[Fotos] Atardeceres, cometas y galaxias en La Sotonera

Ciencia, Fotografía

Ayer domingo por la tarde, yo solico, alejado del prójimo que cada vez es menos próximo, me fui a la presa de Tormos en el embalse de la Sotonera, porque tenía el presentimiento de que sin ser el lugar ideal, estaría bien para hacer algunos paisajes al atardecer, fotografiar el cometa C/2020 F3 NEOWISE y quizá alguna Vía Láctea.

Todo ello sucedió con mayor o menor fortuna. Os lo cuento con detalle en Atardeceres, cometas y galaxias – fotografía digital con Panasonic Lumix G9. Aquí os dejo fotos.

[Recomendación fotográfica] El agujero negro de M87

Ciencia, Fotografía

La noticia científica de la semana ha sido la publicación de la primera fotografía de un agujero negro, precisamente el masivo agujero negro que se encuentra en la masiva galaxia elíptica M87, en la constelación de Virgo.

Empecemos con una imagen y un vídeo sobre este evento, que no están realizados por mí, pero tienen que ver mucho con él y con su comprensión.

Fotografía de la galaxia M87, a la izquierda, con el chorro de plasma, gas ionizado, que sale despedido del activo agujero negro, cuya primera representación gráfica, a la derecha, hemos visto esta mañana.

Aunque han participado unos 200 científicos, ingenieros e informáticos en el proyecto, se ha puesto cara en una mujer joven de 29 años, Katie Bouman, que no es astrofísica, pero que es una de las responsables del algoritmo que ha permitido obtener la imagen a partir de la ingente cantidad de datos recogidos por EHT [Event Horizon Telescope].

Conferencia TED de hace un año, antes de todo el revuelo del hallazgo, de la doctora Bouman en la que nos explica cómo se trabaja este tipo de imagen.

El caso es que de inmediato han sucedido dos cosas. En el mundo de la ciencia, alegría y parabienes. En el mundo de la fotografía, un montón de chorradas que demuestran que muchos fotógrafos no entienden las bases científicas o técnicas de su afición o profesión.

Por cierto, las fotografías que ilustran esta entrada son de este planeta. Y podéis saber algo más de ellas en Dos carretes de Fujicolor Superia X-Tra 400 en el paraje de la pasarela del Bicentenario.

La cuestión es que de repente hay una serie de gente que dice que esta imagen no es una fotografía, sino otra cosa. Incluso que es una invención ingeniosa para dar una realidad visible a una serie de datos que no tienen que ver con la fotografía. Y luego está la tonta del haba que dice que no les ha quedado muy bien, que no es muy bonita. No voy a enlazar ninguno de estos artículos que han aparecido en internet… por estúpidos.

Primero, entendamos lo que es una fotografía. Sobre una superficie sensible, incide la luz del objeto u objetos escogidos por el fotógrafo. Se forma una imagen latente y, posteriormente, mediante métodos físicoquímicos o eletrónicos convertimos esa imagen latente en una imagen que todos podemos ver. Si no hemos perdido el sentido de la visión, claro.

Generalmente, como buscamos en esa imagen una representación más o menos precisa del mundo que nos rodea, usamos superficies sensibles a las longitudes de onda de la luz similares a las que son sensibles nuestros ojos. Pero la luz visible no es más que una pequeña franja de lo que es la radiación electromagnética, la luz en el sentido amplio de la palabra. Dicha radiación electromagnética va desde los energéticos rayos cósmicos, la radiación gamma, de cortísima longitud de onda (10 EE(-12) metros), y muy peligrosos por la capacidad que tiene de ionizar las átomos cuando colisiona con ellos, hasta las ondas de radio de onda larga (1000 metros), absolutamente inocuas. Pero independientemente de su energía, es decir de su frecuencia y longitud de onda, toda esta radiación tiene la misma naturaleza. Y el cuanto del campo electromagnético que transporta la información es para todas estas radiaciones el mismo, el fotón.

Ya he dicho que normalmente fotografiamos en el espectro de la luz visible. Pero no siempre. Yo mismo os he mostrado fotografías realizadas en el espectro infrarrojo, que nuestros ojos no ven, pero que las superficies sensibles que utilizamos en fotografía sí que ven. Si se bloquea el espectro visible y sólo dejamos pasar el infrarrojo,… ya tenemos una fotografía que ve el mundo de forma distinta a la que nos muestra nuestros ojos. Pero tan real como este, y al mismo tiempo tan incompleto. Y tan fotografía es una como otra. A continuación os muestro un par de mis fotografías en el infrarrojo.

Cuando los astrónomos mira al universo con sus telescopios, es raro que lo hagan pasando horas mirando por un ocular. Lo normal es que tomen imágenes, fotografías, del universo. Dejan que durante horas se acumule la radiación electromagnética sobre sus superficies sensibles, con el fin de obtener la mayor cantidad de información posible, para poder interpretar el universo. Y no sólo es eso. Suelen filtrar la luz que reciben sus instrumentos con filtros que bloquean determinadas longitudes de onda y dejan pasar selectivamente otras. Hay que saber que no toda la luz visible de los objetos estelares llega a nosotros, ya que se encuentra por el camino otros objetos opacos a la misma. Pero que dejan pasar la luz que viene en otras longitudes de onda distintas de la visible. Y luego estudian por separado estas imágenes filtradas o las combinan en una única con más información.

También debemos entender cómo funciona uno de los captores electrónicos que son la base de la fotografía digital actual. Son receptores que registran la frecuencia y la energía de la radiación electromagnética, generalmente, pero no únicamente, la del espectro visible, generando diferencias de potencial, que luego mediante algoritmos de cálculo transforma en el archivo digital que usamos para generar la imagen en una pantalla o en una impresora.

Pues bien, el EHT y los algoritmos en los que ha trabajado la doctora Bouman que he mencionado antes hacen algo similar. El EHT está formado por una red de radiotelescopios distribuidos por la superficie terrestre para aumentar de forma muy notable la capacidad de resolución del sistema. Lo sabemos perfectamente. Cuanto más grande es el captor de la imagen en fotografía digital, o más grande es la superficie del fotograma de película en la fotografía fotoquímica, más nivel de detalle fino seremos capaces de reproducir en nuestra imagen final. Pues lo mismo. El telescopio efectivo conformado por la red de radiotelescopios del EHT, es de un tamaño planetario. Única forma de ver un agujero negro. Lo único es que no trabajan con la luz visible, sino con la luz que llamamos ondas de radio milimétricas o submilimétricas. Con longitudes de onda de unos pocos milímetros hasta unas pocas décimas de milímetro. Si cogemos una onda de luz visible de 500 nm, el color verde, es lo mismo que decir de 5 diezmilésimas de milímetro.

Con toda la información recogida, en forma inicialmente de las diferencias de potencial generadas en las antenas/radiotelescopios del sistema, sensibles a esta radiación, se aplican los algoritmos en los que ha trabajado la doctora Bouman y se genera la fotografía del agujero negro. Todo es de una escala enorme y mucho más complejo que la de nuestras cámaras digitales,… pero esencialmente es lo mismo. Por lo tanto, yo que creo comprender bien la naturaleza de la luz y de la fotografía no tengo la menor duda, la imagen del agujero negro es nuestra primera fotografía de un agujero negro. Sólo la gente de mente estrecha o que no entienden los fenómenos físicos subyacentes pensarán de otra forma.

[Ciencia/Fotografía] Traces of the Sun

Fotografía

Hoy iba a dar descanso al Cuaderno de ruta, pero me ha apetecido poner este vídeo que ha aparecido en la página de la Astronomy Picture of the Day de la NASAAstronomy Picture of the Day de la NASA (imagen astronómica del día).

Realizado a partir de 116 000 fotografías fijas tomadas en Hungría durante un año por György Bajmóczy, las distintas formas de combinarlas nos ayudan a comprender el movimiento aparente del sol por la esfera celeste. Y por otra parte, me parecen de gran belleza.

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Cómo no, en las fotografías acompañantes, el sol tiene un papel principal. En el encabezado, el sol se pone sobre París, visto desde la terraza del Centro Pompidou. En esta otra, en el teleférico de Fujikawaguchiko, en el País del Sol Naciente, no lejos del monte Fuji.

 

[Fotografía – astronomía] Estrellas, fugaces o no, y galaxias

Ciencia, Fotografía

Comentaba ayer que durante el fin de semana que pasé con unos amigos en Martín del Río, en la provincia de Teruel, habíamos dado un paseo para bajar la cena y, de paso, ver algunas perseidas. Y publicaba una fotografía de lo que podía ser una de ellas en una exposición de tres minutos con un angular de 24 mm en dirección hacia la constelación de Perseus. Durante el día he recibido algunos mensajes, alguno apoyando la tesis de que realmente se trataba de un meteorito y algunos con la otra posibilidad que planteaba ayer. Que se tratase de un origen artificial, algún vehículo humano. En estos momentos, parece que lo probable es que se trate de esto último. Pongo un recorte de la fotografía de ayer.

Estela de lo que posiblemente no fue una perseida, sino la trayectoria de un vehículo de origen humano.

Estela de lo que posiblemente no fue una perseida, sino la trayectoria de un vehículo de origen humano.

Hay que tener en cuenta que no planifiqué estas tomas. Llevaba una cámara muy competente, una Canon EOS 5D Mk. II, pero con unos objetivos generalistas, con un trípode no excesivamente bueno, que llevo por si acaso en el maletero del coche, y sin cable disparador. Lo cual quiere decir que para mantener las exposiciones prolongadas, hay que estar con el dedo apoyado en el botón disparador. Una cutredad. Pero es lo que había.

No obstante, he estado revisando el resto de las fotografías. Yo sabía que en algunas de las imágenes, algunas con exposiciones de tres minutos, habíamos visto caer algún meteorito en el campo de visión del objetivo. Por lo que no hay que desdeñar que fueran demasiado débiles para que se vean con claridad en la foto, lo cual apoyaría el origen artificial de la trayectoria de la foto anterior. Hay que decir también que aunque no había luna, la contaminación lumínica era mayor de la que nos parecía. Claro, muchísimo menor de lo que estamos acostumbrados en la ciudad. Pero veamos una de las fotografías obtenidas apuntando a Perseus.

Fotografía tomada con una exposición de 3 minutos con una focal de 24 mm, apuntando hacia Perseus.

Fotografía tomada con una exposición de 3 minutos con una focal de 24 mm, apuntando hacia Perseus.

Pero si hacemos un recorte justo donde está la constelación de Perseus, encontramos una debil trayectoria de lo que sí tiene toda la pinta de ser un meteorito de la familia de las Perseidas. Es muy débil pero se ve.

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Recorte de la fotografía anterior en la que podemos ver en el ángulo superior izquierdo la débil traza de un meteorito.

Como durante unos minutos, a simple vista vimos varios meteoritos en la región de la Osa Mayor, apunté con la cámara hacia esa región del espacio. Durante los tres minutos que duró la exposición, vimos un meteorito que seguro que estaba en el campo de visión del 24 mm. Pero aparentemente no se impresionó en el sensor de la cámara. ¿O sí? Todo es cuestión de mirar con cuidado, y tratar con cariño la imagen en el Lightroom. Veamos un fuerte recorte de la imagen en cuestión.

Débil trazo de un meteorito por debajo de la Osa Mayor.

Débil trazo de un meteorito por debajo de la Osa Mayor, apenas visible en el centro de la imagen. Las débiles líneas que recorren la parte superior de izquierda a derecha son líneas de alta tensión.

Realmente, el «oficio» de fotografía de meteoritos, y otros aspectos de la fotografía astronómica. Hay que cuidar la elección de la localización, el equipo, y una cuidadosa planificación, con el fin de controlar todas las variables que afectan a la toma fotográfica. No hay buenos resultados en fotografía, y menos en astrofotografía, sin trabajo y dedicación. La casualidad puede dar algún resultado, pero… difícil. Si alguien, que se maneje con el inglés, quiere saber algo sobre el tema, puede ver lo que nos cuenta David Kingham.

Hablando de otra cosa. Cuando era jovencito, al final de la mejor de las películas de la saga de Star Wars, me refiero a esa maravilla que es The Empire Strikes Back (El imperio contraataca), estupenda película de aventuras cuyo guion firmó Leigh Brackett, lo que en mi opinión marcó la diferencia, aparecía una maravillosa imagen de los protagonistas observando el esplendor de la galaxia desde una nave espacial situada fuera de ella. Lo que daría yo por poder experimentar una visión similar en directo. Aun a riesgo de hacer enfadar a los dueños de los derechos del fotograma, lo reproduzco aquí de modo ilustrativo.

Emblemático plano final de The Empire Strikes Back.

Emblemático plano final de The Empire Strikes Back.

Pues bien. Eso es imposible. Por enormes que sean las galaxias, para verlas en su totalidad hay que ponerse muy lejos, y la intensidad de su luz llega muy desvanecida. Si brillasen tanto como para que ese fotograma fuese real, el propio centro de nuestra galaxia, que podemos ver sobre nuestras cabezas en esa estela lechosa que llamamos Vía Láctea, sería tan luminoso que no habría noches. Siempre habría abundancia de luz sobre nuestras cabezas. Y vamos a ver en realidad como aparece ese galaxia nuestra en la realidad, que está mucho más cerca de nosotros que la galaxia de ficción respecto a los protagonistas de la película.

El centro de nuestra galaxia tras 30 segundos de exposición a 1250 ISO y f/2,8.

El centro de nuestra galaxia tras 30 segundos de exposición a 1250 ISO y f/2,8. Un espectáculo magnífico, pero nada que ver con la ficción galáctica.

Las maravillosas imágenes de galaxias extremadamente luminosas que nos ofrecen los astrónomos se consiguen con exposiciones larguísimas o con acúmulos de muchísimas exposiciones superpuestas, para recolectar pacientemente los escasos y cansados fotones que llegan hasta nosotros o los dispositivos que hemos colocado en órbita de nuestro planeta.  Veamos por ejemplo la Galaxia Andrómeda (M31) en una fotografía que podemos encontrar en Wikipedia.

Messier 31, Andromeda Spiral Galaxy Date2006. Source	Boris Štromar Author	Boris Štromar

Messier 31, Galaxia Espiral Andromeda, 2006, Autor Boris Štromar

Pues bien. Fijaos bien. La galaxia de la fotografía anterior, la más cercana a la Vía Láctea a sólo 2 millones de años-luz de distancia, tiene un diámetro aparente en el cielo terrestre mayor al de la luna. Sin embargo, habitualmente no podemos verlo. Aunque se coló en una de las fotografías que tomé hace dos noches, y la podemos ver débilmente en un recorte de la misma.

En el cuadrante superior derecha, como una "nebulosa", así se les llamaron al principio, la galaxia Andrómeda (Messier 31, M31).

En el cuadrante superior derecha, como una «nebulosa», así se les llamaron al principio, la galaxia Andrómeda (Messier 31, M31).

Lo que me ha dado de sí unas pocas fotos del cielo tomadas de forma un poco chapucera durante un paseo en una noche de verano. Lo que podría ser con trabajo y planificación.

[Fotografía] Recomendaciones semanales; encontrado en internet

Fotografía

Esta semana he tenido un poquito más de tiempo para digerir las cosas que han surgido por ahí en internet en la cosa fotográfica, así que tendré que seleccionar entre los enlaces marcados. A ver que tal me quedan.

En un tweet, Guillem Calatrava de Naturpixel nos recomendaba un enlace de El País en el que nos hablan de Wilhelm Brasse, un prisionero político polaco en Auschwitz, que sobrevivió a la ordalía y al que obligaron sus carceleros a ejercer de fotógrafo en el ominoso campo. Y fue el que tomó muchas de las imágenes con las que los nazis documentaron sus propias atrocidades y que hoy nos estremecen. Después de la guerra no quiso volver a ejercer de fotógrafo.

En el fotoblog Raw File de Wired podemos ver una serie de fotografías tomadas por Toufic Beyhum durante su peregrinación a la Meca. En ellas pone en contraste la belleza de las mezquitas y centros de peregrinación con la monstruosidad de los edificios, muchos de ellos hoteles, que han surgido a su alrededor para albergar a los peregrinos. Las fotografías de Beyhum son interesantes por varios motivos. Tienen un enorme interés documental. Tienen una indudable calidad fotográfica. A pesar de que la fotografía está prohibida en los lugares sagrados, aunque tolerada con las pequeñas cámaras compactas y teléfonos móviles, las fotografías están tomadas con una Hasselblad 500 para película fotoquímica, que no es un aparato precisamente discreto.

Revisaba ayer fotografías de todo el año, y vi algunas no usadas hasta ahora del viaje a Noruega. Gente haciendo fotos.

Reflexionaba Rafael Roa hace unos días sobre el mercado actual del arte, y del arte fotográfico en particular. A mí me interesa la fotografía, pero sigo sin entender como funciona el mercado del arte fotográfico. En alguna feria que he visitado, sigue pareciéndome que hay una relación demasiado grande entre precios y metros cuadrados de fotografía, cosa que también comenta Roa. Pero lo que me interesa es que su entrada sirve para recordar a Duane Michals, un fotógrafo que me parece realmente interesante. Y aprovecho para recordar que hace unos meses Le Journal de la Photographie (entonces La Lettre de la Photographie) dedicó un día a recorrer la trayectoria de este autor.

El surrealismo fue una corriente artística que siempre me ha interesado mucho. Y algunos de los fotógrafos surrealistas están entre mis favoritos. En Fotógrafos en la red nos recomendaban hace unos días a Tommy Ingberg, un fotógrafo sueco actual cuya obra está intrínsecamente encuadrada en este estilo artístico. Y creo que merece la pena conocer su obra.

Con todo tipo de aparatos, y por todas las partes.

Entre lo surrealista y lo onírico se encuentran también las fotografías de las casas voladoras de Laurent Chéhère. Inspiradas por el cortometraje de Albert Lamorisse Le ballon rouge, nos muestran casas típicamente parisinas flotando en el aire en un ambiente similar al de la película mencionada. Nos lo comentaron en el fotoblog Lightbox de Time.

Este fotoblog nos recordó también hace unos días las fotografías de Ingrid Bergman tomadas por Gordon Parks durante el rodaje de la película Stromboli. Me parecen muy intensas y como captan perfectamente las sensaciones de la Bergman en aquel dificil rodaje.

Y con todo tipo de luces y situaciones.

Para aquellos que gusten de las fotografías de los famosos, tenemos que recordar que hubo un tiempo en que estas no estaban asociada a los aspectos más sórdidos de su vida, sino que estaban llena de estilo y glamour. Y Le Journal de la Photographie dedicaba su edición del pasado miércoles a la colección de John Kobal. Sin duda alguna un buen rato de entretenimiento.

Finalmente, fotografía científica. Microsiervos nos contaba hace poco sobre la imagen de 9 Gigapíxeles (9.000 millones de píxeles), que ha publicado el ESO del centro de la Vía Láctea y que se estima que reune unos 84 millones de estrellas. Y se puede recorrer y ver cada una de las estrellas. Obviamente es una composición de numerosas fotografías, tomadas con el telescopio VISTA.

Por hoy nada más. Había más cosas, pero no quiero extenderme en exceso. Además, tiempo habrá para ir comentando. Aunque serán ya las cosas que aparezcan por ahí la próxima semana.

Y claro, también hay gente a la que lo que le gusta es que le hagan fotos. Las tres primeras fotos están tomada en distintos lugares de Oslo, y esta última en Bergen, Noruega.

[Ciencia] La guerra de los mundos, en versión disléxica

Ciencia

La guerra de los mundos (The War of the Worlds) es una novela de H.G. Wells, un par de veces llevada al cine con mayor o menor fortuna, en la que unos malvados habitantes de Marte invadían la Tierra con la aviesa intención de acabar con los humanos y apropiarse del planeta. Fue publicada en 1898. Era la época en que Percival Lowell, rico aficionado a la astronomía, publicaba sus libros en los que estaba convencido de que el planeta rojo estaba surcado por canales que no podían tener otro origen que una especie marciana inteligente. Todo porque el italiano Schiaparelli había creído ver unas líneas rectas surcando la superficie marciana en sus observaciones, y lo había anotado en sus dibujos con la palabra canali.

El tiempo, los astrónomos profesionales y la mejora de la tecnología que permitió afinar la resolución de los instrumentos de observación echaron por tierra, paradójicamente, la existencia de los canales. Y posteriormente, las áridas condiciones y la meteorología de nuestro vecino acabaron con las especulaciones de un planeta lleno de vida, con la posibilidad de civilizaciones inteligentes. En las últimas décadas han sido numerosas las sondas que han orbitado Marte, y han dejado caer objetos de todo tipo, incluyendo pequeños vehículo automotores que han explorado la superficie del planeta, enviando gran cantidad de datos. Algunos de ellos muy por encima de las expectativas puestos en ellos. También ha habido algún fracaso sonado, entre otros más comprensibles, gracias al orgullo anglosajón de permanecer en su particular sistema de medidas. Pero así es la especie humana en su devenir histórica, dos pasitos adelante, un pasito atrás, dos pasitos adelantes, un pasito atrás,… y a veces más de uno. Pero vamos, una cosa es segura. Esto es la guerra de los mundos en versión disléxica. Los humanos invadiendo Marte.

Escultura en Gran Vía

Mientras hablo de los objetivos de la Curiosity, os presento las «primeras luces» del pequeñito EF 40/2,8 STM que me he agenciado para mi Canon. La focal de 40 mm es una de las que más me gustan, y me encanta su aspecto compacto.

En cualquier caso, la ciencia y la ingeniería humana han dado estos días uno de estos pasitos adelante con sabor a gran zancada. Es cierto que no es estos días. Es una planificación y un trabajo de años. Creo conveniente luchar contra la sensación de que el avance científico, y humano en general, se deben a momentos puntuales de fortuna. No. Se deben al progreso y al trabajo continuado. De la misma forma que los errores también suelen deberse al testarudo sostenerla y no enmendarla propias de la parte más irracional de nuestra especie. En fin, que un amplio equipo de científicos e ingenieros han conseguido posar suavemente sobre la superficie marciana, y en el lugar deseado, un vehículo de una tonelada de peso. Como un coche turismo mediano, vaya. Esta expedición, oficialmente Mars Science Laboratory, pero más conocida como Curiosity, buen nombre, ha gozado estos días atrás de un inusitado interés mediático por el éxito de la operación de posado.

Ahora, este vehículo autopropulsado, comenzará su misión. De momento, ya va enviando imágenes de sus muchas cámaras videofotográficas. Primero en blanco y negro, pero ya con alguna en color. Para quienes gustamos de la fotografía, tanto en sus elementos artísticos como en los técnicos, tenemos que agradecer el trabajo de algunos divulgadores expertos que nos traducen al idioma del hombre corriente los aspectos más técnicos de las cuestiones fotográficas de la misión. Entre ellos, Valentin Sama desde DSLR Magazine, nos comenta como los principales «ojos» de la Curiosity, son dos cámaras digitales con sendos captores de «sólo» 2 megapixeles de resolución espacial. 1600 x 1200 píxeles, como las primeras cámaras digitales en popularizarse. Muy legos de los diecimuchos, ventitantos o treintaytantos de los que presumen muchos productos comerciales de hoy en día y sus orgullos poseedores. Eso sí. No deben ser grandotes, pero tampoco pequeñitos como los de las cámaras compactas. Por que nos cuenta que una de las cámaras monta un objetivo de 34 mm de focal, para tomas de 18/15º de campo visual. Aproximadamente como un 110 mm en mi Canon EOS 5D Mk II. La otra monta un objetivo de 100 mm, para tomas 6/5º de campo visual. Aproximadamente como un 270 mm en la EOS de formato grandote. No he hecho lo cálculos con gran finura, pero por ahí le andara. Uno de los motivos para que los archivos no sean grande, es que no nos olvidemos que tienen que viajar unos cuantos millones de kilómetros por el espacio hasta llegar a nosotros, minutos más tarde. En estos momentos, algo más de siete minutos más tarde. Pero esto varía según la posición de los planetas en sus órbitas.

Plantas agostadas

A su máxima apertura, una modesta f/2,8 como corresponde a su diseño «pancake», se nota un montón el viñeteado en las esquinas. Pero por lo demás no hay mucho que objetar, aunque todavía he hecho pocas fotos con él.

Hablando de fotografías, como curiosidad notable, la Mars Reconnaissance Orbiter, sonda que orbita Marte, ha pillado a Curiosity descendiendo con su paracaidas sobre la superficie marciana. Y ha tomado fotos, como nos cuentan en Microsiervos.

Como indicativo del tipo de equipo que controla la misión me ha llamdo mucho la atención un tweet de un periodista argentino, Axel Marazzi. «El hardware de Curiosity es un 200MHz CPU, 256MB RAM y 2GB SSD. El robot usa eso para explorar marte y yo un quad-core para chatear». Quien estén al tanto de cómo son los equipos informáticos de consumo hoy en día, comprenderán perfectamente la profunda ironía de la entrada.

Brillante scooter

Aunque austero en su aspecto, el objetivo es mono, muy bien terminado, con un enfoque automático que va como un rayo y es muy silencioso. Creo que es una buena adquisición, más teniendo en cuenta que es de lo más barato de la marca. Ideal para salir de paseo.

[Ciencia] La (mala) ciencia detrás de Melancholia

Ciencia

En mi entrada sobre la película Melancholia, he dejado bien claro que los aspectos de «ciencia ficción» del filme no había que tomárselos en serio. Que no eran más que una excusa o un mecanismo argumental para mostrar las reacciones de determinados seres humanos a situaciones de estrés. Pero tampoco es un simple macguffin. No es intercambiable. Ejerce sobre la película una fuerte influencia estética. Así que el planeta errante Melancholia es un personaje más del filme con una personalidad propia.

Una vez establecido esto,… pues… resulta que yo soy un chico de ciencias. Y no puedo dejar de preguntarme si lo que se cuenta podría suceder. Si un planeta errante podría entrar en nuestro sistema solar, y chocar contra nosotros. O que otros efectos podría suponer para la vida en el planeta. Además hay algún antecedente que considerar.

¿Antecedentes? ¿Qué antecedentes? Estamos ante la hipotética situación de una colisión entre dos cuerpos de tamaño planetario. El impacto de cometas, asteroides y otros bólidos contra los planetas y satélites del sistema solar es algo conocido. Relativamente frecuente. Todos hemos oído hablar de la extinción de los dinosaurios, también conocemos que la Luna y otros cuerpos celestes con atmósferas tenues o inexistentes tienen sus superficies salpicadas de impactos con forma de cráteres, y en 1994 pudimos contemplar cómo el cometa Shoemaker-Levy 9 era engullido por la enorme masa del planeta Júpiter. Pero estamos hablando de dos planetas colisionando entre sí.

Plaza de Aragón

En el largo y ventoso paseo que di el sábado pasado con la cámara, no pude evitar encontrarme con la Luna, ese producto de un cataclismo interplanetario en distintos momentos (Pentax K-x, SMC-DA 40/2,8 Limited).

Pues bien, la teoría más aceptada sobre la formación de nuestro satélite natural, la Luna, tiene que ver con un gran impacto entre dos cuerpos de nivel planetario. Estamos hablando de cuando el sistema solar era joven. Tenía sólo unos poco cientos de millones de años. De hecho, la Tierra primigenia, ya conformada, no había limpiado su órbita de otros objetos. Y uno de estos objetos, del tamaño del planeta Marte, compartía órbita… y eventualmente colisionó, probablemente por alcance, con la Tierra primigenia. El resultado fue que durante un tiempo nuestro planeta fue una bola incandescente por la energía liberada en la colisión, sometida a un intenso bombardeo de los escombros resultantes, muchos de los cuales no obstante permanecieron en órbita alrededor de nuestro planeta agrupándose en torno al objeto celestial que hoy conocemos como la Luna. Y eso no duró mucho. Algunos piensan que sólo 100 años después del impacto, nuestro satélite ya estaba ahí. Aunque mucho más cerca de lo que está ahora. Eso sí. Nadie vivía sobre la faz de la Tierra para contemplar la colisión. Y si hubiera vivido, no habría sobrevivido para contarlo.

En el campo de la ciencia ficción, un figura muy «querida» por algunos autores y aficionados es la «contratierra«. Si el objeto que causó el impacto para formar la Luna se debió de formar en uno de los puntos de Lagrange L4 o L5, la presunta «contratierra», se habría formado en L3. Es decir, situado en la misma órbita que la Tierra, pero justo en el lado opuesto con respecto al Sol. Que impediría que lo pudiéramos ver. En realidad, si existiese, aunque no se pudiese ver, hace tiempo que conoceríamos su existencia debido a los efectos gravitatorios que produciría y que habrían sido medidos. No hay «contratierra». Así que no sucederá que de repente aparezca un planeta detrás del Sol, para en una carrera infernal acabar por estamparse contra nosotros.

Plaza de Aragón

Aquí da la réplica al gesto del por Felipe II finiquitado Justicia de Aragón (Pentax K-x, SMC-DA 40/2,8 Limited).

Puesto que ya no quedan planetas en la vecindad que nos amenacen, ya que el resto de la corte del Sol, fieles a las leyes de Newton, siguen dando vueltas por su sitio sin mayor problema, la cuestión es que el planeta asesino en cuestión fuese un planeta errante. Esta es una hipótesis muy popular entre los paranoicos e irracionales que predicen el final del mundo para 2012, y que parece que es parte de la inspiración para la película; no porque lo tome en serio el autor, sino como excusa para lo realmente importante. Un planeta, que viniendo desde la frialdad del espacio interestelar, irrumpiera en nuestro sistema solar con un tino tal como para impactar contra nuestro planeta. Un articulillo bastante riguroso que he encontrado por ahí, nos cuenta que suponiendo que el número de planetas interestelares fuera igual al número de estrellas en nuestra galaxia, eso daría una densidad de 1 planeta interestelar por cada 100 años-luz cúbicos. Es decir, en un cubo cuyo lado fuera como la distancia de aquí a la estrella más cercana habría 1 planeta errante. La probabilidad de que chocase contra otro cuerpo celeste dentro de ese volumen de espacio sería tan remota como para no poder considerar seriamente que eso vaya a suceder en el tiempo en que el planeta Tierra va a existir girando alrededor del Sol.

Suponiendo que a pesar de que la estadística está masivamente en contra de un suceso tal, un objeto de tamaño planetario de las dimensiones que se consideran en el filme, un planeta terrestre con un tamaño 10 veces el de la Tierra, pasase por nuestro sistema solar, ¿qué sucedería entonces?. Lo cierto es que tal vez no colisionase contra nosotros. Seguro que no haría los curiosos movimientos descritos en la película según los cuales primero se acerca, pasa de largo, para luego darse la vuelta y colisionar frontalmente contra nosotros. No parece que las leyes de la mecánica celeste sean muy favorables a tal hecho (Nota del 13 de noviembre: He leído en una entrevista al director en la edición española Cahiers du cinema que se informó con científicos para que esta «danza de la muerte» fuese realista dentro de la improbabilidad del suceso). Pero indudablemente, si pasase de forma suficientemente próxima a nosotros como para entrar dentro de su esfera de influencia gravitatoria, no haría falta que chocase para producir el fin de la humanidad. Simplemente con producir un cambio en las condiciones orbitales de nuestro planeta, podría dar lugar a un cambio climático incompatible con la vida. Sin fuegos artificiales.

También tenemos que tener en cuenta que si dos objetos celestes de semejante tamaño se acercasen en rumbo de colisión, las cosas no iban a ser tan plácidas como un «mmmm,… parece que se ha enrarecido el aire, no respiro bien, y se caen los pajaritos» antes del impacto. La gravedad produciría unas fuerzas de marea que ocasionarían vientos huracanados, mareas en las masas de agua de dimensiones descomunales con grandes inundaciones, movimientos sísmicos de una magnitud como probablemente la especie humana no ha conocido en su corta existencia,… la alegría de la huerta vamos.

Resumiendo, como ya he dicho al principio, si hay algo que no importa en la película de Lars von Trier es la fidelidad a las leyes de la física. Son otras leyes, las de la narración cinematográfica las que imperan. Pero por si alguno tiene dudas… pues que no las tenga. Lo que ahí se cuenta, tal como se cuenta, es imposible. Buena película. Pero mala, muy mala ciencia.

Independencia

Ya con el cielo a punto de ennegrecerse, al final del paseo de la Independencia de Zaragoza (Pentax K-x, SMC-DA 40/2,8 Limited).

[Cine] Melancholia (2011)

Cine

Melancholia (2011), 6 de noviembre de 2011.

Antes de nada, una serie de cuestiones previas. Cuestiones de orden, que orienten el comentario posterior.

La película está dirigida por Lars von Trier, director que es capaz de lo mejor y de lo peor. Por las veces que ha sido lo mejor, yo estoy casi siempre dispuesto a arriesgar una fría tarde de domingo como en esta ocasión, asumiendo los riesgos. No es cine al uso. No es cine comercial. Aunque me imaginó que como a todo hijo de vecino le encantará comercializarlo y recibir los ingresos correspondientes. Es cine personal, arriesgado. Unas veces para bien. Otras para no tan bien. Así que los partidarios del cine como mero entretenimiento, y de atiborrarse de palomitas,… pues que busquen otra cosa. Los demás, que se queden, eso sí bajo su propia responsabilidad.

Para poder disfrutar de esta película son necesarias dos condiciones. La primera es que hay que verla en pantalla grande. Y a ser posible en una fila no muy atrás. La contundencia de determinadas imágenes lo exige, creo yo. La segunda es que hay que verla en versión original. Más, teniendo en cuenta el ridículo doblaje que le suelen clavar a una de sus protagonistas, Kirsten Dunst, que desvirtúa totalmente su interpretación. El problema es que en Zaragoza no han traído la película en versión original. Así que he tenido que componer el resultado final en mi imaginación, viendo la película doblada en las salas de cine. Y buscando por ahí para ver en casa en la tele la versión doblada. De donde he podido. Luego se extrañan de que pasa lo que pasa con el negocio del cine y las descargas.

Dicho lo cual paso a comentar este filme, que ya adelanto me ha resultado muy interesante. Casi apasionante, por diversos motivos.

Tras un prólogo en el que con imágenes de aspecto onírico se nos adelantan algunos de los acontecimientos del filme, este transcurre en dos actos que llevan como título el nombre de las dos hermanas protagonistas, Justine (Kirsten Dunst) y Claire (Charlotte Gainsbourg).

El prólogo tiene una función bien definida. Eliminar un elemento de misterio del filme, para evitar que el espectador se despiste de lo que realmente quiere el director. Este no quiere que la gente piense que es un filme de misterio con la duda de si al final el planeta Melancholia chocará contra la Tierra o no. Esto no es un spoiler,… es algo que tiene que quedar claro. Efectivamente se produce el cataclismo astronómico, y la especie humano desaparece del universo. Una vez esto claro, vamos a lo importante.

Entre Estocolmo y Gotemburgo

Paisaje sueco cerca de Gotemburgo, visto desde el tren; supongo que no muy lejos de donde se rodó "Melancholia" (Leica D-Lux 5).

En el primer acto, Justine, asistimos a la celebración de una boda. Justine, una joven profesional de éxito en el mundo de la publicidad, acaba de celebrar la ceremonia de casamiento con Michael (Alexander Skarsgård). Y se dirigen en una limusina, por una estrecha carretera en la que apenas puede maniobrar, al palacio donde viven Claire y su marido John (Kiefer Sutherland), a orillas de un lago y rodeados de un campo de golf y un paisaje espléndido, para celebrar la fiesta nupcial. Destilan felicidad y amor. Ningún inconveniente les afecta. Llegan con dos horas de retraso. Y comienza la fiesta, en la que podremos observar la progresiva transformación de Justine. Allí están sus padres, Gaby (Charlotte Rampling) y Dexter (John Hurt) compitiendo en egoísmo y en ver cómo puede más su odio mutuo que la necesidad que su hija tiene de ellos. Allí esta su cuñado, John, recordándole/reprochándole constantemente cuánto dinero se ha gastado en esta celebración. Allí está Jack (Stellan Skarsgård), el jefe de Justine, para quien su empleada no es más que una forma más de ganar dinero. Claro, está su nuevo marido, que no se entera y que no entiende a su nueva mujer, y está su hermana, que la conoce, la quiere, teme por su estabilidad mental, pero no puede evitar estar más preocupada por la organización de la fiesta que por su hermana. Progresivamente, el estado de ánimo de Justine decae, pasando de la alegría a una profunda tristeza, que le lleva incluso a arruinar su recién estrenado matrimonio. El único que parece sentir un auténtico afecto por Justine es su sobrino Leo, un niño de muy corta edad. Durante las horas en las que transcurre esta fiesta, la protagonista mira en repetidas ocasiones al cielo. Se fija en Antares, una brillante y roja estrella, que en un momento dado, desaparecerá misteriosamente de la vista de los personajes.

En el segundo acto, Claire, volvemos a encontrarnos en el palacio que ya conocemos. Claire, con su marido y su hijo, hacen su vida habitual, sólo alterada por dos acontecimientos. Uno, de carácter mundial, el descubrimiento de Melancholia, un planeta errante que ha entrado en el sistema solar, responsable de la ocultación de Antares, y que suscita los miedos de Claire de que pueda afectar a la Tierra. John, su marido y astrónomo aficionado, le quita los miedos, e intenta disfrutar del fenómeno con su hijo Leo. El otro, de carácter familiar, es que se preparan a recibir en su casa de nuevo a Justine, que ha caído tras su fallida boda en una profunda depresión, que le impide incluso interactuar normalmente con su entorno, y que precisa cuidados. En los días siguientes, Claire deberá luchar tanto contra sus miedos como contra la enfermedad de su hermana. Sin embargo, conforme el cataclismo se va haciendo más probable, irá sumiéndose en la desesperación, mientras que su hermana Justine, indiferente al futuro por el efecto de su depresión, serán quien mantenga la serenidad, y por amor al sobrino, ofrezca el impactante, tremendo y hermoso final de la película.

Todo esto que acabo de contar viene acompañado de la sabiduría del director para manejar la cámara y la situaciones desde el punto de vista cinematográfico, de la música del preludio del primer acto de la wagneriana Tristán e Isolda, de la excelente fotografía del danés de origen chileno Manuel Alberto Claro, de las excelentes localizaciones entre los bosques y los lagos de Suecia, de las bellas imágenes en relación al planeta invasor, de las constantes referencias cultas al mundo del cine, de la literatura, de la pintura, etc… Desde luego una película cuyo alcance total no está al alcance de cualquiera. Reconozco que me perdí en varias ocasiones en este universo de referencias culturales, psicológicas y antropológicas. Pero que al mismo tiempo sentí que estaba viendo una película de gran belleza.

Los cazadores en la nieve - Peter Brueghel

Una de las referencias culturales de la película es el cuadro "Los cazadores en la nieve" de Pieter Brueghel, que se puede contemplar en el Kunsthistorisches Museum de Viena. Curiosamente, esta obra de arte también tiene un papel importante en otra filosófica película, ciertamente de ciencia ficción, que tiene que ver con un misterioso planeta. Se trata de "Solaris" de Andrei Tarkovsky. La imagen aquí reproducida se encuentra en Wikimedia Commons de la fundación Wikipedia, y tiene licencia de uso Licencia de Documentación Libre GNU.

El tema principal de la película viene dado por su título. El nombre que se da al planeta invasor, Melancholia (melancolía, en castellano) es el nombre que tradicionalmente se daba a la enfermedad que hoy conocemos como depresión. Como estado de ánimo general, hoy en día en castellano solemos usar la palabra melancolía como un estado de tristeza y apatía serena, que nos aísla hasta cierto punto del mundo que nos rodea. Pero en su sentido clínico y profundo, una depresión implica un estado de intensa tristeza, que puede llevarnos al punto de perder interés por la vida, a descuidar nuestros propios cuidados, e incluso al suicidio. En la película, este estado de ánimo es caracterizado en la persona de Justine, quien por los diálogos con su hermano sabemos tiene predisposición para los problemas de salud mental, y a la que vemos caer vertiginosamente durante la celebración de su boda en esa situación, empujada además por la actitud de quienes le rodean y, aparentemente, la quieren. Pero también es simbolizado por el planeta errante, metáfora de la condición que insidiosamente se instala entre nosotros y nos lleva a nuestro propio fin.

El estado de indiferencia hacia el mundo que la rodea, también propio de otras enfermedades mentales de carácter psicótico, sirve para en los momentos finales establecer un contraste entre el comportamiento normal del ser humano ante su propia aniquilación, tanto de su persona como de su especie y su futuro, representadas por el hijo de Claire, un estado agitado y aterrorizado, y el comportamiento patológico que lleva consigo a la dignidad presente en la escena final. Al menos para el personaje de Justine. Que sustenta al niño, que probablemente somos todos nosotros, y que asistimos a nuestro derrumbe, ignorantes, crédulos de las soluciones milagrosas, y con los ojos cerrados. Tremendo el simbolismo. Por lo menos, tal y como lo he percibido.

Si importantes son los elementos formales y artísticos de la realización del filme, igualmente lo es la interpretación del elenco de la película. Se ha dado mucha trascendencia a la interpretación de Kirsten Dunst. Bueno. Hasta ahora, era una de las guapas oficiales del cine comercial, que no había dado muestras de especial brillantez interpretativa. Que ahora dé todo lo que puede dar, probablemente es la noticia. Buena noticia. Pero igualmente importante, igualmente protagonista es Charlotte Gainsbourg, que por ser europea, que por no estar entre las guapas, es más desconocida aunque muchos sabemos que tiene una trayectoria que la avala suficientemente como una actriz excelente. Superior a su compañera de reparto. Y está igualmente bien, siendo fundamental su participación en el segundo acto del filme. En el que al fin y al cabo nos representa a todo ante una situación de infinito estrés. El resto del reparto, los personajes secundarios, están igualmente bien, especialmente Kiefer Sutherland que no tiene un papel fácil precisamente, y todos contribuyen al resultado final de este filme.

No sé si recomendar esta película o no. Creo que es uno de los productos más presentables comercialmente del director, aunque no sea el mejor, y por lo tanto sí que sería recomendable. Pero siempre que se tenga en cuenta muchas de las advertencias que he realizado a lo largo de esta entrada. Desde luego, si alguien guiado por determinadas fuentes pudiese pensar que es una película para pasar el rato con el cubo de palomita, se equivoca de medio a medio. En la wikipedia define la película como filme de ciencia ficción. Error. Al director le importa un rábano la posible ciencia tras el filme. De hecho, lo del planeta errante, tal y como lo cuentan más que altamente improbable, es imposible, aunque no entraré en eso aquí. Es sólo un macguffin y al mismo tiempo una metáfora. Nada más, ni nada menos. Pero quien tenga claro qué va a ver algo distinto, y con la mentalidad suficientemente abierta, puede llegar a disfrutar mucho de esta película.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: ***** (en versión original)
  • Valoración subjetiva: *****

Atardecer en Estocolmo

Sigo en Suecia, esta vez con una vista crepuscular de Estocolmo, que transporta un poco de la sensación de melancolía que hoy otorgamos a la palabra; una de las palabras, por cierto, que más me gusta de la lengua castellana... desde cierta canción de Joaquín Sabina (Panasonic Lumix GF1, G 20/1,7 Limited).

[Vídeo – ciencia] Hipotéticas visiones celestiales

Ciencia

Me ha impresionado mucho el siguiente vídeo, en el que se representa como sería el cielo nocturno si en el lugar donde se encuentra la luna, se encontrasen otros cuerpos celestes de distintos tamaños. Impresionante el aspecto que tendría el cielo nocturno con el gigantesco Júpiter ocupando buena parte de la esfera celeste. Ahora bien, los eclipses de sol iban a ser también de la leche.

[youtube http://www.youtube.com/watch?v=DNlLnaJiGY8]

[Breve – ciencia y humor] Blancanieves es un planeta del Sistema Solar

Ciencia, Humor

Blancanieves es un planeta del Sistema Solar.

Sinceramente, creo que cada vez me caen peor los astrónomos. Todo empezó cuando degradaron al pobre Plutón de la categoría de planeta al de planeta enano. ¿Cómo que Plutón, el dios del averno, del inframundo, de los infiernos, no tiene derecho a ser un planeta? Inconcebible. Y además, ¿y la sonoridad del recitado de los planetas por los alumnos terminando en la rotunda sílaba acentuada? Pues bien, para mayor ofensa, resulta que ahora llaman Blancanieves a otro cuerpo de similares características. ¿Cómo se puede juntar en el mismo saco al terrible dios griego con una niña pija que todavía no sabemos si es una ñoña malcriada o una viciosa que se lo monta con siete a la vez? Han perdido el norte estos astrónomos.

[Ciencia y superstición] El zodiaco, y esa misteriosa fuente de energía que debería existir y que la gente corriente llama sol

Ciencia

El zodiaco… ¿qué es el zodiaco?

Etimológicamente, procede de una palabra griega que significaría «círculo de animales». En astronomía se define por una banda circular de constelaciones del firmamento tal cual lo vemos desde el planeta Tierra, por la cual se desplaza aparentemente el Sol a lo largo del año. Recordamos que es un movimiento aparente. Que es la Tierra la que gira alrededor del Sol en un periodo de tiempo que definimos como un año, y que al hacerlo así, el fondo de estrellas sobre el que vemos al Sol va cambiando a lo largo del año. A las constelaciones de estrellas que incluyen porciones de esta banda circular del firmamente por la que aparentemente circula el Sol, las llamamos constelaciones zodiacales o constelaciones del zodiaco.

En un momento dado, las constelaciones del zodiaco debieron ser las 12 a las que los mitos populares otorgan propiedades «mágicas» y que han dado nombre a los signos del horóscopo occidental, ámbito de la falsa ciencia que se ha dado en denominar «astrología«. La astrología no deja de ser un conjunto de supersticiones sin base alguna según los cuales la posición de los astros influiría de una forma u otra sobre nuestras vidas a un nivel sobrenatural. Pero en la actualidad, por el fenómeno de la precesión de los equinoccios, debida a la variación de la inclinación del eje de rotación de la Tierra respecto al plano de su órbita, el conjunto de constelaciones por las que aparentemente se desplaza el sol a lo largo del año ha variado. Lo ha hecho constantemente y progresivamente. Y por eso ahora se ha publicado la noticia de que el horóscopo tiene ahora 13 signos, porque la constelación de Ofiuco forma parte del tapiz del zodiaco.

El tema es que esta novedad, porque no otra cosa es una noticia salvo algo que se presupone novedoso y es necesario comunicar por su interés, no lo es. A lo largo de mi vida, ya se ha dado en diversas ocasiones. Y en realidad, hace muchos, muchos, muchos años, que esta constelación forma parte del zodiaco astronómico. Porque en astronomía las cosas no pasan de repente de la noche a la mañana. Y si esto da lugar a noticias es porque, tristemente, los medios de comunicación dan una relevancia absolutamente desmesurada y sin sentido a las supersticiones de la gente, contribuyendo a mantenerlas y a hacer de este mundo un lugar menos racional y menos seguro. Lo que decía. Triste.

Reloj astronómico (Catedral)

El reloj astronómico de la catedral de Estrasburgo (Francia) tiene una esfera celeste con las constelaciones del firmamento - Panasonic Lumix LX3

Si la teoría de la evolución fuese cierta… el sol debería existir

En la ciencia y sus demonios publicaban hace unos días una anécdota que me hizo partirme de risa por fuera, y llorar amargamente  por dentro por la estupidez del ser humano. Había localizado el autor del artículo un comentario en un foro, en el cual un creacionista utilizaba la segunda ley de la termodinámica como argumento en contra de la teoría de la evolución. Más o menos decía que según esta ley, la vida no podría evolucionar de seres más simples a seres más complejos, ya que la entropía de un sistema está condenada siempre a aumentar. Así pues, según el nota este, lo razonable es pensar en que un dios nos hizo perfectos y que por culpa de la termodinámica nos vamos deteriorando, o algo así. Argumentaba que para que sucediese lo que la teoría de la evolución proclama, tendría que existir una fuente de energía, grande, potente, continua, virtualmente inagotable a nuestras escalas temporales, que permitiese que el sistema se volviese más complejo.

Como dice el amigo de ese blog,… ¡coñe! ¡acaba de inventar conceptualmente al sol! Sí. El sol. Esa estrella que tenemos a solo 150 millones de kilómetros de distancia, y que desde que cumplí los cuatro años aprendí que es importante porque nos da luz y calor. Es decir, traducido a términos más científicos, cantidades ingentes de energía electromagnética, en distintas longitudes de onda, que efectivamente permite que la vida evolucione. El infrarrojo nos calienta y nos hace estar a gustito, la longitud de onda visible nos permite ver y permite la fotosíntesis, la radiación más energética provoca las mutaciones en el ADN que permiten la evolución a nuevas especies…

Efectivamente, para que la evolución de las especies se produzca es necesario que el sol esté ahí donde está. Y de hecho eso es lo que pasa. ¡Serán tontos!

Aquí no había un eclipse... más tarde lo hubo

Faltan unos 20 minutos para que el sol naciente, y el tapiz de estrellas que cubre el firmamento ha desaparecido sobre este paisaje de la provincia de Huesca; salvo una que apenas se ve entre las nubes, probablemente una errante,... planetas, las llamaban los griegos - Canon EOS 5D Mk.II, EF 24-105/4L IS USM

Mucho frío y el LSST

Ciencia

Pues eso, que hoy es un asco de día. Hoy es fiesta local en Zaragoza, la cincomarzada. Pero como yo trabajo en Huesca,… pues no he tenido fiesta. Yo era el pardillo que circulaba por la capital aragonesa esta mañana, con lluvia y frío, mientras el resto del personal estaba calentico, metidico en la cama. Brrrrrr… Y el frío ha seguido. En Huesca, nevando a ratos toda la mañana. No ha cuajado, pero incluso a las tres de la tarde, cuando he vuelto a casa, caían algunos copos. Y viento; mucho viento.

Así que como no es plan el salir a la calle con lo malo que hace, repaso general a noticias pendientes de las que salen por internet.

Una que me ha llamado la atención, vista en Microsiervos, ha sido el proyecto del Large Synoptic Survey Telescope (LSST), «the widest, fastest, deepest eye of the new digital age», como dicen en su página web. El tema es que el telescopio en cuestión va a estar dotado de una cámara digital de 3.000 millones de pixeles. Ahí es nada. Será capaz de rastrear el cielo compreta cada pocos días. Por lo menos, el que se vea desde su latitud, allá por Chile.

Como permiten usar el material gráfico de su página en internet con fines no lucrativos, educacionales, académicos o de investigación, os pongo un par de imágenes relacionadas con la cámara digital.

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Estos buenos señores nos muestran un wafer para el CCD de la cámara digital.

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Pero para los 3.000 megapixeles, o 3 gigapixeles, no basta ese wafer; necesitamos un mosaico de ellos del tamaño que sujeta esta sonriente dama.

Pues nada; como para meter semejante sensor en una compacta de bolsillo. Si queréis saber lo que es un wafer, seguid el enlace.

Conforme el futuro telescopio vaya adquiriendo imágenes las irá poniendo a disposición del público interesado. Quien sabe si los astrónomos aficionados descubrirán entre la inconmesurable cantidad de información que suministrará algo de los que los astrónomos profesionales no se percatan. A ver si llega,… bueno… hacia 2014 ó 2015… Habrá que esperar un poco.

En la foto de hoy,… me vuelvo a lo que contaba al principio de esta entrada.

Nieve en Las Canteras

Nieve en las Canteras, entre Huesca y Almudévar - Panasonic Lumix LX3