La entrada en la que hablo de las cuestiones técnicas es Terminando el viaje al Sobrarbe con Olympus Trip 35 e Ilford HP5 Plus. Aquí os dejo simplemente algunas de las fotos, que incluyen también algunas de las que hice en Zaragoza para terminar el rollo, que quedó inacabado durante el viaje.
Desde hace varios años he comprado bastante libros y otras publicaciones en formatos más sencillos de la editorial británica Another Place Press. Esta editorial está localizada en las highlands escocesas, no sé exactamente donde, no lo dice Ian Sarjeant, su propietario. Que también es fotógrafo. Y su objetivo es hace ediciones limitadas, económicas, pero de buena calidad, para fotógrafos de todo el mundo. Con un tema principal; el paisaje y su interrelación con el ser humano. Un tema que siempre me ha interesado ha diversos niveles. Y estaba bastante satisfecho con los libros que añadía a mi biblioteca procedentes de esta pequeña pero dinámica editorial.
Visitamos Polonia a principio del verano de 2008, pero no estuvimos ni cerca del bosque del libro de hoy. Así que pondré algunas fotos de los agradables alrededores del castillo de Malbork, no lejos de Gdansk.
Pero en los dos libros que he recibido desde el uno de enero, creo que los dos estaban encargados desde el año pasado, puesto que los reservé antes de su salida de la imprenta, me he encontrado con una desagradable sorpresa. La salida del Reino Unido de la Unión Europea ya está consumada, y los productos que proceden de la Gran Bretaña, o Irlanda del Norte, puede ser gravados en aduanas con aranceles o IVA. Sin que en origen te descuenten el IVA local. Así que pagas dos veces el impuesto, allí y aquí. En libros de modesto valor económico… si sumas los gastos de envío… el aumento del precio es excesivo. Por lo tanto, salvo que saquen un título que me llame mucho mucho mucho la atención, ya no me merece la pena comprar libros. Prefiero dedicar ese dinero a otros libros que por el mismo costo me produzcan más valor personal. ¡Hasta luego y gracias por el pescado!
El último libro comprado y recibido es Puszcza del francés Nicolas Blandin. Un fotógrafo que reparte su tiempo entre los trabajos de encargo, los trabajos editoriales y los proyectos personales. En estos últimos se centra en proyectos documentales en los que combina el retrato del entorno y el paisaje con los de las personas que en un lugar habitan y trabajan. En general… me gusta su enfoque y me gustan sus fotos.
Puszcza es una palabra polaca que significa «gran bosque», especialmente referido a los bosques primigenios, inalterados o escasamente alterados por el ser humano. Si ponéis la palabra en Google Translate dice que significa «desierto», pero el Wiktionary inglés, que incluye palabras de muchos idiomas, en su primera acepción indica lo de los bosques, y es su segunda acepción, marcada como arcaísmo la que se refiere a las malas tierras o tierras salvajes en general. Y en concreto, el libro se refiere a Białowieża, uno de los escasos reductos de los bosques templados que en tiempos cubrieron Europa hasta que la acción del hombre los eliminó para dar paso a bosques alterados, cultivados, o a su desaparición para urbanización y cultivo. Este bosque es patrimonio de la humanidad, pero sólo una pequeña parte tiene especial protección en Polonia como parque nacional. Y el libro de Blandin intenta reflejar la relación de los humanos que habitan en sus límites con el paisaje del bosque. Me gusta este libro. Viene con una foto de tirada limitada en tamaño Din-A4. Creo que echaré de menos estos libritos.
Empieza a ser ya habitual que cuando dedico mi jornada fotográfica a la fotografía digital lleve conmigo una cámara compacta con un rollo de película. Las más de las veces película negativa en color. Y si no termino el rollo en esa jornada,… pues lo llevo unos días más mientras deambulo por la ciudad y lo voy terminando.
Cuando estuve hace ya unas semanas haciendo fotos en el entorno de la estación de Casetas, con la cámara digital de formato medio, y también con una Polaroid, llevé también una de estas compactas con negativos en color.
Parece mentira lo que cambia la luz en Zaragoza entre diciembre y enero. Lo llevo observando desde hace varios años. Y cuando contemplo las fotografías de los últimos cinco o seis años, también lo noto. La atmósfera es distinta. Aunque enero todavía es invierno, y el sol todavía no se levanta demasiado sobre el horizonte, sin embargo esas semanas de alejamiento sobre el solsticio de diciembre se notan. Y el resultado es que la luz es más dura. Menos agradable para hacer fotos.
El otro día, unos profanos de la fotografía con quienes conversaba se sorprendían. Llevamos bastantes días de temperaturas frías y tiempo despejado y claro. Soleado. Y creían que yo estaría encantado con tanta luz, a la hora de hacer fotos. Y les tuve que explicar que no. Que tanta luz incrementaba el contraste y la dureza de la imagen. Que añoro algo de bruma, nubes que tamicen la luz del sol… la luz de finales de otoño.
Sigo familiarizándome con mi reciente adquisición en fotografía digital. Y en concreto, probando el formato panorámico, útil por el tamaño y la resolución elevada del sensor, que permite un recorte considerable, manteniendo un tamaño de la fotografía razonable. Y también usando una lente de aproximación para permitir la fotografía de aproximación; es una de las escasas carencias notables del objetivo adquirido… que tiene una distancia mínima de enfoque un poco larga.
Os dejo con algunas fotos que realicé el sábado pasado por la tarde por el Parque Grande de Zaragoza, aunque las condiciones de luz no eran muy buenas. Mucho contraste y demasiado frío para hacer fotografías a mano alzada… o con guantes. En fin, los detalles técnicos en Fujifilm GFX 50R con Fujinon GF 50 mm R LM WR – Acortando distancias y modo panorámico.
Día 29 de diciembre de 2021. Se acaba un año que, para algunos, según lo que voy oyendo o leyendo esos días en las noticias, ha sido peor aún que el 2020. No sé. Cada uno cuenta la feria según como le va. El caso es que dos días antes, por la tarde, ha llegado la cámara digital nueva de la que os hablé recientemente. Y ya la he empezado a usar. Lo cual me lleva a los buenos recuerdos de otra cámara, que me traje de segunda mano de Nueva York, que comparte algunas cosas con la nueva, y que me es bastante querida.
Así que ese día 29 de diciembre, miércoles, cargo un rollo de película negativa en color en la vieja cámara de los años 80 del siglo XX, y salgo a dar un largo paseo con ella. Haré unos cuantos kilómetros. Aunque solo haré 15 fotos. El rollo de formato 120 no da para más. Quince negativos de 56 x 42 mm. Los últimos del año en color, o en blanco y negro, con película tradicional. Los detalles técnicos los tenéis en La focal estándar corta en formato medio – Fujifilm GS645S Wide 60 con Kodak Ektar 100. Aquí os dejo las fotos.
Una entrada breve para el día de Navidad, que servirá también como mis recomendaciones fotográficas de esta semana. Dos libros de fotografía que encargué hace unas semanas y que me han llegado recientemente. Algunos paquetes de correos o de empresas de transporte llegan sin problemas… pero sólo algunos. Y estos dos son algunos de ellos.
Fiel al espíritu de Robert Adams, algunos paisajes suburbanos, en uno de los polígonos industriales de Zaragoza, en un largo paseo dentro de la niebla en la mañana de hoy mismo, día de Navidad.
Bueno… el primero de ellos, más que hace unas semanas, lo encargué hace unos meses. Es una amplísima retrospectiva de uno de los fotógrafos contemporáneos que más cosas me dice. Recogiendo fotografías que abarcan desde 1965 a 2015, cincuenta años de carrera como fótografo, American Silence es el último libro publicado sobre la obra de Robert Adams. Lo encargué ya… a finales de septiembre o principios de octubre. Cuando todavía no había salido a la venta. El caso es que en Amazon han tardado más de lo que pensaban en tenerlo disponible. Pero al final ha llegado a punto, como «regalo» un tanto «inesperado» de Navidad. Miembro de la famosa exposición colectiva New Photographics, de los años 70, es uno de los fotógrafos norteamericanos que se fija en el paisaje alterado por el ser humano. Su mirada se centra en los espacios abiertos y en los suburbios de las ciudades de estados del oeste americano como Colorado, California y Oregón. Su fotografía, en blanco y negro, es directa, sin florituras, descriptiva, pero de calidad. Y fundamentalmente pone el foco en la crisis de los valores más importantes de esta región del mundo, una vez que es alterada por la presencia del ser humano. Y no me refiero precisamente a los nativos americanos que vivían por allí. Como decía, uno de mis fotógrafos favoritos… por lo tanto, para mí, un libro imprescindible, que tardaré días en digerir.
Un tono menos trascendente tiene el libro Happy Tonite, libro que recoge una selección de autores chinos contemporáneos de las colecciones del Archive of Modern Conflict. Esta organización cultural privada, originalmente estaba dedicada a la recuperación y recopilación de fotografías y otros objetos procedentes de la Segunda Guerra Mundial y otros conflictos armados que le siguieron en el siglo XX. Fotografías de lo que los anglófonos llaman vernacular photography, es decir, no realizadas por fotógrafos profesionales con fines documentales, reporteros gráficos o fotógrafos con un interés artístico. Vamos… la fotografía de la gente común o la que realizan profesionales de otros campos para sus propios fines. Con el tiempo, se extendió el archivo fotográfico a otros temas y procedencias, y en este libro se reúne una selección de fotografías contemporáneas, que reflejan la realidad constantemente cambiante del gigante asiático, con un enfoque específico en la ilusión de prosperidad y felicidad, sean estas más o menos reales, o más bien ficticias. Interesante la selección de fotografías, y viene bien para conocer a algunos de estos autores.
Llevo el verano desempolvando mi material fotográfico fabricado hace décadas en los países de la Europa del Este, aquellos que decían que estaban tras el «telón de acero». Aunque en las ópticas hay algunas cosas curiosas y que funcionan bien, las cámaras son más azarosas. En cualquier caso, esta mía, alemana de la RDA, funciona.
Si el viernes os mostraba algunas macrofotografías en blanco y negro realizadas con un nuevo accesorio para una de mis cámaras clásicas, de 1970, año más o año menos, lo cierto es que las primeras fotos que hice con el anillo de extensión para la Nikomat fueron en color, con un rollo de Kodak ProImage 100, un tipo de película que cada vez me gusta más.
El sábado pasado amaneció lluvioso. Y permaneció nublado, incluso después de la lluvia, durante el resto de la mañana. Eso hizo que la ciudad se sumergiera en una luz blandita, con pocos contrastes. Desde luego muy lejos de lo que se puede esperar en vísperas de la entrada del verano, en los días más largos del año y con el sol más alto que nunca sobre el horizonte.
No es fácil encontrar en Zaragoza buena luz en cuanto empieza la primavera. Al alba y al ocaso… que suelen durar muy poco. Y con el tiempo tan seco que «disfrutamos», pocas veces hay nubes que animen el cielo sobre nuestras cabezas o que maticen la luz cuando el sol se alza más vertical sobre nuestras cabezas. Pero hace unos días los hados se conjuraron para procurarnos a los aficionados a la fotografía una luz adecuada.
A pesar de alguna metedura de pata a la hora de componer el equipo, los detalles técnicos en Una buena luz para la Kodak Portra 400 – Hasselblad 500CM, el resultado quedó en general bastante agradable. Os dejo algunas fotos. No hice muchas, eso sí. En plan tranquilo.