[Recomendaciones fotográficas] Olimpiadas, moteros, una fotógrafa que no conocía y alguna cosa más

Fotografía

Esta semana ha sido más «normal». Desde que volví de vacaciones a principios de junio, muchas cosas en mi vida habían ido un poco «estresadas». Lo entrecomillo porque no me he sentido realmente estresado. Pero sí muy liado con cosas que me han impedido hacer otras. Nada grave. Por eso, y porque la semana pasada dediqué la publicación del domingo de este Cuaderno de ruta a comentar un libro de fotografía, tenía bastantes recomendaciones acumuladas. Lo que pasa es que he tirado a la papelera y me he quedado con unas cuantas. Las fotografías, de ayer. Como hace mucho calor, madrugo, veo amanecer, lo fotografío y camino con la fresca, ayer fotografiando también algún martinete común, algún ruiseñor jovencito y alguna gaviota argentea, también jovencita, aunque esa no la he puesto.

Ha comenzado los Juegos de la XXXIII Olimpiada moderna. Hace unos días, la Fundeu consideraba que, de acuerdo al diccionario de la RAE, Olimpiada/Olimpíada/Olimpiadas/Olimpíadas y Juegos Olímpicos eran sinónimos. A mí, siempre me ha gustado diferenciar ambos conceptos, al estilo de las antiguas olimpiadas griegas. Los juegos olímpicos son el conjunto de competiciones deportivas que se celebran al final de una olimpiada, que es un periodo de cuatro años que comienza tras finalizar unos juegos y termina con la celebración de los siguientes. De hecho, la cuenta en números romanos, el XXXIII, se refiere a las olimpiadas como periodos de cuatro años, y no al de juegos celebrados, ya que al final de la VI, la XII y la XIII Olimpiadas no se celebraron juegos por estar el mundo sumido en sus guerras mundiales. Es decir, ha habido 33 olimpiadas y 30 juegos. No cuento los de invierno, para no liarnos. Eso sí, la I Olimpiada moderna sólo duró dos años, desde la conferencia de la Sorbona en 1894 a la celebración de los juegos en 1896 en Atenas. Los griegos habían organizado de todos modos algunos juegos olímpicos durante el siglo XIX en los que participaban griegos y otomanos. Y en otros lugares de Europa se organizaban competiciones deportivas que se denominaban también juegos olímpicos.

El caso es que, con la cosa de los juegos, nos van a inundar de imágenes fotográficas más o menos espectaculares, generalmente muy vistosas y coloridas, en las que las marcas fotográficas cederán sus mejores equipos a algunos fotógrafos selectos o llegarán a acuerdos con algunas agencias, para sacar pecho con sus buques insignia, las cámaras más profesionales, rápidas y resistentes de sus gamas. Y generalmente las más caras. Pero yo me he ido a las páginas de Magnum Photos para leer y ver las fotografías de un francés, Raymond Depardon (Instagram), en los primeros juegos que se celebraron estando yo en este mundo, los de Tokio 1964. Las fotografías de Depardon eran en blanco y negro, lo propio de la mayor parte de los reporteros gráficos de la época. Y quizá no sean tan espectaculares como las actuales… pero eran mucho más humanas. Hace años, en París, compré un librito de Depardon en el que narraba su vuelta al mundo en quince días. No recuerdo todas las etapas que hizo. París, Nueva York, San Francisco, Tokio, Sidney,… algún otro destino en Asia occidenta, y vuelta a París, o algo así. Hubo un tiempo en que fantaseé en hacer algo parecido. Un agotamiento. Pero oye… la vuelta al mundo.

Desde las redes sociales de la Tate Foundation que, entre otros museos y establecimientos, gestiona la Tate Modern Gallery de Londres, uno de mis museos favoritos, nos llega una vídeo con Mari Katayama (Instagram), artista japonesa que utiliza principalmente la fotografía como uno de sus principales medios de expresión, aunque no el único.

Como podréis comprobar en el vídeo, Katayama carece de piernas porque, habiendo nacido con una malformación congénita, prefirió amputarlas para poder caminar con prótesis en lugar de ir en silla de ruedas. La malformación también le afecta a la mano izquierda. Conozco la obra de Katayama desde hace años, y me parece muy interesante.

Desde My Morning Muse, el Substack de Susanne Helmert, me llegan noticias de Rose Mandel, una fotógrafa polaca que huyó a Estados Unidos cuando la guerra mundial. En San Francisco, Mandel estudió en la Escuela de Bellas Artes de California, donde Ansel Adams dirigía el departamento de fotografía, con una nómina de profesores absolutamente impresionante. No es especialmente conocida, pero lo que he podido ir viendo de su obra me parece muy interesante. Aunque tan apenas se interesó en promocionar su trabajo personal o venderlo, trabajó como fotógrafa para la Universidad de California en Berkeley, sí que participó en exposiciones, y algo se dio a conocer. Pero yo no, hasta ahora.

Esta mañana… mejor dicho,… a primeras horas de la tarde, en las extrañas sesiones de domingo a las 14:00 horas que se han inventado ahora en los cines de Zaragoza, hemos visto una película de la que hablaré otro día. Pero lo más interesante desde el punto de vista fotográfico es que está inspirada por la obra de Danny Lyon (Instagram), The Bikeriders. Es una obra célebre, de un fotógrafo humanista muy interesante que conozco hace muchos años, ya que tuve ocasión de visitar una exposición sobre esta obra en su momento. Muy recomendable conocer su obra. Así que continuaré dentro de unos días como he dicho con este comentario, hablando de la película.

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