No redacto una entrada dedicada a las series televisivas desde el 21 de septiembre. Casi cuatro semanas, casi un mes. Y lo que he ido viendo mientras tanto, durante las vacaciones, más los cierres de varias temporadas de series que se emiten un episodio a la semana, y han coincidido en estas últimas semanas, han hecho que se me hayan acumulado muchas. Así que comentaré más allá de las dos habituales por entrada para ir quitándome cosas de encima. Y lo haré con unas cuantas series de origen surcoreano.

Riské Business: Taiwan es la segunda entrega del recorrido que están haciendo el cantante Sung Si-kyung y el cómico Shin Dong-yup por distintos países asiáticos, para conocer cómo se trata el sexo y el erotismo en ellos, desde el punto de vista de las relaciones interpersonales, pero también desde el punto de vista de las industrias que se basan en estas cuestiones. Hubo una primera serie dedicada a Japón, que me dejó un poco frío por la forma en que se trataban temas como la pornografía, o determinadas actividades que rozan la cuestión de la prostitución. No obstante, me animé a ver esta segunda serie dedicada a Taiwán, donde han cambiado un poquito el enfoque, dentro del mismo formato, han dado menos presencia a la industria, y han destacada más las libertades de preferencia afectiva e identidad sexual, en las que el país isleño que no es oficialmente un país anda a la cabeza en esa parte del mundo. Al fin y al cabo, no siendo un país reconocido internacionalmente, resulta ser la democracia más desarrollada de la región. Cosas que pasan en el mundo. Hemos de recordar que Corea del Sur es un país muy conservador en sus costumbres, no hay más que ver sus series de ficción, que hasta hace pocos años era un patriarcado establecido legalmente en su sistema social y político, donde hay muchos tabús todavía. Me ha gustado más que el anterior, el cambio de temas le ha sentado bien.

Neoui sigan sog-euro [너의 시간 속으로, literalmente en tu tiempo], internacionalmente, A time called you, o en castellano, Tu tiempo llama, es un drama romántico, en Netflix, versión surcoreana de una serie de gran éxito taiwanesa, que he intentado localizar, sin éxito hasta el momento. Porque hay muchas afirmaciones de que es mejor. Y el caso es que esta no está mal. Con su protagonista, Jeon Yeo-been, que lo hace bastante bien, haciendo un doble papel, y con a modo de viajes en el tiempo. Un bucles en el tiempo, con romances intertemporales e intergeneracionales, con el tema de los abusos y del aislamiento de los adolescentes de fondo, y con su trama de intriga y crimen de por medio. Es mejorable, pero me resultó muy entretenida, y muy visible gracias al trabajo de sus intérpretes, que están a buen nivel.

Melloga Chejil [멜로가 체질, literalmente lo melodramático me va], y conocida internacionalmente como Be melodramatic, es una serie que encontraréis, aunque muy posiblemente escondido, sólo os aparezca si configuráis la interfaz de la plataforma en idioma inglés. No está traducida al castellano. Y la vi por dos motivos. Una de las protagonistas es la de la serie anterior, y está muy bien valorada. Tres amigas que viven juntas, con el hermano más joven y gay de una de ellas. Una es directora de documentales, de éxito, con mucho dinero, pero vive en una profunda depresión por el duelo de su prometido fallecido prematuramente. Otra es una guionista principiante, es la principal protagonista de la serie (Chun Woo-hee), y comienza una compleja relación con un director de teleseries de éxito que ha aceptado en llevar a la pantalla un guion de la chica. La tercera trabaja en una productora de televisión (Han Ji-Eun), es madre soltera, y tiene problemas para compaginar su maternidad con su vida de relación y su trabajo. Las tres tienen 30 años. El tono es de comedia, fundamentalmente, aunque haya sus momentos de drama. Y realmente está muy bien. Se aleja de aquello que comentaba hace tiempo de las series surcoreanas como guilty pleasures. Se ve porque está bien hecha, bien interpretada, empatizas con los personajes y lo pasas bien.

Finalmente, Dojeok: Kar-ui sori [도적: 칼의 소리, más o menos literalmente, bandido, el sonido de la espada], conocida como Song of the bandits o La canción de los bandidos. Son nueve episodios en Netflix de los que a mí me da la impresión que nos es una primera temporada sino más bien la mitad de la primera (o única) temporada), porque al final queda totalmente abierta a una continuación. Es un drama de aventuras situado en los años 20 del siglo XX, durante la dominación japonesa de la península de Corea. Pero con un giro formal que es que la acción se desarrolla principalmente en Gando, la región china fronteriza con Corea, donde se han refugiado muchos desposeídos coreanos y muchos insurgentes contra el dominio japonés. Y todo ello en un paisaje árido… que hace que se convierta en una versión asiática del Far West americano. Con duelos, asaltos al tren, robo de bancos, bandidos malísimos, y bandidos buenísimos. Intrigas, balaceras, traiciones, amistades incondicionales y algún romance que otro, con un antiguo oficial coreano del ejército japonés (Kim Nam-gil), que renunció y ahora lidera una banda de bandidos tipo Robin Hood, robar a los ricos para sostener a los desposeídos. Qué más puedes querer. Es muy muy muy divertida y te enganchas. Aunque constantemente ponen a prueba tu suspensión voluntaria de la incredulidad. Es de estas en las que los buenos nunca mueren, y los malos, especialmente los japoneses, mueren por decenas. Da igual. Es pura evasión, los intérpretes lo hacen bien, los caracteres son interesantes, y te enganchas como para verla de tirón en una maratón televisiva.

