Hace unos días tuve durante toda la mañana un pequeño compañero de despacho. Se puso detrás de mí, y prácticamente no se movió en todo el rato. Apenas algunos centímetros cuando yo me levantaba para cualquier cuestión. Decidí no ahuyentarlo. Al fin y al cabo, ningún mal me hacía. Y me parece bonito. ¿O no? Ya sé que la gente tiene preferencia por los animalitos con pelos o plumas, pero… todos venimos de algún ser vivo viscoso y acuático. Así que ¿para qué tan selectivos?

