Lo cierto es que el día no ha salido exactamente como estaba previsto. Alguien ha tenido la idea de cambiar el plan, que mira a ver si vemos unas tiendecicas a primera hora de la mañana, que luego cunde mucho el día,… Y luego no ha cundido. Nos hemos dejado el Schloss Charlottenburg en el tintero. Entre el ir de tiendas y una metedura de pata colosal al coger un metro,… se nos ha hecho tarde. Bueno… los que no hemos tenido la idea de cambiar de plan, ¡ya conocíamos el Schloss Charlottenburg!
Así que a primera hora de la mañana nos hemos dividido. Como no me apetecía lo de las tiendas, me he cogido el S-Bahn hasta Zoologischergarten, y me he ido a ver el Museo de la Fotografía de Helmut Newton. Me ha encantado, oye. Este fotógrafo, que al principio me tenía un poco frío, cada vez me gusta más. Especialmente en sus fotos menos conocidas.
Me gusta bajarme a mirar en la estación de Savignyplatz del S-Bahn; ese miliciano republicano me hipnotiza.
Las altísimas y esbeltísimas modelos desnudas de Newton presiden el museo.
Después de pasar un momento por el hotel (a dejar las compras), nos hemos ido al Martin Gropius Bau a ver la exposición dedicada a la Bauhaus. Yo tenía una cierta idea de este movimiento. Pero lo que he aprendido, que ha sido mucho, me ha encantado. Una exposición magnífica. Pintura, escultura, diseño, arquitectura, fotografía,… todo. De todo. Impresionante. También hemos aprovechado para ver una exposición temporal de la fotógrafa alemana Herlinde Koelbl. No la conocía. No está mal. Durante la guerra fría, el edificio que alberga el Martin Gropius Bau quedó de cara a la pared, o sea, de cara al infame muro. Justo al lado, está el único lienzo del mismo que han dejado en pie.
Estos pavos son los prohombres de la Bauhaus; la gente se ponía en los huecos para la foto... pero me han hecho más gracia con los óvalos amarillos.
Contemplando uno de los diversos audiovisuales de la exposición.
Una declaración de principios: "Lo que la gente necesite, no lo que dicte el lujo". Unos rojos, eso es lo que eran estos de la Bauhaus... y qué bien vendría en el mundo un poco de esa "rojez".
Admirando las fotografías de Herlinda Koelbl.
Lo que queda del famoso muro.
Después, tras los titubeos sobre si llegamos o no llegamos al Schloss Charlottenburg, y cuando hemos visto que no, nos hemos ido a visitar distintos puntos característicos de la ciudad. Para hacer las fotos, que se note que hemos estado en Berlín.
Mira que es fea por fuera la iglesia esta "conmemorativa"... pero por dentro tiene algo... azul.
Alguien se ha empeñado en que fueramos al archivo de la Bauhaus; yo he dicho, "estará cerrado por que mira que hora es... y ten en cuenta que mucho de lo que exponen estará en exposición que hemos visto"... y tenía yo razón. Cerrado.
Otro de mis monumentos favoritos en Berlín; el memorial del Holocausto. Y encima con la luz del atardecer...
Y conforme ha caído la tarde, nos hemos ido a mirar escaparates y librerías por Mitte, antes de acercarnos a la Hauptbanhof para sacar billetes para mañana. Nos vamos de excursión a Weimar. Tras las huellas de la Bauhaus, un día más. Pero eso, sí, antes hoy hemos cenado estupendamente a orillas del Spree. Me he tomado una sopa fría de pepino con gambas ahumadas que es de lo mejor que he comido en mi vida. Sí, de pepino; y estaba excelente. Ideal para el verano.
Los siempre animados aledaños de la estación de Friedrichstrasse.
Un S-Bahn se dispone a salir de la estacion de Friedrichstrasse al atardecer.
El Dom iluminado a orillas del Spree con la noche casi cerrada.
Nos hemos retirado pronto. Mañana vamos a madrugar un poquito.