Por una vez, ninguna serie norteamericana. Europa y Asia son los continentes que nos suministran el material televisivo para esta semana.
Dark
Serie alemana que se desarrolla en una ficticia ciudad dominada por la presencia de una vieja central nuclear y por el hecho de que de vez en cuando desaparece gente. Fundamentalmente chicos jóvenes, niños o preadolescentes. Un grupo de vecinos de la pequeña ciudad rodeada de bosques, todos interrelacionados entre sí y todos guardando secretos. Todo comenzará con el suicidio de un hombre, casado con un hijo adolescente. Y con la desaparición unos meses más tarde de un muchacho jovencito en el curso de una broma de algunos chicos más mayores.

Los bosques y el ferrocarril de vapor del Harz nos permiten viajar en el tiempo, como en la serie alemana de hoy.
La serie, de atmósfera oscura y fría, nos traslada a un enigma que abarca tres momentos de la historia separados entre sí por 33 años, el 2019, el 1986 y el 1953, y con una forma que permite viajar en el tiempo entre las tres épocas. Una historia compleja que consigue vencer con habilidad las trampas de las paradojas temporales al mismo tiempo que nos sumerge en una trama propia del cine negro. Aunque sea alemana, muy emparentada con el llamado nordic noir. No deja de ser interesante. Es una producción en Netflix y el final queda abierto a una continuación.
Re:Mind
Uno de estos extraños productos nipones que en esta ocasión me sonó tras un par de capítulos extrañamente familiar. Hace unos meses os hablé favorablemente de una curiosa serie japonesa en la que una clase de chicas adolescentes se dedicaban a desentrañar el asesinato de su profesor. En esta ocasión, nos volvemos a encontrar a un grupo de 11 adolescentes, chicas todas ellas, compañeras de clase, que se despiertan encapuchadas, secuestradas, sentadas alrededor de una mesa de comedor en una sala extrañamente decorada, e impedidas para escapar por unos cepos en sus pies. Y si la célebre Agatha Christie nos estremecía en una de sus más célebres novelas con sus «10 negritos», en esta ocasión la cosa va de las «11 japonesitas». Y el misterio que las ha llevado a esta situación.
Ante las similitudes entre ambas series en diversos aspectos, decidí investigar. Y comprobé que estaban relacionadas. Se emiten por plataformas distintas. La de Daigorō-sensē la vi en Amazon Prime Video, mientras que la actual es un estreno muy promocionado en Netflix. Pero he averiguado que todas las chicas forman parte de un multitudinario grupo musical, 欅坂46 (Keyakizaka 46), aunque las de la serie actual son un subgrupo secundario del original, que participó en la primera serie, con el mismo nombre pero que se escribe parcialmente con hiragana en lugar de kanji, けやき坂46. Son unos grupos que no se dan en occidente, que en un momento dado ponen en escena entre media docena y varias decenas de chicas de aspecto adolescente, uniformadas, con unas coreografías más o menos curradas, y que parece que tienen éxito en su país. Pues bien, parece que ahora les hace actuar también en estas series. Unas lo hacen mejor y otras peor, pero son curiosas. Aunque esta segunda serie no es tan interesante como la primera.
Fenómenos televisivos y comerciales curiosos los de los nipones.