Pues eso. Poco que contar. Salvo que un interrupción del servicio en la línea 13 del metro de París ha hecho mi vuelta un poco más interesante. Nada que no se haya podido resolver con un poco de decisión y rapidez a la hora de ir a la estación del RER de Saint-Denis. Y así he conocido más mundo.
Después un vuelo tranquilo y apacible, con nubes por encima de Francia, que se han ido despejando para ver parte de los Pirineos y todo el camino entre Guara y Zaragoza.
Luego está el tema de los pronósticos del tiempo. En el vuelo de ida, el amable piloto, cuando iniciamos el descenso y la aproximación a Orly, anunció buen tiempo con alguna nube. Había un nublado de preocupar y llovía. Hoy, quien sabe si el mismo amable piloto, cuando iniciábamos el descenso y la aproximación a Zaragoza, ha anunciado nubes y lluvia. Sol y buen tiempo. Yo que Iberia, o su filial Air Nostrum, cambiaba de meteorólogo.




