Último día de paseos por París. Un último intento por ver si han suspendido la huelga del Centro Pompidou… pero no. Una lástima. Me quedo sin ver la exposición sobre la Subversión en las imágenes. Dadaísmo, surrealismo y otros ismos innovadores y creativos del período de entre guerras. Una época que me gusta. Me he comprado el catálogo, que venden en la FNAC, y de alguna forma lo compenso. Espero no pasarme de peso al facturar el equipaje en el avión.
Así que he decidido ir a ver la exposición de una fotógrafa francesa, Denise Colomb, en el Hotel de Sully, sucursal del Jeu de Paume, con unas estupendas imágenes tomadas en la Martinica. Mucha etnografía, pero de alta calidad. De camino, he paseado por el Marais, que estaba muy animado con mucha gente joven haciendo cola para tomar el «brunch» (ni breakfast, ni lunch, sino todo lo contrario; algo muy americano). Me ha llamado en especial la zona con abundancia de tiendas y establecimientos judíos.
Al salir del Hotel de Sully llovía, así que me he ido hacia la Biblioteca Nacional de Francia, donde he visto una exposición de Michael Kenna, con abundancia de paisajes de lo mejor que he visto. Está realmente bien. Despúes, comer algo y un paseo para rebajar la comida hasta la Opera.
Ante la feliz circunstancia de que se ha ido despejando, he decidido «turistear», he cogido el metro y he bajado en el Campo de Marte. Un monográfico de Torre Eiffel, desde la Escuela Militar hasta Trocadero. Lo habitual.
Para finalizar la jornada y prácticamente el viaje, un paseo por los Campos Elíseos desde el Arco de Triunfo al caer la noche, para comprobar el ambiente festivo en vísperas de la Navidad. Desenfocado, fundido a negro y hasta la próxima. Mañana es día de regreso.














