Si la semana pasada tocaba hablar de animación japonesa, hoy nos volvemos hacia la USAmérica. Otras dos series de animación, más o menos interesantes. Y si la semana complementaba la entrada con una serie documental, más bien de entrevistas, esta semana lo haré con otra. Curiosamente si la de la semana pasada se centraba en USAmérica, concretamente en Nueva York, la de esta semana se centrará en el Asia oriental.
Star Trek: Lower decks es una serie de animación del universo Star Trek, como habréis podido suponer, en Amazon Prime Video. En principio, no me interesó. Aunque he ido viendo cosas de la franquicia, y Star Trek: Discovery tuvo una muy interesante primera temporada, bajando luego progresivamente este interés, tengo problemas para interesarme en ese universo. De hecho, creo que la primera temporada de Discovery me gustó porque era la menos trekkie de todas las que había visto. Y porque salía Michelle Yeoh. Y de hecho hubo quejas entre los fanáticos de la serie por los mismos motivos por los que a mí me gustó. Conforme han devuelto a la serie el «espiritu de la franquicia»… me ha ido pareciendo menos interesante, aunque no está mal. Bueno… el caso es que no contemplé verla, hasta que leí un par de artículo por ahí que la ponían bien. Tratándose de 10 episodios de unos 25 minutos de duración, me pareció poco riesgo, y me puse. Y me entretuvo. Se trata de las aventuras de una nave espacial que no está entre las punteras e importantes de la flota, y se centra en los tripulantes de las cubiertas inferiores, que se dedican a tareas de mantenimiento y otras poco glamurosas. Eso sí… parece que en el universo Star Trek no hay soldados rasos o marineros rasos o tripulantes rasos o como se llamen rasos. Todos son alféreces (ensign), aunque relativamente torpes, inexpertos e ineficaces. El tropo principal de la situación es que una de estas tripulantes es hija de la capitana y de un almirante, es muy inteligente y capaz, pero muy rebelde al sistema. La serie tiene una cierta dosis de parodia de la propia franquicia, pero sin perderle el respeto. Y eso hace que navegue entre dos aguas. Cuando asoma un poquito de mala baba paródica, la serie se alza un poco, pero nunca llega a despegar. Por lo que el balance final es de una serie que entretiene… pero relativamente insustancial. Siempre he dicho que la mejor serie de Star Trek, dejando el cariño que le tengo a los episodios de la serie original que vi en la infancia, es The Orville. Donde no sólo se parodia a saco, sino que además se abandona el buenismo de la franquicia para entrar en la crítica social y política de forma muy intencionada.
(Dis)enchantement, serie de Matt Groening y Josh Weinstein, el primero cocreador de The Simpsons y mi adorada Futurama, el segundo productor ejecutivo en ambas, alcanza su tercera temporada en Netflix, siguiendo las aventuras de la princesa Tiabeanie y sus compañeros Elfo y Luci. La serie, aunque comparte el ADN de sus predecesoras, nunca ha alcanzado los niveles de las mismas. Especialmente de Futurama, que considera superior a la familia de entes amarillos del medio oeste americano. Ha fluctuado entre momentos relativamente flojillos y momentos estupendos. Y sobretodo, siempre ha tenido un tono más melancólico que demencial, lo cual a veces le va bien y otras no. Al fin y al cabo, como de costumbre se trata de las aventuras de unos desarraigados, pero Bean tiene algo triste en su desarraigo. El caso es que en esta tercera temporada comenzó con un nivel relativamente plano… para luego ir mejorando, dejándonos algunos momentos muy buenos a partir de la mitad de la temporada, manteniéndose bien hasta el final. Nunca ha estado tan valorada como sus antecesoras, pero a mí me merece la pena. Simpatizo con Bean, Elfo y Luci.
Y termino con un curioso documental que se puede ver en Filmin, The Mole: Undercover in North Korea. El director danés de documentales Mads Brügger realizó un curioso experimento en los 2000, llevando un espectáculo a Corea del Norte que criticaba al propio sistema del país totalitario, sin que las autoridades fueran totalmente conscientes del hecho hasta después de sucedido. Por lo que no es muy bien recibido en aquel país. Pero en un momento dado, contacta con un cocinero danés, retirado por enfermedad, que por curiosidad se introduce en un asociación de amigos de Corea del Norte en Dinamarca, y poco a poco se va infiltrando, perteneciendo a la KFA (Asociación para la amistad con Corea) del infame Alejandro Cao de Benós, que ha sido investigado, entre otras cosas de tráfico de armas. Y al final, con una antiguo criminal reconvertido en empresario aventurero, inician una operación ficticia como inversores de la exportación clandestina de armas norcoreanas a distintos grupos violentos por el mundo. Y todo esto lo graban y los muestran en un documental con entrevistas a los protagonistas del asunto, en dos episodios de una hora de duración. El primero tiene un tono más bien chusco, presentando toda la organización de amigos del régimen totalitario como una banda de friquis más o menos pirados. Pero en el segundo, realmente documentan y muestran los entresijos de una trama de potencial tráfico de armas con gran descaro. Filmando reuniones en Corea del Norte, Oriente Medio, África central y otros lugares de estos peligrosos… como Barcelona. Me impresionó y me lo pasé bien. Aunque desconozco el alcance y la repercusión real que podría tener para los implicados. ¿Una curiosidad? ¿O un ejercicio de información que tendría que verse en este u otros temas con más frecuencia? Que cada cual juzgue.