[Cine] C’è ancora domani (2023)

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C’è ancora domani (2023; 24/20240402)

Paola Cortellesi dirige y protagoniza esta película italiana que venía precedida de las expectativas levantadas por el enorme éxito de público cosechado en su país de origen. Y también por esos avances que nos anunciaban un rodaje en blanco y negro, con claras reminiscencias al neorrealismo italiano de la posguerra mundial. Cortellesi ha trabajado fundamentalmente como intérprete, y es su primera incursión en la dirección.

Ambientada en la Italia de 1946, con las penurias de la posguerra, y en vísperas del referéndum que decidió el futuro del país como una república. Y en esa Italia, en un barrio popular de Roma vive la familia protagonista de esta historia, formada por la madre, Delia (Paola Cortellesi), el padre, Ivano (Valerio Mastandrea), la hija casadera, Marcella (Romana Maggiora Vergano), y un chavalillo y el abuelo, Ottorino (Giorgio Colangeli). Una familia que vive en un semisótano, con magros salarios del padre, de la hija y lo que rasca la madre haciendo tareas diversas, especialmente a familias pudientes. La familia tiene bajo nivel educativo, y el padre no permite que la hija se eduque. Y con un problema grave; el marido maltrata sistemáticamente a la esposa, a la que considera poco menos que una sirvienta… una esclava. Pero los tiempos están cambiando, y Delia encontrará el modo de mejorar el futuro de su hija y de rebelarse contra la situación. Especialmente, si puntualmente cuenta con la ayuda del «ejército americano» y de alguna de sus vecinas.

La película, a pesar del drama del tema más importante de fondo, la violencia doméstica ejercida por un palurdo bruto e ignorante, pero que sabe muy bien lo que se hace, mira siempre al lado luminoso de las cosas, y busca siempre momentos de esperanza. Evita regodearse en la violencia, que siempre queda en elipsis, o bien enmascarada en secuencias casi propias de un musical. Los temas, el ambiente y el rodaje en blanco y negro la enlazan claramente con las películas del neorrealismo de los años 40 y 50 del cine italiano. Y cuenta con unas interpretaciones de un excelente nivel, en las que sobresalen, especialmente, y curiosamente,… los hombres. Mastandrea ofrece algunos de los mejores momentos del largometraje, a pesar del rechazo que nos produce el personaje.

Es una película notable. Y totalmente recomendable. El tiempo dirá si se consolida como un clásico, o simplemente como un buen intento, encomiable, imaginativo, pero no tan trascendente cinematográficamente como algunos quieren ver. Probablemente tenga más repercusión, al menos en su país de origen, como fenómeno y reflexión social que como fenómeno cinematográfico, sin querer menoscabar sus valores en este sentido. De hecho, no fue la elegida para representar a su país en los Oscar, ni se ha llevado el David de Donatello a la mejor película, los principales premios del cine italiano. Aunque se llevó un par de premios interpretativos, el guion original, la dirección debutante, y premios de consolación de los premios votados por espectadores y por las escuelas de cine..

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ****

[Cine] La prima cosa bella (2010)

Cine

La prima cosa bella (2010), 26 de julio de 2011

No lo buscamos a idea. Pero lo cierto es que una semana después, volvemos a encontrarnos con un hombre despistado en su vida, con dificultad para el compromiso, enfrentándose a su pasado, específicamente a sus progenitores. Si en la de la semana pasada era el padre la figura principal, ahora es la madre. En cualquier caso, todavía no sé porqué nos decidimos por esta película italiana, ya que la filmografía de este país es capaz de lo mejor pero con excesiva frecuencia también de lo peor. Aunque de vez en cuando hay que arriesgarse.

Sinopsis

Bruno (Valerio Mastandrea) es un tipo que roza si no los ha cumplido ya los cuarenta. Es profesor de lengua italiana en un instituto de Milán, aunque tuvo veleidades literarias que no cuajaron. Coquetea con las drogas. Vive con una mujer que le quiere, pese a la negatividad que arrastra por la vida. De pronto, se presenta su hermana Valeria (Claudia Pandolfi) con uno de sus sobrinos. Han venido a buscarle. Su madre, Anna (Stefania Sandrellien la actualidad; Micaela Ramazzotti de joven), se encuentra hospitalizada en cuidados paliativos. Le quedan días de vida. Algunas semanas como mucho. Y después de mucho tiempo de alejamiento, es hora de quedar en paz. Así que Bruno se traslada a su ciudad natal, Livorno, donde volverá a encontrarse con su madre, pero donde volverá a revivir su infancia y adolescencia. Desde aquel malhadado día en que su madre, joven y guapa, fue elegida Miss Mamá del Verano, se desataron los celos de su padre, Mario (Sergio Albelli), y todo cambió.

Realización y producción

Estamos ante una película muy italiana, dirigida por Paolo Virzì que recoge la herencia de historias similares en el cine del país transalpino. Centrada la historia totalmente en la historia de la madre, tal cual la ve su hijo, con los sesgos que eso conlleva, nos encontramos con un personaje que es una especie de  madre coraje, con alegría de vivir y su punto de tarambana, que le lleva  a ella y a sus hijos a ir dando tumbos durante años. De alojamiento en alojamiento, de hombre en hombre, contrastando siempre la alegría de la madre con el pesimismo del hijo. Todo ello nos va llevando poco a poco a una historia amable, con dosis de comedia y drama repartidas por el metraje del filme, y con pequeñas sorpresas argumentales en los personajes secundarios que no quitan la previsibilidad del desenlace final. Correctamente rodada y producida, no tiene graves defectos en general.

Interpretación

Doy por hecho que por lo dicho hasta ahora, entendemos que es una película en la que el trabajo de interpretación es fundamental, es el eje bajo el cual la película puede o no funcionar. Una vez más hemos de lamentar que no se nos ofrezca en versión original. Es curioso que los doblajes de las películas cuyo idioma original es más afín al castellano muchas veces son peores, más forzados que los de las películas inglesas. Esto hace que en las películas italianas, los personajes doblados al castellano muchas veces queden algo ridículo. Cosa que no sucede al escucharlos en versión original. Así que teniendo en cuenta este problema, podemos decir que la interpretación es general bastante buena, destacando especialmente las dos actrices que interpretan a Anna, el personaje protagonista. Tanto la más joven, Ramazzotti, como especialmente la más veterana y más conocida, Sandrelli, nos ofrecen un personaje convincente, lleno de vida y voluptuosidad, que hace que la película camina con más solvencia que la que tendría con interpretaciones más timoratas. El resto de los intérpretes también son muy correctos, y no destentonan.

Conclusiones

Este filme tiene un interés relativo, y tal vez en otra época del año, con una mayor oferta en la cartelera, no nos hubiera llamado la atención. Pero es una propuesta entretenida, que gozó de gran éxito en su país, y que nos llega a España con un año de retraso, aprovechando los huecos que produce el verano. En cualquier caso, es una película entretenida, honesta y correctamente realizada, y por lo tanto, una opción razonable para una tarde de verano.

Calificación

Dirección: ***
Interpretación: ****
Valoración subjetiva: 
***

Recomendación musical

El título de la película es el de una conocida canción del cantante italiano Nicola di Bari, y es entonado por los tres personajes princiapales, Anna y sus dos hijos, para darse ánimos cuando las cosas van mal. En cualquier caso, si tuviera que optar por algo de canción italiana, preferiría a Gino Paoli, que fue pareja de Stefania Sandrelli, del que escucho con frecuencia su Milestones – Un incontro in jazz, y del que me enteraba ayer que ha sacado otro disco muy similar de que sólo he escuchado una par de canciones. Una de estas canciones, Sapore di sale, surgió de la ruptura con la entonces jovencísima Sandrelli, y que le llevó a un intento de suicidio que hace que aun hoy viva con una bala en su pericardio. ¡Uiigggg! ¡Qué tremendos son estos italianos!

Castel dell'Ovo

No tengo imágenes de Livorno, pero sí de Nápoles a orillas del mar; el Castel dell'Ovo, por ejemplo - Canon EOS 40D, Tokina AT-X Pro 12-24/4