En primavera hay más oportunidades para salir al aire libre para hacer fotos. Y eso lo podemos ver en las actividades de las últimas semanas. Como cuando salimos a fotografiar la maratón, de lo que ya os hablé, aunque también con película tradicional como os muestro ahora.
También con fotografía de naturaleza. Ambas, situaciones en las que es necesario usar teleobjetivos, que son más pesados y complejos de usar, desde un punto de vista físico, que los objetivos normales o los grandes angulares.
Sigo probando las posibilidades de usar mi nueva cámara de formato medio digital con las ópticas que ya tengo para otros sistemas. Con más o menos limitaciones, algunas de ellas son opciones muy interesantes. Por lo menos hasta que consiga ahorrar para comprar más objetivos propios del sistema, que no son especialmente baratos.
En la entrada Sumando accesorios al adaptador Fringer EF-GFX – Fujifilm GFX 50R, hago un amplio repaso de varias ópticas, con distintos resultados. Especialmente pensando en disponer de algún teleobjetivo medio competente, así como en la posibilidad de hacer fotografía de aproximación. Incluso macrofotografía en un momento dado. Posibilidades hay. Aunque sólo algunas merecen la pena.
Dentro de mi ciclo de fotografía con equipos del antiguo bloque soviético durante la guerra fría, provocado por la #CrappyCommieCameraParty inducida por @ShittyChallenge en Twitter, decidí dar una oportunidad a la fotografía de aproximación. Llamarle macrofotografía, como podremos comprobar, me parece excesivo; así que nos quedaremos con ese término, fotografía de aproximación, realizada en la rosaleda del Parque Grande de Zaragoza, en las últimas oportunidades que quedaban este verano antes de que las flores de la rosaleda y otros parterres queden agostadas por el calor.
Los detalles técnicos de las fotografías los podéis encontrar en Fotografía de aproximación al soviético modo – Industar 50-2 con lente de aproximación. Para ser un material de baja calidad, procedente de la antigua Unión Soviética, los resultados han quedado… resultones. Creo que lo utilizaré de vez en cuando. Cuando sea apropiado, porque el calor ya ha arruinado muchas de las flores de los parques en Zaragoza, que todavía estaban vistosas en el mes de julio.
Si el viernes os mostraba algunas macrofotografías en blanco y negro realizadas con un nuevo accesorio para una de mis cámaras clásicas, de 1970, año más o año menos, lo cierto es que las primeras fotos que hice con el anillo de extensión para la Nikomat fueron en color, con un rollo de Kodak ProImage 100, un tipo de película que cada vez me gusta más.
Cámara de 1960 y muchos. Objetivo fabricado en la misma época, con diseño de 1960. Nipones de pura cepa. Fabricados para el mercado interior del País del Sol Naciente 日本. Y les añadimos un tubo de extensión cedido por un buen compañero de la asociación fotográfica. Así pues, hoy toca un poco de macrofotografía. Y también de la otra.
Los detalles técnicos, como de costumbre, en otro sitio, para los interesados en esos detalles, Un tubo de aproximación para mi Nikomat. Para los demás, unas cuantas fotos.
En primer lugar, las fotos de la entrada de hoy son de un rinconcito de los pinares de Venecia de Zaragoza en el que crecen unas varas de una orquídea de larga lengua, Himantoglossum hircinum u orquídea lagarto, que tiene florecen en largas espigas que constituyen un conjunto estéticamente atractivo, pero no tan fácil de fotografiar como podría parece, porque el conjunto queda relativamente abigarrado. Me chivó el lugar una compañera de trabajo, el viernes fui a explorar, el lugar está a unos 30 minutos caminando desde mi casa, e hice algunas fotos a mano alzada con la Panasonic Lumix G100 y el Leica DG Macro-Elmarit 45/2,8 ASPH OIS.
Ayer sábado fui con un equipo más completo, ya que me fui con la Lumix G9, algún objetivo añadido, el trípode, algún filtro y lente de aproximación, etcétera. Lo malo es que se levantó una tormenta, con pocas consecuencias en términos de agua caída, pero que me robó luz y tiempo, y me añadió algunas ráfagas ligeras de viento, suficientes como para que tuviera que subir el ISO de la cámara para compensar con un aumento de la velocidad de obturación el movimiento del sujeto. Resultado, unas fotos no tan nítidas como me hubiera gustado.
Ambos días pude encontrar en una de las varas de orquídeas una arañita, Synema globosum o araña Napoleón, tímida, pero no huidiza. Y con un abdomen de un vistoso color rojo.
Pero vamos con las recomendaciones fotográficas de hoy. En primer lugar, algo que me encontré en el Instagram de Leire Etxazarra y que luego amplié en su estupendo blog sobre fotografía, Cartier Bresson no es un reloj. Richard Avedon fue un fotógrafo, uno de los más reconocidos del siglo XX y de la historia de la fotografía, que desde Nueva York trabajó fundamentalmente en el ámbito de la moda y el retrato del famoseo. Retratos estupendos… pero que siempre son más reconocidos por el gran público si en ellos sale gente guapa y famosa. Es lo que es. El caso es que en un momento dado, coge el montante, una cámara de gran formato de 8 x 10 pulgadas y un fondo blanco, y se va al oeste de los Estados Unidos a fotografiar a la clase trabajadora. Y le sale un trabajo que técnicamente se basa en sus retratos del famoseo de toda la vida, pero cuyo contenido tiene más que ver con los retratos de gente «rara» de Diane Arbus. Hoy en día está reconocida como una obra fundamental. Pero en su momento recibió muchas críticas por la forma en que mostraba a la clase trabajadora, o por la imagen que transmitía del oeste americano. Y entre los más crítico, Larry Clark, que dedicó mucho tiempo a bregar con los menos afortunados, intentando comprenderlos y humanizarlos. Leire lo explica mejor. Me ha parecido un artículo muy interesante.
Otra recomendación que surge de Instagram, del de Photography of China, y que luego completo en la pagina web, es la del trabajo de Hua Weicheng (instagram). Sus fotografías son el resultado de caminar, errando, un poco al azar, dando la espalda a la gran ciudad, y tomando nota fotográfica de los hallazgos que se encuentran allí donde la ciudad termina o ha quedado atrás, pero la huella del ser humano está presente. Paisajes sencillos, pero con un mensaje claro sobre el desarrollo, las más de las veces desordenado, de las ciudades. Y más en un país como China, de impresionantes niveles de crecimiento en las últimas décadas. Por algunas de mis costumbres fotográficas, esta serie ha resonado mucho en mi interior, al mismo tiempo que me ha dado mucha envidia.
Es difícil que en Pen Magazine ペン no haya un par o tres recomendaciones a la semana relacionadas con la fotografía, u otros ámbitos culturales, que no atraigan mi atención. Por ejemplo, esta semana me ha parecido muy interesante la visión sobre la catástrofe de Fukushima, como reflejo del conjunto de la sociedad japonesa, que nos muestra el fotógrafo Shin Yahiro (instagram).
En otro orden de cosas, la fotógrafa Fumiko Imano (instagram) se inventa en sus fotografías una hermana gemela, para lidiar con el concepto de identidad y con la soledad. Fotografías realizadas con corta y pega, pero que dan una dimensión curiosa al vagar de una persona por el mundo.
Los trastornos mentales graves son muy perros. Especialmente en sus formas intensas. Que como sucedió con Christine Gössler, una joven austriaca casada con un fotógrafo japonés, puede conducir al suicidio. Su viudo, el fotógrafo japonés radicado en el país centroeuropeo Seiichi Furuya intenta convivir con el duelo y la ausencia, incluso décadas después, reproduciendo a su modo las fotografías que tiene de Christine.
Llevan todo el fin de semana anunciando buen tiempo, pero las nieblas se empeñan en impedirnos ver el sol en Zaragoza. Si por lo menos fueran lo suficientemente densas para tener interés fotográfico… En fin. Quizá ese tono gris mediocre que inunda el ambiente sea el que más esté de acuerdo con los tiempos. Vamos con algunas cosas de interés en el mundo de la fotografía de esta semana.
Desde Magnum Photos nos anuncian el fallecimiento del franco-suizo Bruno Barbey (1941 – 2020) a los 79 años. Uno de esos fotógrafos bregados, literalmente, en decenas de batallas. Recorriendo los conflictos que han salpicado el mundo en la segunda mitad del siglo XX. En el siglo XXI buscó otros temas, que reflejan los cambios en las sociedades modernas. Casi todo el mundo ha visto en algún momento una fotografía de Barbey, aunque pocos sabrían identificar su autor.
Por fin estoy terminando mi libro de fotografías de Oporto y alrededores, que me está costando más de lo habitual. Principalmente, sobre la base de ls fotografías en blanco y negro realizadas con película negativa tradicional, «gracias» al extravío de mi cámara digital.
Varios medios nacionales, como Clavoardiendo, se han hecho eco del fallecimiento de Miguel Oriola (1943 – 2020). Uno de los fotógrafos que indujo cambios en la fotografía española durante y tras la transición política. Tanto formales como de fondo, aunque no ha sido tan mediático y conocido por el gran público como otros. Quizá, como otros fotógrafos de la época, trabajó tanto y en tal variedad de ámbitos, que es difícil localizarlo con precisión. Pero merece la pena recorrer su obra.
También a través de Clavoardiendo me entero de que este año de actos virtuales se ha concedido el Premio Nacional de Fotografía 2020 a Ana Teresa Ortega. Y aquí me pilláis en un renuncio, por que no estoy al tanto de la obra de esta fotógrafa. Así que ya tengo que hacer en cuanto tenga un rato. Aunque lo poco que he visto me muestra una fotógrafa que supedita la forma al contenido, al concepto.
El domingo me fui a hacer algo de fotografía de aproximación y macrofotografía. Nada especial; probar cosas. Y poco después, en las vistosas galerías de In Focus de The Atlantic nos traen a los ganadores de la competición Close-Up Photographer of the Year (Fotógrafo de aproximación del año). Verdaderas maravillas que combinan ciencia, estética y habilidad técnica.
En los últimos años se ha hecho muy popular la fotografía de la serie Satellites del noruego Jonas Bendiksen. Una extraña escena en la que se mezclan unos chatarreros de basura espacial, un paisaje primaveral y una «nevada» de cientos de miles de mariposas blancas. Realmente, es una escena fascinante. En Cartier-Bresson no es un reloj han dedicado un interesante artículo a la fotografía de Bendiksen y a su trabajo en general. Por cierto, la serie se denomina así, satélites, no por los chismes espaciales sino por el recorrido del fotógrafo por los países o pseudopaíses que surgieron en la órbita rusa tras la caída de la Unión Soviética.
En otro orden de cosas, tres trabajos que me han llamado la atención:
En American Suburb X, el de Mimi Plumb, The White Sky, repasando el terreno social y piscológico del paisaje californiano, especialmente el más desértico, en los años 70 del siglo XX.
En LensCulture, el regreso de la fotógrafa Wang Lu (instagram) a su ciudad natal en China, ahora reside en Tokyo, registrando los muchos cambios que la ciudad ha sufrido, al igual que sucede en buena parte del gigante asiático.
Finalmente, en 35mmc, Sumaiya Tazin (instagram) nos trae las fotografías que reflejan su vida de adolescente y universitaria en un país complejo para las mujeres como es Bangladesh. Fotografías que no se tomaron para convertirse en un proyecto o en arte o en nada parecido, pero que en estos momentos constituyen un documento inapreciable sobre un tiempo, un lugar y unas personas. También ahora se encuentra residiendo en Japón… ¿Qué tendrá el país para el resto de los asiáticos, con el mal que les dio en un momento dado?
Se nos acaban los días agradables para pasear. Salvo que volvamos a tener un otoño «anómalo» como los últimos años. Cosas del cambio climático, supongo. Pero en Zaragoza, cuando llegaba el mes de noviembre, las opciones eran claras. Si venían las bajas presiones, algo de lluvia y bastante viento. Y si llegaban las altas presiones, mientras el resto de España lucía el sol, aunque las temperaturas nocturnas fueran bajas, con días agradables, nosotros sufríamos las nieblas persistentes. Durante días y días.
Desde ayer… nieblas. No hemos visto el sol. De momento con temperaturas moderadas. Sólo si entra nubosidad y algo de vientecillo nos libraremos de ellas. Como si lo intuyésemos, el domingo que fue un día de sol y temperaturas agradables tras las intensas lluvias del sábado por la mañana, la gente se echó a la calle. Y como lo de tomar el vermú con los amigos está complicado. Pues a pasear por las zonas verdes. Parques, jardines, riberas del Ebro y del Canal Imperial. A tope de gente.
Me ha costado muy barata mi «nueva» cámara de 1967 de origen soviético. Pero me he llevado un chasco porque no me di cuenta de que no llevaba la montura que esperaba para los objetivos. En fin, algunas fotos he podido hacer y os las enseño. Quienes quieran conocer los detalles técnicos del asunto que sigan el siguiente enlace:
Qué difíciles son de cazar estos bichillos que, o se mueven como demonios en cuanto el día se calienta, o tiene un tamaño de apenas uno o dos milímetros y difícil es ampliarlos y enfocarlos. En fin… las fotos de hoy ilustran mis recomendaciones fotográficas de este domingo: Recomendaciones semanales – del 13 al 20 de mayo de 2018. Pero las dejo aquí para quienes no esté interesado en ellas.
Segundo año consecutivo que nos acercamos a Monreal del Campo para las jornadas dedicadas al cultivo del azafrán. En esta primera entrega, las macrofotografías de las bellas flores del azafrán. Los detalles técnicos, en el enlace a continuación.
A principio de semana comencé esta miniserie de dos artículos dedicada a la fotografía de aproximación de flores con película tradicional en blanco y negro. Algo más difícil de lo que parece. Especialmente, por la capacidad que hay que tener para prever los resultados. Más difícil que en escenas callejeras, retratos o incluso paisajes. Desde mi punto de vista.
También os conté hace unas semanas la experiencia del taller de macrofotografía organizado por la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza (AFZ) (Facebook), impartido por Pedro Javier Pascual. Ya entonces comentaba que además de mi habitual equipo macro Pentax digital, me llevé también una cámara de película tradicional. De esto quiero hablar en esta ocasión. Aunque recordaremos primero algunas de las fotografías tomadas con la cámara digital, para contrastar con lo obtenido con la película argéntica en blanco y negro. A continuación el enlace a los detalles técnicos. Aquí os dejo simplemente con las fotografías.