The Ministry of Ungentlemanly Warfare (2023; 39/20240731)
Con los bajones de la cartelera de verano, más lo calores asociados a la época, hay poca motivación para ir a las salas de cine. Esta tarde hemos ido a una sesión temprana de una de las pocas películas que mueven un poco a ello. Ya comentaré. El caso es que eché un vistazo a los estrenos de las plataformas de contenido en internet por ver si… Y mira que cada vez soy más escéptico, más bien pesimista, con la calidad de sus películas. El caso es que vi dos posibilidades para esta semana. Una la vi el miércoles, que es la que comento hoy, en Amazon Prime Video, y la otra ayer, en Netflix, pero todavía no tengo claro si la he de considerar un estreno admisible en estas publicaciones o no. Mucha gente dice que la estupenda versión de Godzilla que tan gratamente sorprendió hace unos meses se convierte en una película distinta cuando le quitas el color. Bueno, es algo más que quitarle el color… Ya lo comentaré. Como estreno o como otra cosa, pero ya lo comentaré.

El caso es que el miércoles pasado me acomodé en el sofá de casa para ver algo que pensaba que ya estaba periclitado. Un género muy popular cuando yo era un crío, y en general en las décadas que siguieron a la Segunda Guerra Mundial, era el cine de comandos. Los comandos eran el equivalente actual de las fuerzas de operaciones especiales. Y su impacto en el desarrollo de la guerra mundial ha sido objeto de cierto debate. Desde los que opinan que fue fundamental hasta quienes aseguran que los actos de sabotaje tuvieron un alcance pequeño. La recogida de información de inteligencia sí que sería importante, y cierta labor de grupos de resistencia también, pero los famosos comandos… Bueno… mi conocimiento no da más que para saber que hay diferencias de opiniones. Lo que sí es cierto es que con el tiempo fueron un elemento de propaganda importante… cuando sus misiones iban bien. Que Mussolini fuera o no liberado del Gran Sasso tuvo una importancia escasa en el desarrollo de la guerra. Pero el impacto propagandístico en la Italia ocupada por los alemanes no fue desdeñable para controlar a las poblaciones, y para la percepción de la situación de Italia en el conflicto.
En la película se habla de una de las acciones de operaciones especiales que organizaron los británicos, Operación Postmaster, en un momento que en el filme se narra como muy difícil para su posición contra los alemanes. Lo cierto es que en enero de 1942 lo peor del acoso aéreo alemán contra territorio británico había pasado, los Estados Unidos ya estaban en guerra con Alemania y de lo que se trataba era de mejorar la seguridad de los transportes de tropas y materiales a través del Atlántico. El impacto real sobre la logística de los submarinos alemanes de la acción probablemente fuese mucho menor que lo que en la película. Y dado que la acción se desarrolló de forma clandestina en las colonias españolas en África, sí que sirvió de mensaje del gobierno británico a otros países, más o menos neutrales, de que no se iban a parar en consideraciones sobre la legalidad de las acciones en una guerra muy compleja y con escaso aprecio a la legalidad por parte del otro bando. Como decía antes, en estas acciones era más importante la inteligencia y la propaganda que el impacto material real de las mismas. Además afianzó la estructura de operaciones especiales en la cúpula política y militar británica.

La película tiene poco aprecio por la verdad histórica. Se toma la cosa con cierta frivolidad. En contra de la tendencia actual del cine bélico, a favor de un mayor realismo y rigor, y casi siempre un cierto toque antibelicista, la película recupera los viejos clichés de los «buenos» que siempre aciertan y siempre se escapan de las malas situaciones sin despeinarse, frente a los «malos» que son incapaces de acertar a un elefante en un pasillo, que mueren por docenas, que son muy torpes y muy tontos porque caen en las añagazas de los «buenos». Hay una chica, que está muy buenorra, una malo muy malo… y bueno, los tópicos de otros tiempos donde la propaganda sobre estas cosas era como era.
Con una factura razonablemente bien hecha pero carente de realismo, y unas interpretaciones funcionales, esto es cine de otro tiempo, pero no necesariamente del que añorásemos. Creo que este tipo de aventuras cada vez tienen menos sentido. Bien es cierto que puede cumplir con su función de entretenimiento palomitero. Pero poco más. Desconozco si este tipo de películas volverán o si es una de estas películas que producen las plataformas de contenidos para aumentar el fondo propio, con la esperanza de que, si no atraen suscriptores, por lo menos que los fijen. Dirigido por un Guy Ritchie en horas mediocres, protagonizada por un Henry Cavill en un trabajo alimenticio, y que tampoco parece que tenga muy claro qué quiere ser de mayor, y con un florero, que pretende tener personalidad, pero se dedica a lucir palmito, una Eiza González, a la que todavía no veo mucho como buena actriz, y muy encasillada en la acción y derivados, aunque cumple. Y un montón más de gente, como es habitual en estas películas, todos con personajes estereotipados, sin más profundidad ni interés. Sinceramente, no es especialmente recomendable, aunque habrá quien se entretenga con ella.
Valoración
Dirección: ***
Interpretación: ***
Valoración subjetiva: **

