Pues eso, que hace mucho menos frío de lo que pensaba. Y que si no fuera por algunos chubascos dispersos, hubiese sido un día casi perfecto, en el que incluso ha habido ratos de sol.
Como el día pintaba bien, he decidido postergar para otro día la visita de algunas exposiciones que tengo pendientes y me he dedicado a pasear. Empezando por la colina de Montmartre, que no visité el año pasado. Además estaba muy tranquila, muy lejos de las muchedumbres que la visitan en verano y que hacen de este típico destino un lugar absolutamente agobiante.
Como hacia el mediodía parecía que se cubría, he cogido un metro en dirección a Montparnasse, con la posibilidad de visitar la Fundación Cartier-Bresson. Pero al salir del Metro, se ha ido despejando y he optado por meterme en el cementerio de Montparnasse donde he rendido visita a algunas glorias de la fotografía como Brassaï y Man Ray.
Visto que seguía el día bueno, me he comido un bocata para no perder las buenas horas, y escasas, de luz y me he dirigido hacia los jardines del Luxemburgo. Pero me he llevado la sorpresa al asomarme del RER, que se había cubierto y ha comenzado a llover. A partir de ese momento, breves chubascos dispersos con periodos de calma e incluso algún rayo de sol.
Bajando hacia Saint-Germain-des-Prés, he visitado un par de librerías. Una de ellas, La chambre claire, me ha gustado mucho. También he visitado la Galería de la Agencia Magnum, donde me han ofrecido algunas fotografías para comprar «a precios muy asequibles». Después he visitado la iglesia de Saint-Germain-des-Prés, que no conocía.
Como ya se ha ido haciendo de noche, he pensado en visitar también la librería del Centro Pompidou, y de paso recoger informaciones prácticas para visitar las exposiciones un día de estos. Pero me he levado un chasco; los trabajadores del centro están de huelga. Y parece que es indefinida. Esperemos que no afecte a otros centros. Mañana veremos.














