En los días navideños, en el final de año, con más días de fiesta, y al mismo tiempo con más tiempo en casa, estuve más intensivo en la visualización de series surcoreanas. Sin pasarme tampoco. Pero hoy comentaré una de las series que en modo semimaratoniano cayó en esos días, al mismo tiempo que terminaba un estreno reciente en Netflix. Dejo para más adelante el comentario de un drama histórico de mucho éxito en su momento en su país que también vi en esos días.

Yeokdoyojeong Gimbokju [역도요정 김복주, el hada del levantamiento de pesas Kim Bok-ju], en inglés Weightlifting fairy Kim Bok-joo, es un romance juvenil, universitario, entre deportistas, con buen rollo y pocas pretensiones, pero que es simpático de ver. La protagonista (Lee Sung-kyung) está en el equipo de halterofilia de su facultad de deportes, y aspira a entrar en el equipo nacional. Mantiene encontronazos con el protagonista masculino (Nam Joo-hyuk), un estudiante del equipo de natación, muy brillante, pero con malos resultados en competiciones, mientras se enamora del hermano de este (Lee Jae-yoon), mayor, médico, que no le corresponde pero la trata con amabilidad. Y por otro lado, reaparece la antigua novia del protagonista masculino (Kyung Soo-jin), una gimnasta muy sometida a presión, que por un traspiés ha salido del equipo nacional al que había logrado llegar. A partir de aquí, enredos, amoríos, equívocos, comedia y algo de drama. No tiene mucho misterio. Dicen que está basada en una atleta de halterofilia real del país asiático, que alcanzó grandes metas a nivel mundial. Pero aquí han bajado mucho de peso la categoría en que compite la protagonista. Y es que hay unos límites sobre el físico que pueden tener las chicas en las series de coreanas difíciles de romper. Las chicas de estas series son todas muy monas, pero es muy irritante la ausencia de diversidad, y la fobia hacia las personas que no responden a los estándares establecidos.

La siguiente es una producción propia de Netflix, de doce episodios, que se ha emitido en las últimas semanas del año, y que me genera sensaciones contrapuestas. Jigeum geosin jeonhwaneun [지금 거신 전화는, algo así como la llamada que acabas de hacer o el número que has marcado], titulada en inglés/castellano When the phone rings/Cuando el teléfono suena. La serie empezó muy bien. Prometía mucho. Una intriga en la que se mezclaban conspiraciones políticas, misterios criminales, y una fuerte tensión en un matrimonio de conveniencia formado por el portavoz presidencial del país (Yoo Yeon-seok) y su esposa (Chae Soo-bin), desconocida para todo el mundo, moneda de intercambio en los tejemanejes entre dos poderosas familias políticoempresariales. Una esposa que no habla, y que un día es secuestrada, amenazando al protagonista con destapar la conspiración. Que irá mucho más allá de los que todos esperan. La serie prometía mucho. Los primeros episodios fueron muy interesantes. Los protagonistas, guapos, buenos intérpretes, con buena química… para mí ya conocidos y apreciados. Pero la historia en un momento se descabala. La tensión entre ambos se termina demasiado pronto, y se pasa a un drama de otro tipo, y que se prolonga demasiado. Los votantes de IMDb no la han apreciado. Yo creo que tiene momentos muy buenos, y otros muy malos. El último episodio sobra, cosa que pasa mucho en las series surcoreanas. Como ya he dicho, prometía mucho más.




