[Cine] Películas de «altos vuelos», o el cine en vuelos transcontinentales

Cine

Las series de fotografías que ilustran esta entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie. Para aproximarse al mundo de la aviación comercial, nada como pasarse por las instalaciones de Airbus en Toulouse y el museo aeronáutico Aeroscopia.

Hubo un momento en que, cuando hacíamos vuelos transcontinentales o transoceánicos, veía muchas películas a bordo. Generalmente de cinematografías «exóticas», películas que difícilmente iban a llegar a la cartelera española. Y ciertamente, aunque no siempre acerté con mis elecciones, eso me permitió ver algunas producción muy dignas, e incluso más que dignas, películas realmente buenas que, lamentablemente, no van a llegar nunca a nuestro país. Entendámonos, la mayor parte de la oferta de cine en el avión suelen ser «éxitos» de Hollywood, por lo que el nivel medio es… mediocre, como el de la mayor parte de los éxitos de Hollywood. Es lo que hay.

Con posterioridad, dejé de ver cine en vuelo. Para evitar una afectación importante del desfase horario tras los vuelos, adoptamos una rutina en estos viajes que funciona razonablemente. Aunque siempre me veo afectado por el desfase horario en mayor o menor grado, especialmente tras el regreso. Cuando el avión vuela en un huso horario cuya hora no corresponde a las horas de sueño, no dormimos, aunque tengamos sueño. En estos casos, desde hace unos años, lo que hago es leer. Y he leído unos cuantos libros en estos vuelos. Y si en el avión atraviesa husos horarios en periodo nocturno, intentamos dormir. Ya digo que, hasta cierto punto funciona relativamente bien.

Pero en la vuelta de Japón de este martes-miércoles pasado funcionó a medias. Despegamos del aeropuerto de Kansai, próximo a Osaka, Kioto, Kobe y Nara, a las seis y diez de la tarde, con luz crepuscular, prácticamente de noche. Pero como fuimos persiguiendo al sol todo el viaje, o el sol nos fue persiguiendo a nosotros, cuando llegamos a Madrid eran las ocho menos cuarto de la mañana, con luz de la alborada, casi de noche todavía. Tuvimos una noche de veinte horas, divididas en diez horas de vuelo entre Kansai y Abu Dabi, tres horas de escala en el aeropuerto de la capital de los Emiratos Árabes Unidos, y siete horas de vuelo entre Abu Dabi y Madrid. En el primer vuelo conseguí dormir casi seis horas, con ese sueño incómodo de los aviones, pero en el segundo, teniendo en cuenta que para mi ritmo adquirido en Japón era ya de día contradiciendo lo que (no) se veía por la ventanilla, no conseguí dormir tan apenas. Y tampoco me centré en la lectura. Así que volví a ver cine en vuelo.

Tres películas vi. Una de ellas, un blockbuster reciente, que no nos atrajo lo suficiente como para ir a las salas de cine, Ballerina, protagonizada por Ana de Armas y dirigida por Len Wiseman, película de acción de una de esas franquicias de acción que no nos suelen interesar. Pero de Armas me cae bien, y decidí darle una oportunidad. La vi entera. Pero, a pesar de que en un momento dado, hace unos meses, llegué a leer críticas elogiosas, lo cierto es que es bastante mala, y muchos segmentos de su desarrollo argumental no tienen ni pies ni revés. Pone duramente a prueba la voluntaria suspensión de la incredulidad del espectador. Y encima sale el caracartón de Keanu Reeves, uno de los peores actores protagonistas de campanillas que he conocido, marcadamente inexpresivo. Y sin embargo, compruebo ahora en Wikipedia, la película recibió mayoritariamente críticas favorables. Cada vez me siento menos identificado con el mundo en que me toca vivir, aunque no tenga ningunas ganas de abandonarlo. No la integro en mi base de datos de estrenos, porque ya se estrenó en España y se cerró su ciclo comercial en salas de cine. Y sí… de Armas sigue estando muy mona, pero en esta película… lo de sus buenas artes interpretativas… bueno, hace lo único que se puede hacer en estas producciones. Lo que hacen todas las actrices que entran en este juego.

Otra película que vi fue un drama fantástico romántico surcoreano, Malhal su eopsneun bimil [말할 수 없는 비밀, un secreto que no se puede contar], titulada en inglés Secret: Untold melody. Es una versión de una película taiwanesa titulada Secret en inglés, que fue un éxito en su país y en otros países de Asia, realizada por la directora Seo You-min. Es el romance entre dos estudiantes de piano de un conservatorio en Seúl, pero con un toque de fantasía en el que no voy a entrar. No le voy a dedicar más tiempo. Es muy flojita. Eso sí… yo pensaba que iba a ser un «sexto sentido», pero no, el toque fantástico es otra cosa. Lo que me hace gracia es que la «chica» protagonista, supuestamente de veintipocos es una actriz de 34 años… Al más puro estilo Grease, supongo. Tampoco va a entrar en mi base de datos… en las condiciones en las que la he visto… pues no tocaría.

Y finalmente, una película que tampoco tocaría que entrase en mi base de datos, pero que me impresionó tan favorablemente que la voy meter. Y le voy a dedicar un comentario más tranquilo.


Himeul nael sigan [힘을 낼 시간] (Time to be strong) (20245; 45/20251007)

El K-pop, la música pop surcoreana está de moda. Fijaos la que se ha montado con el éxito en Netflix de una película, que a mí me pareció normalita, pero que está convirtiéndose en uno de los fenómenos cinematográfico-televisivos del año. Sony, su productora original, que no confió en ella para estrenarla en salas, debe estar tirándose de los pelos… Bueno, por otros lados les estarán entrando los ingresos. Pero ya comenté que la visión que se ofrece de las ídolos (así se les llama, como en Japón) del pop surcoreano es demasiado bonita. Comen lo que quieren. Salen a la calle por libre. Hacen lo que quieren. Y cualquiera que se haya preocupado un poco del tema sabe que la cosa no es así. Que la vida de estas chicas y chicos, salvo unos pocos que consiguen triunfar realmente ellos por sí mismos y hacerse un nombre duradero, es efímera en lo artístico, dura en lo cotidiano, y escasa en ganancias monetarias, por los leoninos contratos, próximos a la esclavitud, que firman con sus agencias. Y surgen con frecuencia problemas de salud mental. Abusos, algún suicidio que otro, afectaciones físicas y psicosomáticas de la salud… un panorama bastante menos bonito de lo que los y las fans imaginan.

Esta película, dirigida por Sun Namkoong (recientemente comenté otra película suya), y protagonizada por Choi Sung-eun (chica), Hyun Woo-Seok (chico) y Ha Seo-yoon (chica), se dirige precisamente a denunciar y poner encima de la mesa los problemas de la industria del pop surcoreano. Producida por una agencia paragubernamental independiente del ejecutivo surcoreano, prevista por ley, la Comisión Nacional de Derechos Humanos de Corea, sigue a tres jóvenes de unos 25 años que proceden de grupos de ídolos del k-pop fracasados de una forma u otra. Atados todavía en algún caso a sus agencias, aunque inactivos, con deudas por los «gastos de formación y promoción» (ya digo que el régimen de estos chicos y chicas se acerca en algún caso al de la esclavitud), no han tenido una vida normal. No han hecho las cosas normales que hacen los adolescentes y los veinteañeros. Y una de las cosas que no hicieron fue su viaje de final de estudios en el instituto a la isla de Jeju. Así que en pleno otoño, con tiempo más bien frío, se van de «vacaciones» a la isla.

Desde el principio notamos que se mueven con torpeza por el mundo. Les cuesta saber como salir del aeropuerto. Pierden una maleta. Se quedan sin dinero por el abuso de una individua al meterse en una pelea sin consecuencias. Y empiezan a conocer alguna gente, en un momento en que parecen que están tocando fondo, incluso con planteamientos en algún caso de acabar con su vida, ya tienen precedentes en compañeras de su grupo. Y esa gente, de una forma u otra, les irá mostrando otras formas de ver el mundo. Otros caminos. Otras formas de sentirse a gusto. Que ellos sea delgados y guapos, con problemas de trastorno alimenticio en algún caso, sean desgraciados, mientras que la chica que fue una de sus pocas fan, regordeta, sea alegre y feliz, trabajando en una oficina de objetos perdidos en los transporte públicos de la isla… pues son datos.

La película está dirigida con sobriedad, pero con tremenda solidez, con un excelente trabajo en la dirección de fotografía que, sin artificios, nos traslada el ambiente físico y emocional de estos jóvenes. Y con una banda sonora nada desdeñable. Y sobre todo, unas interpretaciones extraordinariamente sólidas, especialmente por parte de Choi Sung-eun, actriz que está excelente, sin desmerecer por ello el trabajo del resto. Esta chica habla sin palabras con una facilidad pasmosa. Un trabajo delicado y eficaz.

Como podréis deducir, la película me gustó mucho. Me pareció, en su sencillez, estará hecha con cuatro perras, muy potente, tanto en sus valores cinematográficos como en su mensaje. Y creo que debería ser de obligada visualización entre todos los aficionados al pop surcoreano, y en general a la industria del entretenimiento de masas. Pero dudo que llegue a nuestras carteleras o a las plataformas habituales de contenidos en internet. Es lo que hay. Cogeros en las próximas semanas o meses un avión de Etihad, y aprovechad para verla.

Valoración

Dirección: ***
Interpretación: ****
Valoración subjetiva: ****

[Cine] Gobaegui yeoksa [고백의 역사] (Los desenredos del amor) (2025)

Cine

Las series de fotografías que ilustran esta entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie. Fotografías de la ciudad de Busán que se pueden encontrar en distintas entradas ya publicadas.

Gobaegui yeoksa [고백의 역사] (2025; 41/20250905)

No voy a perder mucho tiempo con este estreno que ha ido, al menos en España y la mayor parte del mundo, directamente a Netflix. Y es posible que en su país de origen también sea un estreno exclusivo de la plataforma de contenidos en línea. Es una comedia romántica adolescente, dirigida por Sun Namkoong, no especialmente original, que de forma insospechada consiguen estirar hasta casi dos horas de duración sin que se haga larga, y que no está mal valorada por el público votante en IMDb, lo cual puede significar algo o no significar nada.

El argumento gira alrededor de una chica en su último año de instituto (Shin Eun-soo), en Busan o algún lugar cercano, que está colada por el guapo del centro escolar, pero que tiene serias dudas sobre sus posibilidades de ligar con el mozo por culpa de su indómito y difícil de peinar pelo rizado. Familia de origen modesto, que salen adelante trabajosamente, una nueva peluquería en el barrio promete un alisado duradero gracias a un método popular en Seul. Pero el coste va más allá de las posibilidades de la chica. Coincide que el hijo de la peluquera (Gong Myoung) es un nuevo alumno en su clase. Y que el chico se cuela por la chica. Y… pues eso, trío amoroso a la vista, con un coro de amigas y amigos que animan o corean los avances y los retrocesos del proceso romántico.

La película carece por completo de originalidad y es, en líneas generales, totalmente predecible. Pero está realizada con solvencia y cuenta con un reparto que cae simpático, lo hace bastante más que razonablemente bien, solvente, simpatía que hace que, si no tienes otras cosas que hacer en esa noche del viernes después de cenar, veas la película relajadamente, y te vayas luego tan feliz a dormir sin ningún cargo de conciencia. En un momento dado, intenta pasar de la comedia al drama, cuando se descubre el motivo de la mudanza del chico y su madre, la peluquera, abandonando Seúl por Busán, pero no insiste mucho, lo resuelve rápidamente y se centra a partir de ahí en el noviazgo entre los protagonistas.

Película buenrollista, intrascendente, que no ofende a nadie, que tampoco dejará un poso duradero en la memoria de los espectadores, y que cumple con su función básica de entretener sin pretensiones. Cosas más pretenciosas y más infumables se ven en las plataformas de contenidos en línea, así que la aprobaremos sin más, y al que la apetezca que la vea, y al que no, pues tampoco pasa nada. Es lo que hay.

Valoración

Dirección: ***
Interpretación: ***
Valoración subjetiva: ***