[Viajes] Suiza, Francia y Alemania desde Basilea con película fotográfica (I): en color

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Dejo programada esta entrada con antelación, porque durante dos días voy a estar muy liado con viaje(s) a Madrid por trabajo incluido(s). Las cuestiones técnicas relacionadas con las fotografías las podéis conocer en Viajando a Basilea y alrededores con formato medio – Plaubel Makina 67 con Kodak Portra 400, Cinestill 400D y Kodak Gold 200.

Breisach, Alemania; en el encabezado, Friburgo, Alemania.
El Kunstmuseum Basel y Rathaus, Basilea, Suiza.

Mi reciente viaje a Basilea, y desde allí excursiones a Colmar, Rheinfelden, Breisach, Friburgo y el Jura, tuvo motivaciones muy relacionados con mi afición a la fotografía, y a la fotografía con película fotográfica tradicional especialmente. En el enlace anterior lo cuento. Así que me he traído unos cuantos rollos de película con fotografías del viaje, de los cuales algunos en color y con cámara de formato medio, que son los que os presento hoy aquí. Dentro de unos días, el blanco y negro con película de 35 mm… la más común.

Schloss Beuggen, Alemania, y vista de Rheinfelden, Suiza, desde el puente internacional que cruza el Rin entre ambos países.
Colegiata de San Martín y estación de tren en Colmar, Francia.
Estación de Basilea SBB y vista en el Jura desde la capilla de Vorburg, Delémont, Suiza.
Delémont y Porrentruy en el cantón del Jura, Suiza.
Porrentruy y St-Ursanne en el cantón del Jura, Suiza.

[Fotos] Resumen fotográfico del viaje a Basilea (y más)

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Si alguien tiene interés en conocer algunos detalles técnicos sobre las fotografías que aquí muestro, puede visitar la página Viajando con la pequeña compacta como única cámara digital – Sony ZV-1, donde conocerá mejor mi planteamiento fotográfico para esta escapada de Semana Santa, que terminó ayer. Aquí voy a resumir con fotos el viaje, aunque reproduciré alguno de los párrafos que en ese artículo incluyo.

El viaje surgió en enero. Desde hace unos años tengo un corresponsal en Kreutzlingen, Suiza, junto a la ciudad alemana de Constanza, con quien dialogo sobre fotografía con película tradicional a través de las redes sociales. Es un tío majo. A tal punto que ya me he ido un par de veces a pasar unos días en Constanza, para conocernos personalmente, recorrer lugares interesantes, y hablar de fotografía. En primavera de 2017 y en el verano de 2018. En ese último viaje, ya fue una cámara para película tradicional mi principal interés. En enero se puso en contacto conmigo y me propuso volver a quedar en esta Semana Santa . En ese momento los billetes de avión a Zúrich tenían un precio razonable y los saqué. Aunque hasta mucho después no determinamos exactamente lo que íbamos a hacer. Finalmente hemos estado en Basilea. De haberlo sabido con tiempo, hubiera volado directamente a esta ciudad, aunque con el coste del desplazamiento en tren desde Zúrich a Basilea incluido, dudo que me hubiese resultado mejor.

En la ciudad suiza fronteriza con la Alsacia francesa y el Baden-Wurtemberg alemán coincidimos con una pareja alemana, conocida de Andreas, un matrimonio de aficionados a la fotografía con película tradicional. Aunque se alojaron en un hotel distinto, lo cierto es que hemos hecho todo el viaje en común. Cada cual con sus equipos preferidos de fotografía analógica, como se le llama ahora. Las fotografías que he mostrado hasta ahora corresponden a la ciudad de Basilea, y a los dos museos de esta ciudad que visitamos, el Kunstmuseum Basel y la Fondation Beyeler. Esta animada ciudad suiza tiene una fuerte relación con el mundo del arte, especialmente el arte moderno y contemporáneo.

También dedicamos un día a Breisach y Friburgo de Brisgovia, ciudades alemanas cercanas, con tiempos de desplazamiento a esta última entre 30 minutos y una hora, según viajes en un moderno ICE, sin paradas intermedias, o en un tren local o regional, con frecuentes paradas, y a la mitad de precio. No son baratos los trenes en estos países, aunque tienen frecuencias altas, son cómodos y muy convenientes.

Otra tarde, después de haber pasado la mañana en el Kunstmuseum Basel, y después de comer, opíparamente, me resulta un poco pesada la cocina tradicional de los países germánicos, nos trasladamos a Rheinfelden. Que en realidad son dos poblaciones con el mismo nombre, una a cada lado de la frontera que supone el Rin, unidas por un puente peatonal.

La tarde del día siguiente, después de visitar por la mañana la Fondation Beyeler, y con una ligera comida en el tren, nos acercamos a la bonita ciudad alsaciana de Colmar, en Francia por lo tanto. Yo ya la conocía. Pero mis sensaciones fueron muy distintas. Cuando yo la visité, a principios de julio de 2010, estaba muy tranquila. Sin agobios. Pero en esta ocasión había mucho gentío. No sólo turistas. También muchos locales, que salieron a celebrar la Pascua, con abundancia de mercadillos y artesanías. Sólo España y otras regiones del Mediterráneo celebran la parte tétrica de la Semana Santa. En el resto del subcontinente europeo se opta por celebrar lo alegre, la Pascua, con abundancia de golosinas, huevos de colores y conejitos de Pascua.

Despedimos el viaje con un soleado día por el Jura suiza. Jura… suave cordillera montañosa al norte de los Alpes de donde viene el apelativo jurásico, ya que los estratos sedimentarios que conservan dinosaurios y otros fósiles que se crearon durante esta división de los tiempos geológicos, quedaron al descubierto con el plegamiento que dio lugar a estas montañitas, de menos de 1800 metros sobre el nivel del mar en su punto más alto. Pero no visitamos la cuestión geológica, sino las coquetas poblaciones de Delémont, Porrentruy y St-Ursanne. Y con esto cerramos el viaje. Hasta el próximo.

Y para finalizar un paseito por Colmar, y una visita «bajo los tilos»

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En la última mañana en tierras alsacianas, me doy un paseo por Colmar; siempre es posible encontrar algún nuevo rincón interesante y mono, como este patio de las tres épocas, con la medieval en la imagen.

En el antiguo convento de los dominicos, visito también la "Virgen del rosal", uno de los mejores ejemplos de la pintura gótica alemana; aunque no dejan hacer fotos,... bueno, la LX3 es muy discreta y no hace ruido.

Pero el plato fuerte del día es la visita al Museo Unterlinden (bajo los tilos en alemán), que se encuentra rodeando el claustro del antiguo monasterio del mismo nombre.

La obra más notable de las que alberga el museo es el retablo de Isenheim; situado en la antigua capilla del monasterio, es una obra maestra del renacimiento alemán.

En la misma capilla, encontramos una restauradora haciendo su trabajo, lo cual es agradable de contemplar; por cierto, ni se inmuta ante la expectación que causa entre los visitantes.

Pero no sólo arte de siglos ha, también hay arte moderno y contemporáneo; en estos días, hay una exposición dedicada al norteamericano Joe Downing.

Tras una cervecita, una visita a la Colegiata de San Martín,... y fin de visitas turísticas.

Así que finalmente, un par de trenes, y al aeropuerto de Enzheim, vía Estrasburgo.

Alguna cosita más en Fotos porque sí, como todos estos días.

Amaina el calor, nos vamos de Estrasburgo, y paseamos por Colmar, para acabar cenando como curas

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La idea era ver algún museo que nos apetecía y ver tiendas; pero es lunes, y en Francia, en provincias, los lunes, casi todo cierra, así que a callejear.

También nos hemos vuelto a meter en la catedral, ya que el otro día, por la hora, se nos pasó un reloj astronómico muy chulo que tiene en el interior; los cabritos de ellos, para verlo en funcionamiento te hacen pagar entrada, una vez al día, a las 12.

Y luego, hemos hecho algo que el primer día, después de acaloradas discusiones, decidimos no hacer; dar una vueltecita en el barco por los canales, con los jubilados y los colegios de adolescentes.

Así que, llegado el momento adecuado, hemos recogido los equipajes, nos hemos comido unos bocatas, y hemos cogido el tren hacia Colmar, que total son 40 minutos de viaje escasos.

Después de descansar un rato la hora del calorazo, que aunque hace menos, hace, hemos dado una vuelta por Colmar; una ciudad muy, muy mona, algo sosona, pero maja y fotogénica.

Hemos dado un par de vueltas, una con nublado, y otra con el sol de final de tarde, que es la que nos ha permitido tener las fotos más majas, claro.

Además es asquerosamente civilizada, todo está limpio, todo en orden, todo indicado y explicado; es la ciudad para turistas tontos, de fácil que es recorrerla.

Hemos hecho una opípara cena, con unos "picones" de aperitivos, un excelente "pinot blanc" para el plato principal, y unos "coloneles" (sorbete de limón con vodka) para finalizar; así que ha habido que bajar el tema dando un nuevo paseo, intentando no caernos a ningún canal.

Pero todo ha ido bien, y hasta nos ha dado ocasión para hacer algunas fotos más; mañana alquilaremos un coche y recorreremos los Vosgos,... o algo.

Y ya sabéis, algunas imágenes más en Fotos porque sí. Hoy menos que otros días. Ya he dicho. Esto es más soso.