En la familia nos merecíamos al menos un día de excursión, libre de preocupación. Algo que no podíamos hacer desde hace mucho tiempo. Somos poquitos, así que tampoco tenía que ser mucho problema ponernos de acuerdo. Pero durante unos años, no hemos podido hacerlo juntos.
Con mi hermana y mi sobrino, nos cogimos el AVE y nos fuimos a pasar el día a Barcelona. Total, como ahora en noviembre hace un tiempo primaveral…

Autorretrato familiar en el centro comercial Maremagnum, en el Moll de la Fusta.
La «excusa» era que el peque, que tiene cinco años, viera el Aquarium de la ciudad condal. Así que dedicamos la mañana a este menester, donde lo que más nos gustó fueron los tiburones, claro. Pero había muchas más cosas interesantes.

Recuerdos de Nemo, que parece que siempre acaba metido en una pecera. Aunque sea grande y de lujo como las del Aquarium de Barcelona.

Vistas desde abajo, ¿no os parece que las rayas tienen algo de apariencia extraterrestre?

Las estrellas de Aquarium son los tiburones, de entre los cuales este nos pareció el más grandote y amenazador. Aunque nadaba sin molestar a nadie.

A mi me caen mejor los pingüinos, que no sé muy bien a qué bobo se le ocurrió llamarles «pájaros bobos».

Y las medusas… Me gustan las medusas porque son muy fotogénica. Aunque la escasa luz y su movimiento constante no las hacen fáciles de fotografiar.
Después paseamos por el Moll de la Fusta y por Colón. Como era domingo, salía gente paseando aprovechando el buen tiempo hasta debajo de las piedras. Y no todo eran turistas de fuera, por lo que nos pudimos percatar. De lo más animado.

Montón de turistas y locales paseando el Moll de la Fusta.

En el Moll de la Fusta probé un función de la cámara del iPhone a la que no había hecho mucho caso. La de hacer fotos panorámicas por barrido. Si te moderas, y con la escena adecuada, puedes convertir el objetivo de la cámara del teléfono, que supongo que tendrá una focal equivalente de unos 35 mm en un gran angular de 24 mm. Que a veces viene bien. Aunque yo no uso mucho la cámara del iPhone. Soy de los que piensa que es una buena cámara de fotos… para ser un teléfono.

Don Cristóbal Colón, siempre señalando hacia… el mar… desde luego hacia América, no.

Paraguas para pedir un mundo no violento bajo el monumento a Colón. No parece que el mundo les haga mucho caso.
Después de recorrer (sin pararnos mucho) las Ramblas que estaban un poco agobiantes de gente, buscamos un sitio para comer tranquilamente, no muy lejos de la catedral. Pero donde más nos entretuvimos fue en Santa María del Mar y su entorno. Había bastante gente también, pero se estaba bien. Y la basílica gótica de este nombre nos gusta bastante.

Saliendo a Santa María del Mar por el carrer dels Mirallers.

Interior de la basílica de Santa María del Mar.
Desde aquí, tranquilamente nos dirigimos a la Estación de Francia, donde cogeríamos un cercanías que nos llevase a Sants para coger el AVE de nuevo de vuelta a Zaragoza. Pero antes aun nos dio tiempo a pararnos en el Centro Cultural del Born, un antiguo mercado reconvertido con fines culturales. O así. En fin, que fue un buen día, y que lo pasamos bien.

Yacimiento arqueológico bajo el Centro Cultural del Born.

Un tren regional abandona la estación de Francia minutos antes de que nuestro cercanías salga en la misma dirección hacia la estación de Sants.