[Viajes] Escapada en el día a Barcelona

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Estuvimos hablando mucho de qué hacer en este fin de semana largo que hemos tenido en Zaragoza. El 5 de marzo, la Cincomarzada, es festivo local en la ciudad de Zaragoza. Y como este año ha caído en domingo, el ayuntamiento decidió trasladar el festivo al lunes adyacente siguiente, el 6 de marzo. El año pasado, en similares circunstancias, me escapé a Toledo en el día con una amiga que tenía que ir por cuestiones familiares. Era sábado. Así que un grupo de gente del mismo círculo de amistades nos planteamos varias posibilidades… que quedaron en nada. Así que decidí irme yo, por mi cuenta, a Barcelona a pasar el tonto lunes que, siendo festivo, poca cosa de especial había que hacer en la ciudad.

No madrugué mucho. La mejor oferta económica del viaje la obtuve de Iryo, el más reciente operador de trenes de alta velocidad en la línea Madrid – Zaragoza – Barcelona. Saliendo a las 10:32 de la mañana de Zaragoza-Delicias, para estar en Barcelona a las 12:01, y saliendo de Sants por la tarde a las 19:55 para llegar a Zaragoza a las 21:18, me quedaron ocho horas de estancia en la ciudad condal. Más que de sobra para lo que pretendía. Viaje con el mismo nivel de confort que los AVE de Renfe, con un punto más de amabilidad de los empleados, serán que no se han quemado todavía, y excelente puntualidad y tiempo de recorrido, con un precio total equivalente a lo que me pedía Renfe sólo para la ida, saliendo de Zaragoza media hora o cuarenta y cinco minutos antes.

El tiempo hasta la hora de comer, desde que llegué al medio a Sants, lo dediqué a asuntos míos. Además de alguna otra cosa en alguna librería, cosa rápida, lleva al servicio técnico de reparaciones de Casanova Foto una cámara fotográfica de formato medio cuyo obturador estaba extremadamente desajustado. Y que llevaba tiempo sin usar por no fiarme del único servicio de reparaciones que queda en Zaragoza. Se la dejé, me la devolverán por mensajero, y hoy ya tengo el presupuesto, que me parece razonable. Y a pesar de que Casanova Foto tiene fama de ser caro, el precio de la hora de trabajo me parece razonable, comparado con otros que he conocido. Lo único que les vendría bien es ser un poco más cordiales… rediez que distantes son en el trato. De siempre.

El resto es sencillo de contar. Quedé con un par de amistades, de uno de los círculos de amigos con los que me relacioné en los últimos años de mis estudios universitarios. Antaño era fácil que nos juntáramos cinco o seis en algún restaurante, donde pasábamos un buen rato hasta mi hora de regreso. Las cosas no son como antaño. Así que simplemente nos zampamos unos platos de jamón y queso en un garito cerca de la Boquería, no «estropeado» por el turismo, y luego simplemente nos dimos un paseo desde el Barrio Gótico hasta el puerto, pasando por el Born, charrando de nuestras cosas, con alguna parada a tomar algo eventualmente. Cuando ese fue la luz nos despedimos y me volví a la estación. Deseando que pase menos tiempo para la próxima.

De todos modos, Barcelona ha ido perdiendo desde hace un tiempo buena parte de su encanto. Algunas de las transformaciones que ha sufrido por el auge del turismo internacional han hecho que pierda una buena parte de su personalidad propia. Y buena parte de su oferta cultural se ha ido transformando por las dinámicas del nacionalismo catalán que, desde mi punto de vista, han ido convirtiendo la tradicionalmente cosmopolita ciudad en algo más provinciano, en unas dinámicas un tanto paradójicas. Es lo que vengo observando de un tiempo a esta parte. Una pena. En fin… las fotos de ahora, apuntes que fui tomando durante el día con la pequeña Sony ZV-1. Dentro de unos días, mostraré algunos ejemplos de las realizadas con cámaras de película fotográfica tradicional. Cuando las tenga reveladas.

[Viajes] En Madrid con película fotográfica, enero 2023 (I)

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Primera de las entradas dedicadas a mis fotografías realizadas con película tradicional en Madrid en mi escapada a la capital del reino el 31 de enero pasado. Los detalles técnicos de las fotografías los encontraréis en Viaje en el día a Madrid (I) – Fujifilm GS645S Wide 60 con Kodak Portra 400. Aquí os dejo unas cuantas fotos, de las que hice con película para negativos en color. Dentro de unos días, las que hice con película para negativos en blanco y negro.

[Viajes/recomendación fotográfica] Fotografía experimental en Madrid

Arte, Fotografía, Viajes

El martes pasado me fui a pasar el día a Madrid. Básicamente lo que he hecho en múltiples ocasiones con anterioridad. Por la mañana, cultura, visitando algunas exposiciones que pudieran interesarme. Aunque no es buena época. Ya me ha pasado con anterioridad que, a finales de enero o principios de febrero, muchos espacios expositivos importantes están en transición de las exposiciones ya finalizadas que han durado hasta después de las fechas navideñas y el principio de año y la inauguración de las exposiciones que estarán abiertas durante el principio o buena parte de la primavera. Luego, a comer y por la tarde en compañía de buenas gentes que me cuentan entre sus amigos. Sin hacer nada de especial. Comer, dar un paseo, tomar un café, seguir caminando, entrar en alguna tienda, tomar una cerveza de media tarde y volver a la estación.

Por primera vez no he dependido exclusivamente de Renfe para el viaje en tren. El regreso lo hice con Iryo, la compañía que ha traído a las líneas de alta velocidad española los Frecciarossa italianos. La experiencia en comodidad y servicio es similar, pero me el viaje de vuelta, en un horario que me convenía mucho, fue apreciablemente más barato que el viaje por la mañana con Renfe, y todavía más considerando los precios de los AVE de Renfe para el regreso en horarios similares. Y descubrí una página, Trenes.com, donde se pueden comprar de una tacada los billetes de ida y vuelta aun de distintas compañías. En un procedimiento más sencillo y rápido que con la página de Renfe… que es bastante mala. Y eso que esta página que os comento no siempre va bien…

Bueno, al grano. En cuestión de exposiciones, que es a lo que dediqué la mañana, lo principal es que dediqué un buen rato a la exposición Visiones expandidas – Fotografía y experimentación en Caixaforum Madrid. Una estupenda exposición en la que lo pasé muy bien, dedicada a la fotografía experimental, a los procesos alternativos. Solarizaciones, cianotipias, agresiones químicas y físicas de negativos o copias, estenopeicas, rayogramas, fotogramas, radiografías,… de todo lo que se os ocurra. Y con nombres prestigiosos; Man Ray, Moholy-Nagy, Thomas Ruff, Germaine Krull, Erwin Blumenfeld, Lisa Oppenheim, Brassaï, Gilbert & George, Claude Cahun, Constantin Brancusi, Olafur Eliasson,… Estos son quizá los nombre más conocidos entre otros muchos, que lo son menos, pero que no son menos interesantes. Exposición dividida en temas más que en técnicas. Luces, movimiento, alteraciones, anatomías, recrear mundos, o la visión a prueba, son los escuetos, pero sugerentes títulos de las diferentes secciones en las que se divide la exposición.

Para redondear la visita, compra del catálogo, un libro de excelente calidad que da para muchas horas de contemplación y lectura, a un precio razonable para la que ofrece, en la siempre interesante tienda-librería de Caixaforum Madrid. Al igual que la de Zaragoza, sucursal de Laie de Barcelona, pero incomparablemente mejor surtida, más librería y menos tienda de regalos que la del centro homónimo de nuestra ciudad. Después, antes de comer, un paseo por El Retiro, con entrada en el Palacio de Cristal, con unos montajes a base de espejos de Pauline Boudry y Renate Lorenz, y la exposición dedicada a Manolo Quejido, Distancia sin medida, en el Palacio de Velázquez, también dentro del famoso parque madrileño. Me gustó mucho esta última, y lo pasé bien jugando con los espejos del Palacio de Cristal. Sobre la tarde no voy a comentar mucho más… puesto que fueron unas horas más privadas, de estar con gente a la que habitualmente echo de menos.

[Viajes] Un cultural paseo por Teruel

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He visitado varias veces la ciudad de Teruel. Pero pocas veces he tenido ocasión de pasearla despacio, para disfrutar de lo que en cultura e historia tiene que ofrecer. Este pasado lunes día 30 era fiesta local en Zaragoza. La fiesta local real es el 29 de enero, San Valero, pero como caía en domingo, el festivo laboral se trasladó al lunes. Y estas fiestas «trasladadas» suelen ser una sosada. Porque no hay nada realmente que hacer de especial. Así que como son unas fechas en las que nos solemos ir de excursión en el día… cogimos un tren a las 8 de la mañana y nos fuimos a Teruel.

Teruel es una pequeña y coqueta ciudad… que vive lejos de muchas partes. Incluso el hecho de quedar a medio camino entre la tercera y la quinta ciudades más grandes de España le beneficia poco. Más que nada porque estamos en un país «radial», donde todo está pensado para comunicarse con Madrid, pero nada para comunicarse de forma transversal entre sí. Como mucho hay pequeños núcleos radiales en torno a otras ciudades. Pero no hay redes de interrelación y comunicación en todos los sentidos. En los últimos siglos, Teruel sólo se ha hecho famosa por un par de cosas. Por ser una víctima destacada de la crueldad y la sinrazón de la Guerra civil española, tan cruel y sin razón como cualquier otra, y por un movimiento ciudadano, que algunos aplauden como ejemplo de movilización de las gentes, los del «Teruel existe», mientras que otros lo miran con desconfianza, tachándolo de simple victimismo, sin asumir iniciativas reales sobre su propio destino.

No me pronuncio. Bastante tengo con mis propias esquizofrenias como para responder de las ajenas. Pero recuerdo cuando en 1985, estando estudiando en la facultad, un compañero de esa ciudad me imprecó diciendo que la culpa del «subdesarrollo de Teruel» (sic) era de las decisiones políticas de los zaragozanos. En esos momentos llevábamos tres añitos de estatuto de autonomía en Aragón, con un puñado de competencias transferidas, ninguna gorda todavía, y en los casi trescientos años anteriores, desde los Decreto de Nueva Planta de Felipe V que supusieron la desaparición efectiva del Reino de Aragón, no había habido ninguna institución en Zaragoza que decidiera sobre los destinos de Teruel. Por otra parte, el número de votos que han de sumar los turolenses para dar un diputado en el parlamento autonómico o nacional es mucho menor que el de zaragozanos. Su voto vale más. Eso no es opinión. Son datos que cualquiera puede recoger y comprobar.

Pero fuimos a pasear, hacer fotos, tal vez comer. Lo más destacado es la arquitectura mudéjar, fundamentalmente en su arquitectura religiosa. Cuatro monumentos mudéjares de la ciudad están reconocidos conjuntamente como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1986. Posteriormente, en 2001, a esta lista se sumaron monumentos de otras poblaciones de Aragón, incluida la capital, Zaragoza. Ciertamente, es un reconocimiento significativo, ya que es un estilo arquitectónico exclusivo de la Península Ibérica, por la influencia de la albañilería de origen en la España musulmana en los edificios posteriores de la España cristiana. NO es el arte de los mudéjares, que fueron los musulmanes a los que se permitió vivir en los reinos cristianos hasta que fueron expulsados u obligados a convertirse. En fin… que paseamos, charlamos, hicimos fotos, y nos dimos cuenta que, aunque teníamos billete para el tren a las seis de la tarde, lo teníamos visto todo a las dos. Cambiamos los billetes desde el móvil, por los pelos, porque el tren venía bastante lleno, nos comimos unas fuentes de jamón y queso, y nos volvimos. Fue un buen día. …. …. …. No. No he hablado de los amantes de Teruel. Don Diego y doña Isabel. Tonta ella y tonto él. Pero es que me parece una historia tan tan tan… no sé… lo dejaremos.

[Fotos] El 2022 en fotos; de viaje con la cámara al hombro

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Se acaba el año 2022, que en lo que a mi persona se refiere, no ha estado mal. La verdad es que, en el contexto de una vida, el encerrar nuestros ciclos vitales en los periodos de 365,25 días (de promedio) que dura un año es algo que no me acaba de convencer mucho. Así que, en realidad, decir que un año es bueno o malo significa poco en el gran escenario de las cosas. Pero estamos muy apegados a los ciclos estacionales marcados por las rondas solares del planeta Tierra, así que haremos un pequeño balance. Fotográfico, como suelo hacer todos lo años desde hace… mucho. O quizá no tanto… en el contexto de una vida. Y empezaré por los viajes. Por aquellos rincones del mundo que he podido conocer, o aquellos con los que me he reencontrado después de un tiempo. Sin muchas palabras.

De vacaciones, grandes o pequeñas.

Viajes de varios días. Sean escapadas de menos de una semana, o recorridos de casi dos semanas. En su mayoría, por el extranjero, porque en la medida en que mis fuerzas y mis economías me lo permitan, necesito descansar del país en el que vivo. Hay muchos peores para vivir; desde luego. Pero es manifiestamente mejorable, y con frecuencia me siento incómodo con la idiosincrasia que se nos atribuye por el mero hecho, azaroso, sin mérito alguno, de haber nacido aquí.

En las semana de Pascua, mes de abril, unos días en Apulia, región del sur de Italia que nos resultó muy agradable. Y sin monumentos tan espectaculares como en otras regiones italianas, privilegiadas en arte e historia, es muy visitable, está muy aseada, se come y se vive bien. Aparentemente. Nos gustó.
De regreso de Apulia, tuvimos unas horas en el aeropuerto de Roma Fiumicino, que aprovechamos visitando el espacio arqueológico de Ostia Antica. Como ya lo conocía y tengo bastantes fotos de otra ocasión, me dediqué al blanco y negro con película fotográfica tradicional. Muy estimulante.
A finales de mayo iniciamos el viaje de mayor entidad del año. Al menos por duración. Y por todo, vamos. Por paisajes, ciudades, cultura,… El Tirol, tanto el italiano como el austriaco, aunque este más brevemente. Nos gustó mucho. Y como lo cogimos en temporada baja, aunque con tiempo muy agradable, sin ningún tipo de agobio.
Al igual que en el viaje anterior, hubo un epílogo en Venecia. De dos días. Es la quinta vez que yo visitaba la ciudad de los canales. Así que también di preferencia a la fotografía con película tradicional en blanco y negro, para salir de los senderos trillados. Había mucha más gente, pero la experiencia nos permitió disfrutarla sin agobios. Hay muchos turistas gregarios que solo van donde va toda la gente, y Venecia tiene mucho más para disfrutar.
En 2019 hicimos una reunión colectiva de antiguos amigos, de cuando éramos… extremadamente jóvenes. La hicimos en Berlín, y nos propusimos repetir cada cinco años. Pero después de todo el lío de la pandemia reciente, la adelantamos a este 2022 que se acaba. Y nos reunimos en Múnich, a mediados de agosto. Como también es una ciudad que conocía, al igual que en los viajes anteriores a lugares conocidos, di preferencia a la fotografía con película tradicional.
Pero también tuvimos tiempo y ocasión para visitar otras ciudades bávaras, que están muy bien. No muy habituales de los circuitos turísticos, se visitan sin mucho agobio, aunque no falta gente. Se bebe buena cerveza, y se come mejor de lo que mucha gente cree, si necesidad de entocinarse con salchichas o codillo acompañado de chucrut.
Para mis vacaciones de principios de otoño, un cúmulo de circunstancias me forzaron a viajar sólo, por mi cuenta. Y no me compliqué la vida. Me instalé en Toulouse por unos días, y desde allí visité otras ciudades occitanas. Un lugar muy agradable… para casi cualquier cosa.
También me llevé mi pequeña cámara con película fotográfica en blanco y negro, con la que me divertí mucho en los museos aeronáuticos que se pueden encontrar en el área metropolitana de Toulouse.

Excursiones y viajes de un día.

Este año 2022 se ha caracterizo por un hecho irónico. Decidí quitarme de encima es coche, que no disfrutaba como para compensar los quebraderos de cabeza y los gastos que me producía. Paradójicamente, en transporte público, me he movido mucho más que cuando lo tenía. Así que allá va.

Finales de enero, en Olite (Navarra)
Escapada a Madrid, el primer día de febrero.
Toledo, en marzo.
Aínsa y el Geoparque Mundial del Sobrarbe en Marzo, con ASAFONA Asociación aragonesa de fotógrafos de naturaleza.
Ávila, al volver de Italia en abril, antes de regresar a casa.
El primero de mayo en Logroño, me quedé a pasar la tarde después de acompañar a unos amigos por unos asuntos particulares. Haciéndoles de fotógrafo.
En Canfranc, en mayo, con AFZ Asociación de fotógrafos de naturaleza.
Conociendo Monzón en junio con la excusa de una feria de arte local.
Conociendo el museo Würth La Rioja a principios de septiembre, al que nos llegamos yendo en tren hasta Agoncillo.
Caminata de 25 kilómetros por la comarca del Jiloca a mediados de abril.
Y terminaremos nuestro periplo anual, no creo que salga a ningún sitio en los dos días que nos quedan de diciembre, con un viaje por asuntos particulares a principios de noviembre a Logroño y Haro, donde tuvimos tiempo de pasear durante un par de horas por esta última población riojana.

[Viajes] En Haro con película fotográfica

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Si mis entradas fotográficas, en El viaje fotográfico de Carlos, se guiaran por un criterio estrictamente cronológico a la hora de ir apareciendo publicadas, un mínimo de cuatro experiencias fotográficas tendrían que haber aparecido antes que la que llevó a las fotografías de hoy. Pero siempre doy preferencia y cuelo aquellas que tienen que ver con los viajes. Así que aquí van estas realizadas en Haro, capital informal de la llama Rioja Alta, y principal centro de la celebrada actividad vitivinícola de la zona.

Como ya comenté hace unos días, el viaje tuvo un carácter más personal que turístico o de relax. Había algunos asunto que resolver. No míos, pero como acabé involucrado de un modo u otro, tuve que asistir al cierre de un asunto que llevaba tiempo coleando. Demasiado tiempo. Pero los seres humanos somos complejos. Y complicamos lo que normalmente debería ser sencillo. En cualquier caso, como tuvimos unas horas para relajarnos y visitar la ciudad riojana, más pequeña de lo que yo pensaba, también pude dedicarme a la fotografía.

Las fotografías que aquí presento son las que hice con película fotográfica tradicional en blanco y negro. Los aspectos técnicos los comento en Un paseo a primeras horas de la tarde en Haro – Minox 35 GT-E con Fujifilm Neopan 100 Acros II. Espero que os gusten tanto como yo disfruté tomándolas.

[Viajes] En La Rioja por asuntos personales; fotos en Haro

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Estos días he estado de fiesta. Con mi espíritu de contradicción innato, trabajé bien a gusto el lunes, cuando todo el mundo quería cogerse fiesta y hacer puente. Un día estupendo para concentrarse en tus tareas sin que nadie, especialmente algún jefe impertinente, te moleste con tontadas sin sentido. Pero me cogí permiso el resto de la semana. El miércoles y el jueves tuve que atender unos asuntos personales. El jueves, estos asuntos me llevaron a La Rioja. Un ratito en Logroño. Luego, en Haro, una ciudad por la que había pasado, pero nunca visitado. Solo pude rascar para la visita y hacer algunas fotos algo más de un par de horas después de comer, hasta la llegada del tren que nos devolvió a Zaragoza. Pero aquí os dejo algunas fotos.

Haro es una ciudad pequeña. Más pequeña de lo que yo imaginaba. Algo más de 11000 habitantes según los datos estadísticos del Instituto Nacional de Estadística correspondientes a 2020, publicados en 2021. Pero se nota que el negocio vitivinícola mueve bastante dinero, porque el centro de la ciudad, su centro histórico, está bien apañado. Aseado y con edificios que se ven majos, especialmente con sus galerías acristaladas que denotan que estamos ya lo suficientemente al norte como para que haya que proteger los domicilios del frío y la lluvia. No tuvimos suerte con el tiempo. No hizo frío para la indumentaria que llevamos, pero estuvo predominantemente nublado, lo cual deslució las fotos. Ya en la estación para coger el tren de vuelta, rompió a llover y se hizo algo desapacible. Pero ya montamos en el tren… y sin más problemas.

Si queréis saber algo más sobre las fotos que hice podéis visitar Equipo ultraligero con más de un objetivo para viajar – En Haro, La Rioja, con Olympus OM-D E-M5 Mk III y…. Dentro de unos días complementaré las fotos de hoy con algunas en blanco y negro, procedentes de un rollo de película fotográfica tradicional que también llevaba.

[Viajes] Viaje en el día a Vitoria, con película fotográfica en blanco y negro

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Se me acumula el «trabajo» fotográfico. Rollos de película negativa en color de agosto y septiembre, viajes más o menos largos diversos, con fotos digitales o con película negativa en blanco y negro… Y esos mismos viajes que restan días para comentar mis experiencias. En realidad, todo esto es bueno. Hay actividad. Hacemos cosas, nos movemos y experimentamos.

Como he experimentado en el viaje que hice hace unos días a Vitoria en el día, en el que me llevé un tipo de película poco habitual para mí en los viajes. Lo cuento más despacio en Sensibilidad “media” para un día viajero en Vitoria – Minox 35 GT-E con Lomography Potsdam Kino 100. Aquí, simplemente, como tengo por costumbre, os dejo algunas fotos.

[Viajes] resumen fotográfico de la escapada a Bilbao

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Ayer por la tarde, ya noche, en medio del caos por la fiestas del Pilar, llegué a casa después de una escapada de unos días a Bilbao, con excursiones a diversos puntos localizados en la Reserva de la Biosfera de Urdaibai. Viaje en tren desde Zaragoza a Bilbao, lento… un recorrido impropio del país que pretendemos ser y en la época en la que pretendemos estar. Más si tenemos en cuenta que parte de ese recorrido no sirve simplemente para comunicar estas dos ciudades, si no también Bilbao con Madrid o Barcelona. Pero también usando el tren para desplazarnos por las cercanías de Bilbao, estos simpáticos trenes Euskotren, en la red de vía de ancho métrico que antiguamente pertenecía a FEVE (actualmente Renfe Cercanías AM) y que se transfirió al Gobierno Vasco en las líneas que circulaban íntegramente por su territorio.

El motivo del viaje… bueno, de las cuatro personas que hemos ido, una de ellas tenía algo que hacer por trabajo una de las mañanas que hemos estado en Bilbao. El resto hemos ido por turismo y escapando de las fiestas del Pilar de Zaragoza. Momento del año en el que los zaragozanos están encantados de vivir en el caos, y sufrir unos servicios tercermundistas y, además, más caros. Los puntos fuertes del viaje eran dos. En Bilbao, visitar el Museo Guggenheim. Yo estuve en noviembre del año 2000, tres años después de su inauguración… pero no había mucho que visitar en su interior. Era cosa de ver el edificio y poco más. En esta ocasión, aun con la mala suerte de que estaban sustituyendo la exposición de uno de los pisos (tercera vez que me pasa en un museo en el último mes), pudimos ver bastante arte contemporáneo.

Por supuesto hubo tiempo de sobras para recorrer otras zonas y monumentos de la ciudad vasca. Una ciudad por la que nunca he sentido mucha atracción. Aparte de que siempre he sentido una sensación de grisura en el ambiente, cuando la he visitado, me parece que tiene una disposición caótica y con un limitado interés. Demasiado desordenada probablemente por el rápido crecimiento que acompañó la revolución industrial y épocas posteriores de urbanización poco planificada. No es la única ciudad a la que le pasó esto. No obstante tiene sus cosas interesantes y zonas paseables. Especialmente cuando la capa de nubes se va y deja pasar algún que otro rayo de sol. Cosa que no nos ha pasado hasta las 11 de la mañana como pronto.

Sí que pretendimos acercarnos a lo que es las orillas de la ría y el puerto, pero no teníamos una planificación muy buena, perdimos mucho tiempo y no sacamos tanto en claro como pensábamos. Pero culpa nuestra por no prepararlo mejor. Fue muy agradable la visita al puente de Vizcaya, puente transbordador entre Portugalete y Getxo, mal llamado puente colgante, que son otra cosa. Es Patrimonio Mundial según la Unesco.

El segundo entorno objetivo que teníamos, y que nos habían recomendado diversas personas, era el entorno de la Reserva Mundial de la Biosfera de Urdaibai, otra de las cualificaciones que otorga la Unesco. Es una amplia zona en la ría y estuario del río Oka y afluentes, que combina medio natural y explotación humana diversa. Se accede desde Bilbao con cierta facilidad con la línea de Euskotren que lleva a Gernika y Bermeo, o con diversas líneas de autobús. El primero de los días que le dedicamos nos llegamos en tren hasta Bermeo, para luego retornar caminando hasta Axpe pasando por Mundaka y otros lugares. Está es una de las zonas más próximas al mar.

La otra jornada fue para visitar la marisma de Urdaibai con el Urdaibai Bird Center, una lugar preparado para el estudio y observación de las aves locales y de migratorias que en distintas épocas del año se pueden encontrar. Cuando fuimos nosotros no había mucha actividad, pero nos gustó. Y desde ahí empezamos a caminar hacia Gernika.

Camino de Gernika recorrimos el tramo superior, lleno de marismas o zonas inundables, se camina sobre pasarelas de madera, de la cuenca del Oka. Nos llegamos hasta Forua, donde hay restos romanos interesantes. Y finalmente llegamos a Gernika, donde pudimos ver con mayor claridad, haciéndole fotos, una bonita garza. No precisamente en un lugar silencioso y silvestre, sino en medio del casco urbano, con ruido de camiones, trenes y demás. Cosas que pasan. También había algún cormorán.

Gernika es un lugar interesante de visitar, pero con el problema de que es utilizado con fines muy propagandísticos por las ideologías nacionalistas dominantes en esa comunidad autónoma, que son muy poco rigurosas históricamente hablando, basando sus afirmaciones más en mitos que en otras cosas. Lo cual te deja un sabor de boca raro cuando visitas lugares que merecerían una interpretación más ajustada a la historia, haciéndolas más universalmente interesantes. Pero está bien.

Finalmente, un pequeño comentario sobre los aspectos fotográficos. Además de la pequeña Minox 35 GT-E que me suelo llevar con película negativa en blanco y negro, para la fotografía en color, digital, he optado por la Canono EOS RP con el equipo básico que me llevé el año pasado a Copenhague. Es un equipo eficaz y muy portátil, aunque prefiero habitualmente el Olympus micro cuatro tercios. Pero como quería llevarme para alguna ocasión un teleobjetivo potente… pues era la única opción. Lo he usado poco… el teleobjetivo. Pero lo he usado.