Afortunadamente el pronóstico del tiempo ha patinado. Mucho sol. Ni una nube. Así que después de descansar un rato un laaaaaaaaaaaaaaaaargo paseo en torno al puerto de Bergen. Y sobretodo el barrio de Bryggen con sus manzanas de casas todas de madera. Ni fumar dejan por la calle por miedo a los incendios.
Entre medio, hay que tomarse alguna cervecita. Y cuando es la hora cenar algo. E ir prolongando el paseo hasta que el sol se ha ocultado tras unas nubes en el horizonte. Más de las diez y media eran. Y el ocaso real algo pasadas las once, creo. En cuanto se ha ido el sol ha bajado mucho la temperatura y todo el mundo par casa.










