Escondidos en Brujas (In Bruges, 2008), 22 de julio de 2008.
¡Qué difícil es encontrar una película interesante en las carteleras de verano! ¡Qué difícil también que una combinación de guion inteligente, buena dirección e interesantes interpretaciones adornen un producto cinematográfico estrenado en la época estival! Y sin embargo…
Cuando hace unos meses ví el tráiler de este filme en una sala de cine, no me llamó especialmente la atención. La verdad es que se presentaba como una comedieta al uso, con el agravante de que su estreno se anunciaba para el verano. Pero las críticas se presentaban favorables, y a falta de mejor opción, nos dirigimos a ver el largometraje en cuestión.
La película, dirigida por Martin McDonagh, es absolutamente multifacética. Comienza siendo un comedia. No una comedia histriónica como muchas que se hacen ahora. Es una comedia tranquila, sutil. De las que te producen una sonrisa más que la carcajada. Vamos conociendo a los protagonistas, dos sicarios a sueldo, interpretados por Colin Farrell y Brendan Gleeson, desplazados a la bonita y turística ciudad de Brujas, Bélgica, por un motivo que desconocemos. Conocen gente. Poco a poco sabemos más de ellos, y poco a poco, conforme recibimos la información la película se transforma. Las piezas van encajando, inteligentemente, el filme se convierte en una película de intriga, de acción, finalmente, un drama. Hay momentos clave. La introducción del tercer protagonista, un mafioso interpretado por Ralph Fiennes, servirá para dar el adecuado giro a la trama, para insuflarle un nuevo ritmo y para conducir el filme a un adecuado desenlace.
La interpretación es excelente, especialmente por lo que se refiere a Gleeson y Fiennes, dos actores de por sí sólidos habitualmente. Farrell, que normalmente me gusta menos, cumple sin problemas, aunque te da la impresión de que este papel ya se lo has visto hacer. Tiene menos matices. Hay una serie de secundarios que aparecen de fondo y que no afectan al nivel global, salvo por el hecho de que el doblaje en castellano que le han puesto a la chica florero de la película, interpretada por la guapa francesa Clémence Poésy, es absolutamente nefasto.
Desde mi punto de vista, una película absolutamente recomendable, con una frescura poco habitual actualmente en el cine. Un producto británico que gustará al espectador que no se conforme con cualquier cosa. Quizá aquellos que gustan de los efectos especiales, del humor grueso, de los productos descerebrados emitirán opiniones del tipo «empieza muy lenta», «cuesta cogerle el tranquillo» o cosas por el estilo. Pero ni caso, quien sepa escuchar podrá disfrutar desde el principio.
Yo le pongo un ocho, con la misma nota en interpretación y un siete en la dirección.
Y la imagen de hoy, pues de Brujas, ¿de dónde si no? Una ciudad muy bonita pero muy agobiante por su casi exclusiva dedicación al turismo. Llena de gente, de tiendas para turistas y todas esas cosas. Supongo que la acción de la película la sitúan en el período navideño para evitar el follón que hay en verano.
(Canon EOS 100; EF 28-135/3,5-5,6 IS USM probablemente)