería haber adquirido la versión en blanco y negro. No lo sé… Igual es que soy muy raro. Son varias las opiniones que manifiestan su preferencia y recomendación por la versión coloreada.

En fin… cada cual deberá arriesgar para saber si va con él la aventura berlinesa del maltés. Muchos la alaban. A mí… me parece una oportunidad perdida, en un escenario que me parecía ideal para sacar a la luz las mejores virtudes del marinero universal. Y, eso sí, creo que más de la mitad del libro transcurre en Praga. No en Berlín. Pero eso no me parece un problema.

[Cine] Undine (2020)

Cine

Undine (2020; 60/20201125)

Sigue siendo muy complejo ir al cine, al de gran pantalla, en estos pandémicos tiempos. Y no tiene tanto que ver con el hecho físico de ir, cuanto con la limitada oferta y la naturaleza de la misma. Pero la semana pasada encontrábamos en un horario razonable y versión original subtitulada una película alemana protagonizada por Paula Beer, una joven actriz de esa nacionalidad, que nos sorprendió por su trabajo muy agradablemente en una bella película de François Ozon, muy premiada en el ámbito de los festivales del momento. Así que nos fuimos a verla

Berlín, claro. Aunque el Berlín de la película no es de días claros y soleados. Más de esos días de otoño/invierno con sus nubes, que no llegan a ser grises pero casi.

Dirigida por Christian Petzold, la película revisa una de las diversas leyendas o mitos que encontramos en Europa, y especialmente en los países germánicos, sobre el mito de Ondina o de las ondinas, ninfa o ninfas de los ríos y lagos. Hay varias versiones o variantes que se han traducido a cuentos populares con diversos tonos. De hecho, la famosa sirenita no es más que una variante, pero con una nereida marina, en lugar de una náyade o ninfa de agua dulce. Y muchas de estas leyenda tienen que ver con seres humanos y bellas ondinas que se enamoran, en una relación que se ve como imposible, muy difícil o que exige grandes sacrificios. La variante sobre la que trabaja el también guionista Petzold, actualizando el mito a los tiempos modernos, es la de la náyade, Undine (Paula Beer) que se ha unido por amor a un hombre mortal, pero con la condición de que si este rompe la relación, debe matarlo y regresar a su naturaleza de ser acuático. Pero Undine, una historiadora que realiza visitas guiadas sobre el urbanismos de Berlín, al ser rechazada por su amado, prorroga su situación al caer inmediatamente enamorada de un buzo profesional, con quien inicia una nueva relación, hasta que…

Sí. Estamos ante un cuento. Sin más. O sin menos. Un cuento romántico basado en las leyendas tradicionales, pero actualizado a los tiempos modernos. Con gente que no son príncipes ni princesas, sino que tienen el aspecto de gente cotidiana, que va a trabajar todos los días, que se enamora y se desenamora. Que sufre y se alegran. Unos más honestos, otros menos. Y que con una realización sobria y unas interpretaciones con oficio, nos ofrece una resolución clásica de amores entre mortales y seres legendarios, pero con un giro final razonablemente optimista.

El principal problema de la película… no es en sí mismo un problema. La cuestión es que no va más allá. Equilibrada la historia entre el romance y el drama, sales del cine con la sensación de haber conocido a una gente maja, que te cae bien, casi todos, has visto un retazo de sus vidas, un acontecer puntual, a caballo entre la realidad cotidiana y el mundo de lo fantástico, y ya está. Quizá peca de poca ambición. Pero es agradable de ver. A este director le he visto alguna película con más miga.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: ***

[Fotos] El 2019 en fotos; de viaje con la cámara al hombro

Fotografía, Viajes

Llega el momento de comenzar con el resumen del año. Ya casi no puedo recordar cuando empecé con esta tradición. Lo tengo que buscar. Y compruebo que fue el 31 de diciembre de 2007 la primera vez que publiqué la entrada de fin de años bajo el título «12 meses, 12 fotos». Y fue en 2012 cuando por primera vez extendí esa entrada a dos más; la dedicada a la fotografía con película tradicional y la dedicada a los viajes del año, grandes o pequeños. Y aquí estamos terminando este 2019, que ha sido venturoso en viajes. Esperemos que sea así por mucho tiempo. Ya tenemos billetes de avión para un nuevo viaje al Asia oriental en primavera…

Excursiones o viajes cortos, sólo o con amigos

Este año no hay muchas. Porque me ha dado mucha pereza coger el coche yo sólo e irme a explorar el mundo. Así que, o he encontrado a alguien con quien compartir la ruta, o me he quedado en casa.

Excursiones con fotógrafos

He realizado un par de excursiones fuera de Zaragoza con la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza AFZ. Creo que me perdí alguna, como con ASAFONA, con quienes nunca he podido salir, porque siempre me pillan en malas fechas. Participo en otras actividades.

Viajes, grandes o pequeños

Generalmente mi propósito viajero para cada año es un par de escapadas por Europa, un viaje de siete u ocho día a algún sitio de interés, conocido o no, y un viaje de unas dos semanas a un sitio desconocido. Pero este año he tenido dos interesantes viajes a Asia oriental, un destino que cada vez nos gusta más.

Mañana lo dedicaré a hablar en exclusiva de la fotografía con película tradicional.

[Fotos/viajes] Viajando por Alemania con una cámara para película tradicional

Viajes

Ya he publicado en estas páginas una abundancia de fotografías de mi reciente escapada a Berlín, con excursiones a Weimar y Brunswick. Pero todas ellas estaban realizadas con una cámara digital, la Fujifilm XF10, que actuó como cámara de apoyo. En realidad, la fotografía principal del viaje la realicé con mi veterana Pentax MX cargada con película en blanco y negro tradicional. Fotos del viaje van apareciendo en mis dos cuentas de Instagram, tanto la dedicada a la fotografía con película tradicional como la dedicada a la fotografía de viaje. El resumen técnico sobre el viaje lo podéis encontrar en En Berlín, Weimar y Brunswick – Pentax MX + Ilford XP2 Super 400.

Aquí os dejo algunas fotografías de muestra. Quizá no las más características. Pero sí de las que ilustran la versatilidad de la película y el equipo elegidos.

[Recomendaciones fotográficas] Cosas que he visto en Alemania

Fotografía

Ya he hablado de mi reciente escapada berlinesa. No era nuevo en la ciudad, ni mucho menos. Es mi sexto viaje a la capital alemana, incluido alguno por motivos de trabajo. Por lo tanto, el interés por conocer los lugares más turísticos disminuye. Mucho. Pero en su lugar, aumenta el interés por la propuesta cultural, abundante, cada uno en lo que le interesa. Mi afición es la fotografía. Y en la medida en que la pude combinar con las de otros compañeros de viaje, tuve oportunidad de dedicarle mi tiempo. Vamos a hacer un repaso.

La Hamburger Bahnhof – Museum für Gegenwart – es como dice su nombre alemán una antigua estación de ferrocarril (bahnhof) y museo de arte moderno, próxima a la estación de tren Berlin Hauptbahnhof. Forma parte de las colecciones y sedes de la Nationalgalerie. Y es un lugar muy agradable, que en esta ocasión, a pesar de acudir pronto, a la hora de apertura, estaba bastante concurrido. Una de las exposiciones que visitamos en este museo, Mishchpoche de Andreas Mühe, examina el pasado aleman y el concepto de identidad alemana. Usando película tradicional, realiza retratos de personas o grupos familiares que tienen que ver con ese pasado y esa identidad. Pero también realiza reproducción tridimensionales en formas de esculturas de algunos de esos retratos, despojándolos de lo accesorio, que a su vez son fotografiados, provocando contrastes o dudas sobre la autentica realidad de esas identidades. La visitamos el último día que tal cosa era posible.

Andreas Mühe en la Hamburger Bahnhof.

En Berlín está desde hace años el denominado Museum für Fotografía – Helmut Newton Foundation, en un lateral de la estación de tren Zoologischer Garten. Y sí, dentro de los museos estatales berlineses es el dedicado al arte que nos ocupa; pero también es la sede de la Fundación Helmut Newton, por lo que siempre hay amplios espacios dedicados a este autor de forma permanente. Y entre sus exposiciones siempre hay alguna dedicada al autor o a otros fotógrafos con él relacionados. En esta ocasión, siendo el aniversario de su libro SUMO, un exceso en volumen y número de obras que yo tengo en versión «reducida» (aun así viene con un atril para mayor comodidad en su visualización), había una amplia exposición de las obras incluidas en este libro. También hay otra exposición dedicada a tres fotógrafos que trabajaron con Newton, Three Boys of Pasadena, Mark Arbeit, George Holz y Just Loomis. El estilo de fotografía de estos tres, aunque propio y característico, no se aleja en exceso del de su maestro, al menos en origen. Mucho retrato de celebridades.

Fotógrafos chinos y alemanes en el Museo de Fotografía de Berlín.

Pero sin salir de este museo, más interés nos produjeron las otras dos exposiciones que había, no relacionadas con el fotógrafo berlinés. Por un lado, en el ámbito del 100º aniversario de la Bauhaus, tenemos hasta el 25 de agosto la exposición Bauhaus and Photography – On Neues Sehen in Contemporary Art, en su título inglés. Es decir, la fotografía en la Bauhaus y la influencia de la «nueva visión» en el arte contemporáneo. No sólo obras originales o copias originales de los tiempos en los que la escuela estuvo abierta, sino también obra de fotógrafos o artistas que se valen de la fotografía contemporáneos e influidos por aquella estética y pensamiento. La lista de artista es muy amplia. La podéis encontrar en el enlace correspondiente a la exposición en la página oficial del museo. Y la segunda exposición de interés es Berlin Beijing Visual Exchange, también hasta el 25 de agosto, que celebra el 25º aniversario de una sociedad de intercambio cultural en la la Universidad de Arte de Berlín y la Academia Central China de Bellas Artes de Pekín. Artistas alemanes y chinos, con alguna japonesa como la interesante Rie Yamada, que ha desarrollado su actividad en China y cuyo listado podréis encontrar también en el correspondiente enlace de la página oficial.

Salas de exposición de C|O Berlín.

No lejos de este último museo se encuentra C|O Berlin en la Amerika Haus. Este centro cultural estaba a punto de ser inaugurado la última vez que visité Berlín, en agosto de 2013. Es una fundación privada sin ánimo de lucro y tiene el objetivo de realizar avances en la educación y adquisición de habilidades en el ámbito del arte y la cultura, específicamente en el campo de la fotografía. Y en la Amerika Haus, un edificio de importancia histórica durante la guerra fría, se ha visto renovada y revitalizada por esta fundacion, y tiene unos amplios espacios expositivos, que aprovechan muy bien. Dos exposiciones pudimos visitar. Una dedicada a la fotografía relacionada con la comida, Food for the Eyes – The Story of Food in Photography, con una amplia variedad de autores y situaciones, y que demuestra que la fotografía relacionada con la comida es mucho mucho más que las tontas fotos que se publican en Instagram. Como curiosidad, la foto del cartel publicitario de la exposición es de la española Bárbara Allende, también conocida como Ouka Leele. La otra exposición, Contradiction, está dedicada a la austriaca Elfie Semotan, una fotógrafa que empezó su carrera delante de la cámara, como modelo, pero que luego se pusó detrás de la cámara con una trayectoria principalmente en la fotografía de moda y publicitaria, no exenta de cierto tono provocador en ocasiones, lo que para mí da interés a su obra, ya que no es mi género favorito precisamente. Pero esta exposición realmente me gustó bastante.

Exposición divulgativa temporal del Archivo de la Bauhaus.

Poco más en Berlín. El Museo-Archivo Bauhaus estaba cerrado por obras. Y aunque tiene un espacio provisional temporal, tiene más un objetivo divulgativo que expostivo. Y tienda, claro. Es cierto que tenía una amplia zona dedicada a las mujeres de la Bauhaus, profesoras y alumnas destacadas, no pocas de las cuales se dedicaron a la fotografía. Con Lucia Moholy como figura más destacada. Muchas de ellas son injustamente poco conocidas. También visitamos la Berlinische Galerie, un fundación pública, que rige un museo de arte moderno y contemporáneo, que cada vez está más animado. En relación con la fotografía, su exposición permanente, Art in Berlin 1880-1980, recorre el arte berlinés durante 100 años e incluye algunas obras fotográficas. Otra exposición muy curiosa, y aparatosa, Fazit por realities:united (Jan Edler y Tim Edler), recoge documentalmente, con vídeos y fotografías el curioso fenómeno de los anillos de Bernouilli que se forman en las grandes calderas de las centrales térmicas, sean alimentadas por combustibles fósiles o nucleares, que salpican el paisaje alemán, aunque existe ya un plan que lleva a su desaparición del paisaje por sus efectos o riesgos ambientales.

Sobre las centrales térmicas en la Berlinische Galerie.

En Weimar, lo único que podría disfrutar de fotografía sería lo que ofreciese el Bahaus Museum, recientemente abierto al público en su nueva sede, a punto para el centenario de la escuela. Lo cierto es que no le presta más atención que la del uso de la fotografía como forma de documentar las actividades de la escuela, algo que fue impulsado desde el principio por su director y fundador, Walter Gropius.

Fotografía y diseño en el Museo de la Bauhaus en Weimar.

Más interesante fue lo que encontramos en Brunswick (Braunschweig en alemán), donde nos desplazamos una tarde para visitar a los sobrinos, exiliados económicos/intelectuales, talento que ha de emigrar por haber nacido en un país que sólo parece necesitar albañiles y camareros para la especulación y el trabajo barato del sector turístico y no ingenieros y científicos de buen nivel. Allí, en este coqueta ciudad, que debió ser estupenda antes de que quedara arrasada por los bombardeos de la Segunda guerra mundial, encontramos un pequeño Museum für Photographie, cuya página web parece estar sólo en alemán, pero no es así, que desplazándonos por las páginas encontramos los textos en inglés. Por lo menos en algunas. Parecen ser una modesta pero muy activa fundación, yo los conocí por Instagram, que ocupan dos casitas históricas a la entrada de uno de los puentes de la ciudad. Todo muy pequeñito pero coqueto. La exposición actual, colectiva, con muchos autores muy distintos, Reiselust und Müßiggang (La pasión por los viajes y el ocio), plantea un tema muy actual, en un tiempo donde los desplazamientos por turismo y ocio han aumentado muchísimo y tienen mucha presencia en las redes sociales, pero con un recorrido que nos llevará desde los paisajes del Oeste norteamericano o de Egipto en el siglo XIX hasta ensayos sobre la realidad actual de la industria del turismo, pasando por los autocromos de principio de siglo de Käthe Bucher (sólo en alemán, lo siento), artista local y fotógrafa aficionada, que me encantaron. El museo tiene 175 de estas obras en sus fondos.

Y esto ha sido todo… muy intenso e interesante.

Las casitas a la entrada del puente que acogen el Museo de Fotografía de Brunswick.

[Viajes] Escapada alemana del verano de 2019 – resumen

Viajes

Pues volví ayer de mi tradicional escapada veraniega de pocos días a mitad de agosto, para hacer más llevadero el verano entre mis dos mitades de las vacaciones reglamentarias. Y en esta ocasión ha sido Berlín… y algo más en Alemania. La preferencia inicial no era esta. Pero las malas combinaciones de avión al destino imaginado originalmente, encarecían y alargaban notablemente el viaje, para las cinco noches que iba a pasar fuera. Así que me sumé a una «expedición», que es lo que es para mí un desplazamiento de ocho personas, cuando estoy acostumbrado a viajes de dos o tres. Cuatro como sumo cuando fui a Hong Kong.

La «excusa» es que era el 100º aniversario de la Bauhaus. Y como estuvimos allí algunos de nosotros hace diez años, cuando se celebró una notable exposición en la capital alemana sobre esta celebrada institución educativa dedicada al diseño, las artes aplicadas y la arquitectura, que duró lo que duró la república de Weimar. Pero ya digo que era una excusa más que algo planificado.

En Berlín, nos dedicamos sobretodo a actividades culturales y a visitar algún museo. Por ejemplo, no habíamos visitado a Nefertiti en su emplazamiento definitivo en el Neues Museum, aunque no nos dejaron fotografiarla. Pero salvo este museo arqueológico, sobretodo visitamos arte moderno y contemporáneo y fotografía.

Sobre la Bauhaus, solo encontramos una exposición en el Museo de Fotografía, Fundación Helmut Newton, y… bueno, el museo-archivo de la Bauhaus, que estaba cerrado en 2009 porque había cedido obras a la exposición que se celebró entonces, estaba cerrado por obras. Tenían un local habilitado a modo divulgativo, pero no gran cosa.

Por supuesto, de camino de una a otra exposición o museo, fuimos repasando los lugares más característicos de la ciudad, que de hecho ya conocíamos de viajes anteriores. Es el sexto viaje, si no cuento mal, que hago a la capital alemana; noviembre de 2000, septiembre de 2002, octubre de 2007, agosto de 2009, agosto de 2013 y este último de agosto de 2019. Sí. Nos gusta Berlín. Aunque alguno de esos fue por trabajo.

Pero no sólo hemos visitado Berlín. Viajamos un día a Weimar. Esta es una ciudad muy bonita, muchos de sus edificios y lugares son patrimonio de la humanidad según la Unesco, y llena de resonancias culturales. Schiller, Goethe, Liszt… son algunos de los nombres que resuenan de las letras y la música.

Y fue el lugar que acogió en su primera etapa a la Bauhaus, que luego se desplazó a Dessau y, finalmente, a Berlín, donde los nazis la cerraron. No vaya a ser que alguien aprendiese a pensar libremente. Y así como en 2009, el museo de la Bauhaus de Weimar estaba cerrado… sí, por la exposición en Berlín,… en esta ocasión pudimos visitar el museo nuevo, inaugurado en abril, además de ir a ver la Haus am Horn, diseño de uno de los profesores de la escuela.

Y finalmente, el último día, además de unas compras fallidas, porque las tiendas chulas abren tarde en Berlín, fuimos a Brunswick, Braunschweig en alemán, donde una de las compañeras de viaje tenía unos sobrino exiliados. Y donde además hay un minúsculo museo de fotografía muy coqueto, que también visitamos. De lo que visité en cuestiones fotográficas, comentaré otro día. En la ciudad, que debió ser muy bonita, sólo quedan recuerdos de lo que fue. Como muchas ciudades alemanas, quedó destruida en la Segunda guerra mundial. Pero es agradable para pasear.

[Cine] Atomic Blonde (2017)

Cine

Atomic Blonde (2017; 322017-0808)

El cinismo de los exhibidores cinematográficos alcanza unas cotas notables en su «defensa» de la cultura y del séptimo arte. Entrábamos a ver esta película de David Leitch, que ha pasado de especialista en escenas de acción a director, un recorrido poco habitual dentro del mundo del cine que yo sepa, realizada a mayor gloria de su protagonista Charlize Theron, también una de las productoras ejecutivas del largometraje, cuando nos encontramos un cartel que nos dice que está prohibida la entrada de comida del exterior porque su consumo en las salas puede alterar la experiencia sensorial del resto de los espectadores. Claro… las palomitas que venden por toneladas y las cocacolas que sirven por bidones en el ambigú del cine no alteran la experiencia sensorial del resto de los espectadores, ¿no? Esas son especiales… Estos gilipollas, ¿nos toman por gilipollas, o qué?

20071015-IMGP2870

Fotográficamente, nos vamos también a Berlín, cómo no.

Por supuesto, estamos en España, y el personal, al que mayormente le importa un rábano la «experiencia sensorial» iba entrando con bolsones de la tienda de «chuches» y frutos secos de la esquina de enfrente tal que parecían el «hombre del saco». Todo por el cine.

En fin, tampoco tiene mucha importancia en el caso de esta película, basada en una historieta de Antony Johnston titulada The Coldest City, en la que nos trasladamos siguiendo a una agente del MI6 británico, Lorraine Broughton (Charlize Theron), que se traslada a Berlín en los días previos a la caída del muro para conseguir una lista de agentes secretos y espías, que ha desaparecido y si cae en según que manos puede suponer un desastre (novedoso el macguffin, ¿verdad?; igual lo hemos visto setecientos millones de veces). Allí contará con la ayuda del jefe de estación, David Percival (James McAvoy), de una guapa agente francesa, Delphine Lasalle (Sofia Boutella), y de otras «buenas gentes» para acabar molida a palos en una catastrófica misión que parece destinada al fracaso.

20071015-IMGP2897.jpg

Producto de entretenimiento en el que lo que más vale son las escenas de balaceras y tortazos, la presencia de la Theron y la cínica interpretación de McAvoy. Todo ello con un fin principal. Confirmar el definitivo paso de la protagonista al cine de acción, para ver si puede aguantar un tiempo más en el candelero ahora que otras actrices más jovencitas se le están comiendo el terreno. Y para ello nada como demostrar que a sus 42 añitos sigue estando que cruje de buena, que es una actriz que llena mucho la pantalla y que tiene unas razonables dotes interpretativas. Aunque en este filme está más bien fría.

20071016-IMGP2945.jpg

Dos o tres escenas de desnudo disimulado y alguna de sexo lésbico servirán de fan service para los maromos que se animen a ir a la sala de cine, y completarán el panorama de una cinta razonablemente entretenida para pasar una tórrida tarde verano con el gélido aire acondicionado de las salas de cine de Zaragoza, ciudad en la que hay que ir al cine en invierno con camiseta de tirantes, y en verano con el anorak.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: ***

20071016-IMGP3034.jpg

[Libros] El cielo sobre Berlín… cuando el niño era niño…

Cine, Literatura

Comienza la película de Wim Wenders Der Himmel über Berlin (Cielo sobre Berlín)Der Himmel über Berlin (Cielo sobre Berlín) con los versos del Lied vom Kindsein (Canción de la niñez) de Peter Handke (también coguionista de la película).

Als das Kind Kind war,
ging es mit hängenden Armen,
wollte der Bach sei ein Fluß,
der Fluß sei ein Strom,
und diese Pfütze das Meer.

… … …

Cuando el niño era niño,
andaba con los brazos colgando,
quería que el arroyo fuera un río,
que el río fuera un torrente,
y este charco el mar.

… … …

20130814-_8140073.jpg

Nos vamos a Berlín, fotográficamente… y veremos las actuaciones de acróbatas y malabaristas en Alexanderplatz.

20130815-_8150184.jpg

Recorreremos la ciudad a borde del S-bahn.

Y a continuación, con la inmensa fotografía en blanco y negro del poeta de la luz, Henri Alekan, y acompañando a los ángeles Cassiel (Otto Sander) y Damiel (Bruno Ganz), sobrevolamos y recorremos la ciudad de Berlín, una ciudad todavía dividida por el vergonzoso y vergonzante muro, llena de cicatrices de la hórrida guerra que desde su cancillería se desató, metáfora de todo lo bueno y todo lo malo que la humanidad atesora. Unos ángeles con capacidad de pensamiento pero sin capacidad de acción. No son ni mensajeros, ni guardianes, ni justicieros de los actos de la humanidad; sólo testigos, aunque con capacidad para empatizar, para sufrir con los seres humanos a los que observan y acompañan, sin que estos perciban esta presencia. Salvo los niños…

Als das Kind Kind war,…

20130815-_8150214.jpg

Pasaremos un rato reflexionando en la East Side Gallery, en los antiguos lienzos del muro que dividía la ciudad.

El filme de Wenders, para mí una de las dos grandes obras de su cinematografía junto con Paris, Texas, con permiso de Alice in den Städten (Alicia en las ciudades), nos muestra la capacidad del séptimo arte para la poesía. Para trasladar emociones, al mismo tiempo que belleza; para suscitar reflexión, al mismo tiempo que esperanza. Porque al fin y a la postre, puestos a elegir, algunos ángeles prefieren la mortalidad y el sufrimiento del ser humano, a cambio de la posibilidad de sentirse vivos, de amar. Hay muchas enseñanzas ahí. Y Marion (Solveig Dommartin)… que merecería una entrada para ella sola.

20130815-_8150335.jpg

Buscaremos la presencia de algún ángel entre las alas de la Victoria en la Siegessäule.

Paseando a principios de julio por un mercadillo en el casco viejo de Zaragoza, entre en una librería, y estuve hojeando un poquito en la sección de libros ilustrados. Experiencias previas con obras de Haruki Murakami, hacen que me interese por lo que publican los Libros del Zorro Rojo, y allí me encontré con la reciente adaptación al formato de historieta de la película de Wenders de la mano de Sebastiano y Lorenzo Toma.

20130815-_8150389.jpg

Deambularemos bajo el paso del tren en Hackesher Markt.

Hay una serie de diferencias entre el cómic y la película, aunque expresamente se basa en esta con intención de ser fiel a la historia y a su espíritu. Hay una traslación de época, y en lugar de situarnos en el Berlín de final de la guerra fría, todavía dividido por el muro, con la Potsdamer Platz convertida en un descampado y con los ángeles reuniéndose en la biblioteca, nos encontramos en el Berlín actual, con la Potsdamer Platz convertida en un nudo de convivencia y comunicaciones para los berlineses y con los ángeles reuniéndose en el monumento a los judíos asesinados en Europa por el nazismo. También obvia la subtrama que protagoniza Peter Falk en la película. Y lo hace sin que se eche faltar, a pesar de que en el filme tiene su importancia a la hora de comprender la decisión de Damiel, de renunciar a sus alas.

20130816-_8160563.jpg

Conoceremos las vidas de quienes se opusieron a la peor cara de la ciudad en el siglo XX en el Lustgarten.

20130817-_8170687.jpg

Nos dirigiremos hacia Potsdamer Platz a la sombrar de los distintos horrores que ensombrecieron la capital alemana.

En lo que se refiere a la realización de la historieta, se basa en la reproducción de las escenas por parte de actores y artistas de circo reales, que son filmados y fotografiados, para luego las escenas ser reproducidas con dibujos para el cómic. Por ejemplo, el papel de Marion es realizado por Lise Pauton, contorsionista francesa, que pone su cara y sus movimientos a beneficio de la pizpireta trapecista que roba y calienta el frío corazón del ángel Damiel. Solveig Dommartin, en la película, aunque no era acróbata de circo, aprendió los ejercicios del trapecio y la cuerda, que realizó por sí misma, sin doblaje por especialistas. La autenticidad siempre ha sido un factor importante en la obra, tanto la fílmica como la gráfica. Hay algunos personajes que son encarnados por los mismos intérpretes en ambas obras. La prostituta bajo el paso elevado, por ejemplo, tanto en la película como en el cómic recibe el rostro de Beatrice Manowski.

20130817-_8170692.jpg

Nos perderemos en el tumulto actual de la renovada Potsdamer Platz.

Cuál es el resultado final de la adaptación. Interesante. No pierde ni un ápice de la esencia de la obra original, pero sirve para actualizarla a la situación del mundo y de los seres humanos, casi treinta años más tarde, ya entrados en el siglo XXI. Y nos sirve para comprobar que el mensaje es universal y válido con el paso del tiempo. Yo lo recomiendo. Pero quizá primero y antes de nada, ver la película. No será del gusto de aquellos cuya máxima aspiración a la hora de ver cine sea la de atragantarse comiendo palomitas y bebiendo refrescos de cola… pero para aquellos con una cierta sensibilidad… merece la pena el esfuerzo.

20130817-_8170725.jpg

Y reflexionaremos, o pasearemos, incluso jugaremos, entre las estelas del Monumento a los judíos asesinados en Europa.