[TV] Cosas de series; corrupción en la justicia y corrupción en todo

Televisión

Dos series que terminé de ver o vi en las horas de tren entre Zaragoza y Sevilla y regreso hace dos semanas. Una surcoreana y la otra hispano-mejicana.

Normalmente, las series surcoreanas son de temporada única. En torno a los dieciséis episodios, hay algunas con menos, hay algunas con más. Por lo menos, lo que puedo ver en Netflix. Pero Stranger ( en coreano Bimileui sup, 비밀의 숲, que significa bosque de secretos) ya va por su segunda temporada de dieciséis episodios. Un fiscal un tanto autista (Cho Seung-woo) y una inspectora de policía dicharachera (Bae Doona) se enfrentan a la resolución de casos, pero teniendo en frente o condicionados por la corrupción de sus propias instituciones. En su segunda temporada, esta serie es un ejemplo de que las series surcoreanas podrían dejar su categoría en mi cartelera televisiva de guilty pleasures, para ser series interesantes en sí mismas. Muy bien interpretada, todavía tienen que refinar el exceso de tópicos simplones en sus argumentos, pero empieza a ser una producción digna y entretenida. Hace tiempo que considero a Bae Doona como una buena actriz, y el protagonista masculino es un poco inexpresivo, pero en esta ocasión es que le va al papel. Me lo he pasado bien.

Y también a Netflix llego una miniserie de tres episodios con el aliciente de estar impulsada por los responsables de una de sus series mejicanas de más éxito, con su protagonista más divertida, Cecilia Suárez. Alguien tiene que morir transcurre en la España de la dictadura fascista, unos años después de la guerra civil. Con un reparto a priori interesante en el que destacan, además de Suárez, Ernesto Alterio o Carmen Maura, entre otros intérpretes veteranos, y una serie de actores jóvenes, menos fogueados, y entre los que hay trabajos mejores y peores. Sobre la base del regreso del hijo de un jerarca del régimen de vivir unos años con su familia materna en Méjico, se entra en diversas críticas a la estructura familiar promovida por el franquismo, el machismo por supuesto, y en especial, la represión contra los homosexuales. La serie tiene todo lo preciso para resultad interesante, pero patina y, hasta cierto punto, fracasa. Carece de ritmo, las interpretaciones resultan impostadas, poco naturales, y la trama está llena de tópicos y lugares comunes que aportan poco poco poco a lo que ya se ha dicho y se conoce sobre el régimen fascista de Franco. Incluso que uno de los personajes más perversos de la serie se llame Cayetana, resulta casi un chiste, en estos tiempos en los que se ha dado en llamar cayetanos a los sectores acomodados de la población partidarios de las opciones políticas de la derecha más extrema, populista… o simplemente fascista. A mí… me ha resultado decepcionante. Como son sólo tres episodios, me obligué a terminar de verla en el viaje de regreso de Sevilla. Pero a punto estuve de abandonarla.

[TV] Cosas de series; una diversidad de series que viene de oriente

Televisión

Tengo un cierto acúmulo de series para comentar. Por diversas circunstancias, no he ido sacando adelante determinadas reseñas… y ahora no sé muy bien como organizarlas. Así que voy a ir con una de cosas diversas que vienen de extremos oriente.

De Japón nos llegó la quinta parte de Terrace House: Opening New Doors. En esta iteración del programa de telerrealidad tan resultón que emite Netflix, poco se puede añadir a lo que he comentado en otras ocasiones. Cotidianeidad, sin gritos, sin desplantes, con mucha educación, conflictos que se manifiestan a través de actitudes pasivo-agresivas que pueden resultar muy divertidas, y unos comentaristas que suelen ser muy divertidos. La serie tiene altibajos, dependiendo del juego que den la media docena de participantes de turno. Estos últimos ocho episodios han estado un poquito más bajos que otros ciclos. Parece que se despedirán definitivamente de las montañas del centro de Japón en el siguiente ciclo.

Ya que tenemos un ambiente postapocalíptico en una de las series, volaremos a Japón, y pasearemos por el parque de la Paz de Hiroshima, para recordar las cosas que nos pueden pasar si no tenemos cuidado…

La segunda temporada completa de la animación nipona de Nanatsu no taizai [七つの大罪 ] (Los Siete Pecados Capitales) pone de manifiesto una serie de cuestiones que ya veíamos en la primera parte; la peculiar y folclórica visión que tienen los japoneses de los mitos y las religiones orientales, su afición a los monstruos y a los combates épicos, y lo que les gusta el fan service, es decir, incluir momentos o escenas de carácter eróticofestivo para alegría de la audiencia masculina particularmente. Si a eso unes las habitualmente desproporcionadas glándulas mamarias de los personajes femeninos… Quizá este sea el puntito oscuro, por el sexismo implícito, incluso si luego los personajes femeninos pueden tener un desarrollo propio aceptable e incluso bueno. Pero bueno,… es lo que hay. Es una serie de aventuras entretenida. Sin más.

Se nos viene para dentro de poco una adaptación de la historieta GUNNM, popularmente conocida en occidente como Alita, ángel de combate, o sus variantes en otros idiomas. En su momento, se intentó una adaptación a animación en Japón, pero sólo se hicieron dos episodios de unos 25 minutos, orientados al consumo doméstico en vídeo, lo que llaman OVA. Pues me los he visto, por si me da por ver la película, que vendrá firmada por Robert Rodriguez. Hecho todavía no decidido. En los países occidentales destrozaron en la traducción el original japonés. El nombre original de la ciberchica es Gally [ガリィ; dado que para los japones la «r» y la «l» es el mismo fonema, la transcripción del nombre también puede ser «garyi»], y no Alita. Y hay más cambios… la mala costumbre de ser irrespetuoso con las obras originales, que parece que continuará con la película anunciada. Bueno… estos dos episodios cortos saben a poco, pero están bien.

La serie coreana de intriga policia, política y judicial, Bimilui Sup [비밀의숲], que aparentemente quiere decir bosque secreto, pero que internacionalmente han «traducido» como Stranger. Cosas que pasan. Me interesó en su momento por la presencia en papel coprotagonista de la actriz coreana Bae Doona (se puede ver escrita de distintas forma, pero su nombre suena algo así como ‘pe duna’). Esta chica ha trascendido a occidente por su participación en distintas producciones, varias vinculadas a las Wachoski. A mí me parece que trabaja bien y, siendo mona, no es ya ninguna jovencita, se sale del estereotipo de actriz mona coreana. La cosa va de como esta, haciendo de inspectora de policía, y aliada con un extraño fiscal, carente por completo de empatía hacia el resto del mundo, que el auténtico protagonista de la serie (Cho Seung-woo), se dedican a luchar contra una trama de corrupción judicial, económica y política, a partir de unos asesinatos e intentos de asesinato. No está mal. Pero no acaba de ser un producto redondo. Por lo habitual de las series coreanas; excesiva duración de episodios y de la serie en general, buenas actuaciones limitadas a pocos personajes, y argumentos complejos pero mal pulidos. Pero se ve que le han puesto ganas en la producción y en hacerlo lo mejor posible.

Me queda en el tintero otra serie japonesa… pero la dejaré para otro día, emparejada con una británica…