Las pequeñas vacaciones de Pascua supusieron un cambio en mi dinámica lectora. Junto con algunos cambios en mi rutina diaria, que también contribuyen a encontrar algún rato más para concentrarme en la lectura, aunque sea media hora. Por ello, se me han acumulado varios libros para comentar. Poco a poco irán apareciendo en estas página. Además, en mayo disfrutaré de tres semanas de vacaciones. Y en los viajes siempre leo más… especialmente cuando pasas muchas horas metido en un avión, como espero que suceda a partir del mediados de mayo. Pero ahora vamos con un libro que debí comprar de oferta, muy de oferta, hace ya tres años, y que se había quedado en lista de espera de un modo más o menos indefinido. Es del irlandés John Connolly, y pertenece a una larga serie de libros dedicados al detective privado Charlie Parker. Es, nada más y nada menos, el número 14 de 23, y fue publicado en 2014. Nada que ver con el saxofonista de jazz del mismo nombre. Mucho más interesante para mí como ya comentaré.

El tal Parker es un detective privado, antiguo policía, que está convaleciente de unas graves heridas de bala que casi se lo llevan al otro barrio. Y para recuperarse, alquila una casita en la costa de Maine, Estados Unidos. Allí se instala también una madre joven, soltera, con su hija. Y allí aparece un cadáver, sobre el que se duda si es un suicidio o un asesinato. Al mismo tiempo, una familia muere en un incendio en otra localidad de la región; toda la familia menos el hijo mayor de 17 años, que es principal sospechoso. Pero entre la colonia de inmigrantes alemanes de la zona, algunos judíos que huyeron de la Alemania nazi, otros… los que llegaron por diversas rutas tras la debacle del régimen nazi, hay secretos y mentiras en abundancia que pueden explicar lo sucedido. Y Parker, que parece que atrae los problemas, se encuentra en medio de un caso mucho más complejo de lo que parece.

Como hace ya más de tres años que lo adquirí en las ofertas del día de mi tienda de libros electrónicos habitual, no puedo recordar qué me hizo comprarlo. Además del precio. Relativamente económico. Pero es uno de esos libros de novela negra que pretenden inspirarse en los clásicos del género, pero que son formulaicos. Hay párrafos o diálogos que me dan la impresión de que ya los he leído con antelación. Esas frases, esos dichos, esas descripciones que parecen ser utilizados por un cierto tipo de autores de forma sistemática para rellenar sus relatos. Y esas descripciones detalladas de los sitios y las cosas que hacen y que no tienen absolutamente nada que ver con la trama, ni aportan nada a la comprensión del entorno, ni de la personalidad de los que interactúan. ¿Qué me importa a mí si toma tal o cual otra marca de cerveza si eso no tiene nada que ver con nada de lo que está pasando y no tengo ni idea de qué marcas de cerveza se consumen en Nueva Inglaterra y se me va a olvidar? El detalle tonto.
Cuando lo acabé y lo indiqué en Goodreads le puse un aprobado porque cumplió su misión básica de entretener los tiempos muertos y los desplazamientos durante los viajes de las vacaciones. Pero así, pensándolo bien, este libro es más bien malo, por mucho que haya vendido mucho y tenga sus fans. Con un tema sensacionalista, pero que ha sido ya muy trillado en la ficción, la de los malvados nazis que se refugiaron en los Estados Unidos, y los judíos que van a por ellos, la originalidad brilla por su ausencia. Y encima… en medio de la violencia, que no falta, aparecen fantasmas que protegen al protagonista del festejo… Para mear y no echar gota. Si me pierdo me encontrarán escuchando los maravillosos solos de Charlie Parker, pero no interesado en las aventuras del detective Charlie Parker.

