[Libro] The last emperox – John Scalzi

Literatura

Termino con esta tercera entra la trilogía de La Interdependencia de John Scalzi. Tras un primer libro que me pareció ingenioso y divertido, pasamos a una segunda entrega que se quedó en entretenida, perdiendo en parte la gracia del factor novedad y en parte porque se centra en unas intrigas que se separan de lo importante del asunto, el análisis a través de la ficción de los sistemas plutocráticos, a veces falsamente democráticos, y los diversos ingenios que utilizan los escritores de ciencia ficción que se dedican a la aventura espacial, para resolver los «problemas» que genera para el ritmo narrativo el hecho de que la luz se arrastra por el Universo a la desesperantemente lenta velocidad de 299 792.458 kilómetros por segundo, en el mejor de los casos, es decir, en el vacío. Como ya comenté con la segunda parte, las traducciones al castellano de las obras de ciencia ficción, y otros géneros, últimamente son relativamente mediocres. Por ello, en esta última entrega, opté por la versión original en inglés, algo a lo que voy a tender cada vez más.

La dinastía reinante en «La interdependencia» es de origen chino, los Wu, por ello, para ilustrar esta entrada, me voy a uno de los impresionantes mausoleos de la dinastía Ming, en este caso en Nankín, antigua capital china. Nankín significa «capital del sur» (南京, Nánjīng), mientras que Pekín es «capital del norte» (北京, Běijīng).

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Habíamos dejado a la emperox Grayland II/Cardenia Wu de La Interdependencia resolviendo un intento de golpe de estado, que supuso la detención de la tercera parte de las personas influyentes en el sistema. Pero su principal rival, Nadashe Nohamapetan, escapó y sigue siendo peligrosa. Mientras, su científico preferido, y amante, sigue buscando una solución al colapso de las rutas que permiten el viaje interestelar y la supervivencia de esta civilización humana. Pero los peligros políticos existen. Una nueva conspiración para derrocarla está en marcha. Y parece una amenaza seria, aunque la dignataria no está indefensa ni mucho menos. Pero sabe que desenmascarar esta conspiración no servirá más que para poner en marcha la siguiente. Detener un intento de asesinato es poner la cuenta atrás para el siguiente. Y es necesario abrir el círculo vicioso. Aunque suponga hacer sacrificios. Hay que poner en marcha una solución definitiva a la inestabilidad, y dar garantías a la que realmente será la última emperox para que pueda gestionar la crisis.

No perderé mucho tiempo en el comentario. Porque sería repetirme sobre mis apreciaciones del segundo volumen. Aunque creo que este último volumen tiene algo más de ritmo y de interés que el anterior. Ciertamente, da más protagonismo a uno de los personajes secundarios, la malhablada y gran aficionada a los juegos de cama Kiva Lagos, que se ha convertido en una de sus personas de confianza. El capítulo de dedicado a la cautividad de esta en cierta nave espacial es realmente de lo más entretenido, me ha recordado a uno de los volúmenes más divertidos de la serie Astérix el Galo. En resumen, estamos ante una lectura entretenida, pero no tan brillante como prometía el primero de los libros de la trilogía. Incluso algunos aspectos del cierre de la crisis son cuestionables. Y no vamos a hablar de la existencia de un deus ex machina… porque el deus ex machina es parte del argumento desde el primer volumen, adquiriendo más importancia conforme avanza la trama, así que en realidad no se puede considerar un deus ex machina en el sentido de ser un malhadado recurso argumental, aunque casi.

Dicho lo cual, el conjunto de la trilogía es entretenido. Y puede ser una lectura recomendable para una situación de relax, o para circunstancias en las que una lectura que exija más concentración y atención no sea posible. Por ejemplo, como ha sido el caso, para leerla en los trenes y aviones que en los últimos tiempos me han desplazado de un lugar a otro de la geografía nacional o mundial. Este libro lo leí entre el viaje de vuelta en tren desde Sigüenza a Zaragoza, y el viaje de ida a Singapur.